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Suspiró fuertemente, llamando la atención del arquero el cuál hacía tiempo estaba observándolo, recostado en la pared de en frente, logró verlo aún cuándo sentía sus ojos hechos mierda por tanto llorar, ya no sabía si de la frustración, por extrañar a Carl, o de hambre, no solían alimentarlo bien últimamente.
Jackson sabía que probablemente se encontraba asqueroso, todavía con el labio roto y la ceja partida, de los puñetazos que Daryl le había dado aquél día, cuándo Black se dignó a mencionar el nombre de Carl.
Carl, automáticamente todos sus pensamientos recayeron en el chico, como ya era habitual, estando allí sin hacer nada, sus pensamientos siempre terminaban en el pequeño Grimes, ni tan pequeño. Daryl bufó y dio media vuelta, recargandose en otro muro distinto, esta vez sin mirar hacía el chico, Jackson decidió dar media vuelta y con un tintineo de las cadenas y volvió a su lugar en el rincón de aquella habitación.
Extrañaba al chico, en lo único que solía pensar aquellos días sería en que si él no hubiese hecho lo que hizo, probablemente ahora podría estar a su lado dando vueltas por Alexandria y siendo felices. Todo lo feliz que podías ser en el apocalipsis.
Pero no, él había tenido el loco impulso de alzar el arma y matar a la mujer, que ni siquiera había terminado por morir, la hija de puta había venido personalmente a recalcarle aquello con una egocéntrica sonrisa que Jackson pudo ver porque la mujer había llevado una farola. Podría haber sido más listo y matarla de noche, luego nadie podría decir que fue él, no cuando seguían vivos centenares de salvadores, con haber esperado sólo un tiempo más tal vez aquélla mujer podría estar realmente muerta.
La puerta de la celda volvió a abrirse nuevamente aquél día, está vez dándose a escuchar varios pares de pasos bajando aquellas escaleras y un nuevo tintineo se hizo presente, Jackson sentía que casi ni lo recordaba, pero allí estaba, las llaves de sus cadenas.
Unas farolas alumbraron por completo el lugar, Jackson con ojos entrecerrados, por toda aquella iluminación, intentó decifrar de quiénes se trataban todas aquellas confusas siluetas.
Al que logró reconocer en una primera instancia fue a Rick, no por cómo se veía así, si no por el ruido de su agria respiración y el sonido de aquellas botas chocando contra el suelo, el hombre ya no parecía regocijado por ver al chico allí, no cómo lo había estado las primeras veces que fue a verlo.
A Jackson nunca le habían dejado olvidar lo que había sucedido, lo que había hecho, lo mal que había estado, escupían las palabras como si hubiesen cosas que todavía podrían hacer sentir mal al adolescente, estaban tan errados, ya nada podía hacerlo sentir más estúpido de lo que se sentía, había perdido a Carl por vengar a su familia y ni aquello había podido hacer bien, simplemente un fracaso, las palabras de aquellos imbéciles no le hacían tan mal como lo que él ya pensaba de sí mismo.
Por un momento se preguntó que sucedería ahora, puesto que jamás habían venido tantos, al menos no a la vez.
—Jackson Black, serás transladado a una celda en Alexandria a partir de este momento, si haces algún movimiento errado, todos los presentes aquí dispararán sin advertencia.— Rick habló, su voz sonando dura y agria, sin intenciones de sonar como aquél tipo amable que Jackson alguna vez había conocido.
—Una suit, de lujo.— murmuró el chico con voz rasposa, le dolió la boca con tan sólo pronunciar aquellas cuatro palabras, y deseó haberse quedado callado, realmente era un infierno.
—Puedes guardarte los comentarios. Daryl, dale algo de agua.— ordenó Grimes al cazador, el cuál se le acercó y le tiró en la cara una botella de plástico medio vacía.
Jackson se agachó a agarrar el agua y con manos temblorosas intentó abrir la botella, sus dedos se encontraban morados del frío, le sorprendía que aún ninguno se le haya caído, las finas telas que cubrían su cuerpo no eran lo suficientemente cálidas como para cubrirlo por las noches sin que tenga aquél abrumador frío.
Eso es lo que te has ganado.
Una voz susurró profundamente dentro suyo, la botella cayó de sus manos y soltó un gruñido frustrado. Alguien desde atrás de Rick se acercó y tomó la botella, abriéndola para él. Jackson tenía la vista baja, su cabello cubriendo sus ojos le dificultaban ver bien el panorama, aún así, nada allí podría interesarle demasiado.
—Carl, aléjate de él.— gruñó Rick.
La respiración de Jackson se cortó durante unos momentos, la mano que se dirigía hacia la botella de agua se detuvo en su lugar, subió la vista lentamente y con ojos temblorosos lo buscó. Allí estaba.
Ya no traía más su sombrero de sheriff, por lo poco que había logrado vislumbrar y la venda que cubría antes parte de su rostro tampoco se encontraba allí, su cabello echado hacía atrás y su postura firme, tal vez demasiado, casi rigida, tal vez él no estaba muy feliz de verlo en aquélla situación.
Jackson finalmente agarró la botella de agua, por primera vez sintiéndose muy consciente de su aspecto de mierda, y en lo asqueado que Carl podría estar de verlo, ¿por qué estaba allí? Era algo que no podía entender. Tragó con dificultad, sintiendo su garganta áspera ser un poco alivianada con aquella agua tibia que le habían entregado.
Había algo que estaba rondando por la mente de Jackson últimamente, mientras sintió como dos hombres de Rick lo levantaron del suelo y lo obligaron a caminar, pensó en la gran diferencia que había entre Negan y Rick.
Grimes podría decir que Negan había sido un puto desquiciado cuando mató a Glenn y Abraham, pero a fin de cuentas había sido él quién comenzó la guerra, fue él quién perjudicó a todo su grupo con su primer trato hacia Hilltop en dónde mataron a todos los del primer satélite, en dónde su padre había muerto a manos de vaya a saber qué imbécil de los que probablemente se encontraban rodeándolo.
Había escuchado historias, que a día de hoy seguía recordando, no entendía quién era Rick para decidir sobre la vida de los demás, se suponía que Negan no podía hacerlo, eso era algo que ya todos tenían en claro, pero que Negan no pueda no significaba que Rick debiera hacerlo en cambio.
Negan podría haberlo encerrado un par de noches en la caja, desnudo y alimentándose con alimento para perros por haberlos dejado por tanto tiempo y volver sin ningún tipo de información beneficiosa para ellos, es más, él lo había hecho, pero sentía que no había comparación en lo que él hizo, con lo que Rick estuvo haciendo desde hacía vete tú a saber cuánto tiempo.
A veces se olvidaban de darle comida y podía pasar dos o tres días sin ella, sus tripas rugiendo como unas desquiciadas le sugerían que debía ingerir algo pero aún así nada le daban, hasta que finalmente Daryl se dignaba a aparecer por allí y después de tirarle un pan duro le daba unos buenos puñetazos que Jackson no podía esquivar, si lo hacía, se volvería peor.
Finalmente salió de la celda, sus ojos hinchados pudieron notar que hasta el momento había estado en un sótano de alguna casa, y según lo que Rick había dicho, no era en Alexandria, en todo aquél tiempo Jackson había creído que así era.
—¡Rick! Has tomado una buena decisión, me enteré lo de Negan, lo siento. Sé que lo recuperarán. ¿Puedes venir un momento conmigo? Debo consultarte algo, puedes hacer subir al chico a que se dé un baño y se vista mejor.— era la voz del Rey Ezequiel, siempre cantarinamente alegre, fue insportable.
—Está bien sí...— Rick se detuvo durante algunos minutos, observando a las personas que había traído, decidiendo quién acompañaría a Jackson.
—Papá, yo lo haré.— la voz de Carl se escuchó detrás de Jackson, el cuál bajó la cabeza, sintiéndose absurdamente intimidado.
—No. Tú no, Aaron, llevalo y-
—No era una pregunta, yo lo haré. Está desarmado.— aclaró Carl, tomando de los hombros a Jackson y comenzando a guiarlo lejos de Rick.
—¡Ten cuidado, ese niño es un embustero traidor!— la voz del cazador se dejó escuchar, y por detrás de Jackson, Carl bufó, sonando divertido.
—¿Quieres que te cargue?— murmuró Carl detrás de él, Jackson negó con la cabeza, intentando con todas sus fuerzas que sus piernas no tiemblen, al subir el primer escalón, sus pies fallan y casi cae de cara al suelo, Grimes logró sostenerlo antes de que eso pase. —Siempre serás así de terco.— comentó Carl, sin sonar lo enojado que Jackson había esperado que él esté, tomándolo con cuidado entre sus brazos, y cargándolo escaleras arriba.
Jackson se permitió sonreír, por primera vez en tal vez no tanto tiempo cómo pensaba.
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