Capítulo 15- Pánico, alcohol y verdades que lastiman.
[Sin correcciones ortográficas]
Nick
¿Cómo ella pudo hacer un Ace? ¿Acaso fue un golpe de suerte? Era lo que me preguntaba mientras la sostenía entre mis brazos y algunas cámaras iluminaban nuestras caras.
- ¡Qué emoción! -. Exclamó el conductor que se encontraba a unos centímetros de nosotros-. Nuevamente, pediremos que el público reciba con una calurosa bienvenida a las hermanas Thomson que entregarán el premio, la raqueta de Ana.
Ella separándose, limpió con sus manos temblorosas algunas de las lágrimas que surcaban a través de sus mejillas. ¿Por qué lloraba?
- ¿Estás bien? -. Atiné a preguntar.
- No la puedo aceptar... -. Mirándome directamente a los ojos, sentí que esa inmensa laguna de oscuridad y dolor que escondía detrás de sus pupilas, poco a poco, iba traspasando mi corazón. Fue en ese momento que comprendí su dolor pero no el motivo de este.
- Nick acércate con la ganadora, por favor-. Pidió el presentador luego de que Barbara y Sophia estuvieran con nosotros-. En nombre de este club y por nuestra querida Ana, te hacemos entrega de su raqueta-. Ellas se acercaron y depositaron la misma sobre sus manos.- Cabe decir que ella podrá entrenarse con el antiguo entrenador de Ana para poder ingresar a las competencias regionales, nacionales e internacionales así que... ¡aprovéchala!-. Sonriéndole, se acercó un poco más hacia mi lado-. Además, Nick dirá algunas palabras antes de poder hacerle las correspondientes preguntas a nuestra ganadora-. Entregándome el micrófono, giré mi rostro y mientras Lizzy se acercaba, sentí cómo Diana creaba un abismo entre ambos ya que se alejó hacia un costado con su rostro desvencijado.
- Es difícil poder expresar lo que siento en este momento.- Comencé, sintiéndome un poco contrariado con la aptitud de Diana-. Y más, sabiendo que Ana era mi hija. Sin embargo, no quiero dejar pasar esta oportunidad para decir lo orgulloso que me sentí de ella y de sus logros porque sé que trabaja duramente cada día para alcanzarlos y no dejarse vencer-. Con las lágrimas picando en mis ojos, besé en la mejilla a Lizzy-. Sé que ella hubiera querido que todos sean felices y ahora, con esta competencia daré la oportunidad de ser feliz a otra chica-. Ambos, dirigimos nuestra mirada hacia Diana que se encontraba en un estado de trance por lo que me sentí un poco afligido al momento de terminar el discurso-. Por favor, a las demás chicas que se presentaron para ganar, no se dejen vencer y luchen por alcanzar sus sueños. Por nuestra parte, mi mujer y yo, nos sentiremos muy felices de que cada una lleve una partecita de esa pasión que ella lograba demostrar en sus partidos. Muchas gracias-. Los aplausos sirvieron para amortiguar los latidos de mi corazón pero mis manos sudorosas sirvieron para delatar mis nervios.
- ¿Estás bien? ¿Nick? -. Lizzy trataba de comprender pero ni yo mismo lograba hacerlo. ¿Por qué me afectaba tanto verla así como si le hiciera daño con mi presencia? ¿Qué es lo que estaba haciendo mal?
- Sí, necesito hablar con Diana. ¿Acaso no la has visto?-. Acercándome al presentador, pedí unos minutos para poder llevar a cabo mi cometido-. Por favor, busca a su hijo.
- Está bien, creo que necesitarán estar a solas para que se calme-. Besándome, se alejó.
- Diana, acompáñale-. Susurré, una vez que logré llegar a ella. Con mi brazo sobre uno de sus hombros, empujé su cuerpo casi inerte a través de los pasillos hasta uno de los vestidores y cerciorándome de que estábamos solos, la senté en uno de las butacas-. Dime Diana, ¿qué sucede? ¿Por qué actúas como si esta situación te provocara un dolor inexplicable?
- Yo... No lo sé-. Susurró, sin despegar la mirada de sus manos.
- Diana, puedes confiar en mí y decirme lo que pasa-. Acariciando su cabello, busqué que se sintiera cómoda-. Sé que no nos conocemos mucho pero Lizzy ha hablado muy bien de ti así que nos preocupas-. Esperando un momento, no obtuve otra respuesta de su parte-. ¿Hay algo que puedo hacer para que te sientas mejor?
- Sí... -. Levantándose, extendió sus manos para ofrecerme lo que tenía en ella, la raqueta de mi hija-. No la puedo tener y rechazo la idea de jugar tenis.
- No entiendo... ¿Por qué rechazas una oportunidad tan grande como ésta? ¡Miles de chicas morirían por estar en tu lugar! -. Exclamé, sintiéndome preso de rabia.
- No soy como ellas y mucho menos como Ana. ¿Por qué no pueden entender eso? -. Expresó, centellando ciertos atisbos de dolor a través de sus palabras-. Siempre están diciendo que me parezco a ella o que actúo de la misma manera pero ¡no soy Ana! Ella murió y lamentablemente, yo soy Diana Maldick-. Alejándose, comenzó a sollozar-. ¡Todo hubiera sido mejor si no se hubieran cruzado en mi camino!
- ¿Qué tratas de decir? ¿Acaso estás diciendo que fue un error conocernos? -. Esa pregunta dolió aunque no lograba entender el verdadero motivo.
- No quiero pelear, sólo quiero que me dejen en paz... -. Al caminar unos pasos, giró su rostro-. Aunque tenga el rostro de su difunda hija, no soy ella y no podré serlo-. Tomando la raqueta, en un simple movimiento, la colocó sobre una de sus rodillas para romperla en dos-. Por favor, manténganse alejados de mí-. Con un cúmulo de emociones sobre sus pupilas, abrió la puerta y salió, dejándome anonadado.
Diana
- Por favor, Ara. ¡Necesito estar sola!-. Exclamé, antes de subir a un taxi y perder de mi vista el pequeño estadio que desde ahora me traerían malos recuerdos-. Si no puedo salir de casa, me quedaré en ella pero deben dejarme sola por esa noche-. Rodando los ojos, esperé pacientemente a que hablara con su hermano para luego tener su aprobación-. En media hora estaré allí y podrás llevarte a Ed ya que ni siquiera tengo cabeza para mí. Gracias... -. Colgando, me recosté en el asiento y cerré mis ojos por un momento, pensando en la realidad casi burda de los hechos. No podía escapar de ella, ya no. Poco después, me encontraba en la entrada de la casa de Harry y allí, sentados sobre la acera se encontraban ellos.
- ¿Estás segura de lo que estás haciendo?-. Preguntó, con cierta desconfianza en su mirada, Luke.
- Sólo necesito pensar para poder tomar una decisión definitiva-. Haciendo una mueca, besé la frente de mi hijo y se lo entregué a Ara-. Si necesitas algo, llámame.
- Marco con sus nuevos compañeros vigilarán la casa pero nunca dejes de tener cuidado, por favor-. Susurró, antes de subir al taxi con Lux que besó mi mejilla y su hermano Luke, Ara-. El mismo taxi que me trajo, los llevó y segundos después, no había rastros de ellos.
- Bien, ahora estás sola-. Susurré, girando sobre mis talones y entrando a la casa que se encontraba desolada y vacía sin la risa de los niños-. ¿Qué haré?-. Me pregunté, sentándome en uno de los sillones-. ¿Qué he hecho?-. Fue otra de las preguntas que rondaron, en cuestión de milésimas de segundos, en mi mente al pensar en lo que había sucedido con Nick y mi raqueta. Me había dolido romperla pero prefería romper un objeto que su propio corazón-. Realmente, ya no me reconozco...-. Levantándome, caminé por uno de los pasillos y llegué hacia el pequeño estudio improvisado que tenía Jace. Entrando, comencé a recorrer el espacio comprendido entre los muebles y los cientos de libros que Jace tenía sobre leyes y cuestiones judiciales. Frunciendo el ceño, fijé mi atención en uno de tapa roja y letras doradas así que lo tomé y al sentir el peso del mismo, lo apoyé sobre su escritorio. Hojeando las primeras páginas, me encontré con la verdadera razón de por qué pesaba tanto... Una maldita botella de Whisky-. La fachada de un libro para ocultar el alcohol... Muy inteligente, Jace-. Abriéndola, percibí el olor rancio del líquido por lo que dudé al momento de probarlo. Tomando un poco de valor, la acerqué a mi boca y tragué un poco de ese líquido ambiguo. Con mi cuerpo en plena combustión y sintiendo los primeros efectos del alcohol en mi sangre, seguí recorriendo la casa en busca de nuevos lugares en los cuales disfrutar de aquella soledad que pesaba sobre mis hombros. Acercándome a la piscina, tomé asiento y dejando mis zapatillas aun costado, sumergí mis pies en el agua que se encontraba bastante fría. Volviendo a tomar de la botella, pensé en lo que había sucedido en el día y en la posibilidad de hacer un agujero en el suelo para nunca más sacar mi cabeza de allí. No quería enfrentar las consecuencias de mis actos pero el poco tiempo que tenía a mi favor comenzaba a cortar mi independencia para decidir.
- Hola, ¿hay alguien en esta casa? - Su voz tan perceptible hizo que mi piel se erizara. ¿Por qué él se encontraba aquí?- Diana, ¿y los demás?
- No están ya que les pedí que se retiraran-. Contemplando el panorama que me brinda Londres, tomé otro trago, con la urgente necesidad de borrar a través de este, la imagen y el dulce perfume que expedía su cuerpo al tenerlo tan cerca de mí-. Nadie vendrá aquí hasta mañana por la mañana pero tú has roto el acuerdo.
- Lo siento, no he leído el mensaje de los chicos-. Haciendo una mueca, tomó la botella y observó la etiqueta con mucha atención-. ¿Y cuál es el asunto por el cual buscas ahogarte en un 90% de alcohol?-. Levantando una ceja, decidió tomar un trago. Tal vez, para comprobar la calidad de lo que estaba tomando.- Mier**, esto realmente es fuerte y hace que mi garganta pique hasta el punto de lastimarla. ¿Dónde lo has conseguido?
- Es un secreto... -. Riendo, apoyé mis dedos sobre los suyos y acercando mi boca, bebí otro trago-. ¿Soy yo o esto sabe mejor?
- Diana, ¿has comido algo?-. Preguntó, frunciendo su ceño. Asintiendo con la cabeza, él negó con la suya.- No debes tomar algo tan fuerte con el estómago vacío ya que tu cuerpo absorberá más rápido todo lo que tomes-. Levantándome, me llevó hacia la cocina.- ¿Te gusta el sushi?
- ¿Qué? Harry... No me gusta el pescado de mar crudo-. Riendo, observé sus movimientos-. Tus piernas son perfectas, ¿lo sabías? -. Sí, poco a poco comenzaba a soltar la lengua y los atributos perfectos del cuerpo de Harry no pasaban por desapercibido ante mis ojos. Sólo esperaba mantenerme callada en algunos aspectos.
Harry
- ¿Lindas piernas? -. Riendo, comencé a preparar la mesa para comer.- Muchas personas dicen que son perfectas pero sigo sin entender por qué me parece raro recibir elogios y en mayor parte, de las mujeres-. Acercándole un recipiente pequeño con arroz blanco, ella arrugó su nariz.
- Harry, no estoy a dieta-. Comenzando a reír, buscó la botella de Whisky y volvió a tomar un trago-. Puedo asegurarte que esto sabe mejor que eso-.
- Si no lo pruebas, no lo sabrás-. Quitándole la botella, le serví un vaso de agua con hielo-. No quiero que tomes más alcohol durante la cena así que deberás esperar.
- Bien, como quiera señor Styles-. Haciendo una mueca, comenzó a comer-. ¿Por qué siento que es dulce?
- Porque tiene algo de azúcar y otros ingredientes como el vinagre o la alga kombu-. Buscando otros recipientes, le serví un poco de salmón.- Puede que no sea algo agradable al momento de comerlo pero te gustará poco a poco.
- Come primero tú y luego comeré-. Observándome, esperó que lo hiciera.
- Bien, ahora deberás hacerlo tú y no quiero que hagas trampa-. Sonriéndole, esperé a que tuviera el valor suficiente para llevar ese pedazo de pescado a su boca que se veía apetitosa y roja por tanto beber-. Ahora, debes masticarlo y tragarlo-. Riendo internamente, fui testigo de sus muecas y de la poca tolerancia que tiene hacia una comida tan popular-. ¡Lo has logrado! ¡Felicidades!
- ¡Es asqueroso!-. Tomando un poco de agua, hizo otro gesto de desagrado-. Ahora, ¡no puedo quitar el sabor de mis papilas gustativas!
- Para eso existe el vino del arroz o "mirin" que sirve para eliminar ese sabor tan delicioso para mí-. Acercándole un vaso, ella lo tomó desesperadamente.
- Recuérdame que la próxima no te dejaré comprar comida-. Rodando los ojos, seguí comiendo mientras veía con más profundidad cada parte de su rostro.
- Por cierto... Me enteré lo que pasó con Niall-. Dejando a un lado mi recipiente descartable, esperé que ella terminara-. No pensé que pudiera meterte en una situación tan incómoda.
- No quiero hablar de eso... -. Removiendo su comida, mantuvo su mirada sobre ella-. Además, no solo eso lo que me tiene mal... Son varias cosas la que he estado aguantado durante este tiempo y ahora, siento que me está cobrando factura cada una de mis malas decisiones.
- Diana, todos cometemos errores pero lo que importa es que encontremos el camino que nos llevará a encontrar la paz y la felicidad que necesitamos-. Buscando en mi bolsillo, tomé el resultado de ADN y sin pensarlo dos veces, se lo ofrecí-. Cumplí la promesa, míralo con tus propios ojos.
- ¿Qué es? -. Frunciendo su ceño, esperó algunos segundos antes de abrirlos y leyendo en voz baja, percibí que sus manos comenzaron a temblar.- ¿Cómo te sientes luego de esto?
- Al principio, no lo pedía creer y sólo atiné a llorar pero luego me dije que debía seguir y limpiar el nombre de Ana como madre de mi hijo-. Encogiéndome de hombros, traté de restarle importancia.
- ¿Qué significa que limpiarás su nombre como madre de tu hijo?-. Levantándose, cayó al piso lo que me dio un poco de risa-. Perdón, siento que el piso se mueve debajo de mis pies.
- Vamos a la sala, allí estaremos mejor y podremos charlar con más calma-. Levantándola, la ayudé a caminar hasta la misma. Allí, acomodé algunos cojines sobre su espalda y girando mi rostro, me encontré con su mirada curiosa-. En cuanto a lo que me has preguntado anteriormente pienso en que daré un comunicado para dejar de lado las especulaciones y haré una ofrenda en honor de mi hijo en el cementerio donde se encuentran sus restos.
- Eso suena bien... -. Sonriendo, pude observar su mirada que tenía una matiz diferente, con más brillo.- ¿Te has puesto pensar en él? ¿En cómo hubiera sido ser padre?
- Creo que hubiera aplacado mi dolor al perder a mi primo-. Haciendo una mueca, bajé mi mirada-. No es que lo ponga en primer lugar pero también es importante en mi vida y no puedo olvidar lo que sucedió.
- No lo sé si te has puesto a pensar pero... ¿En qué trabajaba tu primo?-. Sosteniéndome la mirada, indagó con demasiada firmeza-. ¿Qué pasaría si Ana fuese inocente de todo esto?
- Bueno, no creo que eso suceda porque lo vi con mis propios ojos-. Afirmé, con un nudo en la garganta-. Todavía puedo sentir el olor de su sangre que se encontraba sobre la ropa de Ana. Fue duro asimilarlo en el momento pero no sólo fue eso sino que me mintió, me ocultó cosas relacionadas con su familia y eso, quebró la poca confianza que podía tener en ella.
- Eso quiere decir que... ¿no la perdonarías pese a todo?-. Acercándose, recostó su cabeza muy cerca de mi hombro derecho.
- Lo he pensado mucho y no, no lo haría.
Diana
"Lo he pensado mucho y no, no lo haría".
Esas palabras retumbaron en mi menta hasta que ambos nos fuimos a dormir en nuestras respectivas camas. ¿Cómo unas simples palabras podían afectarme tanto? Dando varias vueltas en la cama, me senté en ella antes de que las náuseas inundaran mi razón así que levantándome, corrí hacia el baño y me mantuve allí por varios minutos.
- ¿Estás bien?-. Girando mi rostro, me encontré con su cara manchada de preocupación y cansancio.
- Sí, supongo que el alcohol no es compatible con mi cuerpo-. Levantándome, enjuagué mi boca y esperando a que él se apartara de la puerta, salí-. ¿He hecho tanto ruido para que me escucharas desde la otra punta de la casa?
- No, creo que mis caminatas nocturnas por un poco de agua han sido las culpables de que te oyera-. Removiendo incómodamente sus pies sobre la alfombra, quedamos por un rato en silencio-. Si necesitas algo, sólo llámame-. Comenzando a caminar, se detuvo en la puerta de mi dormitorio para mirarme una vez más e irse.
- ¡Dios! -. Exclamé, tirándome sobre la cama. Poco después, me encontraba pensando en lo atento que había sido-. Sigue siendo una buena persona aunque con defectos-. Reflexioné, antes de sentir algunos retorcijones estomacales.- Lo que me faltaba... -. Susurré, bajando de mi cama y yendo hacia la cocina en la que busqué el botiquín de primeros auxilios. Rebuscando, encontré una disminuir los dolores estomacales y sin rechistar, tomé un vaso de agua para poder tragarla.
- ¿Y ahora qué te sucede?-. Dando un respingón, giré mi rostro para encontrarme nuevamente con Harry-. Parece que hoy estoy más atento que nunca-. Riendo, se acercó y observó detalladamente el envoltorio de la tableta de pastillas que había tomado-. ¿Te duele el estómago? -. Asintiendo con la cabeza, él sonrió tenuemente-. Ve al sillón, prepararé una infusión para que puedas descansar.
- Gracias, Harry-. Sonriéndole, hice lo que me ordenó. Minutos después, él se sentó a mi lado y me ofreció un vaso con un líquido de color marrón claro-. ¿Qué es?
- Té de manzanilla.
- Me había olvidado de los saquitos que había comprado tu mamá para los cólicos de Ed-. Tomando un trago, sentí el líquido caliente bajando por mi garganta.
- Servirá aunque te dará mucha hambre-. Riendo, tomó de su taza lo que parecía ser leche-. Podríamos ver una película...-. Acomodándose, esperó mi respuesta.
- Me encantaría y más, sabiendo que tengo una para estrenar-. Buscando mi bolso que se encontraba sobre la mesa, saqué un cd-. Es una nueva película y se llama "Un padre perseguido". Seguramente, te gustará.
- Eso espero... - Sonriéndome, comenzó a preparar todo para verla por lo que en esos pequeños momentos en que la luz me permitía apreciar su rostro, sentí como mi corazón se aceleraba al bajar mi mirada a sus labios ya que él se mordía constantemente el inferior al sentirse un poco indeciso en sus decisiones-. ¡Ya está!
- Ya era hora-. Rodando los ojos, fijé mi atención en el televisor aunque no podía borrar los pequeños vestigios de combustión que me produjeron sus delgados, suaves y dulces labios.
- ¿Estás bien?-. Preguntó, pasando una mano delante de mis ojos.
- Sí, sólo estaba pensando... -. Ruborizándome, esperé a que pusiera atención a la película y me dejara en paz. Poco después, se encontraba absorbido por el argumento de la misma mientras que yo observaba con cierta parsimonia cada uno de sus gestos-. Eres tan perfecto... -. Susurré, acercándome un poco más.
- Oye, no estás prestando atención a la película-. Negando con la cabeza, giró su rostro para encontrarse con el mío, a escasos centímetros-. ¿Qué sucede?
- Si te lo digo no tendré el coraje suficiente para luego hacerlo-. Cortando la distancia entre nuestros cuerpos, conecté nuestros labios con un deje de desesperación, pasión y temor ya que sabía que lo que estaba haciendo era un error pero debía admitir que fue el más dulce y bonito de toda mi existencia.
¡Nuevo capítulo!
Es un pequeño regalo por todo su apoyo.
¡Feliz navidad! ¡Feliz cumpleaños Louis! :D
PD: Foto de Greg Kinnear y Jennifer Connelly. Ambos representarán a los padres de Ana.
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