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Capítulo 36- Sueño premonitorio

El perfume de alguna flor de campo se expandía a través del ambiente que creaba el sueño de Diana. En cuanto logró despertarse, se sobresaltó al encontrarse tendida sobre una parcela de pasto verde y brillante como si las gotas del rocío se hubiesen concentrado en cada hebra dándole esa característica.

- ¿Dónde estoy?-. Fue lo primero que se preguntó. Sin recibir respuesta alguna, decidió levantarse para inspeccionar aquel lugar silencioso.- ¿Harry? ¿Jace? -. Los llamó esperando que pudiesen ayudarla pero nadie acudió a su llamado.- Esto es raro... -. Sin haberse percatado hasta ese momento de que su abdomen no tenía más forma redondeada, apoyó sus manos sobre este. Poco después, al darse cuenta de que su vientre estaba plano y seco de vida, sintió cómo su corazón se estrujaba de dolor. ¿Acaso por eso estaba en este lugar? ¿Acaso ella había perdido a su bebé?

- ¿No es hermosa?-. Escuchando esa voz desconocida, se giré abruptamente para encontrarme con una mujer de cabello dorado y ojos azules.- Sé que no deberías verla hasta que nazca pero tuve tanta curiosidad de conocerla que sólo en tus sueños pude hacer realidad el mío-. Acercándose, depositó lentamente a la niña en sus brazos que temblorosamente la sujetaron.- Dime, ¿qué se siente ser madre de dos niños como Ed y Lux?-. Sentándose a un lado, la miró a los ojos en busca de respuestas que parecerían tenerla impaciente.- ¿Cómo harás ahora que estás esperando a esta niña?-. Bajando su mirada, Diana acarició el rostro de la pequeña que dormitaba tranquilamente.

- Creo que con paciencia y mucho amor lograré criarla como a ellos aunque Jace ha criado en su mayoría a Lux y...-. Respondiendo a sus preguntas, se olvidó que le estaba respondiendo a una completa extraña asuntos familiares e íntimos.

- ¿Y?-.

- ¿Quién eres? -. Se animó a interrogar mientras observaba sus grandes ojos melancólicos.

- La pregunta correcta es quién fui... -. Susurró, estrujando entre sus manos parte de su vestido veraniego.- ¿Acaso no me reconoces?-. Inspeccionándola mejor, Diana abrió sus ojos de repente al reconocer aquellos rasgos faciales.- Sí, soy Hea-.

- Pero... ¿Cómo es posible? Tú estás... -.

- Sí, estoy muerta pero sigo viva en los recuerdos de las personas que me amaron-. Sonriendo tímidamente, se acercó para tomar su mano y apretarla levemente.- Sé que no vivo en tus recuerdos y menos en los más gratos pero... Me gustaría que hablemos sobre lo que está pasando ya que tenemos la oportunidad de hacerlo-. Cruzándose de piernas, aguardó unos segundos para luego volver a sonreír.- No he contado a nadie esto pero en los tiempos libres en que Jace iba a trabajar comía copos rosados de azúcar con Lux-. Sus pupilas tomaron un brillo que Diana envidió sanamente en aquel momento.- Otro olor que todavía recuerdo es el olor café tostado cuando volvía a casa luego de trabajar en una de las oficinas de decoración que junto a Jace habíamos abierto para tener otro ingreso de dinero. En ese tiempo escaseaba y no queríamos que Lux ni los hijos que tuviéramos en el futuro sufrieran necesidades-. Negando con la cabeza, apoyó su barbilla en una de sus rodillas antes de seguir hablando.- Te preguntarás qué pasó, ¿no? -. Diana asintió con la cabeza, esperando que continuara.- Conocí a mamá y entendí que para formar una verdadera familia debía empezar por recomponer de la que había venido. ¿Te imaginas eso? ¡Una verdadera utopía! Y más con mi padre que tiempo después entendí que sólo buscaba hacerles daño-. Haciendo una mueca, bajó su mirada por unos segundos.- ¿Quién iba a imaginar que detrás de ese padre grandioso para mí iba a esconderse un ser tan despreciable? No niego que lo sigo queriendo pero ya nada es igual a antes porque comprendí que nuestra madre fue una víctima más de esto y así como reconstruyó su vida con el amor de su vida también es necesario que lo haga contigo. ¿Por qué me pones como excusa cuando sabes que yo no soy el problema? ¿Por qué te sientes tan inferior cuando eres todo lo que quisiera ser? Porque a diferencia mía estás viva y tienes a más de una persona que te ama. ¿Acaso eso no llamarías tener suerte? -. Incómodamente, Diana se removió en su asiento para seguir escuchándola.- No hay punto de comparación entre ambas y más cuando yo ya viví mi vida, cometí mis errores y amé a personas que dieron todo por mí y que ahora están dando todo por ti para que estés a su lado pero sin embargo gastas el tiempo pensando que todo pasa por otra cuestión cuando pasa por ti. ¿No quieres ser feliz? ¿No quieres recibir un abrazo de mamá cada mañana? Porque déjame decirte que si estuviese viva desearía eso. Es hora que dejes ir al pasado para ser completamente feliz, Diana-. Borrando algunas lágrimas de su rostro, Hea quedó pensativa por un momento.- Además, se vendrán tiempos difíciles y debes estar preparada para ayudar a Lux. Ella te ve como una madre y debes seguir siéndolo pese a todo-. Diana frunció el ceño ante aquellas palabras porque no entendía que ocultaban algo fatídico que pronto sucedería sin que nadie pudiese hacer nada.- Para eso es importante que sigas siendo lo que eres y cuides lo que amas para no lamentarte luego-. Parándose, acomodó su vestimenta y comenzó alejarse pero Diana la detuvo con las siguientes palabras.
- Gracias, Hea-.
- No hay nada que agradecer. Sé feliz, hermana-. Guiñándole un ojo, se desvaneció a través del aire espeso que comenzaba lentamente a dormir a Diana que sostenía con más fuerza a la niña por si intentaban alejarla de ella pero frente a esa fuerza desconocida no podía hacer nada más que cerrar sus párpados y confiar que todo mejoraría al despertar.

Diana

Abriendo mis ojos lentamente, tardé en reconocer aquel lugar. ¿Estaba en un hospital? ¿Tan grave había sido lo que me había pasado?
- ¿Por qué no la podemos trasladar? -. Escuché que decía Jace a otra persona antes de hacer girar el picaporte y entrar.
- Porque...-. Lo que iba a decir quedó inconcluso en cuanto los ojos de Araceli lograron verme despierta.- ¡Diana! ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien?-. Preguntó atropelladamente mientras que Jace sólo mantenía la distancia a través de una mirada carente de emociones.
- Sí, estoy bien-. Sonriendo tenuemente, bajé mis manos a mi vientre redondeado para frotarlo.- ¿Él bebé está bien?-.
- Deberás cuidarte, Diana. Fue un milagro que no le pasara nada. Además, estás con un poco de anemia así que necesitarás un transfusión de sangre y comer mejor desde ahora-. Girando su rostro, observó a su hermano que seguía sin decir nada.- Ya que estás bien, iré a hablar con el doctor para hacerte la transfusión y ver cuándo te darán el alta definitiva-. Pasando su mano por mi abdomen, sonrió para luego irse y dejarme a solas con Jace.
- ¿Qué se siente desobedecer órdenes, Diana? -. Preguntó, sin una pizca de gracia en sus palabras.
- Jace, necesitamos hablar sobre esto y...-.
- ¿Para qué? Si al final, siempre haces lo que quieres-.
- No, ¡yo no buscaba llevarte la contraria!-. Sintiendo que mis ojos picaban por las lágrimas, aguanté las ganas de llorar.
- Entonces, ¿qué buscabas? ¿Darnos un susto de muerte? Porque déjame decirte que faltó poco para volverme loco. Ni hablar de Harry o de tus padres. ¿Te pusiste a pensar en ellos?-.
- No. Yo... lo siento-. Solté, comenzando a llorar. Al darme cuenta de mis errores ya nada podía hacer más que pedir perdón.- No pensé que esto llegaría tan lejos y... mis padres, tú, Hea... ¡Fue un verdadero infierno sentir lo que sentí en mi corazón!-. Secando mi rostro, bajé la mirada para encontrarme con una manta azul que cubría mi cuerpo por lo que tomé parte de ella para tapar parte de mi torso que estaba cubierto por un especie de bata.- No quise hacerte daño pero tampoco entendías mi dolor, Jace-.
- Debías haber hablado conmigo, Diana. Creo que todavía soy una persona accesible para hablar-. Haciendo una mueca graciosa, se acercó y para mi sorpresa me rodeó con sus brazos.- Sabes que te quiero y siempre busco lo mejor para vos-.
- A veces, ni yo sé qué es lo mejor para mí-. Abrazándolo, permanecí así hasta que una enfermera entró con una bolsa de sangre entre sus manos. ¿Eso iban a ponerme? ¿De quién lo habían conseguido?
- Fue tu madre...-. Susurró, haciendo que mi estómago se retorciera de anticipación. Debía tener una charla muy seria con ella luego de esto.
- Cuando se termine esta bolsa de glóbulos rojos, vendrá el doctor para ver tu evolución-. Me dijo mientras miraba de reojo a Jace. Debía reconocer que cualquier mujer se fijaría en él siendo tan lindo hombre.
- Gracias-. Agradecí, en cuanto acomodó el tubo trasparente sobre mi brazo para que el líquido bajara más rápido. Luego de que este no se obstruyera, nos dejó nuevamente a solas.- Parece que le gustas...-.
- Tal vez, le pida el número-. Guiñándome un ojo, se cruzó de brazos antes de buscar el control remoto de la tv y prenderlo. Hasta ese momento, no tenía ni idea de su existencia.- ¿A qué hora jugaba Harry?-. Girando su rostro, quedó observándome por unos segundos.- Aunque no lo creas, él se fue a jugar para cumplir su compromiso deportivo y estaba muy nervioso. Creo que hubiese necesitado de tu compañía, Diana-. Encogiéndome de hombros, pasó algunos canales hasta dar con uno regional en el que pasaría el torneo.- Deberías intentar llamarlo, ¿no?-. Sin decir nada más, me dio la oportunidad de decidir qué hacer aunque ya era predecible lo que iba a hacer.

Nick

- Es necesario que te calmes, Harry. Debes tener mucha concentración para jugar este juego- Aconsejé hipócritamente ya que también me encontraba por las nubes al no tener noticias sobre mi esposa e hija.
- ¿Diana estará bien?-. Preguntó, dejando que el silencio tragara sus palabras.- ¿Lizzy no te llamó? Seguramente, ella debe saber algo al respecto-. Asintiendo, saqué mi celular del bolsillo y marqué su número. Poco después, su voz adormilada traspasó mis tímpanos y generó angustia por no estar a su lado en un momento tan fuerte para ambos.- ¿Todo bien, amor? ¿Cómo te fue con la donación? ¿Y Diana?-. Pregunté, permitiendo que mis sentimientos salieran a relucir. Ellas era mi familia y por nada del mundo las quería perder.
- Estoy bien, no te preocupes. Creo que Diana debe estar recibiendo la donación de glóbulos rojos y dentro de unas horas, podrá retirarse con Jace que no se alejó de su lado por lo que comentaron mis compañeras. Parece que él las tiene atontadas-. Riendo, logró calmarme debido a que a través de ella me demostraba que como siempre no se iba a derrumbar y más cuando tenía como cimiento principal a sus hijos como a mí.
- Me alegra saber eso. Cualquier cosa, llámame que si es posible iré a buscarte. Te amo, Lizzy-. Escuchando la misma respuesta final corté para luego comunicarle las nuevas noticias a Harry.
- Me quita un peso de encima saber que Jace la acompaña. No tuve ni tiempo de hablar con él en cuanto llegamos al hospital por lo que no sabía que estaba junto a ella.
- La sigue amando y también al bebé que lleva en su vientre así que es lógico que se preocupe-. Encogiéndome de hombros, le resté importancia aunque no era para menos. ¿Cómo él podía tomárselo tan naturalmente?
- Sí, me alegra contar con su apoyo y más en esta situación-. Tomando su raqueta, se levantó de su asiento para caminar hacia la cancha. De algún modo, creo que esto seguía causándole cierta incomodidad pero era la realidad y todos debíamos afrontarla desde nuestro lugar y de la mejor manera.
- Es hora de la acción-. Me dije, antes de tomar asiento en la tribuna junto a los chicos que se mantenían a la expectativa de ver cómo jugaba Harry. Debía reconocer que desde que había jugado con mi hija, no sólo había ganado más fama sino respeto en el ámbito deportivo lo que no muchas veces se consigue y de manera tan rápida. Era un buen jugador y un buen chico pese a todo lo que había pasado. Suspirando, dejé de pesar tanto en el pasado como en el futuro y me concentré en el presente, en la cancha y en él que debía comenzar con su servicio.

Diana

- No contesta...-. Dije, volviendo a marcar el número de papá.
- Tal vez, lo apagó para concentrarse en el partido-. Asintiendo inconscientemente, le di la razón. No era momento de distraerse y más cuando Harry estaba jugando como el que fue el número dos a nivel mundial años atrás.- Parece que este tipo está complicando el juego con sus golpes revés-. Girando su rostro, hizo una mueca dándome a entender que estaba de nuestro lado.
- Sí, fue el número dos años atrás así que no se la pondrá fácil-.
- Entonces, creo que no me gustaría estar en sus zapatos-. Haciéndome reír, me mantuve quiera en cuanto otra enfermera me retiró el tubo trasparente con la bolsa roja ahora vacía.
- Dentro de unos minutos, el doctor pasará a examinarte-. Sonriéndonos, preguntó cómo estaba el partido.- Hace mucho no veía a ese chico jugar así que mis compañeras y yo estamos felices de volver a verlo hacer magia en la cancha de tenis-. Agregó, sorprendiéndonos. No esperaba que Harry tuviera al séquito de enfermeras babeando por él también.
- ¿Me parece o todas están locas por tu novio? -. Recibiendo un golpe débil de mi parte, se quejó de igual modo. Parece que hoy está de buen humor el señor gruñón, pensé.
- Por cierto, ¿sabes si...?-. Como si presentiera que iba a decir su nombre, mi madre entró lentamente a mi habitación mientras se acomodaba la chaqueta en un intento de no presionar el brazo del cual habían extraído sangre.
- ¿Puedo entrar?-. Sin mirarme, esperó que alguien contestara. Jace que me miró, levantó sus cejas dándome a entender que la hiciera yo.
- Sí, puedes entrar-. Susurré, temblando anticipadamente debido a que no sabía cómo expresar que sentía mucha pena al haberme comportando de esa manera con ella.
- No quiero ser una molestia...-.
- No lo eres, mamá-. Mirándola, me di cuenta de que las lágrimas ya desdibujaban su figura.- Siento mucho si te di a entender eso pero... a veces, no mido mis acciones y reconozco que no fui una buena hija en esto de días-. Varias lágrimas fueron derramadas pero no lograron aterrizar sobre el cobertor debido a que su cuerpo se interpuso entre ellas. Fue en ese momento en que le di la absoluta razón a Hea. El abrazo de una madre era insustituible.
- Tú eres mi hija y tener a mi lado es lo importante-. Besando mi frente, nos mantuvimos así por un largo rato hasta que Jace me sobresaltó por uno de sus gritos.
- ¡Ganó! -. Exclamó, bastante emocionado lo que nos sorprendió. ¿Desde cuándo era tan fanático del tenis y de Harry?- Nunca imaginé que fuese tan emocionante un partido de tenis-. Tomando el control remoto, bajó el volumen y antes de retirarse de la habitación, sonrió y dijo.- Me alegra verlas juntas. Espero que se pongan al día mientras voy a buscar al médico que ya tardó lo suficiente como para darnos solamente privacidad-. Después de todo, no estaba cien por ciento de buen humor.
- ¿Qué te gustaría comer cuando vayamos a casa?-. Preguntó mi mamá captando mi atención.
- Me gustaría que hicieras ese flan de dulce de leche que sabes que me encanta-. Sonriendo, conversé un tiempo con ella hasta que el doctor llegó y me revisó bajo la atenta mirada de Jace como de mamá. Luego de eso, sólo recuerdo que subimos al auto para ir a casa. En el trayecto de este, el sueño logró vencerme y adormecer mis sentidos hasta que unas caricias desconocidas hicieron que volviera en sí.
- ¿Dónde estoy?-. Fue lo primero que pregunté ni bien logré sentir la pesadez de mi cuerpo. Abriendo los ojos, respondí mi propia pregunta a través de los que vi. ¿Ya habíamos llegado a casa?
- Estamos en tu casa, cariño-. Susurró, causando que mi piel se erizara de anticipación.
- ¡Harry!-. Exclamé, para acercarme a su cuerpo y envolverme en su calidez.-
- Parece que me extrañabas y mucho-. Con cierta burla en sus palabras logró que riera.
- No, cuando tuve tanta buena compañía-. Guiñándole un ojo, reí internamente al ver sus ceño fruncido.
- Entonces, es mejor que mejor vaya. Supongo que no me puedo comparar con "esa compañía tan especial"-. Ni bien se levantó, tomé su mano y lo atraje hacia mi cama para luego subirme a su cuerpo.
- No deberías ser tan celoso cuando lo estoy diciendo por Lizzy-. Bajando mi rostro, lo besé lentamente para que reaccionara a mi amor.- Te amaré siempre, Harry-.
- Yo también, Diana-. Susurró, antes de volver a atacarme con sus dulces y suaves caricias. Así nunca me cansaría de él y de todo lo que me daba sin condiciones.

¡Nuevo capítulo! Espero que les guste y perdonen mi tardanza. Como les dije tengo días llenos de trabajo así que eso dificulta que escriba.
Un beso, Ana.
C

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