[ 12 ]
Se recomienda escuchar la música para mejor experiencia.
Aviso: Busquen comida, algo de picar y de tomar porque es capítulo largo <3
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Jungkook estacionó la moto en un parqueo específico para seguidamente apagarla y quitarse el casco.
— ¿Y qué tal? —preguntó volteando hacia Jimin quién estaba desabrochando el suyo.
— Fue interesante —respondió quitándose finalmente el casco, quedando su cabello naranja algo desordenado.
— Me alegro que lo hayas disfrutado al menos, te dije que no era tan malo.
— Si bueno, sólo hice caso a tus palabras por una vez en la vida y funcionó, gracias Jungkook —le sonrió.
— De nada —murmuró Jeon mirando divertidamente su cabello.
— ¿Se ve mal? —preguntó intentando arreglarlo, cepillándolo con sus dedos.
— Sólo... Un poquito aquí... —Jungkook estiró una mano hasta el cabello de Jimin y este por inercia cerró sus ojos al sentir la mano del menor acomodándole el cabello.
— Listo —dijo al finalizar, alejándose con una particular sonrisa.
Jimin sonrió y Jungkook notó con un pequeño rubor aparecía en sus mejillas.
— Gracias, otra vez —dijo el pelinaranja.
Jungkook le guiño un ojo en respuesta, y antes de que el mayor pudiese quejarse de eso, el más alto ya estaba bajando de la moto ágilmente y tendiéndole una mano.
— Creo que puedo bajar solo —se apresuró a decir para evitar el tacto de Jeon una vez más.
— Si tu le dices... —Jeon se hizo a un lado, dándole espacio para bajar con aquella irritante sonrisa.
Jimin le miró con una mueca y rodó sus ojos antes de impulsarse y levantar su pierna para poder salir, aunque no se esperaba que no se tambaleara y se fuera de espaldas.
Aunque eso último no pasó, gracias a que unos fuertes brazos le sostuvieron al instante.
— Ten más cuidado —avisó Jungkook muy cerca de su oído, sin soltarle aún.
Jimin se estremeció al sentir el cálido cuerpo de Jeon detrás suyo y sintió sus piernas temblar sin razón alguna.
¿Mierda que le pasaba?
— Ya-Ya puedes soltarme... —musitó cuando estuvo más seguro y confiando en bajar. Además de que las manos de Jungkook sobre su cintura no le hacían concentrarse mucho.
Segundos después sintió aquellas manos alejarse de su cuerpo y suspiró de alivio para finalmente bajar de la moto.
— Tierra al fin —bromeó.
Jungkook rió y dejó ambos cascos posados en las manivelas de la moto.
A continuación hizo ademán de caminar pero se detuvo para tenderle una mano a Jimin, invitándola a tomarla.
Este se congeló en su sitio y después frunció el ceño para bufar y pasar al lado de Jeon, rechazando su invitación. El menor sonrió negando con su cabeza, sin poder creérselo.
— Auch —dijo en voz alta para que el pelinaranja le escuchase.
Jimin se volteó para mirarle y encogerse de hombros con una sonrisa.
— ¿Por dónde es? —preguntó.
Jungkook caminó hasta posarse a su lado y meter las manos en su chaqueta.
— Por allá —señaló con su mentón un lugar al frente de ellos que se encontraba al otro lado de la calle.
Jimin siguió su mirada topándose con un local grande y completamente iluminado. No entendía el porque no lo había visto al llegar.
— ¿Me trajiste a un bar? —cuestionó con indignación al ver el letrero.
— No es cualquier bar, Jimin. Es el mejor que hay en la ciudad y apuesto a que nunca has entrado en él.
— Por supuesto que no, yo no voy a bares, Jungkook. Además, no quiero tomar, quiero comer —se cruzó de brazos dedicándole una mirada furiosa— ¿Acaso quieres que quede ebrio? —preguntó pensando en que el menor sólo quería aprovecharse de él.
Jungkook al suponer lo que el pelinaranja estaba pensando se apresuró a desmentir sus falsas intenciones.
— ¡No, no! —le miró alarmado— Lee mejor, es un bar restaurante, ósea venden comida allí. No te traje a tomar, además, ¿enserio crees que soy el tipo de persona que se aprovecharía de alguien ebrio? —preguntó ofendido.
Jimin mordió adentro de su mejilla mientras apartaba la vista. Sintiéndose un poco arrepentido de pensar aquello sobre Jeon, pero no lo admitiría en voz alta.
— Perdón, pero hoy en día ya no se puede confiar en nadie... —hizo una mueca sin mirarle.
— ¿Confías en mí? —preguntó Jungkook, irritándose al no obtener la atención que quería del mayor— Jimin, mírame —pidió con voz suave.
Jimin resopló y volteó su mirada de mala gana. Sus ojos suavizándose inconscientemente al ver los del pelinegro.
— ¿Confías en mí? —repitió el menor, mirándole fijamente con su rostro serio.
Jimin se lo cuestionó profundamente.
¿De verdad confiaba en Jungkook?
Los acontecimientos recientes más las acciones atrevidas y continúas del menor sólo hacían confundir su respuesta, pero... Jungkook no era tan molesto como él había imaginado. Al contrario, era atento, bueno y compresivo. Hasta le había defendido. Si a Jimin no le hubiese parecido alguien agradable de tratar o al contrario, una persona a la cuál sabía que era peligrosa. No hubiera aceptado la loca idea de Taehyung sobre salir con él. Ni mucho menos aceptar ir a su casa, que en el caso de otros sujetos, Jungkook hubiese aprovechado que tenía a Jimin sólo con él para intentar algo o acercarse de algún modo comprometedor. Pero no lo hizo, enrealidad fue todo un caballero. A excepción al final del día, pero fue algo inocente y travieso. Algo que a pesar de enfadarse, Jimin no lo tomó tan mal, pues había sido agradable.
Sin embargo, el menor había tenido actitudes en el pasado que hacían a Jimin desconfiar de él. Como intentar besarle, acorralarle en los pasillos, observarlo en las clases deportivas...
Pero hace una hora el chico se disculpó exactamente por eso.
Ya no sabía que pensar.
Sin embargo, Jimin finalmente se atrevió a decir la respuesta que repetía cientos de veces su cabeza.
— Sí, confío en ti —respondió.
Jungkook sonrió tan preciosamente entonces, que a Jimin le dieron ganas de conservar ese momento en su memoria como un gif para repetirlo todas las veces que quisiera.
¿Esperen, qué?
— Pues en ese caso... —Jungkook llevó una mano a su espalda insitándole a avanzar— ¡Entremos! —dijo alegre.
Jimin despejó los pensamientos extraños de su mente y sonrió tímidamente para comenzar a cruzar la calle junto a Jungkook hasta llegar la entrada del lugar, donde se encontraron a una mujer bien arreglada en la recepción.
— ¿Tienen reservación? —preguntó después de saludar.
— Sí, soy Jeon Jungkook —respondió el pelinegro con una sonrisa hacia la mujer.
Jimin mordió su mejilla mientras apartaba la mirada.
— Oh claro, llega a tiempo. Porfavor, síganme —dijo mirando a ambos jóvenes con una sonrisa y seguidamente guiarles dentro del lugar.
La mirada de Jimin no dudó en observar atentamente todo el lugar, enterándose en ese instante que el bar no era como él pensó que sería.
Las mesas eran de vidrio acompañadas de sillones cómo asientos, mientras que a lo lejos había una gran barra donde estaban varias personas sentadas, conversando y divirtiéndose mientras tomaban. Aunque se esperó de todo, menos ver un escenario al frente de todo aquello en el cuál deslumbraba un hermoso piano de cola negro siendo tocado por un hombre mientras que era acompañado por más músicos tocando instrumentos cómo la batería, el bango, el violín, el saxofón y la trompeta.
Fue allí cuando captó el cómo aquellos instrumentos complementados, creaban un magnífico género de música: El Jazz.
¡Dios, el amaba el jazz! ¡Era su música preferida! ¿Pero cómo...? Volteó a ver a Jungkook quién le había estado observando todo el tiempo con una divertida sonrisa.
— ¿Te gusta, verdad? —le dijo sin quitar aquella sonrisa.
Jimin parpadeó, sorprendido.
— ¿Cómo supiste que era mi género favorito?
— Nah, tengo mis contactos —guiñó.
Jimin iba a decir algo más, pero la mujer ya les había asignado un lugar el cuál específicamente estaba muy cerca del escenario. Se sentaron y seguidamente se les fueron entregados el menú a cada uno.
— Que disfruten —se despidió la mujer con una amable sonrisa.
— Wow, son realmente cómodos —alagó el mayor refiriéndose a los sillones.
— ¿Verdad? —concordó y señaló el menú— ¿Qué quieres comer? Pide lo que quieras —avisó.
Jimin mordió su labio algo apenado y abrió el menú para observar el sinfín de platillos que pedían a gritos ser elegidos.
— Dios, ¡hay mucha variedad y quiero de todo! —murmuró impresionado mientras leía la descripción de cada comida.
— Oye tampoco me dejes en la ruina —bromeó el menor mientras veía su propio menú.
Jimin rió.
— Por supuesto que no, ya con sólo el que estés invitándome a comer me hace sentír avergonzado... —suspiró—No se qué pedir, no me quiero aprovechar, ¿entiendes?
Jungkook chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
— Sólo estaba bromeando, de verdad, pide lo que quieras.
— Jungkook...
— No enserio, será un gusto gastar dinero en ti —volvió a mirar el menú— Siempre lo será... —murmuró.
Jimin sintió que se sonrojaría si Jungkook seguía diciendo aquellas cosas. Ah, demonios. Porque era tan... amable...
— ¿Ya decidieron que comer, caballeros? —preguntó repentinamente un mesero.
— Yo sí —dijo Jungkook— Una lasaña de pollo y un jugo de mora para tomar, gracias —pidió entregando el menú— ¿Y tú, Jimin? —le preguntó.
— Ahm, yo... —miró indeciso la hoja con los patillos principales— Me gustaría carne a la leña con acompañamientos, y de tomar un té de durazno, porfavor...
El mesero tomó su menú mientras apuntaba sus órdenes.
— ¿Algo más? —preguntó.
Jungkook miró a Jimin y este negó con la cabeza.
— Nada, gracias —avisó al mesero y seguidamente este se fue.
Una vez solos, Jungkook hizo ademán de hablar con Jimin, pero se detuvo al ver como este miraba enternecido el escenario mientras movía su cabeza al ritmo de la música.
— Jimin —le llamó y este le miró segundos después— Después de comer, harán un show especial. Te va a encantar lo sé —sonrió confiado.
Jimin también lo hizo y acomodó su cuerpo en dirección a Jungkook para reposar su mejilla en una de sus manos y mirarle fijamente con diversión.
— ¿Porqué me miras así? —preguntó el menor con una sonrisa divertida y algo asustada.
— ¿Cómo supiste qué me gustaba el jazz? —preguntó Jimin sin cambiar su posición y entrecerrando sus ojos.
Jungkook se tranquilizó y ladeó con la cabeza, la mirada de Jimin sobre él le ponía nervioso, diablos.
— Por contactos, ya te dije —arrugó su nariz, tiernamente hacia él.
— Hablo enserio —frunció el ceño.
Jungkook suspiró y rió suavemente.
— Lo de los contactos era en broma.
Lo descubrí por mi mismo —sonrió con orgullo.
— ¿Cómo?
— Una vez lo mencionaste en clase de música, Jimin.
— Espera —se incorporó para mirarle sorprendido— Pero no compartimos clase de música... —le miró con desconfianza.
— ¿Estás seguro de eso? —levantó una ceja.
Jimin iba a responder que sí, pero se detuvo al recordar algo. Un día en clase de música, llegó un alumno al salón con una sudadera negra con gorro y cubrebocas que le cubría prácticamente todo el rostro, justificando que había tenido que faltar a su clase y que el profesor le había dicho que tomará la de otro grupo para retomar materia.
Jimin no le había prestado atención del todo, sinceramente no le interesaba aquél sujeto. Estaba más concentrado en lo que estaba hablando con Taehyung como para prestar atención.
En un momento de la clase, el profesor le preguntó a sus alumnos cuál era su género favorito de música. La mayoría de las respuestas de todos repetían o eran similares, a excepción la de Jimin. El respondió que el Jazz, el profesor le halagó por el inusual gusto y continuó la clase.
— Eso es música de abuelos, Jimin —se burló Taehyung.
Jimin le golpeó.
— Cierra la boca, imbécil. No pedí tu opinión.
Prosiguió en concentrarse en su cuardeno, pensando seriamente si aquella música de verdad era para ancianos y él talvéz había nacido en otra época o algo parecido, cuando la voz de un chico le desconcentró.
— Yo creo que el jazz es genial.
Volteó a mirarle y pensó que nunca antes había visto a aquél chico. ¿Sería nuevo?
— Gracias —sonrió.
El chico asintió con una sonrisa la cuál no se había podido ver por su cubrebocas y ambos continuaron en lo suyo.
— ¡Eras tú! —exclamó Jimin sonriendo, sorprendido.
— Wow, cómo tardaste en captarlo —se burló Jeon— Aunque mi pregunta existencial es, ¿porqué si ya antes me habías visto, no le reconociste aquél día que chocamos? —preguntó.
Jimin se encogió de hombros.
— No lo sé, suelo ser muy olvidadizo.
—rió.
Jungkook negó con la cabeza y en ese entonces sus platos fueron puesto en la mesa, viéndose totalmente deliciosos y listos para ser comidos.
— Bon appetite, bébé —dijo Jeon tomando sus cubiertos.
— ¿Disculpa? —Jimin le miró con una ceja levantada. ¿Cómo fue que le dijo?
Jungkook se encogió de hombros, fingiendo inocencia.
— Sólo dije, bon appetite.
Jimin presionó sus labios y prefirió dejarlo pasar mientras se concentraba en su comida y comenzaba a comer.
La cena transcurrió tranquila y con un ambiente extrañamente agradable para dos personas tan diferentes como Jimin y Jungkook. Esa noche lograron completarse de una manera único como nunca lo habían hecho, hablaron de cosas triviales y se contaron experiencias pasadas cómo si se conocieran de toda la vida.
Cuando terminaron de comer y sus platos fueron recogidos. Jungkook posicionó su asiento más cerca de Jimin para poder contemplar y disfrutar juntos del show que iban a realizar los músicos. Y expectante por ver la reacción del pelinaranja.
Cuando la música comenzó a sonar, Jimin llevó una mano a su boca y giró su rostro para mirar a Jeon, totalmente sorprendido.
— Es mi canción favorita —murmuró.
Jungkook asintió con una sonrisa y le dijo que continuará viendo. Pero Jimin le ignoró y su cuerpo se relajó al imaginarse la razón de todo aquello. Él le había dicho al menor cuando estudiaban que esa era la canción que más le gustaba en la vida.
— ¿Fuiste tú? —preguntó.
Jungkook le miró y asintió con la cabeza. En eso Jimin le sonrió y Jeon pensó que le gustaría ver esa sonrisa por siempre.
Cuando Jimin se volteó hacia el escenario y comenzaba a tararear la canción. Jungkook aprovechó el que estuviera muy cerca para observarlo.
Dios, era verdaderamente hermoso.
El rostro de Park estaba realmente cupido por los mismísimos ángeles, y joder su sonrisa, era vida eterna sinceramente. Los ojos de Jeon cayeron sobre los labios de Jimin que se movían sin parar e instantáneamente se relamió los suyos propios mientras un deseo en su interior le carcomía de a pocos.
Contrólate, no lo beses.
Contrólate, no lo beses.
Contrólate, no lo beses.
Contrólate, no lo beses.
Contrólate, no lo beses.
Se decía constantemente.
Finalmente el show terminó y tanto Jimin como Jungkook se levantaron de sus asientos para aplaudir a los músicos por el perfecto trabajo que habían hecho. Pues había sido espectacular.
Cuando salieron del restaurante, Jimin no podía para de hablar de lo hermoso que estaba el lugar, además de la comida y la música. De regreso a su casa, se subió con más seguridad a la moto de Jungkook y se abrazó a él con más confianza. Y cuando llegaron, el menor apagó el motor mientras se bajaba y ayudaba a Jimin a quitar su casco blanco. Cuando lo guardó en la parte trasera de la moto, se acercó al pelinaranja mientras escondía sus manos en sus bolsillos.
— Así que, aquí acaba... —habló sacándole una pequeña mueca al mayor.
— Al parecer sí... Gracias por todo.
—levantó su mirada para sonreírle con sinceridad.
Jungkook se acercó más, sutilmente.
— Fue un placer, Jimin. ¿A poco que fue tan mala idea aceptar salir conmigo? —vaciló.
Jimin rió y suspiró.
— Debo admitir que no estuvo tan mal...
— No inventes, te encantó —insistió Jeon, su voz con un eje de diversión. Aunque su mirada sobre Jimin no reflejaba lo mismo.
Jimin soltó una carcajada, moviéndose en su lugar.
— ¡Cállate! —le golpeó en el pecho sin lastimarle.
Jungkook también rió mientras sentía como aquél pequeño tacto de Jimin le quemaba.
— Bueno, fue una linda noche y una gran elección —admitió el mayor.
— ¿Deberíamos repetirlo otro día? —preguntó con voz profunda el menor mientras impulsaba su cuerpo más cerca de Jimin.
Jimin quién miraba hacia otro lado, levantó su mirada al escuchar aquello con los ojos ligeramente abiertos y su corazón latiendo rápidamente al tener el rostro de Jungkook tan cerca suyo.
Mierda.
— Eh-eh, yo... —mordió nerviosamente su labio inferior, sin saber que aquella acción había alterado el auto control de Jeon.
— ¿Es un no? —preguntó el pelinegro haciendo un pequeño puchero.
A Jimin le pareció la cosa más adorable. Su respuesta iba a ser un no, pero después de eso, lo que salió de su boca fue sin pensar.
— Es un no lo sé.
Jungkook levantó las cejas en impresión.
— ¿Entonces puede haber una segunda vez? —cuestionó con una voz más ronca de lo normal mientras se inclinaba poco a poco hacia Jimin.
Jimin sintió su corazón latir tan rápido que se sentía a desmayar.
Jungkook estaba tan cerca y sabía que le iba a besar, pues sus ojos no paraban de mirar su boca y comenzaba a sentirse nervioso por eso.
Porque en el fondo, lo quería.
¡Mierda no, no no!
— Ta-Talvéz... —respondió en voz baja y en ese momento Jungkook le miró a los ojos. Jimin sintió que desaparecía en ellos, eran tan únicos y hermosos.
— Jimin —Jeon le miraba fijamente con un brillo en sus ojos.
— ¿Jungkook? —murmuró.
— Antes de hacer esto, quiero saber si de verdad lo quieres.
— ¿Hacer qué? —preguntó, asustado por la respuesta.
A continuación Jungkook acercó su rostro más al de Jimin, de modo que ahora sus respiraciones se mezclaban y sentían el calor del otro. Miró los labios del chico pelinaranja antes de preguntar.
— ¿Puedo besarte?
Ay, joder...
La respiración de Jimin se detuvo y sus ojos se abrieron por un segundo.
Sentimientos como el miedo y el deseo se apoderaron de él. No, no quería caer otra vez, esto no estaba bien. Quiso alejarse y negarse, de verdad que intentó mover su cuerpo pero no cedía, estaba inmóvil. Quedándose congelado en su sitio, miró de reojo los labios entreabiertos de Jungkook que tan cerca los tenía, y quiso morir.
Mierda Jimin, resiste. ¡No lo hagas, no lo hagas!
En ese momento Jimin dejó de pensar con el cerebro y pensó con el corazón, el cuál le exigía a gritos una cosa en específico.
¡Bésalo!
— Sí, sí puedes... —respondió finalmente.
Jungkook sonrió lentamente y a continuación se acercó más a Jimin, una mano la posó en su cintura mientras que la otra tomaba delicadamente su mentón, levantándolo para mejor accesibilidad a aquella boquita desde hace horas pedía ser besada.
Acercó su boca hasta la contraria y unió sus labios con lentitud, tanteando cuidadosamente el terreno hasta que finalmente cedió y le besó.
Sus labios atraparon los de Jimin perfectamente mientras un sonido de satisfacción se escapaba de su garganta. Había deseado hacer esto desde hace tanto tiempo. Ajustó más su agarre en la cintura del más bajo, llevando ambas manos y atrayéndole hacia él, pegando sus cuerpos mientras comenzaba a mover sus labios lentamente. Quería saborear cada parte de estos y disfrutar este momento.
Sintió las manos de Jimin subir sobre su pecho hasta terminar en su cuello donde lo atrajo más hacia él, queriendo tener más profundidad del beso. Aquella acción logró dos cosas en Jungkook: sorprenderle y emocionarle. Así que, obedeciendo al pelinaranja, alejó sus manos de la cintura de Jimin para tomar delicadamente su rostro entre sus manos y acercar más sus bocas, metiendo su lengua y así profundizando más aquél beso, haciéndolo más intenso.
Jimin soltó un silencioso gemido de placer y le correspondió de la misma manera, bajando sus manos hasta el fornido pecho del pelinegro, sintiendo sus piernas temblar y su alma tocar el mismísimo cielo.
Demonios, Jungkook besaba tan bien.
Permanecieron así por varios minutos, besándose. Sus bocas queriendo explorar y conocer cada parte de la contraria, intentando ignorar los latidos de sus acelerados corazones. Intentando no pensar demasiado en lo que estaban haciendo. Intentando disfrutar el momento lo más que podían.
Pues ambos sabían, que pasaría mucho tiempo para que se volviera a repetir.
Jungkook dejó de besar a Jimin de a pocos y lamió su labio inferior antes de darle fin a aquél intenso beso, su pulgar acariciando la suave mejilla del contrario. Intentando encontrar la mirada del pelinaranja la cuál estaba apuntando al suelo. Park estaba tratando de parar su corazón el cuál latía como loco cuando levantó la vista y miró a Jeon. Ambos se quedaron mirándose fijamente con sus pechos latiendo agitados y sus corazones bombeando en sincronía.
— Eso fue increíble —habló Jungkook con una hermosa sonrisa en su rostro.
Jimin relamió sus labios y tragó saliva mientras la culpa, el miedo y la inseguridad se apoderaban al instante de él. Aquellas sensaciones que tiempo atrás había experimentado las volvió a sentir. Y no, no debió haberlo hecho. La había cagado a mil. Él no podía, otra vez.
— Fue-fue un error... —murmuró hacia Jungkook con ojos asustados.
— Jimin, está bien —acarició su mejilla— No hicimos nada malo...
Jimin quiso creerlo por un segundo, pero su mente le gritaba lo contrario y que era un estúpido. Y esta vez le hizo caso.
— No... —apartó lentamente a Jungkook de él— De-debo irme...
— Jimin... —Jungkook quiso acercarle a él, tomando nuevamente su cintura pero el pelinaranja le apartó negándose.
— Buenas noches, Jungkook —dijo antes de dar media vuelta y caminar rápidamente hasta su casa.
— Jimin... —le llamó, confundido— ¡Jimin! —intentó, pero este ya se había metido en su casa y cerrado la puerta.
Y mientras que Jungkook se cuestionaba si había hecho algo mal.
Jimin reposaba su espalda contra la puerta mientras se dejaba caer lentamente en ella y comenzaba a llorar.
Desgraciadamente Jimin aún vivía que monstruos que le atormentaban cada día, impidiéndole continuar.
Si embargo, Jungkook iba a ayudarle a combatirlos.
bueno, bueno, ninguno se resistió al final jajaja
nos vemos luego, chau uwu
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