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CVIII

Oficialmente existen cinco fases de duelo. Negación, enojo, negociación, depresión y aceptación...

Pero nadie realmente ha puesto en palabras que existe una sexta: la venganza.

Gyeom está muerto. Es un hecho que por más que duela jamás podré cambiar.

Nunca más.

Hoba también está muerto.

La muerte es una parte de la vida. Ella nos da ventaja porque sabe de antemano que va a ganar este juego. Es entendible...

Pero ninguno de los dos murió de forma natural.

Y joder...

Juro por mi vida que ningún asqueroso jefe de esa maldita organización tendrá una muerte natural.

¿Es hipócrita querer matar a todos cuando yo mismo soy la causa de miles de asesinatos? Sí, ¡por supuesto que sí! ¡Es completamente estúpido!

Pero tengo el poder y la capacidad para hacerlo.

Nadie toca lo que es mío.

Mi mejor amigo... Y la persona con la que estaba dispuesto a compartir mi vida... Ellos me los arrebataron. Mataron a dos personas que amaba...

Asesinaron a mi ángel, y no pienso dejarlo como si nada hubiera pasado.

La oscuridad poco a poco va desapareciendo del cielo. El sol reemplaza lentamente a la Luna.

Quizá sea mejor así. La muy maldita puede ser amante de la muerte, pero jamás mueve un dedo para ayudar.

Los edificios de la Organización son numerosos. Desgraciadamente no puedo acabar con todos y cada uno. Existen en todo el mundo.

Pero el más importante, la sede, el lugar donde todos los jefes están obligados a quedarse está aquí, en Corea.

Y está a quince minutos de donde Taehyung me llevó a ese picnic.

Taehyung...

El corazón me da un vuelco. Se oprime dolorosamente y me hace sentir que caigo en un abismo.

El sol besa las puntas de las montañas. En menos de dos horas Taehyung despertará y notará que no estoy a su lado.

Gracias al infierno que no estaré ahí para escucharlo gritarme ni ver su rostro de decepción.

Lo siento, Kim... Pero esto es más grande de lo que parece.

Han despertado al Diablo, y su sangre formará un río profundo. Lo juro.

La oscuridad de la noche se acaba en el momento justo que piso terreno de la Organización.

Inicia el juego.

Mis pasos no vacilan al entrar en aquel edificio enorme.

Mi sangre hierve cada vez más a cada paso que doy.

-¡Oye! ¡Detente ahí! ¡El de cabello de berenjena, para!

Una risa brota de mis labios al escuchar cómo me ha llamado.

Pero no me detengo.

Es entonces que este tipejo comete el más grande error de toda su insignificante, miserable y asquerosa existencia: me agarra del brazo para detenerme.

-¿Que acaso estás sordo, hijo de tu-?... S-señor... ¿Señor Jeon?... P-pero usted está...

No lo dejo terminar. En un rápido movimiento estrello su cabeza contra la pared más cercana.

Un fuerte crack se escucha, y él se desmaya...

Pero no puedo detenerme. Sigo golpeando con fuerza su cabeza. La furia me consume...

Hago explosión... Y mil voces atacan mis sentidos.

Todos mis fantasmas hablan a la vez:

Detente, detente, detente, ¡detente, maldita sea!

Continúa, está a nada de quebrarse.

Él es un joven.

Es un puto asesino.

Lo vas a matar.

Lo quiero matar.

Su cuerpo se me zafa de las manos, y es hasta ese instante que me doy cuenta del desastre que provoqué.

Mis manos están llenas de sangre, y ese maldito líquido rojo está en todos lados.

Bórralo, bórralo, bórralo, bórralo, ¡borra esto, carajo, no debes mancharte!

Bah, es sangre, nada que no conozca.

Asesino de mierda

¿Qué necesidad había de romperle el cráneo?... Toda la alfombra se manchó. Es asqueroso.

El sonido de huesos cediendo ante mi peso llenan mis oídos al pasar sobre el cadáver de aquel chico para tomar su pistola.

Su rostro, incluso muerto, está lleno de dolor y sorpresa.

Vaya última expresión.

Patético.

Con una suave risa sigo mi camino, pateando fuera de mi vista el cuerpo de ese cabrón.

¿Detenerme?... Nah. Convertiré este lugar en un infierno sobre la tierra.

A cada metro que recorro, un cadáver cae tras de mí.

Mi cuerpo está bañado en sangre. No hay parte de mí que no esté pintada de ese carmesí líquido. Mis manos sostienen un arma y también el cuchillo con el que pensaba quitarme la vida.

Qué irónico que este instrumento haya quitado ya varias vidas, excepto a la que fue destinado en un inicio.

No he disparado ni una sola bala. No ha sido necesario. Todos los hombres que se me han cruzado se sorprenden por lo que se podría llamar mi "resurrección", y, antes de que puedan recobrar el sentido, mis manos trabajan en lo que son buenas, y caen muertos.

No necesito pensar. Es un reflejo.

Cortar, doblar, romper, estrellar.

Matar.

Asesino a más de diez hombres sin parpadear, termino con la vida de mis ex compañeros sin una pizca de remordimiento.

No duele.

No me pesa.

Es un impulso.

Una necesidad.

Quiero matarlos a todos.

Hasta que me cruzo con un simple... Niño.

Un niño.

Bien. La Organización es hogar de mil asesinos jóvenes. Yo mismo fui reclutado a la edad de dieciocho años, y Hoseok lo fue a los catorce o menos... Pero este niño no pasa de los once...

Se ve tan... Inocente...

No obstante, y para mayor estupefacción mía, en lugar de asustarse por mi persona empapada en sangre y el hombre que tengo firmemente agarrado para romperle el cuello, el chico me mira con curiosidad.

Casi con una sonrisa...

-lárgate - gruño.

El mocoso alza una ceja, pero no se mueve.

Lo observo con detalle, sintiendo la irritación sustituir a la confusión e incluso a la rabia.

No quería hacerlo frente a sus ojos. Juro por mi vida que no...

Pero, ya que insiste, a la mierda todo. Que vea.

Este ya no es un niño. No es ajeno a la Muerte.

Ya se ha entregado a ella.

El hombre que sostengo me mira con perplejidad, con un grito asomándose por sus labios.

No puede llegar a soltarlo.

Su cuello cede ante mi fuerza y se rompe.

Indiferente a la situación (divertido podría también ser usado para describir su reacción), el mocoso se me queda mirando muy atentamente, con las manos en los bolsillos y sus labios soltando un suave chiflido.

Harto, y de alguna manera impotente por su despreocupada reacción, me acerco a él con la rabia cegándome una vez más.

Quisiera sacudirlo, quisiera gritarle, quisiera... Alejarlo de todo esto.

Pero es cuando estoy cercano a sí para reprenderlo, y quizá mandarlo a su casa tomándolo por una oreja, que su pequeña figura se escabulle, y, en un abrir y cerrar de ojos, lo tengo pegado a mi cuerpo, clavando con fuerza y precisión una daga en mi costado.

La sorpresa es tanta, que me quedo paralizado por unos segundos.

Ese tiempo es crucial, y lo aprendo a la mala.

Jamás me habían dado una cucharada de mi propia medicina.

Trato de quitarme al niño de encima, intento desesperadamente no hacerle daño mientras lucho por la daga.

Pero es inevitable. Uno de los dos debe morir.

Este es un asesino, no un niño.

Es un desalmado.

Es un... Alma corrompida...

Justo como yo lo fui en su momento...

Pero entre él y yo, me elijo a mí. Elijo lo que represento, las muertes que vengo, y a las personas que podrían verse beneficiadas por esta mierda.

Sin Organización, Taehyung estará a salvo.

Sin Organización, por fin puedo tener paz.

Sin Organización, no más niños convertidos en máquinas de matar.

En un ágil movimiento me zafo del agarre del asesino junior, y lo tomo por el cabello, manteniéndolo en su lugar, mientras él grita con furia y trata de alejarse de mi tacto aunque eso lo lastime.

-basta ya - digo entre dientes, quitándole la daga.

-¡Suéltame! ¡Déjame, maldito! ¡Pelea!

Y entonces, aprovechando mi perplejidad y mi enojo, toma mi pistola.

Sorprendido, lo suelto en un segundo y me alejo de él.

Pero no contaba con que caería al suelo como un costal de papas.

La pistola rebota, y, dado que no tenía el seguro y su dedo ya estaba en el gatillo...

¡BANG!...

Él murió.

La sangre de ese chiquillo me entró en la boca, abierta para advertirle.

No pude hacerlo a tiempo...

Y nuevamente la Muerte ha ganado la carrera.

Con movimientos suaves recupero mi arma.

Vaya desperdicio de balas...

-regla uno - murmuro al cadáver de ese chiquillo -, si no sabes disparar, no lo hagas.

Le doy un último vistazo a ese pequeño cuerpo, y sigo mi camino.

Era un niño.

Era un simple niño.

Tan indefenso, tan débil...

Lo mataste.

¡ lo mataste!

No, no .. Ellos. Ellos tienen la culpa...

Reclutar a un simple mocoso...

¿Y me consideran a mí el monstruo?...

Jamás en mi asquerosa vida obligaría a un niño a matar.

Un bufido sale de mis labios, y con lágrimas contenidas por el enojo, regreso corriendo hasta donde el cuerpo de ese pequeño yace.

Sus ojos carentes de vida me observan, su sangre mancha la suela de mis zapatos, y en el costado de su cabeza se luce un orificio sangrante.

Deseo gritar.

Desearía revivirlo.

Desearía...

Bah. ¿Desde cuándo importa lo que deseo?

Suspiro, resignado, tratando de deshacerme del odioso nudo en la garganta y la vista borrosa por las lágrimas.

Le pongo mi chaqueta encima, cubriendo su pequeño cuerpo.

Está llena de sangre, lo sé. Pero ¿le importa? No. Está muerto. Un muerto no se queja.

Sigo mi camino.

No vuelvo a dar marcha atrás.

Permito que el dolor ciegue mis sentidos, que la sangre resbale por mis manos como si fuera un río, y que toda persona que se me acerque... Muera.

Muerte. Eso es lo que soy. Un asesino.

Eso somos todos en este lugar. Parcas.

Pero ese niño... No debía serlo.

No tenía que serlo.

Las alarmas de intruso se han activado desde hace rato.

Pero me sorprende que no haya tantos hombres como deberían para detenerme.

Perdí la cuenta. ¿He matado a sesenta y cinco o setenta y cinco?

Ni siquiera recuerdo cuándo tomé las armas de los hombres que he matado y las usé para matar a alguien más.

Estoy cansado.

Cansado de llevar más de una hora en ese lugar y no haberle puesto un dedo encima a ninguna figura lo suficientemente importante.

Lo único que me mantiene cuerdo y tranquilo es la certeza de que siguen aquí.

Son unos cobardes. No se atreverían a pasar por donde hay cuerpos y sangre que pueda manchar sus lujosas prendas.

No. Esos malditos se encerrarán en sus habitaciones fortificadas y mandarán a alguien a acabar conmigo.

Por eso voy a explotar este maldito lugar.

Las reservas de armas están vacías, lo cual me hace bufar y ponerme un chaleco antibalas que no creo que realmente ayude mucho.

Tengo un plan B.

Siempre supe que algún día esta gran empresa de la muerte terminaría traicionándome. En algún punto, ya sea por un error o simplemente por gusto.

Estoy listo.

Me dirijo corriendo a la sala de proyecciones, donde a veces nos preparaban para un asalto de gran importancia. Era tan poco concurrido que en su momento se volvió mi guarida.

No es un lugar demasiado grande, pero a pesar de eso no encuentro el maldito y endemoniado…

-¿Buscas algo?

Lentamente volteo a ver a quien me dirige la palabra, mordiendo mi lengua cuando BanRyu me sonríe con diversión, mostrándome un pequeño control.

Es el detonador de todas las bombas que coloqué en los cimientos de este maldito edificio...

-¿Sabes? Fue muy difícil encontrar esta cosita. Planeábamos deshacernos del interruptor antes de que llegaras, pero supongo que lo pensamos demasiado.

Su sonrisa es alargada, como la boca de un gato a punto de devorar a su presa.

Aunque hay algo que me incomoda...

-estás muerto.

-oh, ¿de verdad? Dime, Jae, ¿estoy muerto?

-si tú estás muerto, entones yo también debería estarlo.

Siento que una daga atraviesa mi corazón al ver a Jae salir detrás de un pilar con un arma en mano.

Están muertos, ¡lo están! Yo los vi morirse. Cuando maté a los padres de YoonGi accidentalmente... Ellos estaban ahí. Murieron.

Me volví loco.

-vete a la mierda. Los dos váyanse a la mierda. No tengo tiempo para esto, no ahora. Desaparezcan como todos mis malditos fantasmas.

Trato de pasar de largo de ellos, pero BanRyu me empuja con gran fuerza y caigo al suelo.

Están vivos...

-¡Ja! Nos creyó fantasmas, Jae, ¿qué opinas?

Jae, en lugar de contestar, me propina un puñetazo en el estómago.

Es real... Son reales...

-¿Cómo...?

-Jeon Jungkook, no eres el único que se preparó para cuando la Organización decidiera traicionarte. Todo fue planeado incluso antes de reclutarte. Las cinco noches en el burdel, el asesinato de los Min, la pelea con el clan del Oeste de YG, su supuesta muerte... ¡Uff! Años de planeación.

Una dolorosa esperanza crece en mi interior.

Si todos los que amé fingieron su muerte para hacerme daño después, ¿Hoseok quizá...?

-quita esa mirada de anhelo, Jeon. Sé lo que piensas, y tengo una palabra para ti: no.

-¡Jae, Jae! ¡Muéstrale! ¡Muéstrale el vídeo!

BanRyu salta unos segundos, aplaudiendo.

Jae sonríe.

Esa nunca es una buena señal.

-¿Sabes? En un inicio Jung colaboró con nosotros. Era un tanto indiferente con el tema, pero ayudó al fin y al cabo... Pero entonces caíste preso. Todos optamos por dejar que te pudrieras en la cárcel, o que te suicidaras por la situación con tu "amado Kim Taehyung"... pero no. Jung Hoseok se compadeció de ti y te sacó, te enlistó y luego se encariñó de ti y tu estúpida manera de ser, y se negó a seguir cooperando.

Ban empieza a maniobrar unas cuantas máquinas mientras Jae habla.

Estoy listo para correr o morir.

No deseo matarlos... A pesar de todo, ellos no son mi objetivo.

Pero escucho los gritos más horrorosos del mundo. Gritos de dolor, gritos de desesperación... Los gritos de Jung Hoseok.

-¿Te gusta? - murmura Jae al verme tenso, buscando las bocinas que reproducen esos infernales y dolorosos gritos -. Descubrimos que Jung encubría que seguías vivo. Eres tan desconfiado que tuvimos que recurrir a la única persona que querías: Kim Yugyeom. El estúpido de Jung no sospechó nada, creyó que milagrosamente había resucitado y lo llevó contigo... Luego de eso lo eliminamos.

La gran pantalla se ilumina, y el rostro manchado de sangre de mi hyung tiene toda mi atención.

-¡Dilo! - grita una voz tras la cámara -, ¡di dónde mierda está Jeon!

-¡Muérete! - contestó Hoseok, escupiendo a la cara del autor del vídeo.

Entonces Jae apareció en escena, y empezó a golpearlo. Hoseok se quejaba, y gemía del dolor.

Entonces comenzó el tormento...

Lo desollaron, le quitaron las uñas...

Mi vista no puede abandonar esa imagen. Mis oídos son atormentados por sus aullidos de dolor y su llanto.

Y por esas malditas risas...

Jae y BanRyu se ríen a carcajadas de mi reacción, de las lágrimas de impotencia al ver a mi ángel de esa manera.

-¡Son unos cabrones! - grito furioso cuando noto que el vídeo se repite infinitamente en las peores escenas, y me lanzo a golpearlos.

Lo mataron, ellos lo mataron.

Hoseok sufrió.

Le hicieron daño.

¡Le hicieron daño!

Se atrevieron a tocarlo .

¡Ellos lastimaron a mi Sol!

Mi puño se estrella con fuerza en la quijada de Ban, quien me queda más cerca, y de inmediato me lanzo sobre Jae, tirándolo y quedando sobre su cuerpo.

Mis gritos se combinan con los de Hoseok, mi furia me hace ignorar el dolor de un disparo que el chaleco antibalas evitó que me matará.

Sólo tengo ojos para Jae, quien ríe y ríe a pesar de tener la nariz rota y la cara llena de sangre.

Pero alguien me detiene.

Varias manos lo hacen.

No me toquen, ¡no me toquen, hijos de puta!

Lo mataré, ¡juro por Dios que lo voy a matar!

-trescientos hombres te están apuntando en este momento, amigo mío - dice con tranquilidad Park BanRyu, ayudando a Song Jae a levantarse -. Te recomiendo que cuides tus movimientos.

Mis intentos por zafarme de esas manos asquerosas son más insistentes.

Te arrancaré el corazón, así como tú me has arrancado el mío.

-¿Sabes? Jung Hoseok es la persona que más ha durado sin hablar en toda mi trayectoria como asesino. Cuarenta y cinco minutos de tortura y no dijo nada más que groserías. Debiste verlo cuando le arranqué la lengua después de que confesara tu ubicación y con quiénes estabas.

Song con una sonrisa saca un frasco de una bolsa que le han pasado, y me lo muestra orgulloso.

Es una lengua.

-¡TÚ, CABRÓN, MALDITO HIJO DE-!

Un puñetazo en el estómago interrumpe mi desesperado y destrozado grito.

-hipócrita - escupe Song -. Tú le hiciste esto a decenas de personas, ¿no lo recuerdas? Padres de familia, grandes empresarios, incluso un jefe de la mafia. No me salgas con esto ahora, Jeon.

Mi cuerpo se desploma, y quienes me sujetan lo notan, por lo que aflojan el agarre.

Gran error.

Me zafo de dos de los pares de manos que me mantienen quieto, y al tercero le muerdo el brazo. El hombre grita y trata de alejarse, pero ya es tarde. Con un movimiento rápido le tuerzo el brazo y crujen los ligamentos. Su cuerpo por inercia cae al suelo, y, con un gran salto, aterrizo sobre su nuca, y el cráneo se le astilla.

Las balas son cuidadosamente disparadas, pero son todas esquivadas. Tienen tanta precaución en no herir a Song ni a Park que esa es su perdición.

Corro hacia Song, cegado por la ira, dispuesto a matarlo aunque eso sea mi sentencia de muerte.

-¡Kim Taehyung! - escuchó de parte de la grabación -. ¡Está con Kim Taehyung! ¡Pero no lo van a atrapar jamás! ¡Jamás! ¡Él lo protegerá!

Mis ojos se llenan de lágrimas.

Lo siento, Hoba.

A nada de derrumbar a Song, me desvío hacia el cuerpo de Park, lo empujo y le arrebato el control.

-¡Mátenlo, idiotas! ¡Disparen! - grita alarmado Song.

Pero ya he activado el interruptor, y no es más que una bala la que me da en la pierna antes de que todo explote.

Primero la sección de los líderes.

Explosión.

Luego la sección de entrenamiento.

Explosión.

La sección de planeación.

Explosión.

Y por último...

La sala de proyección.

Todos los hombres gritan desesperados, tratando de huir inútilmente. A cada paso que dan, las bombas se activan, y mueren estallados en mil pedazos.

A pesar del dolor, salgo corriendo hacia el ducto de la basura, la única parte de todo el edificio que no será dañada por las bombas.

Y entonces, cinco segundos después de caer por ese estrecho túnel, la sala de proyección explota.

El fuego no me hace ningún daño.

Después de unos momentos eternos de caída, mi cuerpo choca contra una superficie blanda.

No me muevo de ahí. La bolsa de basura que ha frenado mi caída es la única cosa que en este momento evita que me ponga a llorar.

Hobi, mi Sol, mi hyung... Lo lamento, lo lamento tanto, hyung...

Escucho el túnel sonar ante el peso de algo, por lo que con rapidez me hago a un lado antes de que me caiga encima.

Song cae contra el pavimento, y se queja entre sollozos y jadeos de dolor.

Tiene la mitad de todo su cuerpo con la piel al rojo vivo. Incluso hay ciertas partes en las que se le ve algún hueso.

Pero eso me importa en lo más mínimo.

Por unos segundos me quedo mirándolo en silencio, como si todo esto fuera producto de mi mente. No me atrevo a respirar.

Poco a poco, mientras lo miro batallar con su propio cuerpo para levantarse y huir, la furia, el aborrecimiento, y la oscuridad envuelven mi alma.

Mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo.

¡Mátalo!

Cualquier duda se borra en un solo instante. Me acerco a él con lentitud, apartando las bolsas de basura que me estorban. Song Jae se arrastra por el suelo, llorando, intentando escapar.

Primero son pasos de unos milímetros, mas, con el pasar de los segundos, empiezo a aumentar la velocidad hasta correr en su dirección.

Song Jae lanza un grito cuando me tiene ya encima, agarrándolo del cuello y golpeándolo sin parar.

Lo arrastro por el suelo, lo pateo, ¡le muestro al cabrón con quién se ha metido!

Soy el Diablo Jeon, el maldito asesino más calificado para hacerte sufrir, hijo de puta.

Y tú... Tú me arrebataste a quien más quería.

Mataste al único en este mundo de porquería que evitaba un infierno sobre la Tierra.

Con toda la fuerza que tengo lo lanzo hacia el suelo lleno de basura, el cual resuena con un asqueroso ¡Plaff!

Song trata de luchar, pero es inútil.

Yo soy más fuerte. Yo tengo el poder.

Yo soy mejor asesino que él, y se lo voy a demostrar.

Dejo que todo el dolor salga por medio de mis golpes, ¡todo mi mundo se vuelve rojo y no me detengo a pesar de que sus huesos ceden ante el peso de mi puño!

Sus gritos se ven opacados por los míos, la sangre se confunde con las lágrimas, todo el suelo está manchado de ese líquido carmesí, al igual que mi cuerpo.

-por favor - me ruega Song Jae, deteniendo con poca fuerza mis furiosos golpes -. ¿Quieres a los jefes? ¡Yo te puedo llevar con ellos! Todos están en Corea. Sólo la mitad se encontraba en el cuartel hoy... Por favor, te lo ruego... No me mates.

Es hasta ese momento que me doy cuenta de lo que he hecho.

Song tiene la nariz realmente fuera de su lugar, y estoy seguro de que le he roto varias costillas. El brazo está fuera doblado de una manera no tan natural, las piernas rotas...

Me da igual.

Con un grito aún más fuerte que los demás, tomo una roca y empiezo a golpearlo en el pecho.

La garganta me quema, mi voz se rompe, mis lágrimas no dejan de correr.

Y, en unos minutos, tengo a Song Jae con el pecho abierto y su corazón a la vista, sin emitir ningún latido.

La ira y el dolor no se han aplacado.

El dolor carcome mi corazón aún.

El cadáver frente a mí carece de sentido.

¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hago? ¿Qué hago sin ti, mi Sol?…

Perdóname... Todo es mi culpa...

Las lágrimas no paran. Mis ojos arden, y mi garganta está igual.

A pesar de todo, no puedo parar de llorar y gritar, de retorcerme en el suelo y seguir golpeando a Song Jae.

Quiero a mi amigo. Lo quiero aquí conmigo. Quisiera una vida normal para nosotros, quisiera...

Quisiera que estuviese vivo... Para decirle lo mucho que lo amaba...

Poco a poco, con el lento pasar de las horas, el olor a cadáver empieza a ser asfixiante, por lo que me obligo a detener mi llanto e irme de ese asqueroso basurero.

No sé a dónde ir...

No quiero volver con Kim.

No quiero ir con los Lee.

No quiero...

—¿Quieres a los jefes? ¡Yo te puedo llevar con ellos! Todos están en Corea. Sólo la mitad se encontraba en el cuartel hoy...

Un bufido sale de mis labios.

¿Realmente no los maté a todos? ¿Song habrá dicho eso solamente para salvarse?…

Estrategia, Jeon... Debiste tener más estrategia.

Entre gruñidos vuelvo al edificio hecho cenizas, y empiezo a buscar en una caja fuerte escondida en los restos de la recepción. Estando bajo tierra y entre diez centímetros de plomo, los archivos no salieron dañados.

Hobi me lo enseñó años atrás.

Ni siquiera tú y tu explosiva forma de ser podrían dañar estos archivos. Son la base de toda la Organización. Todo está aquí.

Una triste sonrisa se posa en mis labios.

Destruiré este imperio de muerte y te vengaré, Hobi. Lo juro por mi vida.

Nadie se salvará. Los haré rogarme para que los mate.








...

WENAS WENAAAAAAS! HE VUELTO!

Ha pasado un largo tiempo sin actualizar. Lo siento mucho. No fue un buen mes.

Ando un tanto justa de tiempo, así que tal vez tarde un poco en actualizar. Estoy intentando organizar mis horarios para continuar con MOM, MAS I y II, EODH y ALS. También estoy preparando unas cuantas sorpresas para el transcurso del año, y si a todo ese tiempo requerido se le agrega el que la preparatoria y las tareas consumen... Simplemente no me alcanza el día.

Nooo, y luego no alcancé boletos para ir al concierto en el cine lpm. 'che tarjeta no funcionó, ese día ni dormí, quedé mal con una amiga... Luego me picaron mal el brazo en una inyección... Nonononono, horrible xd.

Pero bue. Espero poder comer un poquito del tiempo de mis clases para continuar con esta historia! Gracias por esperar 💜

En fin! Espero que tengan una bonita semana, tomen agua, disfruten su día, y cuídense! Nos leemos pronto!!

§†Val†§

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