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[ 16 ]

Jungkook y Taehyung fueron expulsados temporalmente durante una semana.

Hoseok un mes.

Una vez que Kim y Jeon sacaron a la luz sus insanas acciones y comportamientos verdaderos al director, muchos más estudiantes se les unieron, acusando a Jung de todo lo que les había hecho. Especialmente por acoso, así que finalmente fue sentenciado.

Tres alumnos quedaron ausentes en la secundaria.

Y Jimin quedó solo.

Hundiéndose en su propia miseria y soledad. Se sentía tan inservible como inútil. Detestaba que las personas pasasen sobre de él como si no tuviese sentimientos. Después de la pelea de su amigo y de Jungkook, se corrió el rumor de que ambos chicos estaban enamorados de Jimin y peleaban por ganar su amor. Incluyendo también a Hoseok, tres contra uno. La gente a veces era estúpida.

Jimin no quería a ninguno de los tres ahora mismo, no podía creer que su mejor amigo había golpeado a Jungkook. Ni tampoco que este se defendió también, aquello le dolió mucho. Llegó cuando los estaban deteniendo, pero fue suficiente para dejar la cereza en el pastel y que decídase alejarse de Jungkook completamente.

Fue una idea estúpida pensar que ellos podrían tener algo.

Estaba harto de sentirse como un objeto al cuál obtener o vender. O simplemente que se peleasen por él. Si él no era la gran cosa, sólo un simple chico con un carácter terco.

Ni siquiera era tan bonito.

Bueno... Sí era consiente de su envidiable físico pero igual no es como si presumiese de ello.

En fin, Jimin se sentía mal por todo.

Ahora mismo estaba saliendo del instituto y sólo quería llegar a su casa y encerrarse en su cuarto hasta morir.

Al llegar a su hogar, notó que su madre aún no había llegado del trabajo. Tenía turno doble así que por ende llegaría tarde, se tendría que preparar su cena solo o pedir a domicilio. Aquella idea le llamaba más la atención. Tiró la mochila en el sillón de la sala y después se dejó caer en él, soltando un largo suspiro. El silencio de la casa era casi perturbador, talvéz si encendía la televisión sería menos tétrico. Así que lo hizo, la encendió y se entretuvo al ver un programa sobre comedia.

Horas después, cuando el sol ya se había ocultado entre las montañas y la luna comenzaba a nacer. Jimin sintió hambre, su estómago reclamando por la tercera comida del día. Sin embargo, no quería cocinar así que tomó su celular y marcó a la pizzería más cercana.

Pidió una pizza suprema, estaba antojado.

Mientras esperaba, continuó observando la televisión sin ninguna expresión en el rostro. La verdad ya se estaba tornando aburrido, así que la apagó concentrándose en sus pensamientos.

Mierda.

Extrañaba a Jungkook.

¿Porqué? No tenía ni la más mínima idea.

Recordó aquella noche cuando salieron, fue realmente mágica en todo momento. Jungkook había sido tan lindo y cálido. Aún recuerda el calor en sus mejillas cuando le obsequió aquella flor. Sus pensamientos ahora se tornaron oscuros cuando recordó todo lo malo, se estaba enamorando de Jungkook y él no quería hacerlo, no quería volver a estar lastimado. Tenía miedo de fracasar nuevamente. Lo mejor sería rechazar al chico a toda costa. Además, se había peleado con su mejor amigo. No podía creerlo.

El timbre de la casa le saca abruptamente de su cabeza.

Inmediatamente se levanta y camina con tranquilidad hasta la puerta, y cuando la abre, se queda en shock.

Jungkook.

Está allí, parado. Literalmente con una bella sonrisa de conejo en sus labios. Y llevaba una caja de pizza en sus manos.

¿Qué carajos?

Jimin contempló todo con ojos totalmente abiertos y asustados.

—¡Mierda! —soltó, cerrando la puerta de golpe, apoyándose contra la madera y con la respiración agitada.

El timbre volvió a sonar y los latidos acelerados de su corazón aumentaron.

¿Qué demonios hacía Jungkook allí?

El sonido fastidioso del timbre siguió insistiendo.

Jimin rodó sus ojos y tomó aire para voltearse y abrir la puerta, donde rápidamente tomó la caja de pizza y pegó al pecho del pelinegro dos billetes para después cerrarle la puerta en la cara, sin dejarle si quiera hablar.

Hizo ademán de caminar hacia la cocina pero entonces se escucharon golpes en su puerta.

— ¡Jimiin!

Era Jungkook, maldita sea, era él. ¿Qué estaba haciendo en su casa? ¿Qué quería?

Park dejó la caja de pizza en la mesa de la cocina y se acercó hasta la puerta, la cuál no dejaba de sonar.

— ¿Qué quieres, Jungkook? —preguntó del otro lado en voz alta.

— Quiero hablar.

— ¿De qué?

— De todo, Jimin. Porfavor, déjame pasar.

El pelinaranja hizo una mueca pensativo pero después recordó algo.

— ¿Cómo diablos trajiste mi pizza? ¿Te volviste repartidor o qué?

La risa del pelinegro se escuchó del otro lado.

— Se la arrebaté al repartidor cuando estuvo a punto de tocar.

Jimin chasqueó la lengua.

— Eres increíble...

— Gracias, bebé.

Jimin abrió sus ojos y se sonrojó inmediatamente.

— ¡No me llames así! —exclamó molesto— ¡Y no era un halago!

— Bueno, ¿Me dejarás entrar?

El chico pelinaranja presionó sus labios y después negó con la cabeza.

— No, vete —dicho esto se dió media vuelta y tomó la caja de pizza y un plato para subir hasta su habitación.

Su corazón latía fuertemente ante el hecho de que Jungkook hubiese estado afuera de su casa, y más que le quisiese hablar. Jimin no quería hablar. No se sentía siquiera listo mentalmente para ver y ni hablar con Jungkook. Ahora no, mejor luego.

Pero al parecer Jungkook era igual de terco que él.

Llevaba una rebana de pizza a su boca cuando escuchó un ruido seco impactar contra su ventana. Se sobresaltó y miró confundido hacia esa dirección. Hubo un silencio, así que se encogió de hombros dejándolo pasar. Pero justamente cuando quiso volver a comer, el mismo golpe llegó, seguido de otro, otro y otro.

Jimin dejó el plato en la cama y confundido caminó hasta su ventana.

Encontrándose nada más y nada menos que Jungkook afuera de su casa lanzando piedras hacia su ventana.

Jimin palideció ante lo irreal que era todo y después presionó furiosamente sus labios para acercarse y abrir los cristales.

— ¿Qué crees que ha- ¡wow! —esquivó una roca que casi impacta con él, la cuál cayó en el suelo de su habitación.

— ¡Uy, lo siento! ¿Te lastimé? —preguntó Jeon desde abajo.

Jimin bufó y se dió media vuelta para recoger la pequeña roca que había lanzado el pelinegro.

— ¡Idiota! —exclamó lanzándola hacia Jungkook con fuerza.

Desgraciadamente Jungkook la esquivó.

— ¡Hey! —reclamó el pelinegro con el ceño fruncido— ¡El que lanza piedras aquí soy yo!

— ¡Estoy a nada de tirarte un mueble! ¿¡Acaso quieres quebrar mi ventana!?

Jungkook comenzó a reír y Jimin entornó sus ojos.

— Si la ventana se hubiese roto sería tu culpa por no abrirla a tiempo.

— ¡Eso no tiene ningún sentido, Jeon! —negó con la cabeza— ¡La tendrías que pagar!

— Si, claro —hizo ademán de lanzar la piedra que tenía en su mano.

— ¡No espera! —gritó el pelinaranja— ¡Ya, ya salí! ¿Qué quieres?

Jungkook bajó la piedra.

— Ya sabes lo que quiero —sonrió coquetamente.

Jimin soltó una carcajada, sus ojos entrecerrándose al reír mientras se apoyaba al borde de la ventana, colocando su cabeza en sus dos manos. Mirando a un Jungkook diminuto con diversión.

— Mi mamá dice que no puedo abrirle la puerta a extraños... —hizo un puchero, fingiendo inocencia.

Jungkook enseñó su sonrisa de conejo y acomodó su cabello negro.

— No soy un extraño, cariño. Los extraños no se besan —le guiñó un ojo.

Jimin abrió sus ojos como platos y sus mejillas ardieron.

— ¿Te odio, sabías? —refunfuñó cruzándose de brazos.

— ¿Naa, enserio? Si no me dices no me doy cuenta...

— ¡Ahg! —bufó— No te abriré Jungkook, ahora menos. No quiero hablar, vuelve cuando dejes de ser un idiota —hizo ademán de cerrar la ventana.

— ¡Un momento! —gritó el pelinegro desde su posición, deteniendo a Jimin— ¿Y si te convenzo?

Parece que eso sirvió pues Park se detuvo y le miró con arrogancia fingida, cruzándose de brazos.

—Uhm, está bien. Inténtalo.

Jungkook sonrió y se aclaró la garganta antes de colocarse en una pose presumida y algo exagerada.

— Oh, rapunzel, rapunzel. Deja caer tu cabe– ¡Auch!

Lleva una mano a su cabeza pues Jimin le había tirado un libro.

— ¡Tiempo desperdiciado, Jeon!

Jungkook jadeó de dolor y sacudió su cabello, mirando hacia arriba.

— ¿Y si me quito la camisa? ¿Talvéz así? —intentó.

El rostro de Jimin palideció y se sonrojo por quinta vez en la noche.

— ¡Eso no servirá conmigo!

— ¿Estás seguro? Hay mucho que tengo por enseñarte... —levantó sus cejas con sugerencia.

— ¡Atrevido! —Jimin cubrió su rostro, soltando un largo suspiro— Tienes una última oportunidad.

Jungkook sonrió pícaro y llevó sus manos a la orilla de su camisa.

— ¡No, no, no me refiero a eso! —le detuvo rápidamente el pelinaranja.

Jeon bufó.

— ¿Entonces qué?

— Haz otra cosa, pero eso no...

— ¿Y si traigo una serenata? ¿Y me visto de mariachi?

— Adiós, Jungkook.

Jimin quiso cerrar la ventana de una vez por todas.

— ¡Subiré entonces desde el árbol! —ahora se detuvo y miró a Jungkook con sorpresa.

— ¿Qué? —pensó que no lo haría pero todo pensamiento fue en vano cuando en verdad el chico comenzó a trepar del árbol— ¡Estás loco! ¡Te vas a caer!

Jungkook subía con agilidad, apoyando sus pies en el tronco y sosteniendo las ramas, habían muchas lo cuál le hacía más fácil subir.

— No caeré, esto lo he visto en películas y siempre funciona —explica con dificultad mientras sube otra rama más.

Jimin casi se desmaya cuando una de las ramas en las que se apoyaba Jeon se quebró, provocando que casi cayese.

Okay, ahora estaba preocupado.

— ¡Jungkook! —le llamó, asustado— ¡Está bien, está bien! ¡Te dejaré entrar pero bájate de ahí!

El chico hizo caso omiso a sus palabras y se impulsó una vez más hasta finalmente llegar al tronco ancho que estaba al lado de la habitación de Jimin y descansar momentáneamente allí.

— ¡Ven aquí, ahora! —le ordenó Jimin teniendo los nervios de punta al ver como Jungkook estaba allí como si nada y él preocupado de que se cayera.

Jeon asintió y se acercó al borde de la ventana donde colocó primero sus pies, sin soltarse aún de la rama. Jimin extendió sus manos, indicando que se apoyase en ellas. Entonces Jungkook se soltó de a pocos, finalmente siendo totalmente sostenido por Jimin. Y hubieran bajado con éxito de no ser que perdió el equilibrio al Park atraerlo mucho hacia él, provocando que cayese dentro de la habitación.

Cuando Jimin se dió cuenta, estaba tirando en el piso con Jungkook encima suyo.



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