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Capítulo 32- ¿Cómo pudiste, mamá?

*Dos semanas después*

Diana

- ¿Por cuánto tiempo estarás lejos de casa? -. Le pregunté, mientras lo ayudaba a preparar su bolso de viaje.- Sabes que este fin de semana es el cumpleaños de Ed y quisiera que estés presente-.

- Por nada del mundo me lo perdería, cariño-. Acercándose, besó mi mejilla.- Sólo serán dos días-.

- Dos días serán una eternidad sin ti, Harry-. Susurré, pasándole su pasaporte y documento que había dejado sobre la mesita de luz.- Ojalá pudiera viajar contigo pero en mi estado y por mi seguridad, no sería posible-. Pasando mi mano por mi vientre que levemente comenzaba a tomar forma, sonreía al ver sus pupilas cargadas de emoción.- ¿Qué? ¿Por qué me miras así? -.

- Porque verte así es lo más hermoso que me puede pasar-. Haciendo que su hoyuelo se marcara en su mejilla, colocó su mano sobre la mía para comenzar a moverla suavemente.

- Lo dices porque no eres tú quien debe estar soportando las náuseas y los vómitos-. Haciendo una mueca, volví a coger mi vaso de té de manzanilla y tomé un sorbo de este.

- Hasta ahora te he visto más sentada en el sillón junto a Gemma que devolviendo la comida en el baño así que no te quieras pasar de listilla, amor-. Volviendo a besar mi mejilla, se mantuvo por un buen rato rodeándome con sus brazos para luego separarse. Era hora de partir y de despedirnos.- Te extrañaré mucho, Diana-. Besando mis labios, traté de que ese momento durara para siempre porque solamente a su lado podía sentirme segura y sobre todo inmensamente feliz y plena como mujer.- Si necesitas algo, sólo llámame-. Tomando sus cosas, bajé junto a él al piso inferior donde se encontraban los demás chicos y Jace junto a Ed y Lux que no le daban un minuto de respiro.

- ¡Mamá! Mira las trenzas que hemos estado haciendo con Ed a papá. ¿No son hermosas? -.

- Es que soy hermoso, hija-. Contestó su padre, haciendo que negara con mi cabeza por el buen humor que había tenido durante estos días con todos lo que me ponía contenta debido a que estaba ocupándose de lo que debía hacer sin poner en manifiesto el abismo que había entre él y Harry como padres de dos criaturas que alegraban nuestro hogar cotidianamente aunque este llevase la ventaja al saber algo que mi novio desconocía.

- Diana, ¿me escuchas?-. Volviendo a la realidad, enfoqué mi atención en sus ojos verdes que desprendían algo más que amor.- Ya es hora de irme.-. Acercándose, me estrechó entre sus brazos y depositando un beso sobre mi frente, susurró que me amaba.

- Yo también lo hago, Harry y con todo el corazón-. Sin despegar nuestras miradas, dejé que partiera con los demás chicos hacia la camioneta que los llevaría hacia el aeropuerto más cercano.

- ¿Cuándo volverá? -. Su pregunta me sorprendió pero sin permitir que este sentimiento se reflejara en mi rostro, tomé asiento a su lado antes de responderle.

- En dos días pero creo que se tardará más, lamentablemente-. Haciendo una mueca, alcé a Ed y besé su frente mientras que él sólo se acurrucaba a mi lado sintiendo la leve ondulación de mi vientre.

- Parece que será una niña, Diana-. Sonriéndome, pasó un brazo por mis hombros para acercarme un poco más a su cuerpo tibio.- ¿Estás preparada para esto, Lux? -.

- Papá, ya te dije que compartiré mis juguetes con mi nuevo hermano-. Rodando los ojos, hizo que riera.

- Eso lo veremos, Lux-. Guiñándole un ojo, hizo que su hija se tornara más molesta aún.

- Jace, creo que no es momento de pelear. Tomando la mano de ella, la atraje hacia mi cuerpo y la abracé con la misma fuerza con la que hasta ahora sostenía a mi otro hijo. Tal vez, no me hubiera imaginado esta situación días atrás pero me sentía feliz de poder convivir en paz con el padre del hijo que llevaba en mi vientre y con el amor de mi vida que hasta ahora no sabía sobre su relación sanguínea con Ed.

- ¿Cómo te sientes? -. Pasándome el frasco de ácido fólico, esperó a que tomara mi pastilla diaria para luego continuar.- Parece que el embarazado te ha sentado muy bien.-

- Sí, tal vez porque mi cuerpo no participó completamente en el proceso-. Encogiéndome de hombros, resté importancia al hecho de que el hijo que estaba esperando era el que Jace debía tener junto a su esposa en un futuro que nunca llegó a concretarse para ellos como pareja.

- Deberías pasar unos días con tu madre, Diana-. Dando por terminado el tema anterior, desvió mis pensamientos hacia Lizzy.- Creo que te hará bien tener compañía femenina ahora que Araceli no está por su convención médica-. Tomando en cuenta su propuesta, pensé en la misma para luego aceptarla.- Entonces, alista tus cosas y ve junto a los chicos. La llamaré mientras tú te alistas-. Frunciendo el ceño, traté de no hondar en algo que parecía demasiado sospechoso. ¿Desde cuándo Jace hablaba con mayor frecuencia con mi madre? ¿Qué ocultaban ambos? ¿Debería tener cuidado?

Jace

- Ya está, ella irá para tu casa-. Recargándome sobre mi escritorio, espié por la ranura de la puerta de mi despacho si Ana se acercaba. Por el momento, no buscaba que escuchara lo que hablaba con su madre.- Me bastará un día para saber qué sucedió con ese permiso-. Buscando los papeles en uno de mis cajones los volví a hojear en busca de alguna pista pero nada nuevo aparecía frente a mis pupilas.

- Por favor, mantenme al tanto de lo que suceda-. Sin decir algo más, me despedí de ella para seguir concentrado en mis propios pensamientos hasta que ella me llamó desde la sala.

- Bien, ¿vamos?-. Ayudándola con sus bolsos, esperé que subiera para luego acomodar lo que llevaba en el baúl y revisar que nuestros hijos estuvieran asegurados en los asientos traseros.

- Me sorprende que me quieras llevar a casa de Lizzy-. Sus palabras lograron que me pusieran un poco nervioso pero sin demostrarlo, sonreí. Sí, tranquilamente podía dedicarme a ser un actor profesional.

- Tengo mucho trabajo por hacer y no quiero que estés sola en casa. Es por tu seguridad y la de los niños-. Tomando la carretera principal aceleré gradualmente hasta verme incorporado en el tránsito y dejé que mi mente siguiera rondando sobre aquellos papeles que la dejaban mal parada debido a que su firma había permitido que Erick accediera a lo que tanto había protegido Lizzy porque pese a lo que le había dicho hace meses atrás a Ana, su madre sabía que Hea era su hija y también quería cuidarla tanto como a ella pero el destino dio un giro brusco en nuestras vidas y la terminé perdiendo, lamentablemente. Sin embargo, seguía pensando que esto era una maldita trampa para que Ana quedara como la culpable de todo pero Lizzy tenía su corazón divido y no podía quedarse con las dudas de lo que realmente había pasado.

- ¿Jace? -. Escuchando mi nombre, volví a la realidad y presté atención al camino. Girando hacia la derecha, tomé la calle que me llevaría directamente hacia nuestro destino.- ¿Sucede algo?-. Con sus pupilas cargadas de preocupación, negué con la cabeza. Lo que menos buscaba es que ella estuviera mal y pusiera en peligro al bebé.

- No, sólo estoy pensando en el trabajo que me espera-. Frenando lentamente, desabroché mi cinturón y bajé a buscar lo que debía llevar hacia la casa de Lizzy. Mientras tanto Ana ayudaba a bajar a los niños que se habían mantenido tranquilos durante el viaje.

- ¿Tan importante es lo que debes hacer? -. Preguntó, tomando la mano de ambos niños que ni bien vieron tanto a Lizzy como a Nick corrieron hacia ellos.

- Ni te lo imaginas...-. Susurré, tratando de sonreír una vez que entramos a la sala.- ¿Dejo los bolsos aquí o dónde los llevo?-.

- Déjalos sobre el sofá. Luego me encargaré de ellos-. Me contestó Nick que sostenía con mucho cariño a su nieto-.

- ¿Qué estaban haciendo? -. Alegremente, Ana tomó asiento y sin esperar respuesta, tomó un papel blanco que se encontraba sobre la mesa el que se encontraban varias veces garabateadas la firma de Lizzy.

- Estaba practicando mi firma. Creo que no soy muy buena con ella porque siempre al hacerla le cambio algo-. Con Lux en su regazo, sonrió nerviosamente. Sabía perfectamente que nunca había tenido un problema con su firma pero esa era la manera de hacer que ella practicara la suya. Esta iba a ser fundamental a la hora de saber si había coincidencia en sus dos firmas.

- Yo tampoco lo soy pero trato de hacerla lo mejor posible-. Tomando el bolígrafo, garabateó su firma y sonrió al ver que su caligrafía había salido perfecta.

- Parece que la suerte te sonríe, Diana-. Levantándose, me miró por un momento antes de seguir con el plan.- Tengo algo de tarta de manzana hecha en la cocina y café. ¿A quién le apetece? -. La mayoría dijo que sí pero excusándome, esperé que todos se fueran y tomé la hoja que doblé cuidadosamente para guardarla en mi bolsillo.

- Por favor, ni bien tengas los resultados llámame-. Susurró, comenzando a caminar hacia donde su marido, hija y los niños habían ido.

- Espero que esto no termine por separarnos más-. Escuchando por última vez la risa de Ana, abrí la puerta para enfrentarme con una realidad de la cual buscaba escapar.

Diana

Por la mañana del día siguiente.

- Papá, ¿sabes si le sucede algo a mamá? -. Pregunté, comiendo mi última cucharada de flan de dulce de leche.

- ¿Por qué lo preguntas, hija? -. Tomando el último pocillo, lo lavó para dejarlo secar.

- La he sentido distante-. Haciendo una mueca, pensé que tal vez fuese una idea mía.

- Debe ser por el trabajo, cariño-. Secándose sus manos, me abrazó cariñosamente.- Todavía no puedo creer que estés embarazada nuevamente y que pueda ser parte de esto-. Posando su mano en mi vientre, la acarició provocando que mis sentimientos se desbordaran a través de las lágrimas.- ¿Por qué lloras? -. Frunciendo su ceño, me pasó su pañuelo de tela para que secara mis mejillas.

- De lo dichosa que soy al tenerte a mi lado, papá-. Volviéndolo a abrazar, permanecí así hasta que el ruido del timbre retumbó en nuestros tímpanos.- ¿Quién será? -.

- Deben ser los materiales que esperaba tu mamá de su trabajo-. Encogiéndose de hombros, tomó el plato en el que había tenido anteriormente mi postre y se dedicó a lavarlo. Mientras que él se dedicaba a eso, decidí acercarme a la sala para saber qué estaba sucediendo.

- ¿Cuáles fueron los resultados, Jace? -. Sorprendiéndome por escuchar su nombre, me mantuve en silencio para seguir el hilo de la conversación.

- Creo que esto no es necesario, Lizzy. ¿Cómo puedes desconfiar de tu propia hija? -.

- Entonces, ¿es inocente? -. Rasgando el sobre, sacó un papel tríptico de este.- Sabes que busco proteger a mis dos hijas por igual y por eso necesitaba que hicieras esta prueba, Jace-.

- Hea ya no está viva, Lizzy-. Susurró lo suficientemente fuerte como para que pudiera encajar todas las piezas del rompecabezas y así darme cuenta que me habían tendido una trampa pero ¿por qué? Me pregunté sin esperar tener casi al instante la respuesta de la pregunta que me había hecho.

- ¡Es inocente! -. Exclamó mi propia madre, haciendo que frunciera mi ceño. ¿Acaso ella desconfiaba del resultado?-

- ¿Qué esperabas? Te dije más de una vez que ella no firmó el permiso para que Erick pudiera retirar los gametos míos y de Hea-. Cruzándose de brazos, levantó su mirada para encontrarse con mi rostro pálido y surcado por un huracán de sentimientos destructivos.

- Me siento más tranquila ahora que sé que ella no tuvo que ver en esto-.

- ¿Y necesitabas de ese papel para creer en mi inocencia? -. Sin poder contenerme más, me acerqué hacia ellos para tomar el papel de entre sus manos. Revisándolo, me di cuenta que se trataba de una prueba de caligrafía.- No puedo creer que me hayas hecho esto, mamá-. Rompiéndolo en pedazos, dejé que estos cayeron al suelo.
- Te lo puedo explicar, hija-.
- ¿Ahora recuerdas que también soy tu hija? Porque antes parecía que no lo fuese, Lizzy-.

- Debes calmarte, le hará mal al bebé-. Dijo Jace, tratando de acercarse. Dando unos pasos hacia atrás, giré sobre mis talones para encaminarme hacia mi habitación y tomar mi bolso de mano. No podía soportar estar en esa casa cuando ambos me habían traicionado al ocultarme información.

- ¿Qué haces? No puedes irte-. Jace que se mantenía de pie, trató de impedirme el paso.

- ¿Acaso crees que necesito de tu permiso para irme? -. Tomando a Ed de los brazos de mi papá que no entendía lo que estaba pasando, me encaminé hacia la puerta para abrirla y encontrarme con Harry, mi única salvación en aquel momento.- Vamos, necesito respirar algo de aire fresco antes de que explote-. Besando la mejilla de mi papá y la de Lux que se mantenía durmiendo todavía en el sillón de la sala luego de mirar dibujitos, salí de allí sin importarme las lágrimas de mi propia madre y el temor que manifestaba el rostro de Jace.

- ¿Estás bien? -. Abrochando el cinturón de mi hijo, asentí con la cabeza a Harry que no sabía qué hacer. Abrazándola cortamente para no desgastarme en lágrimas, subí a mi asiento y esperé a que Harry arrancara su auto para irnos hacia la cabaña que había alquilado para realizar el cumpleaños de Ed este fin de semana.

- Gracias-. Susurré, una vez que nos encontrábamos envueltos por la naturaleza y mi propia pena. Sabía que irme de ahí no solucionaría nada pero necesitaba pensar muy bien lo que haría con mi madre luego de tal desconfianza, ¿Debería perdonarla? ¿Debería alejarme? ¿Y Jace?

- Siempre que pueda, te ayudaré. Además, necesitaba verte luego del grandioso día que tuve con los chicos-. Girando mi rostro, pude apreciar el suyo. No tenía un buen aspecto y menos, por el brillo opaco de sus ojos.

- ¿Qué sucedió? -. Me animé a preguntar al dejar de lado mis propios problemas.

- Las ventas no estuvieron para nada bien. Sólo alcanzamos el 70% de ellas y nuestro manager está muy molesto con nosotros como para entender que esto se debe a la renuncia de Zayn. Todo se ha complicado luego de su salida-. Girando hacia un camino de tierra, recorrió este por unos kilómetros más hasta estacionarse finalmente en nuestro lugar temporal de estadía.

- Sí, me habías contando que sería duro para ustedes repuntar luego de su salida-. Tomando su mano, la apreté y acercándome, uní nuestros labios por unos segundos.- Tienes mi apoyo en todo lo que necesites, Harry-.

- Gracias-. Susurró, repitiendo las mismas palabras que había dicho cuando me rescató de las garras del dolor y de la mentira.- Por cierto, he comprado algunas cosas como para cocinar y hacer una torta de cumpleaños para Ed-. Yendo hacia el baúl, sacó varias bolsas llenas de comestibles.

- Creo te excediste, amor-. Riendo, acuné a mi hijo entre mis brazos ya que se había dormido durante el viaje.

- Eso ya lo veremos...-. Guiñándome un ojo, seguí su juego al hacerme la indignada.

Harry

Un día después

- ¡No comas ese chocolate! -. Exclamé, al verla relamer sus labios.- Es para la torta de Ed y no he comprado demasiado-. Alejando el bol de su lado, reí al ver su ceño fruncido.

- Entonces, ¿en qué te puedo ayudar? -. Levantando las mangas de su camisa suelta, se acercó para tomar la espátula que tenía sobre la mesada.

- Ya que te ofreciste, puedes cubrir el bizcochuelo con el chocolate pero no hagas trampa. Te estoy observado-. Sacándome infantilmente su lengua, comenzó con su tarea mientras cortaba en pequeños trozos algunos duraznos en almíbar para colocarlos junto con el dulce de leche a la hora de unir ambas partes de la torta.

- Ya he terminado. Ahora, ¿qué hago? -. Limpiando con sus labios lo que había quedado en la espátula, me detuve en lo que estaba haciendo para simplemente admirarla.

- Deja de hacer eso, por favor-. Dejando el cuchillo sobre la tabla de picar, caminé hacia ella y sin decir una sola palabra, la besé para mostrarle todo lo que me hacía sentir emocionalmente como físicamente-. Ed, ¿está durmiendo? -. Asintiendo con su cabeza, decidí seguir con lo que estaba haciendo. Poco después, la recosté sobre el sofá para recorrer su cuerpo con mis manos y atrapar cada uno de sus suspiros de placer entre mis propios labios.- Te amo, Diana-. Luego de aquellas palabras, la hice mía con toda la delicadeza posible porque para mí era lo que más valía en este mundo luego de mi familia y de mi propia vida.

- Creo que deberíamos ponernos algo de ropa, ¿no?-. Tapándose con la sábana que ahora cubría nuestros cuerpos sudorosos, besé su cabello con bastante parsimonia.

- Estamos solos así que no debería afectarte tanto si me ves con menos ropa. Al fin y al cabo, no tengo nada que ocultar-. Haciéndola poner roja de la vergüenza, tomó su ropa interior y se la puse rápidamente, haciendo caso omisivo a mi mirada cargada de deseo.- Me encanta verte en todo tu esplendor-. Tomando su mano, la acerqué para comenzar a repartir besos sobre su vientre.- Ojalá, algún día lleves aquí un hijo de ambos. Creo que sería el hombre más feliz de la tierra con esa noticia-.

Diana

Con un gran cúmulo de emociones, sólo sonreí para ocultar la gran verdad que hace mucho tiempo le venía ocultando. Él ya era padre y yo, no era la persona que él pensaba.

- Tranquilo, todo a su debido tiempo-. Fue lo único que pude decir, apartándome de su lado para acudir al llanto de nuestro hijo.- Ya llegará el momento en que todo se acabará o en que yo misma acabe consumiéndome en mis propias mentiras-. Secando las lágrimas de mi rostro, traté de sonreír para que mi hijo tuviera lo mejor de mí porque como madre no dudaría ni un segundo en dar mi vida por él.- Tú eres lo más importante que tengo desde que naciste y te amaré hasta el último día de mi vida-. Besando su cabello, dirigí mi último pensamiento del día a mi madre, aquella que había dudado de mi inocencia o aún peor, que había hecho diferencia entre sus hijas cuando una de ellas estaba esperando un hijo de la que ya se encontraba muerta. Suspirando profundamente me pregunté, ¿Cuándo acabará todo esto? ¿Cuándo seré definitivamente libre de un pasado que se empeña en opacar mi futuro?

¡Nuevo capítulo! Espero que les guste y puedan votar.

PD: Foto del vientre de Ana.

Ana.

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