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Capítulo 21- Preparativos y una boda.

(Sin corecciones)

Diana

-¿Cómo puede ser eso posible? -. Sentándome en el borde la cama, esperé que Jace me explicara.

-Eso arrojaron los resultados años atrás aunque nunca supimos más detalles de su nacimiento-. Sentándose a mi lado, intentó tomar mi mano pero la aparté.- En el registro civil solo aparecen tú y tu hermano como hijos legítimos pero de ella no hay rastros. Es como si nunca hubiera existido.

-¿Crees que él lo hizo a propósito? No entiendo por qué mi madre permitió esto-. Negando con la cabeza, pensé en las locuras que habrá cometido mi madre por ese tipo que jamás la amó sanamente.

-Lo más raro de esto esto que ella no lo sabe.

-¿No lo sabe? -. Frunciendo el ceño, pensé en que la situación se estaba volviendo algo confusa.

- No, desconoce que tuvo una hija con él.

-¿Cómo sabes eso? -. Pregunté, volviendo a fruncir severamente mi ceño.

-Porque cuando la interrogamos le mostramos una foto de ella y la confundió contigo-. Jugando con sus anillos, aguardó unos segundos en medio del silencio.- Así que suponemos que tu padre la ocultó.

-Esto es demasiado confuso como para entenderlo y más, cuando faltan algunas piezas en este rompecabezas-. Suspirando, dejé que el cansancio y la rabia inundaran mi mente que ya se encontraba hundida en la miseria.- ¿Nick también lo sabe?

-No, le pedimos que guarde silencio mientras seguíamos investigando pero como sabes, a partir de tu fingida muerte nada ha cambiado en la investigación aunque guardo la  esperanza en que los nuevos archivos que pude extraer de la computadora de tu ex padre, sirva de algo-. Mirándome, trató de transmitirle esa sensación pero era lo que menos albergaba en mi interior.

-Creo que lo ha hecho a propósito como para que todo aquel que buscara investigar se diera por vencido rápidamente-. Dije, luego de pensar en la situación.

-Sí, pero yo no me di por vencido así que soy la excepción, Diana-. Buscando mi mirada nuevamente, sonrió con cierta timidez-. La amaba demasiado como para dejarla ir rápidamente de mi mente.

-Me gustaría saber más de ella pero ahora, no me siento preparada para hacer frente a todo esto-. Susurré, un poco cohibida por los nuevos sentimientos que lograba despertar al saber que no solo era mi hermana sino que había sido su esposa y que él la había amado de la misma manera que ahora me ama. ¿No era un delirio del destino?

-Está bien, te dejaré que sigas con tus cosas aunque no me guste lo que estás haciendo-. Haciendo una mueca, se levantó de mi cama-. ¿Estás segura de que quieres irte todavía?

-Sí, Jace. Además, sabes que no me gusta estar atada a un lugar por una persona en particular-. Acomodando algunas prendas, pedí a Dios que él me entendiera porque si debo ser sincera, amo mi libertad y ni por él ni por Harry la dejaría de lado.

-Eso quiere decir que...

-¿Terminamos? -. Un poco irritada, traté de serenarme.- Pensé que ya lo habías dado por hecho, Jace. Desde el día que llegaste a casa alcoholizado, todo acabó.

-Sabes que no soy así y que puedo cambiar.

-Me gustaría que cambiaras pero hazlo por ti mismo, Jace porque lo importante de todo esto es que seamos felices. ¿Acaso no quieres que busque mi felicidad?

-¿Tu felicidad implicaría que te viera con Harry? -. Sus palabras lograron enrojecer mi rostro porque él sabía que muy en el fondo ese es uno de mis deseos más añorados.

-Simplemente, no lo sé... -. Con esa respuesta, en cuestión de segundos, logré persuadirlo de hacer otras preguntas así que se marchó junto a sus miles de dudas sin decir adiós.

*Unas horas después*

- Hola, Lizzy. ¿Cómo estás? -. Dije, felizmente al ver su nombre en el identificador de llamadas.

Lizzy: Hola. Estoy muy bien aunque no puedo dejar de pensar en que ¡solo falta una semana para que me case! -. Exclamó, riendo suavemente.

-Me alegra saber que estás muy emocionada por ello. ¿Cómo te fue en la prueba de peinado, hoy? -. Mientras hablaba con ella, trataba de ayudar a Harry con el biberón ya que Ed no se apartaba de sus brazos.

Lizzy: ¡Excelente! Creo que encontré el peinado perfecto para la ocasión. Ahora, lo único que me falta es encontrar el vestido. Por cierto, ¡qué despistada soy! ¿Cómo estás?

-No te preocupes, entiendo tus nervios pre-casamiento-. Riendo, tomé algunas cosas de Ed que se encontraba desparramadas en el suelo para evitar que alguien se tropezara con ellas.- Estoy bien aunque extenuada de hacer las valijas. A este ritmo no me querré ir nunca.

Lizzy: Todavía no puedo creer que quieras irte pero es tu decisión-. Me dijo, un poco apenada.- Ojalá, que pueda ir con Nick a visitarte luego de la luna de miel a Argentina.

-Eso suena bien. Gracias por preocuparte por mí, Lizzy-. Con todo el cariño que se removía en mi interior, traté de demostrarle lo mucho que ella valía para mí como amiga y madre-. Cambiando de tema, ¿estarás libre mañana para poder elegir tu vestido?

Lizzy: ¿Quieres ir mañana? ¿Quién está apurada ahora? -. Compartiendo alguna que otra risa contagiosa, seguimos hablando por un rato más-. No quiero ser pesada pero me acabo de acordar que la que iba a organizar el lugar y los detalles tuvo que hacer un viaje de urgencia por su familia así que...

-¿Quieres que la organice yo?

Lizzy: Me encantaría que lo hicieras porque ten por seguro que no confiaría algo tan sangrado como la organización de mi boda a cualquier persona.

-Muchas gracias por confiar en mí, Lizzy. Por cierto, ¿puedo pedir ayuda a Harry? Seguramente él está más al tanto de esto ya que hace unos años su madre se casó nuevamente.

Lizzy: ¡Esa boda fue estupenda! Todos estuvimos presentes y fue muy emotivo-. Claro que lo fue y más, al tener al hombre que tanto amo a mi lado-. Mi hija todavía era pareja de Harry y ellos lo disfrutaron un montón ese día.

-Me imagino-. Sonriendo, me sobresalté al escuchar que Harry bajaba los peldaños a paso apresurado.- Bueno, debo colgar, Lizzy. Mañana, seguimos hablado.

Lizzy: Me parece perfecto. Te envío un mensaje cuando salgo de casa ya que irás conmigo en mi auto y no hay problemas de que Marco nos acompañe. Necesitaremos que alguien con mucha voluntad nos lleve todas las bolsas-. Riéndome, me despedí de ella y poco después, me senté en el sillón en el cual Harry se encontraba mirando su celular.

Harry

-¿Cuáles son las novedades? -. Pregunté, cuando la vi sonreír ten abiertamente.

Diana: Bueno, además de que mañana estaré casi todo el día con Lizzy y necesitaré nuevamente de tu inmenso apoyo, te comprometí para que me ayudes con la organización de la boda. ¿Hice mal? -. Cambiando radicalmente ese gesto tan calmado de su rostro a uno de terror, reí-. ¡Harry! No es para que te rías en mi cara.

-No me estoy riendo de ti, Diana. Es lo que menos podrías esperar que hiciera -. Contesté, siendo completamente sincero.- Y no has hecho mal, me gustaría ayudarte.

Diana: Entonces, ¿puedo pedirte un inmenso favor? -. Haciendo un puchero, volví a reír.

-Mientras no me pidas que haga un Striptis, todo bien-. Burlándome, traté de que siguiéramos envueltos en aquella burbuja de alegría ya que no me gustaba que ella estuviera triste por lo que había sucedido con Jace. Sin duda, esto sería una gran distracción.

Diana: Si te pido eso, la boda será un completo lío ya que todas las amigas de Lizzy que son mayores que ti se tirarán para tratar de tocar algo-. Levantando una ceja, negó con la cabeza.- ¿Te gustaría esa idea?

-Me gustan las mujeres mayores -. Dije, antes de comenzar a reír y contagiarla de la misma a ella-. Bien, hablando en serio. ¿Qué necesitas?

Diana: Un lugar idóneo donde podamos hacer la boda-. Dejando que el silencio nos envuelva, pensé en sus palabras y poco después, tuve una idea grandiosa.

-¡Soy un genio! -. Exclamé, tomando mi celular y marcando a la única persona que podría ayudarme.

Lizzy

Nick: ¿Ya has hablado con ella? -. Me preguntó, una vez que ingresó a la cocina

-Sí, ella aceptó así que es un problema menos, amor-. Acercándome, lo besé.

Nick: Me alegra saber eso aunque supongo que será difícil para ella hacerlo y más, con su hijo.

-No lo hará sola, Nick. Harry la ayudará en todo lo que necesite-. Sonriéndome, esperé que entendiera que con su presencia nada malo iba a suceder.

Nick: Esperemos que se comporte, entonces. No niego que es un buen chico pero no quisiera llevarme una sorpresa.

-Confía en ellos, harán que ese día sea el día más lindo de todos-. Con toda la confianza puesta en ellos, volví a besarlo para luego dejarlo en la cocina y subir a alistar todas las cosas que sería necesarias para nuestra luna de miel en California. Sí, sé que faltaban varios días pero cuando menos lo esperaba, estaría subiendo al avión de la mano de Nick para disfrutar de nuestro amor y no quería sufrir ningún contratiempo así que era mejor estar prevenido de ante mano. Por tal motivo, revisé dos veces mi armario para sacar lo necesario de allí e ir acomodando todo en la valija aunque las que iba a seguir necesitando en estos días, las iba a apartar para luego unirlas con las demás-. Bien, eso es suficiente por hoy-. Me dije, mirando mi reloj con asombro al ver que había pasado una hora desde que me encontraba en nuestra habitación.- Nunca pensé que fuera tan desgastante-. Negando con la cabeza, acomodé lo que había desordenado y sentándome un rato sobre el borde de la cama, me puse a pensar en lo que estaba pasando y en lo que pasé hace varios años atrás al casarme con mi ex marido. Sin dudas, el mayor error de mi vida.- No tiene comparación alguna, Lizzy-. Me contradije, antes de traer a mi mente varios momentos como cuando conocí a Nick, lo besé e hicimos el amor por primera vez. No me podía quejar de ello aunque estuviera envuelto en la desgracia de perder mi hija-. Ojalá, hubieras podido estar Ana. Sin duda alguna, hubiera sido la mujer más feliz de mundo-. Con mis ojos cargados de lágrimas, me levanté y busqué el álbum de fotos que tenía guardado en la gaveta del lado de mi cama. Pasando la portada que decía "Ana Lancaster", mis manos temblaron al ver la primera foto de ella junto a su hermano Matt sobre una de las piedras gigantes que se encontraban en la entrada de nuestra primer casa de la cual nos mudados por decisión de mi antigua pareja-. Creo que debes estar feliz que al final tu tío encontró una buena mujer a la cual no puede aburrir con sus juegos inteligentes de ajedrez aunque debo admitir que al principio los aborrecía como vos, hija-. Suspirando, con varios recuerdos subiendo por mi espalda, recordé todos los cambios que tuve que llevar para no levantar sospechas de que Nora y yo éramos la misma persona. A partir de eso, nunca más volví a realizarme cirugías plásticas ni otras cosas como para cambiar mi imagen física porque era lo que era y no me arrepentía de haber sido su madre-. Sin embargo, el miedo te ganó y terminaste quedando con la mala del cuento-. Cerrando de golpe el álbum, abandoné esos pensamientos despectivos que me llevarían nuevamente a criticarme una y otra vez todas mis acciones durante mi estadía con mi hija porque luego de tanto tiempo había entendido que no por hacerlo, la volvería a tener entre mis brazos. Ese era el precio que debía pagar por ser cobarde y no amarla de forma sincera como lo que soy y siempre seré, su madre.

-Lizzy, ¿no has visto dónde deje mi Notebook? -. Escuchando su voz tan cerca, atiné a guardar las fotos pero él fue más rápido y logró tomarlas de mis manos.- Sabes que no puedo decirte que la olvides porque ni yo sería capaz de hacerlo pero debes dejar que descanse en paz. ¿Acaso no quieres que ella sea feliz desde donde esté?

-Creo que la única manera en que ella descasará en paz es cuando mi maldito ex esposo pague por todo lo que hizo-. Un repentino arrebato de furia, cruzó mi cara e hizo que mis ojos llamearan de odio.

-Todos queremos que él pague por lo que hizo pero eso se verá con el tiempo-. Atrayéndome a sus brazos, besó mi frente-. No le des más importancia de la que tiene porque de esa manera él sale ganando, ¿me entiendes?

-Sí, lo entiendo completamente amor-. Besando de forma apenada su mejilla, seguí buscando refugio en sus cálidos brazos hasta que nos recostamos en nuestra cama.- Te prometí que te haría feliz todos los días y si fuera Dios todopoderoso, te traería a nuestra hija pero es imposible aunque nos duela.

-Lo sé, amor. No pensemos más en eso, ¿sí?-. Le dije, tratando de disolver esa gran nube de dolor que se encontraba suspendida sobre nosotros-. Por cierto, ahora que lo pienso hay algo que puedes hacer y que me gusta mucho.

-¿Qué es? Si es que se puede saber... -. Levantándose, cruzó uno de mis brazos al otro lado de mi cuerpo como para que me quedara encerrada y sin escapatoria frente a lo que iba a suceder.

-Quiero que me ames como cada noche, Nick-. Sonriéndole, sentí sus dulces y adictivos labios capturar los míos antes de perdernos en una gran nebulosa de placer y verdadero amor.

Harry

*Un día después*

-¿Te parece esta decoración? -. Le pregunté, mostrándole la que me parecía más acorde a lo que buscábamos.- Me parece que la otra es muy cargada.

Diana: Sí, me gusta más esta que la otra-. Sonriéndome, observó a fondo la imagen para luego pasar otra-. Entonces, este centro de mesa que encontré quedaría acorde si le cambiamos la tonalidad de las flores.

-Sí, quedará perfecto-. Tomando las dos, se las pasé al decorador que había contratado-. ¿Qué te parece?

-Que es una buena combinación. ¿Seguro que necesitan de mi ayuda?-. Pasando su mirada enigmática por nuestros rostros, se dio la vuelta para recrear nuestra idea en aquel lugar donde nos encontrábamos-. Bien, si me disculpan necesito usar mi teléfono para poder encargar las cosas-. Asintiendo con la cabeza, dejé que se marchara.

Diana: ¿Qué clase de decorador fuiste a contratar?-. Ella negó con la cabeza, riendo suavemente mientras su cabello se desparramaba a causa del viento. Sinceramente, ver su rostro iluminado por los cálidos rayos del sol era lo mejor que me podía pasar en este día.- Sé que es tu amigo pero parece tan misterioso.

-Como yo, Diana-. Guiñándole el ojo, seguí con mi tarea de administrar las sillas en cada una de las mesas que utilizaríamos para la fiesta de ese día-. Por cierto, no me has contando todavía lo que sucedió el día que charlaste a solas con Jace.

Diana: Es algo complicado y delicado como estar diciéndolo a los cuatro vientos-. Haciendo una mueca, me ayudó a acomodar las últimas-. ¿Tienes tiempo para un café en Starbucks cuando salgamos de aquí?

-Para ti, siempre-. Riéndome al ver que se sonrojaba, traté de no acercarme al plano de meramente coquetear porque sinceramente, ganas no me faltaban.

Jace

-Así que se lo has dicho... -. Me dijo mi hermana, tomando con cierta tranquilidad su vaso de café.- Pensé que nunca llegaría ese momento.

-Debía decírselo antes de que todo terminara mal. Sin embargo, ahora con las decisiones que tomó ya no hay vuelta atrás en nuestra relación, Ara.- Con un dolor creciente en mi pecho, busqué reconfortarme al saber que había dicho una verdad que siempre quemó mi interior y desgastó los mejores años de mi vida.

-Entonces, ¿es cierto que ella se irá a Argentina y pondrán a otro en tu lugar para su seguridad personal? -. La incredulidad se reflejaba en su rostro y aunque no lograba entender por qué tuvo que suceder esto, asentí.- Más allá de si apoyo o no su decisión, creo que los que más sufrirán serán los niños. ¿Qué haremos con Lux? Sabes que ella ve a Ana como una madre y a Ed, como al hermano que nunca tuvo.

-No creas que no he pensado en eso, Araceli-. Pasando desesperadamente mi mano por mi cabello un poco húmedo por la ducha que me había dado media hora atrás, suspiré al pensar que no podía hacer absolutamente nada.- También sentiré que una parte de mí se va con ellos porque sabes que quiero a Ed como si fuese mi hijo. ¿Acaso estar presente durante su crianza no me da ese derecho?

-Supongo que sí aunque podemos ver el lado positivo a esto, Jace.

-¿El lado positivo? -. Repentinamente, fruncí mi ceño dando a entender que estaba bastante equivocada porque yo no veía uno.

-Tal vez no lo veas porque el amor te ciega, hermano pero debes entender que la distancia, a veces, es necesaria para curar las heridas. En sí, lo que busco decirte es que Ana se siente lastimada y engañada por todo lo que ha pasado así que una vez que esté en armonía consigo misma, volverá y con un poco de suerte, estará de nuevo entre tus brazos.

-Ojalá que suceda eso, hermana-. Susurré, sabiendo que en mi interior la esperanza yacía hecha trizas desde que me enteré que ella había besado a Harry y aunque doliera entendía por qué lo había hecho ya que habría sucedido lo mismo conmigo si hubiera tenido a mi esposa con vida. Sí, el primer amor de uno siempre hará ciertos estragos en nosotros a pesar de que pasen mil años.

Diana

-Sé que Starbucks hubiera sido ideal pero con tantas personas me pareció un poco inadecuado para contarte algo que Jace tardó tanto en decirme-. Le dije a Harry, una vez que nos sentamos en la sala con nuestros vasos de café en manos y correspondientes muffins de chocolates.

Harry: Lo importante es que estés a gusto y sobre todo que no te sientas obligada a contármelo-. Sonriéndome con mucha franqueza, comenzó a comer con ganas su bocadillo dulce y más, cuando habíamos desayunado a las apuras.

-La chica de la foto era su esposa y medio hermana de Ana, Harry-. Sin titubeos de por medio, compartí aquel secreto que quemaba mi garganta.- Lo peor de todo es que no lograron saber cómo es que ella es hija de Lizzy debido a que en el momento en que la llamaron a declarar negó la existencia de otra hija que no fuese Ana así que Jace supone que hay algo más detrás de todo esto.

Harry: ¿Estás segura de lo que me estás diciendo?-. Con su muffin a medio comer y con su semblante descompuesto, dirigió su mirada perdida a mi rostro en busca de una serenidad que no albergaba en mí.

-Sí, completamente-. Suspirando, pensé en que toda esta situación traería mucho dolor a nuestras vidas ya que suponía descubrir la parte oscura de mi pasado.- Entiendo que te sientas abatido, también me sentí así.

Harry: Nunca esperé que lo que él ocultaba fuese esto. Si tus labios no me dijesen, creería que estoy escuchando una mentira-. Dejando su vaso de café vació en la mesa, juntó sus manos temblorosas como para darse apoyo. Pobre, entendía su reacción más que nadie en el mundo.

-Debes ser fuerte y estar preparado para lo que venga porque seguramente sucederán otras cosas a partir de la rotura de este secreto a puertas cerradas, Harry-. Sin saberlo, estaba prediciendo lo que pasaría en un futuro cercano ya que sin darnos cuenta, en aquella sala debajo de la mesa, se encontraba el artefacto capaz de delatarnos y de alertar a nuestros peores enemigos en nuestros próximos pasos.

Harry: ¿Tú crees que el padre de ella vuelva a intervenir en nuestras vidas? -. Me preguntó, con cierto temor en su mirada.- Destruyó todo lo que tenía en la mía y no soportaría seguir perdiendo a las personas que amo.

-Tu familia estará a salvo con la protección de Jace, Harry-. Tratando de calmarlo, tomé una de sus manos.

Harry: No lo decía por ellos, Diana aunque me importen un montón-. Levantando su mirada, logró traspasarme con la misma-. Lo decía por ti y por Ed.

-Gracias por preocuparte por nosotros. Lo valoro un montón-. No sabes cuánto, pensé.- Afortunadamente, nos iremos pronto y no estaré al alcance de este señor-. Apretando su mano levemente, me levanté-. Bueno, me debo ir yendo ya que supongo que Lizzy debe estar esperándome o empezando a caminar por las paredes-. Regalándole una de mis mejores sonrisas, tomé mi bolso y besando la cabeza de mi hijo que se encontraba dormido sobre uno de los sillones, me despedí de Harry rápidamente antes de mis lágrimas nos ahogaran a ambos-. Estuvo cerca, Diana-. Negando con la cabeza, la vorágine de sentimientos siguió arremolinándose en mi corazón hasta que me encontré con mi madre que no paraba de sonreír. Debía reconocer que se veía radiante y llena de vida.

Lizzy: ¡Al fin llegas! Pensé que no vendrías, Diana-. Acercándose, me abrazó con mucho cariño.- Creo que ya sé que vestido quiero.

-Bueno, eso es un gran avance-. Sentándome, esperé que la chica que se encargaba de atendernos no los trajera-. ¿Y el vestido de tu amiga? ¿Ya lo han encargado?

Lizzy: De eso debía hablar contigo. Lamentablemente, ella no podrá venir porque tuvo un accidente y debe permanecer en reposo así que necesitaré a otra dama y quiero que seas tú.

-¿Me has elegido a mí? -. Pregunté, un poco desconcertada-. Pero... ¿estás segura?

Lizzy: ¡Claro que sí! No entiendo cómo no pensé eso desde un primer momento-. Sonriéndome, vislumbré en su mirada que era muy sincera conmigo. Me alegra saber que iba a formar parte de su boda y de una manera tan especial.

-Sería un verdadero honor pero necesitaré un vestido y no nos queda mucho tiempo.

Lizzy: He escogido uno similar al que usaría ella así que deberías probártelo en cuanto me lo traiga-. Girando su rostro, sus ojos se iluminaron al ver al vestido de sus sueños.- Es precioso y más perfecto de lo que lo imaginaba-. Tocando el velo y todo el bordado que tenía alrededor del corsé y la delicada costura en la parte de la espalda, coincidí con su elección. No había mejor vestido para ella que el que tenía entre sus manos.- Me lo pondré para ver cómo me queda y arreglar lo que esté fuera de lugar. Mientras tanto pruébate el tuyo-. Dándome uno que se encontraba envuelto, asentí para dirigirme a uno de los vestidores. Abriendo aquella bolsa que protegía a lo que usaría en la boda, abrí la boca al ver el vestido que Lizzy había elegido.

-Es hermoso... -. Apreciando los detalles de la tela y del color que tenía, me lo probé. Cuando mi nueva imagen se reflejó en el espejo, volví a sorprenderme ya que realzaba mi curvas de una forma sorprendente.

Lizzy: ¿Ya estás Diana? Porque yo lo estoy-. Escuchando su voz alegre, sonreí.

-Bueno, creo que me queda bien-. Le dije al salir y ver su reacción.- ¿Qué te parece a ti?

Lizzy: Me parece perfecto, ¡Diana! -. Sonriéndome, siguió mirándome hasta que yo le presté atención a ella para tener la misma reacción que había tenido conmigo.

-¡Tú estás despampanante! -. Exclamé, antes de ir y mirar cada aspecto de su imagen-. Este es el vestido perfecto para ti así que no dudes en llevarlo-. Guiñándole un ojo, fui a cambiarme mientras ella hablaba con la diseñadora del vestido de algunos mínimos e insignificantes detalles que a ella no le convencían así que al salir, con más tranquilidad, salimos a la calle sabiendo que nos habíamos sacado un gran peso de encima.

Lizzy: De acá, vamos a la peluquería.

-¿A la peluquería?-. Frunciendo el ceño, entré al auto donde nos esperaba Marco.- Pero si ya has ido ayer.

Lizzy: Sí, pero tú no y como mi nueva dama debo encargarme que te veas asombrosa.

-Así que haremos otro cambio, ¿no?-. Negando con la cabeza, solo esperé que mi cabello no desapareciera. Por lo demás, confiaba en su buen gusto.

Lizzy: Sí, quiero que luzcan un poco más natural pero sin dejar de lado tu gran belleza-. Haciendo detener a Marco en una de las calles laterales, bajamos para dirigirnos hacia allí.- Hola Rick, ¿todo bien? Mira, te he traído a mi dama de honor para que hagas lo que estuvimos hablando ayer-. Por su parte, él me saludó y me indicó que me sentara en una de las sillas.- ¡Quedarás como nueva!

-Si tú lo dices... -. Riendo, dejé que él comenzara a trabajar con mi cabello porque había entendido que por la felicidad de mi madre, haría cualquier cosa.

*Días después*

¡Por fin! El gran día había llegado y me sentía muy nerviosa así que una vez más, recorrí el salón de la fiesta en donde iríamos cuando terminara la ceremonia que se haría a un costado de la carpa ya que allí la decoración era más ambientada a un lugar natural que rebosa del color de la naturaleza. Además, el arco que estaba cubierto de flores blancas daba un imagen de pureza y paz para que allí mis padres, Lizzy y Nick, pudiera jurarse amar para toda la vida.

Por otro lado, el lugar de la fiesta estaba decorado con una especie de tela blanca que estaba sujetada en el medio para crear cierto efecto de elegancia a través de la luz de las velas que estaban decoradas a su vez con unos cuantos ramitos de lavanda y rosas blancas para que todos pudieran capturar esa dulce fragancia.

-¿No es hora de que vayas preparándote? -. Su voz rasposa hizo que sonriera tontamente. Girando sobre mis talones, me encontré con Harry que ya lucía su smoking a la perfección.

-Sí, eso haré-. Avanzando unos pasos, volví a observarlo con ojo crítico-. Te ves muy bien aunque te falta algo-. Sacando de mi bolso de mano un pequeño tulipán blanco se lo coloqué en su costado derecho.- Todos deben llevar uno así que tú no eres la excepción.

Harry: Gracias, ahora quedé más guapo-. Guiñándome un ojo, mantuvo su mirada penetrante sobre mi rostro.

-Iré a alistarme antes de que se me haga tarde-. Sonriéndole nerviosamente, me alejé para caminar las dos cuadras que nos separaban de casa. Al entrar, la sala estaba vacía aunque en el segundo piso se escuchaban algunas voces amortiguadas. Subiendo lentamente, traté de hacer el menor ruido posible y me dirigí a mi habitación. Una vez que me había dado una ducha generosa de agua caliente, me envolví en una toalla y saliendo hacia mi habitación, me senté frente a mi gran espejo para ultimar los detalles de mi cabello que ahora era de color castaño claro y de mi rostro que se encontraba surcado por el cansancio como también por la felicidad. Poco después, con mi cabello seco y con el maquillaje casi terminado, me puse el vestido para nuevamente dejarme sorprender por lo que veía en el espejo. No podía creer que seguía siendo tan bella.

-Diana, es hora de irnos -. Me dijo alguien desde el pasillo.

-¡Ya voy! -. Tomando mi bolso de mano, me coloqué algunas joyas y mis zapatos para ir a la habitación de Ed que, para mi suerte, estaba cambiado con su mini smoking.- Te ves hermoso, amor-. Besando su mejilla, lo bajé para que pudiera caminar un poco-. Gracias por cuidarlo, Jace-. Sin despegar la mirada de mi hijo, me alejé cuando lo vi acercarse al pasillo-. ¿Y Lux?-. Pregunté, dándome cuenta de su ausencia.

Jace: Está con Araceli ya que ella se encargará de vestirla-. Su voz logró envolverme y sin poder evitarlo lo miré. Él ya se encontraba vestido con un traje elegante pero que a la vez lo hacía ver muy natural. Me gustaba que tuviera ese estilo pero tampoco lo expresaría a los cuatro vientos.- Estás muy hermosa, Diana.

-Gracias, tú también te ves bien-. Sintiendo mis mejillas un poco rojas, decidí salir de allí para atrapar a mi hijo que ya se dirigía a las escaleras.- No, es muy peligroso Edward-. Tomando una de sus manos, lo ayudé a bajar cada uno de los peldaños hasta llegar al último-. ¡Muy bien!-. Alzándolo, volví a besar su mejilla.- Tu padre se sentiría orgulloso de ti... -. Susurré, pensando en que pronto nos iríamos y él perdería tanto a su padre biológico como el que lo había criado estos años. Sí, había momentos en los que me dejaba llevar por los pensamientos que invadían mi mente, lamentablemente.- Será mejor que nos vayamos antes de que termine volviéndome loca de la ansiedad-. Me dije, antes de salir hacia el lugar elegido para realizar la boda.

*Unas horas después*

- Sí, acepto-. Dijo mi madre, derramando un par de lágrimas.

- Nick, aceptas a... -. Las palabras de cura siguieron hasta que escuché con mucha atención lo que iba a responder mi padre.

- Sí, acepto.

Quería contener mis propias lágrimas pero no podía hacerlo cuando ellos estaban uniéndose en sagrado matrimonio luego de tantas desgracias familiares. Despabilándome de algunos recuerdos, sonreía al ver que ellos se colocaban sus anillos de boda.

-Por el poder que me confiere la iglesia, los declaro marido y mujer-. Dijo el cura con una sonrisa en sus labios.- Puedes besar a la novia-. Lo cual hizo mi padre sin esperar ni un maldito segundo por lo que todos reímos un poco.

*En la fiesta*

- ¡Esto es maravillo! -. Lizzy miraba con adoración todos los detalles una y otra vez.- Muchas gracias a ti y a Harry por tomarse el tiempo de hacerlo.

- Lo hicimos con mucho gusto-. Tomando mi copa propuse un brindis-. Por ti y por Nick, que sean felices por siempre-. Vaciando poco a poco la misma mientras charlaba con ella, decidí ir a la pista a bailar ya que varios comenzaban a hacerlo.

- ¿Necesitas un acompañante?

- Sí, aunque también podría bailar sola-. Riendo, miré su rostro y sus ojos verdes enigmáticos que no dejaban de gustarme a pesar de que pasaran los años.

- Es mucho mejor cuando se baila con compañía porque puedes charlar y hasta coquetear-. Guiñándome un ojo, se acercó para tomar mi cintura y comenzar a bailar al ritmo de la canción que ahora sonaba.

- Se nota que ya lo has hecho anteriormente.

- Siendo sincero contigo, no-. Acercándose a mi oído, susurró.- Y si lo hiciera no lo haría con cualquiera-. Alejándose lentamente, dejó un rastro de escalofríos por mi piel. Lo que podía hacer con solo decir unas cuantas palabras.

- ¿Estabas tomando? -. Tratando de cambiar de tema, busqué adecuarme a la nueva canción que era más movediza.

- Bueno... Solo tomé tres copas y nada más-. Tropezando con mi pie, negué con la cabeza.

- Lo suficiente como para caer en cualquier momento al suelo-. Saliendo de la pista, lo llevé a la salida.- Será mejor que vayamos a casa así que puedes acostarte un rato y luego, si estás más sobrio, puedes volver sin ningún problema-. Asintiendo con una risita un poco tierna, lo llevé y cuando estuvimos en la sala, lo dejé en el sillón para buscar un vaso de agua fresca.- Esto te hará bien-. Entregándoselo, esperé que se lo tomara pero el contenido terminó volcándose sobre su camisa que se trasparentó y dejó ver sus tatuajes desparramados a través de su piel blanca.- Te has mojado...-. Con sus manos torpes trató de sacársela pero no tuvo éxito-. Iré a buscar una colcha para que no te enfríes demasiado-. Levantándome, volví a caer nuevamente debido a la presión de su mano sobre la mía-. ¿Qué sucede? ¿Necesitas algo más?

- No, no quiero que te vayas-. Dijo, acercándose un poco más.- Lo he estado pensando mucho y quiero que te quedes porque los quiero mucho a ti y a Ed.

- Sabes que debo irme y Jace lo acepta.

- Él no quiere luchar por ti-. Acariciando mi mejilla, cerré los ojos.- Y yo no dudaría en hacerlo porque te quiero mucho ¿Acaso no lo sientes?-. Con su rostro a centímetros míos y su aliento rosando mis labios temblorosos, quise que me besara por un momento pero mi razón ganó la batalla al hacerme recordar que mi ex padre, Erick, seguía en mi vida y la destruiría nuevamente si llegaba a saber mi verdadera identidad por lo que enfrié mi corazón y dije a mi pesar lo siguiente:

- Harry, no puedo sentir algo que no siento en mi interior.

Sí, era muy útil a la hora de romper un corazón y sin ninguna duda, había roto el suyo con aquellas palabras tan falsas pero era preferible eso a que mi amor lo condujera a la muerte.

Nuevo capítulo ¡Sí!

Espero que les guste y puedan votar.

Por cierto, les dejo una foto del vestido de Lizzy y de una de las canciones que sonó durante la boda.

Ana

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