Melancolía
10 de febrero del 1992
Faltan una hora para ir al velorio de Mateo... aun no me arreglo para ir, no tengo ánimos para ver su cuerpo inerte en una caja de madera, la cual pronto estaría bajo tierra tierra, estaba sentando en mi cama teniendo la espalda pagada a la pared, me estaba volviendo loco escuchar el constare ruido de las personas pasando por la calle me mataba.
— ¡Maldita sea! —grite llevando mis manos a mi cabello, buscando algún tipo de alivio peinando mi cabello repetidamente hacia atrás, era la primera palabra que decía desde hace unos días, el nudo en mi garganta ya no dolía tanto, rompí en llanto.
Me siento débil, mi corazón colapsara en cualquier momento, este dolor no es normal, viene desde lo mas profundo de mi ser, pero no parece un problema físico, si no mas bien emocional, intente sentarme nuevamente secando mis lagrimas con agresividad.
— Llo-llorar no traerá al amor de vida de vuelta... —sentencie en un susurro.
Todo lo hacia con lentitud, no quería ir a su funeral pero tengo que despedirme, nunca me perdonaría el no hacerlo, mientas me voy vistiendo recuerdo el primer día que nos conocimos.
Febrero del 82
— ¡Julián, deja de correr te vas a caer!
Ignore a mi madre mientas iba a toda velocidad a los columpios, tropecé un poco en el camino pero llegue a mi columpio amarillo favorito, me senté para luego con mis piernas ir en reversa y luego levantar mis pies, me reí al lograr mi objetivo, mientras miraba el cielo azul escuche una voz débil pidiendo ayuda, con mi mirada buscaba de donde provenía la voz, me baje del columpio camine un poco por el "castillo" del parque, mi ojos se detuvieron al ver a un niño pequeño siento pisado por otro mas grande, me asuste y salí corriendo.
— ¡MAMA! —grite con todas mis fuerzas, ella me miro
— Te golpeaste ¿verdad?, cuanta ves te tengo...
— No, no —la mire— están golpeando a un niño
Le jale la mano para que me siguiera, ella no dudo en ningún momento de mi palabra y me siguió, al llegar los niños que estaban molestando al mas pequeño salieron corriendo, mi madre se acerco a el y comenzó hablarle
— ¿Cómo te llamas? ¿Dónde te duele?
El niño el cual estaba en posición fetal, se giro y la miro, al mi madre ayudarlo a sentarse de su camisa salió un pequeño gato.
— Me... me llamo Mateo, no me duele nada
Mi madre no le creyó ya que tenia varios moretones en el cuerpo, ella suspiro un poco molesta, pero cargo al niño, simplemente la seguí junto con el pequeño gato, Mateo comenzó a preguntar sobre el gato "chispas" si no estaba mal herido.
— El esta bien yo lo cuido —procedí a cargar al gato
Ese día terminamos en la clínica del barrio, al parecer Mateo ya era conocido en la clínica, pero no por una buena razón, ese momento no comprendía porque el saludaba a todo los doctores, un par de años después descubrí y comprendí que vivía en una familia disfuncional y abusadora, mi ángel desde el momento que nació en este mundo vivió en el mismo infierno, pero el jamás vio lo malo que rodeaba, si no las pequeñas cosas.
Termine de alistarme saliendo de mi casa, caminando hacia el atardecer, 20 minutos para las 5 de la tarde, es un viaje de solo 10 minutos caminando pero por alguna extraña razón siento el viaje mas largo y pesado, al llegar al salón del velorio de Mateo vi a su madre, la hija de puta lloraba como si lo extrañara de verdad, agarre aire y me acerque a ella.
— Lamento su perdida —susurre al estar cerca de ella
Ella solo miro en mi dirección y soltó un montón de lagrimas, la abrace... Aunque la odiara con el alma ya que por su culpa mi ángel murió, pero no me atrevía insultarla en memoria de él, a los minutos me aleje y fui a donde sus hermanos para darles mi pésame, el hablar me costaba tanto, no era la persona mas religiosa pero oraría por el alma de mi Mateo, aunque el tenia el cielo ya ganado.
— Oye mami ¿Por que Mateo saluda a todo el mundo?
Pregunte curioso mientas estaba sentado alado de ella, mi madre solo pudo mirarme, para luego abrazarme soltando un pequeño llanto, luego se separo de mi al escuchar el nombre de Mateo cuando el doctor la llamo.
— Dame un momento cielo, mama ya viene
Ella se alejo para hablar con el doctor, yo me quede jugando con mis piernas esperando a que regresa, pasaron algunos minutos cuando ella regreso.
— Julián, mañana vamos a regresar por Mateo ¿vale? el esta un poco cansado y enfermo, los doctores lo cuidaran por hoy —asentí escuchando las palabras de mi madre— Y.... ¿Qué es eso?
— Chispas —le mostré al gato sucio de Mateo
— Dios tu padre es alérgico....
— ¿Qué significa eso?
— Que tu papa no puede convivir con gatos... pero no importa pondremos al gato lejos de tu papa.
De regreso en la casa mi madre limpio y baño al gato y paso de ser gris a blanco lo cual me sorprendió.
— Mamá ¿Le pusiste cloro?
Ella me miro y se rio, negando y explicándome que el gato es originalmente blanco simplemente estaba muy sucio, me pase toda la tarde jugando el pequeño gato hasta que mi padre llego y me miro muy asustado, mi madre tuvo que intervenir, la cena estuvo muy silenciosa ese día, pero en la noche mama y papa discutían, intentaban mantener su discusión en secreto pero fue complicados para ellos.
— Martha, ya te dije que no podemos hacer nada por ese niño, yo mismo le atendí en la sala de emergencias hace semanas en el área de pediatría, hicimos todo el protocolo al darnos cuenta que venia de una familia disfuncional —¿Familia disfuncional? ¿Qué es eso? ¿Su familia es un disco que no funciona? — La protección a menores no hace nada, en todo el hospital es bien sabido el caso de Mateo
— Pero no me puedo quedar de brazos cruzados, dios —mi madre sonaba muy enojada— El niño tenia grandes moretones y se notaban de días, ¡Días! Como madre no comprendo como su propia madre no lo protege.
— No todas las madres tienen ese instinto... y mucho menos al consumir sustancias
Tape mis odios, no soportaba escuchar a mamá y papá pelear, ellos no pelean ¿Por que hacen eso ahora?, sentí como las lagrimas caían por mis mejillas, estaba llorando
— No pelean —susurre entre medio del llanto, mientras lloraba mi llanto se intensifico, haciendo que mi madre entre al cuarto y me acaricio el rostro— No pelen
— No peleamos, no llores mama esta aquí —ella me sonrió— Lo que pasa es que mamá y papá están hablando sobre Mateo y su gato, ahora no lo comprenderás pero en un futuro cuando seas grande si —mi padre subió a mi habitación y se recostó en el marco de la puerta suspirando
— ¿Te agrada ese niño y el gato? —pregunto mi padre de forma seria desde el marco de la puerta, simplemente asentí— Esta bien, Martha hazlo... —mi padre suspiro y negó para luego irse
— Ves porque dije que no importara que tu papa fuera alérgico al gato —mi madre me susurro riéndose
— Te escuché, se que soy 14 años mas viejo que tu, pero no estoy sordo —mi padre grito desde la habitación
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