28. /2.
En multimedia les dejo la canción que Yuli le canta a de Mateo. Yo te esperaba de Alejandra Guzmán.
No escribí toda la letra de la canción, solo unos Cúantos para no alargar el capitulo.
Si desean pueden escucharla completa primero o en el momento que yuli la cante.
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🌷YULISSA🌷
Una semana después...
La rutina suele ser estresante. Hace una semana que vivo lo mismo a diario; venir al trabajo, revisar ordenes de compra, recibir pedidos, escuchar que me pregunten cómo estoy, las flores con notas de Marcos.
Me siento agotada.
No quieto hacer nada más que ir a casa y pasar tiempo con mi hijo.
Empiezo a recoger mis cosas cuando escucho la puerta abrirse.
—Hola. —Levanto la vista al escuchar la voz de Kenneth.
—Hola.
—Me dijeron que estabas aquí y quise venir a saludarte. Somos amigos y... Bueno yo...
—Si Kenneth, me lo dejaste claro cuando llamaste a cancelar.
—Por eso estoy aquí Yulissa, no quiero que te enojes conmigo por...
—No estoy enojada Kenneth. —resoplo y lo miro a los ojos— Perdóname, reconozco que aunque dije que no, te presioné, disculpame por eso. Eres un gran tipo y pensé que tu podías hacer qué me... Lo siento, tienes razón. Olvidemos todo y, seamos amigos. ¿Qué dices?
—Que me parece bien. También me disculpo por haberte dado ilusiones. —Me sonríe—. ¿Podemos cerrar este ciclo con un último beso? —Me río.
—¿Qué voy a hacer contigo Kenneth? Estás cómo ; si pero no.
—Carcajea y se acerca lo suficiente para tomar mi cintura y pegarme a él—. Será el último, lo prometo. —Ni siquiera me deja responder cuando su boca está sobre la mía, besa tan bien que lo sigo.
—¡Perdón!, no quise interrumpir. —Corto el apasionado beso en cuanto escucho a Eva, a su lado está Carlos mirándonos con sorpresa.
Intento decir algo, pero mi teléfono suena. Ruedo los ojos al ver que se trata de Marcos. Si, consiguió mi número y también me envía mensajes a diario. Respondo por qué se lo insistente que puede llegar a ser.
—¿Ahora qué quieres?
—Buenos días ¿Como está la mujer más bella del...
—Ocupada, tengo que colgarte.
—¡No espera Yulissa!, quiero decirte que hice un rico almuerzo y me gustaría invitarte.
—¡Qué mentiroso eres!, tú no sabes cocinar.
—¡Por favor!, ven y lo pruebas.
—Suena tentador, pero paso.
—Me quedó super rico, lo hice especialmente para ti.
—Eso tendría que probarlo para afirmarlo.
—Bueno entonces te espero, te envío la ubicación, renté un departamento.
—No, no. Yo no he dicho que sí. Además debo irme a casa urgente. Adiós.
—Entonces me voy derechito a buscarte a tu casa.
—¿Qué? ¡No!
—Si no vienes, iré por ti. Es más, ya salgo para allá.
—No me chantajees.
—Quiero que pruebes la comida que hice para ti, si no puedes venir, yo la llevo.
No puedo dejar que vaya a casa, allí está Mateo con Karen.
—Está bien, nos vemos en una hora. Adiós —Cuelgo la llamada.
🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷
No puedo creer que haya accedido y venido a aquí, tampoco el hecho de que esté sentada compartiendo una mesa con Marcos, después de todo lo que pasó entre nosotros.
¿Soy débil?
¿No tengo dignidad?
¿Soy patética por creer que las personas pueden cambiar?
Puede que si, pero mis padres me enseñaron a confiar, a creer en las segundas oportunidades y sobre todo a mantener limpio mi corazón de resentimientos y odios.
No puedes ser feliz si los guardas y no los dejas ir.
Confieso que me siento tonta, que no me estoy valorando lo suficiente al aceptar esta invitación. Cierro mis ojos, tomo aire y suspiro tratando de aliviar mis emociones.
—Gracias por venir Yulissa.
—No tuve opción.
—Mira, ya está servido, pruébalo.
Abromis ojos y observo el plato en la mesa que de verdad se ve exquisito.
—¿De verdad lo hiciste tú?
—Si, pruébalo ya, me tienes en ascuas.
—Bueno, es que no te creo. ¿Dónde lo compraste? Todo lo compras. ¿A quién le pagaste para que lo hiciera? Confiesa. —lo reto con la mirada.
—Me ofendes Yulissa, de verdad yo lo hice con mis propias manos y pensando en ti. —Sus palabras parecen sinceras y me sento algo mal.
—No puedes culparme, pero recuerdo que eras un desastre en la cocina, hasta el agua se te quemaba —ríe a carcajadas.
—Eran otros tiempos Yulissa, no sabía hacer nada, pero... Tuve que aprender, extrañaba tu comida y por más que pagué para que me cocinaran, nadie igualó tu sazón. Entonces me dije. ¿Y si lo haces tú? la viste cocinar semidesnuda para tí muchas veces, ¿Qué tan difícil puede ser? Asi que lo intenté y este platillo fue el único que pude preparar —Me rio.
—¿Es en serio? —Asiente—. Fue lo último que preparaste para mí, ese día puse mucha atención a cada cosa que le agregabas, no solo te veía en ese sexy conjunto negro de ropa interior.—Me sonrojo al recordarlo—. Y, un tutorial de YouTube ayudó mucho también.
Guou, eso me conmove y me hace pensar en que muchas cosas han cambiado y al parecer Marcos también. Recordé cuando éramos novios y yo creía que él era perfecto.
Tomo el tenedor y empiezo a comer todo lo que me sirvió, no está tan bueno como dice, pero se puede comer.
Obvio no se lo diría.
Después de terminar todo lo que me sirvió, me pidió que me sentara con él en su sillón un rato, hablamos de como llegué aquí a este pueblo y le conté casi todo excepto las cosas que incluían a mi hijo.
—Espera, dijiste que usaste el dinero para huir y poder sobrevivir. Pero ahora dices que llegaste aquí sin nada. ¿No te enojes por lo que voy a preguntar pero... El dinero ¿En qué lo gastaste? —Me paralizo—.
—Marcos yo... Acepté el dinero porque lo necesitaba. Lo usé para... para algo bueno ¿Ok? —Todo mi cuerpo tiembla pero me levanto rápido—. Ya debo irme, Karen tiene una cita con el doctor y Eva debe ir a la universidad, así que tengo que cuidar a mi... A Mateo.
—Espera Yulissa, no te enojes, lo siento si te incomodé —Se acerca a mí, está tan cerca que me pone más nerviosa.
—No, no es eso Marcos. Es que en verdad tengo que irme ya. —recojo mi bolso e intento pasar por un lado, pero soy detenida.
Sus manos se cruzan por mi cintura para pegarme mucho a él, nuestras miradas conectan, mi piel se eriza y esa corriente eléctrica que siempre recorría mi cuerpo cuando me miraba de esa forma, vuelve.
—Debo irme Marcos. —Susurro sin dejar de mirarlo.
—¿Un rato más? —Sus labios rozan los míos haciéndome estremecer.
Mi cuerpo reacciona a él igual que antes.
—No me me hagas esto Marcos, no...
—¿Hacer qué? Yuilissa. —Roza lentamente y luego une sus labios con los míos en un beso que deseaba desde que lo vi frente a mí aquel día en el restaurante. Un beso muy suave, tierno y hasta podría decir que lleno de Amor.
¡Dios! no puedo creer que lo esté besando cuando hace unas horas besaba a Kenneth con pasión!.
Si, pero nada comparado con esto que me hace sentir Marcos.
Me separo de él un poco incómoda por lo que mi conciencia me recordó.
—Lo siento, fue un impulso.
—Adiós Marcos —Salgo casi corriendo antes que cometa una locura.
🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷
Mi pequeño y yo jugamos con su balón de fútbol, tuve que correr los muebles para tener más espacio.
Patea y dejo que el balón cruce por en medio de mis piernas.
—Goollll. —grito. Él levanta sus bracitos sobre su cabeza y da vueltas de la emoción.
Es muy gratificante verlo sonreír así. Se ve muy feliz y al tiempo yo lo soy con él.
Pateo el balón despacio, lo recibe e Intenta patear una vez más, pero falla y cae al suelo de espalda. Su llanto me alerta y corro a levantarlo, lo abrazo para intentar calmarlo sin poder lograrlo, llora tan fuerte que me asusta. Hay un momento en el que el llanto y el sonido del timbre se mezclan y ya no sé que hacer, con mi pequeño en brazos abro la puerta sin mirar quién es.
—¿Le sucedió algo? ¿Por qué llora? —Todo mi cuerpo se tensa al escuchar su voz.
!Mierda Marcos! ¿Qué demonios haces aquí?
Estoy tan asustada que no me doy cuenta el momento en que me lo arrebata de los brazos, mi pequeño deja de llorar en cuanto lo mira. Sus ojitos se clavan en el hombre que lo sostiene y mi corazón late con recelo.
—Hola Mateo, así me dijo tu mami que te llamas, ¿Sabes? Sé lo que significa —menciona sin apartar su mirada de mi bebé—, lo que no entiendo es por qué lo usas tú.
—Dámelo, voy a... A darle de comer su yogur —Intento quitárselo al oír sus palabras, pero se aleja.
—¿Me dejas hacerlo? ¿Si? —Se sienta en el sillón con él y mientras los veo muerta de nervios, recuerdo que una vez le dije que tendría dos hijos, una niña que llamaría Elizabeth y un niño que llamaría Mateo.
Mamá solía decirme desde pequeña que un hijo es una bendición enviada desde el cielo, un regalo de Dios para alegrar nuestras vidas y por ello debíamos amarlos mucho.
Cuando mis padres murieron decidí que los honraría y se me ocurrió de repente mientras escribía en mi cuaderno unir los nombres de las tres personas más importantes para mí: Mis padres y por supuesto Marcos.
Ma-rcos. Te-resa. O-mar, que para mí sorpresa significa "regalo de Dios". Como mamá me dijo aquella vez.
Tomé eso como un mensaje y busqué un nombre femenino que significara igual y de varios que vi, Elizabeth llamó mi atención y así fue como escogí sus nombres. Mateo llegó primero a mi vida y aún no sé si una Elizabeth también llegue a ella.
—Nos cansaremos esperando el yogu-ur. —Escucho decir trayéndome de vuelta.
—Eh yo..., Bueno es que... —Suspiro resignada.
Voy a la cocina, busco el yogur, su cuchara y se lo paso.
—¿Pasa algo? Estas temblando Yulissa. —Niego.
Mi pequeño parece tener mucha curiosidad por el hombre que lo alimenta porque no quita sus ojitos de los de él, recibe cada cucharadita que Marcos le da y le sonríe cada vez que sus miradas se encuentran.
¿Será que sabe que es su papá?
Cuando termina todo su yogur, Marcos limpia su boquita y le da un beso en la frente en felicitación por acabar todo.
Es tan tierno verlos así que no puedo aguantar la emoción, una lágrima corre por mi mejilla y recuerdo las palabras de Elly.
<Las cosas cambian cariño y las personas también lo hacen.>
<Tal vez ahora pueda amarlo >
< es su padre y estoy segura que una vez que lo vea, va a amarlo mucho. >
<¿Quién no amaría a ese pequeño si es la cosita más hermosa y tierna de todo el mundo?>
Después de todo ella tenía razón, estoy viéndolo con mis propios ojos y creo que este es un buen momento para que le diga la verdad.
—Yulissa, oye, ¿Estás ahí? —Escucho que me llama mientras chasqueaba sus dedos.
—¿Qué? ¿Decías algo?
—Te decía que Mateo no se parece a su padre y a Eva tampoco, excepto por los ojos claros, aunque sus ojitos son azules y los de Eva son verdes.
—¿A Carlos? Eh no, él no es su papá.
—Oh, es que cuando los vi en el cementerio se veían muy cariñositos por eso supuse que era su papá —Se lo queda mirando fijamente y frunce su seño—. Yo diría que se parece más a mí, hasta en el color de sus ojos ¿No crees? —Voltea a verme.
—Eh, no, tal vez los familiares de Eva tienen ojos azules no sé, o su papá. Yo, eh... —las palabras no salen de mi boca.
—¿Por qué estás tan nerviosa?
Vamos Yuli díselo .
—Marcos, yo quiero decirte algo importante y... no sé cómo lo vayas a tomar pero... quiero que sepas que...
¡Por dios! no puedo hacerlo.
—¿Qué ? ¿Qué quieres decirme?.
—Quiero decirte que yo no... Yo no... —Soy interrumpida al escuchar la puerta abrirse.
Es Elly quien llega con una bolsa con comida. Lo cual me sorprendió porque ella no viene sin avisar, de seguro Eva le fue con el chisme sobre mi cita con Marcos y por eso está aquí.
—Hola, disculpa. No sabía que tenías visita cariño —Se acerca, me da un beso en la mejilla y luego se dirige hacía mi pequeño que al verla le abrie sus bracitos. Elly lo levanta y lo llena de muchos besos mientras le hablaba. Su mirada pasa a Marcos y luego a mí.
—Ah, Elly, él es Marcos. Marcos ella es Elly, es tía de Eva.
—Mucho gusto señora —dice colocándose de pie para darle la mano—. Aunque ya la había visto.
—Si, te recuerdo del cementerio y, eso de señora guardatelo, me hace sentir anciana.
—No estás anciana, eres muy guapa y por eso Óscar está loquito por ti. —Alago.
Después de unos minutos Marcos se despide para irse, pero Elly lo invita a quedarse a cenar lo que había traído, ya que Eva no vendría a comer con nosotros porque iría a la fiesta de cumpleaños de la mamá de Hanna con Jacobo. Eso me alivia un poco, sé que jacobo la cuidará y traerá a casa sana y salva; además, porque mi amiga necesita distraerse, últimamente ha estado deprimida y esta salida le hara bien.
Mientras Elly calienta la cena y habla con Marcos sobre no sé qué cosas, yo aprovecho para llevar a mi pequeño a su habitación para darle un baño y acostarlo a dormir.
Ya con mi pequeño en brazos empiezo a cantar su canción, esa que tanto le gusta y a mí también.
Eva dice que es una canción de cuna, pero en realidad no lo és, es una canción que escuché cuando recién llegué al pueblo y su letra me conmovió. Me encantó y se la canté por primera vez cuando aún estaba en esa incubadora, una de las enfermeras dijo que le hablara mucho, que le cantara también, una vez que lo hice, él empezó a mejorar más rápido y cuando lo traje a casa lo seguí haciendo cada día, especialmente cuando no quería dormír.
Tarareo la letra de la canción con mucho amor.
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Yo te esperaba
Imaginando, a ciegas, el color
De tu mirada
Y el timbre de tu voz
Muerta de miedo
Le rogaba al cielo que te deje
Llegar lejos
Mucho más que yo
Observo como mi hermoso hijo cierra lento sus ojitos mientras yo sego cantando.
Siento de pronto una mirada en mí, volteo sin dejar de cantar y veo a Marcos de pie en la puerta mirándome con ternura, y podría jurar que sus ojos se aguaron.
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Yo te esperaba
Y el espejo nos miraba, mientras
Ya te amaba.
Al terminar la canción mi pequeño ya se había dormido. Lo acuesto en su cuna y lo arropo bien con su mantita de conejitos que tanto le gusta.
—Buenas noches mi amor —susurro dándole un beso en la frente.
Gracias por leer.
Edición
(08-28-23)
ACLARO, estas son las fechas de edición.
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