༺ ⅌refacio ༻
Mientras cortaba la última rebanada de pan, otra lágrima descendió mi mejilla. Conté una a una las que había cortado y me di cuenta de que faltaba un trozo, éramos cinco en casa, sin contarme a mí, y habían cuatro rebanadas. Al menos quedaba unos pocos gramos de mermelada, quizá con eso los más pequeños se llenaban un poco más.
Con todo el cariño del mundo repartí a duras penas el dulce carmesí sobre el pan, la mermelada de fresas casera que había conseguido después de ayudar a un vecino anciano a ordeñar su vaca. Era poco, pero realmente no había esperado recompensa, así que fue suficiente.
──¡Ya está la cena! ──grité desde la diminuta cocina, donde apenas daba espacio a una mesa y tres sillas.
El pequeño Jungkook fue el primero en corretear con sus gorditas piernas hasta colgarse de una de las mías.
—¡Momida! ──Rió, estirando de mi hanbok.
Dejé lo que estaba haciendo y lo tomé en brazos rápidamente, plantando un enorme beso en su mejilla. Era el bebé más adorable que había visto nunca, con perdón al resto de mis hermanos pequeños.
──Tienes que esperar a papá para comer, ¿Vale?
El pequeño, tan obediente como siempre, asintió, pero era tan movido y nervioso que en seguida quiso bajar de mis brazos para ponerse a corretear.
El segundo en llegar fue Taehyung, que sólo era más pequeño que yo por un año. Debajo de sus ojos traía unas ojeras que me dejaron preocupado, pero su actitud decaída lo hizo más.
──¿Ocurre algo? ──pregunté, dejando en sus manos la pequeña tostada que le correspondía.
Él miró la cena y negó en silencio, antes de sentarse y dejar a Jungkook en su regazo, quien gritaba en busca de papá.
En seguida él apareció con Lisa y Jisoo de las manos, la segunda siendo más rápida en ir a buscar la cena, quizá por ser más mayor.
Cuando todos tuvieron la rebanada de pan, Jin se me acercó y me dio uno de esos abrazos que parecen curarte el alma.
──¿Y tu pan? ──susurró en mi oído, para que mis hermanos no escuchasen.
──Que aproveche, papá ──dije de vuelta, evitando la pregunta.
Pero Jungkook, aunque siendo el más pequeño era el más asusto, me miró con la boca llena de mermelada roja.
──¿Mimi momida?
──Mimi es impaciente y comió antes que nadie su pan ──mentí con una sonrisa amplia.
Nadie objetó nada, pero mientras Jin se sentaba junto al resto, me envió una mirada de disculpa.
Habíamos hablado de aquello muchas veces, no tenía por qué saltarse sus comidas, debía estar sano para cuidarnos ahora que papá había fallecido. Su paga había sido una buena ayuda en los primeros meses, pero las deudas como herencia no compensaron.
Y yo, como el primogénito, no quería que papá Jinnie se quedase sin fuerzas para estar con los más pequeños, que le necesitaban. Por eso merecía esa rebanada, y una cama para él solito, y muchas otras cosas que no me importaba sacrificar.
“Todo por el bien de la familia” es lo que me repetía a diario.
──Seguiré con mis tareas ──murmuré antes de besar la mejilla de papá.
Jungkook, Lisa y Jisoo pidieron uno cada uno también, esos críos eran cariñosos. Sin embargo, mientras salía de la cocina me preguntaba qué tendría Taehuyng para verse así de triste, tanto que ni siquiera me pidió un abrazo.
Jin había conseguido dormir a los más pequeños, así que él se acostó también.
Taehuyng y yo nos metimos en la cama que compartíamos con el pequeño Jungkook y apagamos la última vela con un soplido. Sin embargo, en medio de la oscuridad y el silencio aún podía escuchar la tristeza del más mayor después de mí.
──¿Me dirás qué te tiene así de apagado? ──susurré bajo la manta que nos cubría.
No se escuchó nada y tampoco podía verlo, pero supuse que tendría ganas de llorar por el tono de su voz.
──Ya me comprometí.
──¿Qué? ──Alcé la voz apenas, sin darme cuenta, antes de callarme unos segundos para comprobar que todos seguían durmiendo──. ¿Con Hoseok, de la casa Jung? ¿Al fin?
Para mí aquella noticia era estupenda, pero por el pequeño silencio de Taehuyng pude adivinar que para él no lo era.
Yo no sabía nada de su prometido, pero sí sabía que esa casa era de alfas fuertes y duraderos. No tenían mucho dinero, pero más que nosotros, así que tenía esperanzas de una vida mejor para mi hermanito.
──Ni siquiera lo conozco, Mimi ──susurró.
Estiré mi diestra para alcanzar su mano por encima del cuerpecito de Jungkook, que estaba en medio de los dos. Allí lo aferré con fuerza.
──Sabes que el amor está sobrevalorado, Tete ──respondí con una sonrisa, aunque no pudiese verme—. Hemos hablado de esto, nos casaremos por el dinero, tendremos vidas mejores y ayudaremos a papá y a los pequeños, es nuestro destino.
Realmente lo creía así. ¿Qué más podía esperar en un reino que trataba a los omegas como objetos para tener cachorros y cuidar de la casa?
Ni siquiera teníamos dinero para salir del país, no podíamos optar a nada mejor que esperar a un alfa fuerte y adinerado como pretendiente.
A veces maldecía haber nacido omega por ese hecho, pero papá siempre decía que ser omega era fantástico y que sin Jin jamás habría conocido la felicidad. Ellos se habían amado, Jin seguía amando a papá y quizá sí existió el amor para ellos. Pero el único amor que conocía yo era el que tenía a mi familia, y lo único que quería era hacerles felices, así también lo sería yo, no importaba con quién me casaba.
──Al menos es un buen alfa ──susurró Taehuyng al cabo de unos minutos──. Sé que me cuidará bien, he visto cómo trata a los suyos y a los desfavorecidos...
──¿Sí? ──comenté con alegría. Nada quería más que mi hermano tuviese el mismo cariño que en casa le dábamos──. ¿Y por qué no te gusta?
En el fondo, aunque no me lo dijese, yo sabía que Taehuyng quería enamorarse. Y aunque yo no tuviese ese deseo para mí, entendía que no todo el mundo pensaba igual.
──Porque aún no lo conozco lo suficiente.
──Ya lo harás ──Reí en un susurro──. Tendrás mejor ropa, comida cada día y un buen techo donde vivir, seguro que te enamorarás de él fácilmente──bromeé.
Pero lejos del humor, era cierto. Con un estómago feliz su corazón caería por él en segundos, yo lo sabía. Además, si él decía que Hoseok era bueno, le creía, tenía un radar envidiable para las personas.
──Y podré daros comida, o lo que sea ──susurró tras un suspiro.
Aquello me hizo sonreír más si cabía. No me importaba que mi hermano menor se casase antes que yo, aquello era bueno, tendríamos todos una vida mejor.
──Pero... Él se irá al ejército ──susurró tras unos segundos──. Ha sido llamado a filas... Y la boda sería después, si regresa.
"Si regresa". Esas no eran buenas noticias.
──¿Y ya cuenta como matrimonio? ¿Tendrías una paga? ──pregunté con ilusión.
Era algo cruel, pero como mencioné antes, el amor no era el propósito del casamiento.
Taehuyng calló unos instantes y apretó mi mano.
──Aún no...
"Mierda".
──Maldita guerra con los norteños ──bufé, luchando con el nudo de mi garganta. Me había hecho ilusiones demasiado deprisa, tendríamos que esperar meses o incluso años a que Jung volviese──. Maldito sistema clasista, malditas deudas y maldito país. Y maldito el rey, de paso. Malditos alfas.
Estaba frustrado. Quería gritar, llorar y romper algo para dejar ir el estrés que cargaba de meses atrás. Pero como siempre, me lo tragué y exhalé lentamente.
Taehuyng parecía divertirse, la pequeña risita me lo confirmó.
──No debes maldecir en presencia de papá ──Me recordó.
Esa vez fue mi turno de reír, porque si no lo hacía podría llorar, y no quería llorar delante de mi hermano, aunque no me viese.
──Está dormido ──Suspiré con una risa agridulce──. Odio no poder hacer nada por culpa de ser omega.
Taehuyng apretó mi mano dos veces. Eso lo hacíamos de más pequeños, cuando queríamos protestar por algo en silencio, como cuando íbamos a la plaza de la mano de papá y condenaban a alguien por robar comida; le apretábamos la mano dos veces y él nos respondía con una, diciendo: "lo sé".
Esos eran buenos tiempos, cuando papá aún estaba con nosotros, apoyándonos. No éramos ricos, pero él nos traía comida cada día e incluso le regalaba algo bonito a Jin, como una flor o algo parecido.
──Echo de menos a papá ──susurré inconscientemente.
Taehuyng no me respondió, pero apretó mi mano. Después de unos segundos bostezó.
──Ojalá pudiese ser como él... ──susurró──. Un alfa fuerte que no necesita a nadie para sobrevivir.
Yo apreté su mano dos veces, mientras sentía una lágrima descender mi mejilla hasta el viejo colchón.
──Al menos no tenemos que ir a la guerra, Tete.
──No, pero de ser así tendríamos lo necesario, como pasó con papá ──balbuceó.
Poco después sentí el agarre de su mano débil y su respiración lenta, anunciando que se había dormido.
Lentamente me giré del todo hasta abrazarme al pequeño Jungkook como si fuese una almohada. Una calentita y pequeñita, además olía a dulce.
Mientras cerraba por fin los ojos, repasé mentalmente la conversación. Si tan sólo pudiese ser un alfa... Si pudiese ir a la guerra, aún si moría, ellos tendrían lo necesario. La paga a los familiares por un soldado caído era bastante alta, mejor que si volvía con vida. Y si volvía con vida, bueno, al menos podría usar mi estatus de guerrero para conseguir cosas, como hacía papá.
Si tan sólo fuese alfa o beta... No me importaba morir en la guerra, no si con eso ellos eran felices y estaban sanos. No si con eso Jungkook dejaba de llorar de hambre. Si Lisa y Jisoo dejaban de prepararse para el casamiento. Si Taehuyng se podía permitir casarse por amor. Si Jin veía felices a sus niños y en ello encontraba el consuelo de un marido perdido.
Si tan sólo pudiese luchar por ellos.
Con un suspiro alejé cualquier pensamiento, al menos por esa noche. Necesitaba descansar, podría profundizar en esa idea por la mañana.
Pero algo estaba claro: no podía quedarme de brazos cruzados.
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