Epílogo - Tiebreak I
Una semana después
Diana
- ¡Mamá!-. Exclamé, un poco exasperada. ¿Cómo puede ser que no pueda atarme las agujetas de mi zapatilla?
- ¿Qué sucede hija?-. Con su ceño fruncido, ella entró a mi habitación.
- No puedo atar los cordones nuevamente-. Haciendo una mueca, rió por mi gesto de niña pequeña.
- Eso es porque mis nietos están creciendo, gracias a la comida que su abuela querida preparó durante esta semana para alimentarlos-. Entrecerrando los ojos, le seguí el juego.
- Claro, no importa que la madre suba de kilos, ¿no?-.
- No, no importa porque de igual manera sigues siendo hermosa. Y no lo digo porque seas mi hija-. Haciéndole reír, me ayudó a levantarme y ni bien estuve de pie la abracé. El amor que ella y mi padre me daban, curaba momentáneamente todas mis heridas.
- Me encanta tu modestia, mamá-. Riendo otro par de veces, caminamos lentamente por el pasillo y una vez que llegamos a la cocina, mi papá me recibió con una gran sonrisa, pese a que su rostro estaba lleno de harina a causa de sus nietos.
- No sabía que ahora te dedicas a la repostería, papá-. Dándole un abrazo, me senté en una sillas de la mesa familiar y miré extasiada cómo mi madre colocaba algunos bocadillos dulces sobre esta y sin esperar un segundo más, comencé a degustarlos.
- ¿Están ricos, mamá?-. Levantando uno de mis pulgares hacia Lux, seguí comiendo hasta que mi estómago colapsó. ¿Cómo no iba a ganar peso, si ellos hacían cosas dulces y deliciosas todos los días?-.
- Claro que sí, hija-. Limpiando mis dedos pegajosos, traté de tomar mi celular que comenzó a vibrar de repente. Teniendo la mirada intrigada de mis padres sobre mí, caminé hacia la puerta que daba a un pequeño jardín donde mi madre cultivaba sus propias plantas aromáticas y atendí la llamada de Isa con la cual no había tenido contacto desde que habíamos escapado de Erick.
- Hola. ¿Cómo estás, Isa?-.
- Hola, Ana. Estoy bien, ¿vos?-. Escuchando su voz un poco apagada, supe que algo no estaba bien.
- ¿Estás en tu casa todavía?-.
- Sí, no me animo a salir hasta el momento-.
- Entonces, ¿no te molestaría que vaya un rato?-. Girando sobre mis talones, entré nuevamente para encontrarme con el reflejo de sorpresa y curiosidad en los ojos de mi madre.- ¿Podría acompañarme mi madre también? -.
- Claro que puede, Ana. Seguramente tendremos una larga charla-. Despidiéndome de ella poco después, busqué mi cartera y alguna chaqueta para mí y mis hijos.
- ¿Los vas a llevar? No tengo problema que queden conmigo, hija-. Limpiándose las manos, mi papá tomó el recipiente que tenía la mezcla del bizcochuelo que había preparó con la ayuda de Lux y Ed y lo colocó dentro del horno para comenzar con su cocción.
- Sí, mami. ¡Queremos quedarnos con el abuelo!-. Riendo porque Ed había probado con uno de sus dedos un poco de masa líquida, negué con la cabeza ya que iba a costar demasiado quitar esas manchas de su ropa.
- Está bien. Lo único que les pido es que se porten bien, ¿sí?-. Dejando un beso en sus frentes, caminé hacia mi madre que sostenía mi chaqueta para que pudiera ponérmela. Cada vez era más difícil conseguir ropa que no me apretara con mi vientre de seis meses.
- Cualquier cosa, llámame-. Acercándose a mi padre, mi madre lo besó a lo que mis hijos taparon sus ojos. Riendo por su inocencia, pensé que dentro de unos años no pensarían lo mismo.
Media hora después
- ¡Al fin llegamos!-. Exclamé, ni bien terminamos de subir la escalera que nos llevaba al departamento de Isa. Golpeando la puerta, esperé junto a mi madre que no dejaba de negar con la cabeza ya que mis pies estaban hinchados y sabía que no faltaría mucho para que comenzara a quejara.
- Hola. Por favor, pasen-. Escuchando la voz de Isa, no dudé en abrazarla. Segundos después, en cuanto mi madre y ella se saludaron, tomamos asiento en el sillón de la sala, mientras iba por unas tazas de té.
- Deberías sacarte esos zapatos para que tus pies puedan deshincharse, hija-. Dándole la razón, con la ayuda de los dedos de mis pies empujé la parte final de estos y los saqué. La sensación de placer era indescriptible.
- Si necesitas alguna crema para la hinchazón, solo pídemela-.
- No hace falta, Isa. Es común en las mujeres embarazadas que se hinchen los pies por la retención de líquidos y más cuando algunas no usan calzados adecuados-. Entendiendo que esa indirecta era para mí, solo atiné a rodar los ojos.
- ¿Ahora estás en contra mía, mamá?-. Tomando uno de los pocillos, seguí en mi papel de hija indignada.
- No, claro que no pero deberías estar más atenta a tu cuerpo. Recuerda que estás esperando dos bebés-. Mirando a Isa, ella terminó asintiendo a lo que mi madre había dicho.
- Tu madre tiene razón, Ana. Debes cuidarte mucho-.
- Estás bien, "mamás". Me cuidaré más, lo prometo-. Haciéndolas reír, tomé un sorbo de mi té. En cuanto sentí el sabor a miel y vainilla en mi paladar, cerré los ojos por el deleite que me generaba tomarlo.- ¿Dónde compraste este té? ¡Es delicioso!-. Volviendo a probarlo, acaricié mi vientre. Mis bebés se habían movido en ese momento y supuse que ellos habían sentido lo mismo. Sonriendo, seguí repartiendo caricias por mi panza.
- Lo compré meses atrás en el supermercado que queda a dos cuadras de acá pero seguramente lo conseguirás en cualquier lugar en que vendan infusiones-.
- De paso compraré galletitas de chocolates y algunas cosas dulces porque con tus antojos nadie puede-. Haciéndola reír a Isabel, hice una mueca. ¿Acaso todos estaban en contra mía?
- ¿Puedo ir a tu jardín, Isa? Me parece que algunas personas están cansadas de mí y de mis bebés-. Obteniendo su permiso, dejé que ellas se quedaran en la sala y fui a tomar asiento en uno de los bancos para respirar aire fresco. Últimamente mi humor y yo no nos llevábamos bien y a veces sentía que debía tomar un descanso (como ahora) para entender por qué me sentía así. Tal vez la maternidad me hacía más vulnerable pero si seguía indagando en lo profundo del abismo, el nombre de una persona relucía en medio de aquella bruma. Recostándome sobre los almohadones de este, suspiré largamente ya que mi pecho dolía y mucho. "No te preocupes, todo estará bien." Fue lo que le dije a Harry, pero nada estaba bien. Dejando que una lágrima bajara por mi mejilla, traté de retener aquel dolor que comenzaba a colarse hasta en mis huesos pero más pronto de lo que creía iba a estallar y nadie podría resguardarse de este.
- Todo estará bien...-. Volví a repetirme, aunque ni yo me lo creía. Cerrando mis ojos, busqué apoyo en mis hijos y poco después, el cansancio cerró mis párpados.
Isabel
- Parece que se ha dormido, Lizzy-. Dije, en cuanto me acerqué a verla. - En cuanto la vi, supe que no está durmiendo bien y sumándole a eso la tristeza de los ojos, no suma un combo positivo para ella.
- Aunque lo oculte, sé que sufre y eso me desespera porque ya no sé que hacer-.
- ¿Y Harry? Pensé que con su apoyo sería suficiente para salir adelante-. Negando con su cabeza, entendí que en algo me estaba equivocando.
- Harry y ella cada vez están más distanciados. Supongo que es difícil para él asumir la verdad que durante este tiempo le ocultaron-.
- No digo que no lo sea pero debería tener más consideración sabiendo que ella tendrá su segundo hijo-.
- Lo jóvenes ya no piensan como antes, Isa y por un lado, eso está bien. Otra cosa es que él pueda ejercer su paternidad pero hoy en día no hace falta que dos personas estén juntas para criar a sus hijos-.
- En eso tienes mucha razón y me alegra saber que ella piensa primero en sus hijos que en él. No digo que el amor no sea importante pero si después de tantas pruebas, no aprendieron nada, lo mejor será que cada uno siga su camino-.
- Sin embargo, eso no quita que no duele. Creo que el dolor terminará por consumirla si sigue así-. Sintiendo un profundo dolor en el pecho, pensé en sus palabras. Lo que menos quería era que alguien cercano viviera en carne propia la pérdida de un hijo.- Por cierto, quiero preguntarte algo y quiero que me seas sincera. Tu respuesta puede cambiar el rumbo de muchas cosas-. Asintiendo con la cabeza, esperé que me pregunta lo que quería saber ansiosamente ya que no sabía qué esperar y menos cuando seguramente Erick estuviese detrás de cualquier duda que se colase maliciosamente entre nosotros para generar más ponzoña de la que él ya había expulsado sobre nuestras vidas.
- El día que Jace falleció mi hija me contó que Erick no conforme con lastimarlo a él de muerte, no sólo le dijo a Harry la verdad si no que además, les contó que el bebé que ella espera no es de Jace-. Quedándome con la boca abierta, tardé en reaccionar y de diluir aquel veneno que había estado destruyendo sus corazones sin compasión.
- No puedo creer que haya dicho semejante barbaridad. Sin embargo, puedo asegurarte que es mentira-. Sonriéndole tenuemente, traté de disipar aquella tensión que nos cortaría con su filo.- Pese a que él siguió el proceso en toda su totalidad, no estuvo en el momento en que interviene quirúrgicamente a Ana como para cambiarlos-.
- Me alegra saber que no intervino directamente pero creo que sería bueno que se hagan una prueba de ADN con Lux para estar seguros al cien por ciento-.
- No estaría de más hacerlo así que en cuanto la próxima tormenta acabe, me encantaría estar presente-. Sintiéndome incómoda, bajé mi mirada por algunos segundos que parecieron eternos.- Sé que Hea era tu hija pero yo también la vea como la mía y... -. Con mi voz temblorosa debido a que tenía miedo de que ella no me permitiera ver al bebé de Hea, mantuve mis lágrimas a raya pero no bastó mucho tiempo para que estas aterrizaran en mis mejillas.- Me gustaría estar presente durante lo que queda del embarazo y la crianza del bebé, si Ana y vos me lo permitís-.
- Yo no tengo problemas en compartir contigo el papel de abuela-.
- Ni yo contigo, Isa-. Sobresaltándome un poco por la aparición de Ana, poco después sonreí en cuanto ella se acercó y colocó una de mis manos sobre su vientre.- Nunca te negaré el derecho de visitarme y menos cuando eres importante para mí-. Sorprendiéndome por sus palabras, no percibí en cuanto sus brazos me rodearon. Levantando mi mirada, me encontré con la de Lizzy que antes de demostrar algún ápice de celos, reflejó emoción y alegría y fue en ese momento que entendí que después de todo tenía suerte. La vida me había dado una familia y eso era lo más valioso que uno podía tener después de permanecer bajo las llamas por tanto tiempo. Ya las quemaduras no dolían y gracias a esta nueva oportunidad, podría volver a renacer poco a poco.
Harry
- Entonces, ¿hay posibilidad de que me arresten?-. Empujando mi cabello hacia atrás, hice mi mayor esfuerzo para no quemarme con el remolino de furia que crecía en mi pecho.- ¡Solo intenté defenderme y para ello, puse en riesgo mi propia vida! ¿Acaso eso no basta para que me dejen en paz?-.
- Señor Styles, debe mantener la calma. Pese a que la persona haya sido un asesino, la familia tiene el derecho de presentar cargos en su contra. No obstante, haré lo necesario para que sus derechos también sean respetados. A su vez, debe recordar que ya se está tramitando otro caso similar y será inaceptable que usted tenga privilegios estando en una situación similar-.
- ¿Estás hablando del caso de Ana Lancaster?-. Sólo mencionar su nombre hacía que algo doliese en mi pecho.- ¿Sabes algo sobre las pruebas que presentará la defensa? Sé de buena fuente que ella puede quedar libre-.
- Luego de armar semejante plan para atrapar a Erick, no me queda dudas de que habrá muchas sorpresas durante este juicio-. Concordando con él, permití que guardara sus cosas antes de partir. En medio de aquella incertidumbre, pensé en el futuro de Ana y de mis hijos. ¿Qué pasaría luego del juicio? Sabía que este sería bueno para muchos pero no tanto para otros. Quería pensar que las pruebas que presentarían serian suficientes para asegurarnos nuestra libertad pero, por otro lado, no aceptaba que la memoria de mi primo quedara en el olvido. Sea quien sea el asesino debía pagar por su muerte. Qué paradoja, ¿ no? También lo era y sin embargo estaba buscando obtener la libertad como ella.
- ¿Podemos entrar?-. Dijo mi hermana desde la puerta junto a mi madre. Sus ceños fruncidos me indicaron que algo sucedía. Asintiendo con la cabeza, esperé que entraran y tomaran asiento.- ¿Cómo te fue con el abogado?-.
- No del todo bien. Hay posibilidad de que me apresen, pese a que actué en legítima defensa y puse en riesgo mi propia vida-.
- Solo espero que no terminen dándole más importancia a su muerte y no al peligro inminente que viviste en ese momento a causa de este hombre que estaba bajo el mando de Erick-. Dijo mi madre, haciendo una mueca de disgusto. Tampoco le gustaba la idea de que fuese preso.
- Espero que no, mamá-. Suspirando pesadamente, pensé en sus palabras y volví a recordar el caso de Ana y mi primo. ¿Sería más importante ella o mi primo? Sintiéndome en medio de una encrucijada, supuse que iba a ser muy reñido el juicio.
- Por cierto, ya que estamos juntos. ¿Cuándo me ibas a contar que Diana está esperando un hijo tuyo? No puede ser que me haya enterado por la boca de otros que tendré un nieto-. Ofuscada, supe que no iba a servir de nada que hablara para aplacar su enojo.
- Y eso no es todo, mamá-. Dirigiéndole una mirada asesina a mi hermana, le di a entender que no siguiera embarrándome más de lo que ya estaba.- Hay algo mucho más grave que no te ha contado ya que ha sido un secreto a voces pero a partir del juicio todo saldrá a relucir -.
- ¿Desde cuándo se perdió la confianza entre nosotros para que sucediera esto?-
- No es eso, mamá-. Levantándome de la silla, me acerqué a ambas-. Son las personas en las que más confío pero todo esto me ha tenido mal y lo que menos quiero es que ustedes también lo estén. Nuestra familia ya pasó por muchos altibajos como para agregar uno más-.
- Pero estas noticias no son altibajos, Harry. ¿Qué abuela no estaría feliz de tener dos nietos?-. Negando con la cabeza, dejé que mi hermana siguiera hablando, pese a que después de ello mi madre estaría más enojada aún conmigo.- Además del bebé que viene en camino, ya tienes uno y es Ed-.
- ¿Cómo que es mi nieto?-. Riéndose, supuse que no le creía a mi hermana.- Qué buena broma, hija-.
- No lo es, mamá porque lo que no sabes es que Diana es Ana-. Deteniendo su risa, me miró inexpresivamente. A partir de ese momento, supe que debería trabajar duramente para ganarme su perdón.
- Jace me lo dijo antes de que Erick tuviese el placer de hacerlo-. Relamiendo mis labios, exhalé aire para tener el suficiente valor de seguir hablando.- Fue una verdadera sorpresa para mí que ella fuese Ana. ¿Cómo debería actuar después de ello, cuando no sólo me enamoré de ella por segunda vez si no que además, sigue siendo la asesina de Edward? ¿Acaso se olvidaron de lo que sucedió en el pasado?-.
- ¿Acaso te olvidaste del presente y del futuro, Harry?-. Susurró de repente mi madre, tirando por el suelo cualquier idea que tuviese en mi cabeza. - Soy la menos indicada para decirte esto, pero debes comenzar a mirar más lo que estás viviendo ahora o lo que vivirás después porque permanecer en el pasado solo hará que termines por destruirte más de lo que ya estás, hijo-. Dejándome sin palabras, ella se levantó del asiento.- Quiero ver a mis nietos, y ustedes dos me acompañarán-.
- Tengo que ir a casa de mi novio, mamá y... -.
- También irás, Gemma porque pese a que no me mentiste, encubriste a tu hermano-. Antes de que ella pudiera argumentar a su favor, la dejó con lo que iba a decir en la punta de la lengua.
- ¿Conoces la frase de "Le ha salido el tiro por la culata"?-. Aguantando la risa, no me perdí ni un segundo del cambio brusco que experimentó su rostro.- Este es un claro ejemplo de ello-. Riéndome finalmente, logré que ella se fuera pero no sin antes devolverme el golpe.
- Puedes reírte de mí, pero lo único que quise fue ayudarte, Harry. Al fin y al cabo, ¿quién es el qué está sufriendo por amor? ¿Quién es el que no sabe qué hacer con lo que siente? ¿Quién es el tonto que deja el amor de lado por aferrarse al dolor?-. Dejándome anonadado, ella giró sobre sus talones para salir y dejarme a solas en medio de aquellos interrogantes que comenzarían a torturarme y más cuando viera a Ana.
- A veces no se puede escapar de lo que quiere el destino o de lo que quiere el corazón-. Suspirando pesadamente, cerré los ojos para atrapar la humedad de algunas lágrimas que intentaba filtrarse a través de mis pestañas. No podía negar que la amaba y sabía que tales sentimientos representaban un arma de doble filo a partir de ese momento para mí. Solo esperaba no cegarme con el brillo de esta o, por el contrario, cortarme y hacer más profunda la herida que hace mucho tiempo permanecía abierta en mi corazón.
¡Nuevo capítulo! Espero que les guste lo que escribí y que sepan entender la tardanza.
Como verán en el título, esta es la primera parte del epílogo ya que este iba a ser muy largo y no quería que pasara el tiempo y nunca terminara de escribirlo. Fue así que decidí hacerlo más corto para que la próxima parte, termine finalmente con la novela, aunque no quiera hacerlo.
Por cierto, en la parte de multimedia compartí con ustedes una canción de Niall ya que con este me inspiré y en cuanto a la otra parte que todavía me falta por escribir, también subiré otro capítulo y algunas fotos de esta pareja que robó mi corazón y el de ustedes.
Antes de despedirme, quisiera hacerle unas preguntas. ¿Le gustaría que siguiera escribiendo novelas de Harry u otras sobre cualquier temática? Todavía no sé que haré luego de esto pero puede que con su ayuda sepa qué hacer.
[Información extra: "Le ha salido el tiro por la culata" Simplemente significa que algo no ha salido como esperabas, es decir, que has hecho algo esperando un resultado y, no sólo no has conseguido el resultado que esperabas sino que además el resultado ha sido todo lo contrario a lo que habías soñado. (Expresiones y refranes, 2017)]
Finalmente, muchas gracias por su apoyo y por cierto, el 9 de enero se cumplió 4 años desde que escribo esta novela y esto feliz que mi trabajo les guste.
Un beso.
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