Prólogo
Cuando fui obligada a ir al bosque y entrar al territorio de la Bestia, pensé que ese sería mi fin, porque nadie salía vivo de ese lugar. Sin embargo, nunca imaginé que me sentiría atraída por él o que estaría aquí, en su cama y con su boca en mi coño mientras me daba el mejor orgasmo de mi vida.
—¡Bastián! —gemí cuando chupó mi clítoris con fuerza, provocando que me corriera en su boca y empapando su cara. Me aferré a su cabello, manteniéndolo pegado a mí mientras tengo los últimos espasmos de mi orgasmo y él sigue lamiéndome hasta que ya no aguanto más el placer que provoca en mí.
—Tan húmeda y dulce, pequeña Brielle. Podría pasar horas saboreando tu coño y no me cansaría —Su voz suena mucho más grave y sus ojos se han oscurecido. No deja de mirarme cuando se lame los dedos cubiertos por mi líquido.
Sentí mi centro palpitar y solo deseaba tenerlo dentro de mí, necesitaba su toque. Se me subió encima, agachando su cabeza hasta que sus labios rozaron los míos, su grande mano acariciaba mi muslo, provocándome escalofrío.
—Por favor, Bastián —murmuré, separando mis labios para él y no se hizo esperar.
Reclamó mi boca en un beso brusco, sin reprimir su deseo hacia mí. No solo me besaba, sino que se daba un festín conmigo, saboreando y mordiendo. Su lengua dominaba la mía y yo no pude pensar en otra cosa que no sea él.
—Te necesito —jadeé sobre su boca, aferrándome a su hombro.
Ladeé la cabeza cuando llevó sus besos húmedos a mi cuello, haciendo un recorrido de chupones hasta mi pecho. Llevó un pezón a su boca y cerré los ojos. No creo que pueda aguantar más sin tenerlo dentro de mi interior, siento mi piel en llama. El aire se sentía caliente y sofocante.
Un grito se escapó de mí cuando mordió el pezón y pellizcó el otro con la punta de sus dedos.
—Tan deliciosa —gruñó —. Abre los ojos y dime que necesitas, Brielle.
Hice lo que me ordenó, encontrándome con su ardiente mirada.
—A ti dentro de mí, por favor...
—¿Quieres mi polla, Brille? ¿Quieres que te folle hasta que no puedas caminar? ¿Quieres que llene ese dulce coño con mi semen? —Envolvió su mano alrededor de mi cuello y la otra la llevó a mi centro, deslizando su dedo por mis pliegues húmedos.
—Dios, sí... —lloriqueé al sentirlo jugar con mi clítoris.
—Pídelo, pide lo que quieres que te haga.
Me costaba hablar, respirar y hasta pensar. Su piel también estaba caliente y el sudor se deslizaba por su frente. Cuando no respondí, apartó sus dedos. Iba a protestar, sin embargo, solo se escuchó mi grito al sentir su mano azotar mi coño. La mezcla de dolor y placer me dejó sin aire.
—Pídeme lo que necesita —exigió, acariciándome y calmando la sensación de ardor.
Pestañeé repetidas veces, tratando de concentrarme y decir lo que necesitaba.
—Fóllame, Bastián. Por favor.
Hola, pequeñas bestias. Bienvenidas/os a este retelling del cuento La Bella y la Bestia.
Antes de que inicies la lectura, quiero advertirte que esta es una historia corta que contendrá algunos temas delicados, palabras vulgares y sexo explícito.
Si no te gusta estos temas, no te invito a leer este libro. Y si eres menor de edad y quieres seguir leyendo, hazlo bajo tu responsabilidad.
También quiero aclarar que eviten las comparaciones con otros libros, son innecesarias y no me gustan.
Si decidieron continuar, espero que disfruten la lectura.
Les quiere, March.
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