24.
🌷YULISSA🌷
Kenneth me acompañó a casa a dejar a mi pequeño con Karen y luego me trajo al restaurante, quería enseñárselo pero dijo que tenía que trabajar y ya no podía quedarse más, pero me aseguró que vendría otro día para conocerlo.
Saludo a cada uno y voy corriendo a la cocina para ayudar a Hanna con el menú. No es que desconfíe de ella, pero me gusta que mi toque esté en cada platillo, por eso me aseguro que cada ingrediente sea utilizado correctamente, también porque amo cocinar y si puedo hacerlo, no veo problema con eso. En cuanto todo está listo me dirijo a la oficina para contarle a Eva los nuevos acontecimientos con Kenneth. Veo a Carlos salir, lo saludo pero me ignora, parece molesto.
¿Habrá
sucedido algo entre Eva y él?
Sé que ellos llegaron muy temprano hoy para adelantar el trabajo atrasado. Mientras estuve en la cocina no se escuchó nada, entonces no creo que se hayan peleado.
Entro y la busco con la mirada y no la veo.
Tal vez ya se fue y no me di cuenta.
Tomo asiento, entonces veo el celular de Eva.
—Eva, ¿Estás aquí? —Llamo.
—Si. Estoy en el baño, ya salgo.
—¿Sucede algo? Te escucho la voz rara. —Me levanto y me dirijo al baño, intento abrir la puerta, pero está cerrada con seguro.
—Eva abre la puerta ¿Por qué estás encerrada? —Abre la puerta y se lanza a mis brazos.
—Ay Yuli, me dolió todo lo que me dijo. —Hago lo único que puedo hacer en estos momentos, abrazarla fuerte mientras escucho su relato.
No puedo entender cómo ella aguantaba tanto, porque no es la primera vez que Carlos le dice esas cosas.
—Amiga, mereces más que esto te lo he dicho, si Carlos no puede darte lo que realmente mereces, entonces deja esa absurda relación que tienes con él y date la oportunidad de conocer a alguien que si esté dispuesto a darlo todo por tí. Entiéndelo por favor ¡Ya no más!. No sigas sufriendo por una persona que no merece tu amor.
Eres la menos indicada para decir eso Yulissa.
La hipocresía hablando.
Me dije.
—Lo amo Yuli, no podría estar sin él.
—No, no lo amas, solo estás empeñada en conseguir algo que no podrás, ¿No te das cuenta que se te está convirtiendo en un capricho Eva? . Tu eres una magnífica chica y mereces ser feliz, sobretodo mereces que alguien te ame de verdad y desafortunadamente Carlos no es esa persona —Limpio su rostro lleno de lágrimas—. Sabes que tienes mi apoyo, el de Elly y nunca te dejaremos sola, pero no podremos ayudarte si no te decides a terminar con todo esto.
—Tienes razón en todo lo que me dices, no creas que no lo he pensado, ya no quiero seguir siendo su juguete, quiero ser algo más —Suspira—. Lo he intentado, pero con solo verlo, hace que todo se me olvide y caiga de nuevo en sus brazos.
—Esta vez será diferente porque estás decidida. ¿Verdad? —Agacha la cabeza. —Hagamos una cosa, ve y habla con él, dile que ya no quieres seguir su juego y que si quiere estar contigo, la única condición será formalizar su relación ¿Ok?
—Ok, lo haré.
—Bueno, pero primero arréglate un poco, que te vea muy bella y sepa del mujerón que se va a perder.
—De nuevo tienes razón —responde limpiando sus lágrimas.
—Yo te acompaño.
Me cuesta mucho trabajo convencerla de dejarme ir con ella, es asunto de dos y yo sobro pero no quiero dejarla sola así como está.
Solo espero que sea una buena idea ir a casa de Carlos.
De seguro él accederá a una relación formal con mi amiga en cuanto sepa que la perderá.
Es lo que espero.
Primero pasamos a casa antes de ir, Eva quería cambiarse de ropa y maquillarse un poco, quiere verse hermosa para que no se pueda resistir.
Pido un taxi mientras espero porque lo más probable es que ella no vuelva esta noche a casa y yo no soy buena todavía conduciendo.
Subimos y antes de llegar al departamento, hicimos una parada para comprar comida china.
La favorita de Carlos.
Al llegar al conjunto residencial pago la carrera y entramos. El portero que está en una llamada no nos pone problemas, entonces seguimos hasta estar enfrente de la puerta.
—Yuli, gracias por acompañarme, pero creo que es mejor que Carlos y yo hablemos solos.
—Si, tienes razón. Yo... Te espero abajo.
—No, ve a casa. Tal vez me quede. —Me sonríe.
—Está bien, suerte amiga.
—Gracias. Ahora vete, no quiero que lo espantes. —Le saco el dedo y me voy.
Bueno es lo que le hago creer, no pienso dejarla sola hasta que este totalmente segura que todo está perfecto.
Modo spia activado.
Me oculto para que no vea, no estoy cerca, pero desde aquí puedo escuchar cuando ella toca la puerta.
—Hola bombón —Saluda en cuanto la abre.
—¿Qué haces aquí Eva? No te pedí que vinieras hoy.
—Lo sé bombón, vine para que hablemos. Mira, te traje comida. Es tu favorita ¿Comemos juntos? Después puedo darte un delicioso postre, yo.
Uf, la cosa se está poniendo caliente.
—Estoy ocupado y no puedo. Tu y yo ya hablamos, no sé que haces aquí.
—Pensé que...
—Vete Eva, te llamaré más tarde.
—Carlos, por favor déjame seg...
Se queda en silencio, algo pasa.
Siento deseos de mirar, pero no quiero ser vista.
—Amor, muero de hambre ¿Pediste comida?
Puta mierda.
¿Es una mujer?
Eso fue lo que interrumpió a Eva.
—Si, ya la pedí. Ahora vuelve a la cama, termino aquí y ya voy contigo —responde Carlos.
—¿Y ella la trajo, amor? —pregunta sarcástica la mujer.
¡Dios! Tengo curiosidad por verla.
¿Y si me asomo?
—Vete a la cama, ¡ahora!. —Escucho que Carlos le ordena.
—Ok, pero no te tardes amor, estoy hambrienta, de ambas cosas —dice.
¡Qué obediente!
—No tardaré amor, espérame.
¿Amor?
Pobre de mi amiga, nunca jamás lo he escuchado llamarla así. Eso debió ser muy duro para ella.
—Ella, ¿Ella es Karina? —pregunta Eva.
—Si, ya te respondí, ahora vete.
—No me iré hasta que me des una explicación.
—Eva, estás agotando mi paciencia. ¡Vete!
Su tono de voz no me gusta, así que
ahora si me atrevo a asomar mi cabeza. Carlos cierra la puerta, la toma del brazo y la jala al pasillo. Supongo que para que la tal Karina no escuche.
—Yo no tengo por qué explicarte nada, tu y yo no somos nada Eva, ya te lo he dicho mil veces. No sé porque no lo entiendes. ¡Con un demonio! . Tu, Eva se acabó. Como te dije en la mañana, es hora de cortar...
—No es justo, dile que se vaya y hablemos por favor —Le súplica.
—No, la que se va eres tú, y ya no tenemos nada más que hablar. Adiós Eva.
—¿Desde cuando me estás engañando con ella?
—¡Por favor! para engañarte tendría que haber algo entre tú y yo y no lo hay. En todo caso, sería al revés, la engañaba a ella contigo... y digo engañaba porque ya no lo haré más. Pensaba decírtelo en estos días pero...
La bofetada que mi amiga le da no lo dejo terminar.
—Eres un hijo de...
—¡Lárgate! —grita furioso mientras soba su mejilla —¡Vete!
—Entra y tira la puerta con fuerza.
Se me parte el alma al verla llorar destrozada, voy hacia ella y hago lo único que puedo hacer en ese momento, abrazarla fuerte.
—Eva. Lo siento. No debí insistir en que vinieras.
—Vamos a casa, Yuli. Ya no hay nada que hacer aquí. —balbucea.
Paso mi mano por su hombro y bajamos hasta recepción.
—Espera. —Detengo mis pasos. Levanta la bolsa con la comida para entregársela al vigilante—. Para usted, buen provecho.
—Gracias. —responde el señor, se la queda viendo unos segundos con pesar.
Mi amiga da la vuelta y salimos a esperar un taxi. Saco la mano en cuanto veo uno, ayudo a Eva a subir primero y luego lo hago yo.
La pobre está muy dolida, no ha dicho absolutamente nada en todo el trayecto a casa, parece perdida en sus pensamientos, más bien en su dolor, pero ya no llora. No me atrevo a decirle algo, solo la atraigo a mi hombro para darle mi apoyo.
Al llegar a casa Eva va a su habitación, cierra la puerta y entiendo que es mejor dejarla sola.
Solo un momento para que desahogue su pena.
Preparo un té de valeriana y se lo llevo. Al entrar en la habitación no la veo pero no me preocupo porque escucho el agua de la regadera caer.
—Eva, te traje un té. —No me responde—. Voy a entrar si no sales ahora de ahí.
Su silencio me preocupa, dejo el té en la mesita y me meto al baño. La regadera sigue abierta, por el vidrio logro verla sentada en el piso mientras el agua cae. Agarro la toalla, ruedo la mampara para entrar y sacarla de ahí, al verla en ese estado siento compasión y pena por ella. Me duele que sufra.
La entiendo, una pena de amor es muy dolorosa.
—No quiero oír un "te lo dije" . —dice en cuanto me ve.
—No lo haré, ven.
Cierro la llave de la regadera, la ayudo a levantarse, la envuelvo en su toalla y la llevo hasta la cama. Busco en sus cosas una pijama de pantalón largo porque debe tener frío, le paso el té, lo bebe mientras seco su cabello con la toalla para luego acomodarla debajo de las cobijas.
Tomo su teléfono para apagarlo, no vaya ser que le ocurra llamar a Carlos.
🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷
Ya son un poco más de las ocho de la noche, mi hijo ya esta dormido en su cuna y Eva sigue encerrada en su habitación, no quiso comer cuando le llevé un poco, pero no dejaré que pase la noche sin probar nada.
Entro de nuevo y me siento su lado.
—Se qué estás despierta, y no vas a dormirte sin probar bocado Eva.
—No tengo hambre. Solo quiero estar sola.
—Estar sola no te hará bien. Habla conmigo, saca todo ese dolor que tienes, pero ya no quiero que estés encerrada aquí. Déjame estar contigo.
—No hay mucho de que hablar, solo que tenias razón, fui yo quién salió lastimada. —se desahoga y de nuevo llora. —¡Ay Yuli!, nunca antes me había sentido tan humillada.
—Sé lo mal que te sientes, esta situación es difícil y dolorosa, pero va a pasar, el tiempo se encarga de sanar, eres fuerte Eva y lo vas a superar pronto, lo sé porque eres mi mejor amiga y te quiero mucho. Tu mereces más, mereces todo porque eres una mujer grandiosa y maravillosa. Carlos es un idiota, no es el hombre que necesitas, no quiero que sufras más por él, quiero verte sonreír, vivir, ser feliz amiga. Cuenta conmigo.
—Ya lo entendí Yuli, pero me duele. —La abrazo y lloro con ella.
—Yo estoy aquí para ti, no estas sola. Te quiero mucho amiga. Ya no llores.
—¿Te quedas conmigo? Pensándolo bien, no quiero dormir sola.
—Si comes todo lo que te traje, iré por Mateo y los dos dormiremos contigo esta noche, y todas las que quieras. —Se separa, limpia sus lágrimas y yo las mías, luego agarra la bandeja con la comida y empieza a comer.
—Está fría. —Una risa de me escapa .
—¿Qué esperabas? Hace rato qué está ahí.
—No importa, igual está rica como siempre.
Me levanto para ir en busca de mi hijo, su mantita favorita, su biberon y luego de un rato regreso con él profundamente dormido. Lo acomodo en la cama. Luego tomo la bandeja para llevarla a la cocina, cuando regreso Eva ya está acostada al lado de mi hijo, lo acaricia y lo besa con cuidado para no despertarlo. Apago la luz y me acuesto al otro lado dejando a mi pequeño en la mitad.
—Gracias Yuli.
—Duerme, mañana te sentirás mejor, ya lo verás.
Eva se remueve, creo que no puede dormir. Empiezo a cantar la canción que le canto todas las noches a mi pequeño, estiro mi mano para acariciar su cabello mientras lo hago.
Descansa Eva, mañana será otro día.
Lloré con Eva.
Gracias por su apoyo 🤩🤩🤩
Editado y modificado.
(21-08-23)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro