Papá terminó comprendiendo mi decisión de haber ido a la guerra por el bien de la familia tras unas cuantas charlas intensas. Sin embargo no me atreví a contarle mucho más que el proceso para dormir a mi lobo, los entrenamientos con Hoseok, las noches con el escuadrón y mi amistad con Red, quien según me habían comentado antes de irme del campamento se lo había llevado Yoongi por un tiempo.

Sobre este último no le comenté nada, por el momento, pero solamente quedaba un día para que apareciese por allí para pedir cortejo así que debía hacer algo al respecto.

──¿Me has escuchado? ──preguntó Taehyung, mirándome a través del reflejo.

Sacudí la cabeza y terminé de colocar la pinza en su cabello castaño. Estaba precioso en ese hanbok rojo con detalles en oro y de sólo admirarlo en el espejo se me encogió el corazón.

──No, pero estás precioso si te sirve de algo ──murmuré con una sonrisa, alisando las arrugas de las mangas──. ¿Te gusta?

──Es justo lo que te decía. ──Rodó los ojos──. Es demasiado caro, es hermoso, pero...

──Nos lo llevamos ──dije a la mujer que nos atendía.

──Mimi, no quiero que gastes el dinero ──susurró Taehyung.

Suspiré al unísono que Jin, sentado en la mesita de té con la hermana de Hoseok, una omega joven y soltera que estaba entusiasmada con la boda y había decidido acompañarnos.

──Es tu boda, ¿en qué más gastaríamos el dinero? ──repliqué.

Sabía que contaba con el apoyo de Jinnie para eso, así que Taehuyng se rindió y dejó que le guiasen de nuevo hacia el vestidor para quitarse el hanbok y ponerlo en una caja para comprarlo.

Teníamos bastantes cosas arregladas para la ocasión como todo su aspecto, el lugar y la fecha de la boda... y aún quedaba un mes para la misma, pero por suerte no me había perdido demasiados preparativos, los amaba. Sin embargo, aunque me encantase ayudar y me alegrase por mi hermano, tenía una sensación de vacío dentro de mí y sabía que el culpable era Yoongi.

──A mi hermano le va a encantar el hanbok ──comentó Ryujin de pronto──. Taehyung está muy bonito.

Me senté junto a ellos en la mesita de té mientras la observaba. Se parecía poco a Hoseok, seguramente habría sacado más su personalidad que su físico.

──Se parece a papá ──contesté mirándolo.

Él rodó los ojos y desvió la atención para que no prestásemos atención a sus orejas rojas.

──Se refiere a su otro padre. ──Rió.

Poco después salió Taehyung con su ropa habitual, listo para marcharse así que pagué lo debido por el hanbok y los accesorios de boda. La bonificación militar era inmensa por mi trabajo, supuse que aún más por haberme encargado del dragón, así que podíamos permitirnos eso y mucho más.

Al volver dejamos a Ryujin y Taehyung en casa de los Jung. Él pasaría el fin de semana con ellos para conocerse mejor con Hoseok y los padres del mismo habían asegurado que dormirían separados, aunque en lo personal no me importaba mucho porque de todos modos se iban a casar; la noche anterior Taehyung me había asegurado que quería seguir adelante pese a la estabilidad económica ganada, lo que me llevó a pensar que quizá Hoseok le agradaba más de lo que pensaba.

──¿Cómo te sientes? ──preguntó papá Jinnie de pronto, mientras volvíamos a casa en el carruaje privado que yo había contratado.

──Me alegro por ellos. ──Me encogí de hombros.

Por alguna razón papá no parecía convencido, pero no supe a dónde quería llegar.

──Tu hermano menor se casa antes que tú ──comentó sin malicia, todo lo contrario, con una mirada dulce.

──Sabes que no me importan esas tradiciones... ──susurré.

Miré por la pequeña ventana del cubículo para evitar sus ojos, porque se me daba fatal mentirle y comenzaba a saber qué quería preguntarme.

──Pero extrañas a alguien cuando miras a Taehyung y Hoseok ──murmuró──. Y aún no me has explicado el cambio de tu aroma.

Sintiéndome agobiado de pronto por el pequeño tamaño del carruaje me encogí en la esquina. Pero no podía evitar el tema por siempre, y además ese era un buen momento para hablarlo.

──¿Recuerdas cómo la bruja me durmió al lobo? ──comencé, viéndole asentir de reojo──. Bueno, ella me dijo que sólo despertaría si encontraba a su pareja, un lobo lo suficientemente fuerte para traerlo de vuelta.

Papá contuvo el aliento y posó su mano en mi rodilla de la sorpresa.

──¿Jimin?, ¿te refieres a...?

──A un destinado ──afirmé──. Lo encontré allí, en el ejército, y no pude evitar nada de lo que pasó. Pero tampoco me arrepiento ──susurré.

Jinnie se cubrió entonces la boca y yo le miré para comprobar que estaba asimilando esa confesión de parte de su hijo más negado hacia el amor.

──Dime que sigues conservando tu pureza ──murmuró de pronto.

Me atraganté con mi propia saliva al escucharlo, pero reí en el proceso.

──¡Claro! ──Carcajeé con la voz entrecortada──. Ni siquiera estoy siendo cortejado, tranquilo.

Él pareció relajarse, incluso su rostro volvió a tener un poco de color. En la familia nunca habíamos sido demasiado estrictos ni supersticiosos, pero sabíamos que en la sociedad un omega "impuro" era una vergüenza, y no podíamos permitirnos el lujo de alejar a los pretendientes de esa forma.
Aunque por supuesto no me importaba, porque si no era Yoongi no me interesaba ningún otro alfa, por muy cursi que sonase.

──De hecho... Él quiere pedirte la bendición formalmente antes de nada ──susurré, con algo de miedo a su reacción.

Pero contrario a lo que había imaginado él me sonrió y se estiró para tomar mis manos.

──Minnie, ¿de veras quieres a esa persona? ──dijo.

Asentí sin siquiera pensarlo, pero luego lo sopesé.
A Yoongi solamente le había confesado una atracción, nos gustábamos y nuestros lobos eran destinados, algo obvio, ni siquiera me había replanteado mis sentimientos reales o cómo llamarlos, pero la palabra "querer" sonaba adecuada en ese momento.

Sí, quería verlo, tenerlo junto a mí y besarlo, pero también necesitaba tocarlo, tener un futuro junto a él, una boda quizá... Quería muchas cosas que lo implicaban. Había descubierto que él no era quien creía. Había hecho promesas que cumplió y sabía que cumpliría, me había cuidado desde las sombras, me había hecho reír en uno de los momentos más difíciles de mi vida y, sobretodo, me había quitado la venda de los ojos ante el amor.

Definitivamente mi corazón a mil por hora gritaba que quería a Min Yoongi en facetas que ni siquiera había pensado.

Quería al rey que tanto había maldecido meses atrás, al espía que me conquistaba a cada sonrisa y al único alfa que sacaba mi faceta sumisa. Quería el lote completo, con todas sus consecuencias y caminos por recorrer.

Quería a Min Yoongi.

──Entonces, sea quien sea, si se ha ganado el difícil corazón de mi pequeño testarudo es más que digno de tí ──respondió papá──, créeme que tendrá mi bendición.

Con mis ojos completamente empañados de tanto que había descubierto me lancé a los brazos de Jinnie, que me recibieron con cariño.

──No quiero abandonaros de nuevo ──confesé temeroso──. Yo quiero ir con él pero... es más complicado de lo que pensé.

Él frotó mi espalda y dio algunas palmaditas con calma. Mi padre era todo lo que necesitaba en ese momento de incertidumbre, no tenía duda alguna de que si alguien podía ayudarme con el amor, ese sentimiento tan desconocido y terrorífico, era él.

──Tranquilo, que hayas encontrado a tu pareja no significa que nos abandones ──explicó, acunándome en su regazo──. ¿Crees que Taehyung nos abandonará por casarse?

Negué al instante. Por supuesto que no lo creía, solamente seguía su vida, pero no lo había comprendido así en mi caso hasta ese momento.

──Tenéis que seguir adelante, tener vuestras propias familias si es lo que queréis y yo no podría menos que alegrarme por ello ──continuó ante mi silencio──. Si lo amas y quieres pasar el resto de tu vida con él, adelante.

» ──Sé que te he regañado y que a veces te digo que pareces un cachorro aún, pero realmente estoy orgulloso de ti, Minnie, y tú otro padre también lo estaría ──concluyó──. Estás listo para ser independiente.

Parpadeé para evitar llorar y froté mi mejilla en la suya con cariño.

──Te quiero mucho ──musité en agradecimiento por sus palabras──. A tí y a los cachorritos.

Mientras me recostaba en su hombro escuché una risita paternal, algo que me devolvió la calidez al cuerpo.

──Y nosotros a tí, queremos que seas feliz ──aseguró.

El resto del camino no dijimos nada más, de hecho no comenté nada acerca de Yoongi, ni siquiera que era el rey, así que cuando llegó el carruaje real al día siguiente nos pilló desprevenidos. Nosotros todavía estábamos desayunando con tranquilidad cuando los caballos se detuvieron frente al muro y fue papá quién los vio primero.

──Jimin, lleva a tus hermanos a la habitación ──ordenó en seguida, levantándose y dejando las tostadas a medio comer.

──¿Pero qué-?

──¡Ahora! ──masculló deprisa, apresurándose a salir de allí.

Eché un vistazo a las ventanas de la cocina con confusión y mi lobo alerta, sin entender su reacción, y entonces vi el carruaje real abrirse por una de las puertas. Pensé que llegaría más tarde así que lancé atrás mi silla de un salto, alarmando a mis hermanos sin querer. Y cuando vi aparecer una cabellera rubia mi corazón se saltó un latido.