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"Si me lo encuentro, me lo quedo"


Nara.

Los parpados me pesaban, sentía reseca la garganta y una extraña sensación de adormecimiento en las manos, pero extrañamente me sentía a salvo, estaba recostada en una cama muy blanda, las sábanas eran suaves y el aroma en el aire era entre comida y un tenue aroma a vainilla.

—¿Puedo tomar más panqueques?

Reiko, hablaba en voz baja.

—Los que necesites para saciar tu apetito.

—¿Si pido 100?

Sonreí ante su pequeña incoherencia.

—Se te darán 200.

Ella rio un poco, tenía mucho sin escucharla reír, abrí los ojos quería verla hacerlo, aunque mi vista tardo en adaptarse mire como sus ojos se curvaban y se cubría los labios para volver a reír, la persona frente a ella tenía una taza de café en la mano mientras la observaba de manera tranquila. De pronto un recuerdo me llego, sentí un escalofrió enorme.

Me senté asustada, el pulso empezó a latirme tan intensamente que se clavó en mis oídos, miré a mi alrededor, la voz de Reiko me trajo de vuelta.

—Hermana, Hermanita.

Me abrazo, yo la sostuve en lo que me tranquilizaba, después la separé de mí, para mirarla, no traía la misma ropa, su rostro estaba con un ligero moretón en la mejilla, pero se veía bien, se veía bien.

—Rei Rei —la volví a abrazar —estas bien, estas bien.

Mire de nuevo a la figura sentada, no se había movido para nada, lo observe de arriba abajo, seguía sin mirarnos de manera directa solo bebía su café, tenía un aura intimidante, pero al mismo tiempo no se veía como una amenaza, pero seguía siendo un desconocido.

—Hermanita, el señor Kim nos salvó, respeta las reglas también.

—¿Las reglas?

—Jamás estes a solas con él en una habitación, no uses ropa corta, no dejar que la alejen de su lado —su voz era algo gruesa y armoniosa, finalmente nos miró y mi pulso se detuvo por un segundo —interesante conjunto de reglas, muy jodidas para que alguien tan joven tenga que llevarlas como un mantra.

Tocaron la puerta, Reiko se separó de mí y ella abrió, me sorprende la manera en que se sentía tan libre, para ella ese sujeto no era una amenaza.

—Vine para su baño señorita.

Una mujer de edad avanzada entro con un cambio de ropa, Reiko asintió, la mujer entro dándole una reverencia al sujeto sentado.

—Ya vuelvo hermanita, iré a ducharme, la señora Chen me ayuda con ello, señor Kim cuide de mi hermana en lo que vuelvo de la ducha.

—Estaré al pendiente, anda.

Entraron a una puerta al fondo de la habitación, yo observe hasta que cerró la puerta.

—Bien le prometí a su hermana que la cuidaría, pero no es apropiado que este en la habitación mientras ella se ducha, más por el hecho de todas las reglas que tienen, entiendo perfectamente la situación de mierda por la que han estado, volveré más tarde.

—Espere —me observe que se detuvo antes de llegar a la puerta —¿Usted fue quien mato a esos sujetos?

—Si te refieres a los que las perseguían, si, fui yo.

Lo dijo sin una pizca de culpa en su cara.

—¿Nos dejara ir?

—No están secuestradas niña, siguen aquí por que tu estuviste inconsciente dos días completos, necesitas recuperarte del todo, tu hermana necesita de ti.

—¿Puedo hacerle más preguntas?

—Tienes cinco minutos, después debo de atender algunos asuntos.

—¿Cuál es su nombre?

—Kim Seokjin ¿Y el tuyo?

—¿Mi nombre?

—¿Acaso lo olvido?

—¿Mi hermana no se lo dijo?

—No se lo permití, el primer día que entre en esta habitación me tomo mucho tiempo de hacerla siquiera comer algo, me decía las reglas una y otra vez como un ciervo asustado, así que entendí rápidamente que era mejor no presionarlas para nada —miro su reloj —ella se sintió más segura al saber cómo me llamaba yo pero ella aún conservaba su anonimato, así que continuamos así, la señora Chen se ha encargado del cuidado de ambas, solo he estado aquí para desayunar el día de hoy y eso porque su hermanita me invito.

—Mi nombre es Usami Nara, y mi hermanita es Reiko.

—¿japonesas? —asentí — su coreano es muy fluido.

—Hemos vivido siempre en corea.

—Entiendo, bien —se metió las manos a los bolsillos del pantalón —¿Necesitaras hablar con alguien?

—¿Podría prestarme un teléfono?

—Mandare que te den uno, ustedes confiaron demasiado rápido en mí, me causa conflicto su instinto de supervivencia.

—Conocemos el miedo y los monstruos que lo traen, usted no tiene intenciones en dañarnos.

Se dio la media vuelta sin decir nada más, salió de la habitación, rato después salió Reiko del baño con una melena algo enredada, tenía un cepillo en su mano, la ropa que traía puesta era algo infantil y mullida lucia sumamente adorable.

—¿Me cepillas?

—Claro, ven aquí.

—Me retiro, si necesitan algo más me llaman.

La mujer salió también de la habitación, Reiko subió a la cama y se sentó esperando que comenzara a cepillarla.

—Pedí que te trajeran también el almuerzo, el doctor Tete dijo que podrías comer si despertabas.

—Comeré cuando te cepille —asintió —¿Todo ha estado bien?

—Si, estaba muy asustada pero el señor Kim fue muy amable, además de que todos tus cuidados los llevo la señora Chen, no te ha tocado más que el doctor y ella, no deja que nadie entre a la habitación, no me siento como en casa —jugo con las sábanas —Nara, ¿Padre nos encontrara?

—Espero que no, pero de ser así, no dejare que nos lleve, lo prometo.

Terminé de cepillarla y almorcé unos panqueques, nadie entro en todo este tiempo, hasta que tocaron nuevamente para entregarme el teléfono.

Marque el número que me había memorizado este tiempo.

—¿Diga?

—Maestra Hwang.

—¡Nara! ¡Oh mi dios! ¿Dónde estás? He visto las noticias, temí lo peor...

—¿Noticias?

—La muerte de los guardias de tu padre esta en las noticias, pero nada sobre de ustedes, él declaro que los asaltantes pensaban que toda la familia iba en el auto, pero que no fue así.

—No le conviene informar sobre nuestra desaparición,

—¿Tienes los numero que te di?

—Si.

—Podrás hacer un retiro de efectivo sin tarjeta en algún cajero, encontré un lugar donde le será difícil encontrarlas, además de que no tiene conexión con nadie cercano a ustedes.

—Gracias.

—Aun no me lo agradezcas hasta que estes totalmente a salvo.

Suspire ante la palabra, pero me sentía tranquila, y me aferraría a este sentimiento.





Seokjin.

—¿Planeas quedártelas? —Jimin me observaba divertido mientras jugaba con un cuchillo en su mano.

—¿Acaso crees que son un perrito callejero?

—No, pero supongo que se aplica también el dicho "si me lo encuentro me lo quedo", la mayor es una belleza.

—Juro que enterrare ese cuchillo en tu garganta si sigues hablando así de ellas.

—¿Desde cuando eres tan heroico?

—Desde que vi en los ojos de esas dos niñas el infierno por que el que han vivido, supongo que fue lo que me impulso a ayudarlas.

—Taehyung dijo que tenia muchas cicatrices en el cuerpo, si son importantes para ti, no me meteré, no es que sea un santo, pero no pienso ponerte de mal humor.

Me acerque hasta mi escritorio, saque un habano para encenderlo. Estoy muy lejos de llegar a ser una buena persona, soy peor que un monstruo, en mis manos corre sangre inocente, pero los ojos de esa chica, entre todo el dolor y el miedo brillaba una pizca de esperanza, estaba tan aferrada a ella que me fue imposible negarme a darle esa oportunidad de vivir.

—Existe otra cosa interesante de las niñas, al parecer son hijas de Usami Kento.

Jimin dejo de mover el cuchillo, se giro a verme mientras encendía el puro en mi mano, ese nombre era algo importante para los dos.

—No pueden ser hijas de ese bastardo.

Le lance el periódico de mi escritorio, este lo atrapo sin dificultad leyendo la muerte de los guardias.

—Yo fui quien los mato, además el nombre de las dos me lo confirmo.

—¿Piensas hacer algo con esa información?

—Nada en concreto, la verdad no podría usarlas para joderlo.

—Es una pena, pero en fin, al menos podrías extraer algo de información de ellas.

Lo mire algo mal, por mas que las ganas de joder a Usami Misato me ganaran, no puedo pedírselos a ellas.

Me limite a darles su espacio, no quería seguir abrumándolas más. Paso otro día mas y la mayor pidió hablar conmigo, toqué la puerta de donde se estaban quedando a dormir, cuando entre la señora Chen terminaba de ayudarla a ponerse el suéter, pude ver por un segundo la enorme cantidad de cicatrices en su espalda.

—¿Querías verme?

Se levanto de la cama antes de dar algunos pasos lentos, se le notaba que aun estaba cansada, pero también que era momento de despedirse.

—Nos iremos hoy.

—¿Algún lugar donde deseas que las lleve?

Negó con la cabeza mientras apretaba los labios en una mueca, su hermana salió del baño y corrió hacia mi abrazándome por la cintura, acto que nos sorprendió a los dos.

—Muchas gracias por todo, mi hermana dice que debemos irnos, espero no deje de hacer esos delicioso panqueques.

—Me temo que, si tendré que detenerme, solo tú los comías.

—Es una pena, en verdad son buenos, debe de probarlos.

—Reiko —la hermana la reprendió —ella nunca actúa así, perdón.

—¿Perdón? Es una niña es como debe de actuar normalmente, así que, pensándolo bien, tu pareces que aun no puedes andar del todo bien, dime a donde te llevare porque no planeo dejar que salgas de esta casa así —di media vuelta —las espero allá abajo.

Tome las llaves de mi auto, nunca llevo escolta, siempre salgo sin más, pues en realidad yo inicie en esto como un asesino profesional, así que no me interesa tener protección cuando el peligro soy yo. Las chicas bajaron, Reiko venia contando los escalones mientras bajaba, Nara se sostenía del barandal observándola, mientras ella veía a su hermana yo me quede admirándola a ella.

Es hermosa tal como Jimin dijo, toda la conmoción de estos días no me había dejado notarlo, tiene el cabello lacio y largo, de un negro tan intenso como la noche, su piel es lechosa y clara, además de que, aunque es japonesa sus ojos son enormes de un avellana precioso, es como una especie de muñeca, la ropa aunque le quedaba holgada se le pegaba a las curvas de su cuerpo, sus piernas son largas y su cuello delgado, sentí por un segundo que dejé de respirar y me relamí los labios. Miles de pensamientos pasaron a una velocidad impresionante por mi cabeza.

Pero no pasarían de ahí, solo pensamientos, es estúpido pensar que este causando esto con solo mirarla una vez.

—¿En verdad no le molesta llevarnos?

—No.

Caminamos hasta el auto les abrí la puerta, la pequeña subió en la parte de atrás y Nara espero pacientemente hasta que le abrí a ella la puerta del copiloto, su cabello se agito un poco haciéndome olor el shampoo.

Era la marca que usaba yo también, pero nunca que pensé que en otra persona oliera tan jodidamente bien.

Cuando entre al auto, ambas se abrocharon el cinturón.

—¿Por qué hace todo esto?

—Es jodido ver el infierno en los ojos de otras personas, puedo preguntar ¿De quién huyen?

—De mi padre.

Tenía una razón más para matar a ese desgraciado, mis nudillos se apretaron al volante, me dolió la mandíbula por apretarla, si antes detestaba a ese sujeto, saber el como trataba a sus propias hijas me hizo odiarlo aun más.

—¿Puedo pedirte un favor?

—Con lo que ha hecho por nosotras, si puedo hacerlo lo hare.

—¿Me contarías como terminaste así?

Trago saliva y asintió, sus manos se aferraron al cinturón de seguridad, mire en el espejo retrovisor y la mirada de la pequeña también se ensombreció, y mientras me iba contando todo, la ira crecía en mí. Ellas no lo saben todavía, pero sobre mi cadáver volverían a manos de su padre.

Dijo Jimin "si las encuentro me las quedo", mi lado posesivo tomo una decisión no muy adecuada para ellas.







Mias, dijo el seokjin XD

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