25.
🌷YULISSA 🌷
Vine temprano a trabajar para adelantar unos pedidos y poder irme al encuentro con Kenneth. Él quería que saliéramos por la noche, pero deseaba llegar temprano a casa para pasar tiempo con mi pequeño y por supuesto con Eva. Ha sido una semana muy dura, pero ella lo ha sabido afrontar. Carlos por su parte, no se ha aparecido por aquí, me llamó hace unos días para decirme que se iba a Bogotá a hacer no sé que cosas, así que ahora estoy a cargo yo sola.
Eva solo viene a recoger lo que necesita para la contabilidad y yo le llevo el resto a casa. Dijo que quería pasar tiempo con el único hombre que no la lastimaría jamás. Mi hermoso hijo. Y por supuesto le dije que si.
Kenneth y yo hablamos a diario, nos hemos visto dos veces esta semana y hoy tenemos una cita en su casa para almorzar juntos.
Ya estoy fuera de su casa, le envío un mensaje de Whatsapp avisándole. No espero mucho, en pocos segundos lo veo salir sonriente.
Me recibe con un beso en la mejilla y me invita a pasar. Una vez dentro de la casa nos sentamos en un sillón grande, uno muy cerca del otro.
—Gracias por venir.
—Tenía que hablar contigo.
—Imagino de qué.
—Kenneth, iré al grano, vine aquí con toda la intención de decirte que tomé la decisión de aceptar que tuviéramos... No sé bien que sería. —Su sonrisa se amplía de a par en par—, pero lo que sucedió con mi amiga y Carlos me hizo razonar. ¡Esto es una locura!, No puedo aceptar algo así, lo siento —Lo miro directo a sus ojos—. ¿Puedo decirte algo y que quede entre los dos?
— Si, claro dime ¿Qué es?
—Eva lloró mucho y aún lo hace cuando lo recuerda está muy mal Kenneth, eso me hizo pensar mejor las cosas, yo, soy celosa Kenneth. No quiero sufrir como ella cuando te vea con otras mujeres, porque si pides una relación así, es porque saldrás con otras cada vez que se te presente la oportunidad y, aunque yo sepa que no tenemos algo en concreto, es inevitable no sentir celos. La sensación de desesperación, la angustia de no poder decir nada es horrible, es como aceptar que te sean infiel y fingir que no pasa nada aunque te duela. Duele Kenneth, y más cuando te enamoras en el proceso como le sucedió a Eva.
—Algo me contó Carlos, ¿Cómo lo ha tomado?
—Muy mal, ella lo ama, bueno eso creo, así que te puedes imaginar como se está sintiendo ahora. No quiero eso para mi Kenneth. Creo que, será mejor que dejemos las cosas así y mejor seamos amigos.
—Comprendo tu punto. ¿Sabes? Yo también pensé mucho en eso. Tú me gustas mucho y de verdad muero por tenerte en mi cama, lo confieso y... lo cierto es, que aún no estoy preparado emocionalmente para involucrar sentimientos con nadie. —coloco mi mano en su hombro.
—Está bien Kenneth, lo entiendo. No te sientas mal, me gusta que seas honesto conmigo. No quiero que pienses que te estoy presionando o manipulando para que salgamos, yo solo quiero que sepas lo que pienso sobre todo esto. Tú también me gustas mucho y de verdad me gustaría darme una oportunidad contigo, pero aún así no estoy dispuesta a ser tú juguete de cama. —Se levanta y toma mi mano obligándome a hacer lo mismo.
—¿Entonces seremos Amigos? —Sonríe.
—Amigos.
—¿Puedo besarte por última vez? — Muerdo mi labio ansiosa.
—Creí que no lo pedirías.
Su hermosa sonrisa me cautiva como siempre. Toma mi rostro y se acerca despacio para rozar sus labios con los míos logrando que sea una tortura. Cierro los ojos esperando su sabor, pero entonces se ríe.
—Idiota. —digo y río también.
Se acerca de nuevo, esta vez me toma por la cintura para pegarme a su cuerpo y darme el beso que tanto anhelaba en ese instante.
¡Carajo!, si que sabe besar.
—¿Segura que quieres que seamos solo amigos? —susurra sobre mis labios mientras sujeta mi rostro.
—¿Seguro que quieres que lo sea?
Vuelve a apoderarse de mi boca, este beso es salvaje, provoca que mis hormonas se alboroten y mi deseo sexual despierte. Sus manos bajan a mi trasero, los cuales aprieta con fuerza mientras camina obligándome dar unos pasos hasta caer en el sofá, yo encima suyo.
Me atrapa de nuevo con su beso sin dejarme siquiera razonar, quita su camisa y me pierdo observando su pecho desnudo subir y bajar por el acelere de su respiración. Siento la necesidad de tocarlo y lo hago con suavidad sin dejar de mirar sus ojos ardientes, Kenneth aprovecha para desabotonar uno a uno los botones de mi camisa blanca y la desliza suavemente por mis brazos hasta quitarla por completo, al igual que mi brasier, ahora es él quién observa mis pecho, solo unos segundos porque se pega en uno de ellos con ferocidad. Arqueo mi espalda por la excitación y al sentir la dureza entre sus piernas automáticamente mis caderas se mueven haciendo fricción que provoca un gemido de mi parte. Sus manos atrapan mi rostro para llevarme de nuevo a su boca, casi no puedo respirar por el beso y creo que he perdido totalmente el control sobre mí.
El desespero nos gana, desabrocha mi pantalón e intenta quitarlo pero la posición en la estoy no se lo permite. Me levanto de sus piernas para ayudarle con eso mientras él me observa.
—Hazlo despacio, quiero verte.
Empiezo a bajarlo lo más sensual que puedo, voy a la mitad cuando el timbre suena, me asusto y lo subo de nuevo, recojo mis cosas cuando el sonido se vuelve insistente. Kenneth abrocha de nuevo su pantalón, agarra la camisa y se va a abrir la puerta mientras yo corro con la parte de arriba de mi ropa en las manos buscando un lugar dónde vestirme.
¡Mierda Yulissa! ¿Qué ibas a hacer?
Reflexiono.
Ahora me siento avergonzada.
No debería, iba a tener sexo, nada del otro mundo.
—Yulissa ¿Estás ahí?
—Si Kenneth, ya voy. —Abro la puerta y salgo con mi cabeza agachada porque me atrevo a mirarlo.
Se acerca y levanta mi mentón despacio obligándome a mirarlo a los ojos.
—Discúlpame por favor, surgió algo y debo atenderlo. ¿Te molestaría si dejamos el almuerzo para mañana?
—No, no te preocupes. Yo... Eh, si mañana está bien.
—Te llevo a casa.
—¿Pero y tú asunto?
—Lo que trajeron debo llevarlo a un lugar cerca del restaurante. ¿Vas para allá?
—Si, un rato y luego voy a casa.
—Entonces vamos, te llevo.
🌷🌷🌷🌷🌷
En todo el camino ni él ni yo hemos dicho una sola palabra, supongo que para no incomodarme.
Qué gentil es Kenneth.
Me hubiera gustado tener algo contigo Kenneth, eres el primer hombre después de Marcos que me gusta de verdad.
Suspiro decepcionada.
—¿Sucede algo Yulissa? Has estado muy callada ¿Es por lo de hace un rato?
No quería hablar de eso ahora, pero ya que insiste.
—La verdad si. Yo, no se como interpretarlo. Fue...
—¿Un error? —termina por mí.
—No lo sé, estoy confundida respecto a nosotros ahora ¿Somos amigos o no?
¿Has cambiado de opinión? Por que si lo hiciste prometo entregar lo mejor que hay en mí, lo juro. —digo con la esperanza de que diga que si. —Se queda en silencio y entonces lo entiendo.
El auto se detiene y entonces bajo rápido.
—Yulissa, espera un momento. No te enojes.
—No estoy enojada Kenneth. Solo me siento manipuladora e intensa. Disculpa. —Ríe y eso me provoca un poco de coraje.
—No te burles, para tu información odio los payasos y te voy a odiar si me ves como uno. —Ríe con más fuerza, me doy la vuelta furiosa para irme y entonces me detiene tomando mi mano. Me gira rápido y me besa, dulce y suave.
—¿Eso es un lo intentamos? —pregunto esperanzada al separarnos.
—No estoy seguro, pero creo que... Estoy empezando a cambiar de opinión. —Sonrío y vuelvo a besarlo.
—Te veo mañana.
Sube a su auto y se marcha.
Me quedo observando hasta que el auto desaparece de mi vista. Estoy en las nubes, muy emocionada creo, yo...
Miro a todos lados al sentirme observada, los nervios me ganan a tal punto que la loca paranoica en mí sale a flote. Giro mi cabeza en dirección a todos lados en busca de quién podría estar asechándome y no veo a nadie.
¿Y si es un asesino o un violador y... ¡Ay no! corre Yuli. ¡corre! Ponte a salvo.
Doy la vuelta y camino muy rápido con estos tacones a la entrada del restaurante, hasta se me dobla el pie de lo rápido que voy, en cuanto estoy a punto de entrar soy halada fuertemente hacia atrás por alguien que sujeta mi mano con fuerza y me hace girar para quedar frente a frente y pegada a su cuerpo.
El aire se me va de la impresión al encontrarme con los ojos azules que me observan fijamente. Todo mi cuerpo se paraliza y el miedo me invade, las palabras no me salen y por más que quiero salir corriendo no puedo mover ni un solo músculo.
¡Mierda y más mierda!
Marcos, ¡Santo cielo! ¿Qué hace aquí? ¿Cómo me encontró?
—Hola Yulissa, o ¿Prefieres que te llame, Sandra Franco? —dice con una sonrisa en sus labios.
¡Dios, no estoy soñando!
—Ma, Marcos —Es todo lo que puedo pronunciar del impacto, trago en seco e intento soltarme de su agarre.
—¿Te sorprende verme aquí?
—Aján —respondo nerviosa—. Ya suéltame Marcos. —En vez de hacerlo me acerca más a él.
—Necesito que hablemos Yuli y no me iré de aquí sin hacerlo.
—¿Hablar? ¿De qué? Todo quedó claro entre nosotros y no creo que tengamos algo nuevo de que hablar. —Levanta su mirada y observa al rededor.
—¿Trabajas aquí? Ibas a entrar ahí y aún no es la hora del almuerzo.
—Si— Respondo dudosa, no tiene caso mentir, si está aquí es porque ya sabe todo.
¿Y si también sabe de Mateo?
Siento temor de que quiera lastimarlo o quitármelo.
»¿Qué quieres?» —pregunto con mi voz temblorosa. Todo me tiembla.
—Ya te lo dije, hablar contigo.
—Yo no quiero hablar contigo Marcos, solo quiero que me sueltes y te vayas. —Mis ojos sé humedecen de solo imaginar a mi pequeño lejos de mí.
—Por favor Yulissa —Me da una mirada suplicante, pero no me convence—. Ok, no quería hacer esto, pero si no vienes conmigo y hablamos, voy a armar un alboroto aquí tan grande que el dueño de ese restaurante, el tal Mateo —Señala el letrero—, te despedirá —Abro mis ojos como plato, pero a la vez siento un poco de alivio, Marcos no sabe de mi pequeño.
—¡Por favor! No seas ridículo. No caeré en eso —Logro separarme al sentirme más segura.
—¿Hablaras conmigo si o no?
—¿De qué ?
—¿Si, o no? —Sus ojos me dicen que no bromea con lo del alboroto y la verdad no sería bueno espantar a la clientela.
—Está bien, pero no ahora, tengo que trabajar y ya voy tarde por tu culpa. —Miento.
—No me culpes a mí de tu impuntualidad, culpa al imbécil con que te besuqueabas. ¿Quién es?
Mi rostro se contrae al oírlo decir eso.
Carajo, me vio con Kenneth.
—Eso no te importa. Te veo en el parque a las siete.
—¿Cuál parque?
—Solo hay uno, no te perderás. —digo y salgo corriendo hacia dentro del restaurante.
Paso derecho a la oficina, cierro la puerta y me recuesto sobre ella.
—¿Qué te pasó Yuli, por qué vienes así? —pregunta Jacobo. No respondo, mi respiración sube y baja rápido evitándome hablar.
Me sirve un vaso con agua y me lo pasa, lo recibí y lo bebo hasta la última gota del.
» ¿Estás bien? Estás pálida Yuli, parece que viste un fantasma.
—Si, estoy bien, y no fue un fantasma pero vi algo que me asustó y corrí hasta acá.
—¿Quieres que llame a alguien?
—No, gracias por preocuparte. Tu, ¿Querías algo?
—Si, Eva llamó y me pidió que buscara una factura que le hace falta y se la enviara por Whatsapp. Espero no te molestes. —Me la enseña.
—No, está bien.
¡rayos! ¿Qué haré ahora?
¿Qué querrá marcos?
Gracias por leer.
Muchas gracias.
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