Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

veintiuno

Luego de ese emotivo momento en la playa, Chaeyoung no había podido responder de la misma manera por culpa de las lágrimas amenazando con escaparse de sus ojos, así que solo pudo abrazarla fuertemente.

Ambas regresaron a la habitación para poder descansar un momento antes de salir a visitar un poco por fuera del hotel, tomándose muchas fotos que luego mirarían y las haría recordar el precioso momento que estaban viviendo.

Volvieron exhaustas de tanto caminar, pero felices de estar haciendo algo tan hermoso como es conocer un nuevo lugar, juntas. Habían probado mucha comida que encontraban en puestos atractivos en las calles, provocando que ni siquiera Chaeyoung quedara con hambre a este punto.

Fueron directamente a descansar en su cómoda y enorme cama del hotel, ambas cayeron inmediatamente dormidas y no despertaron hasta el día siguiente, siendo Jennie la primera en despertar, pero hubo un problema cuando Chaeyoung lo hizo.

Jennie no estaba a su lado, ni abrazándola y mucho menos durmiendo. Se levantó lo más rápido que pudo, buscó en el baño, pero este estaba abierto, lo cual indicaba que obviamente ahí no estaba.

Confirmó que la mayor no se encontraba en la habitación, y eso hizo que de verdad se preocupara. Era realmente estúpido, ella sabía que probablemente solo había bajado a recepción a hacer algo importante o algo así, pero eso no le impedía preocuparse igual.

Decidió que saldría a buscarla abajo, tal vez tenía suerte de encontrarla, pero antes, necesitaba ir al baño y cambiarse de ropa. Su sorpresa llegó cuando encontró una pequeña notita pegada sobre el espejo del cuarto de baño.

"No te alarmes, necesito que salgas de la habitación al pasillo. Te quiero".

Eso fue lo único que decía, y estaba escrito con su bonita caligrafía en tinta negra. Lo que causó duda en la pelinaranja era el hecho de que debía salir al pasillo.

¿Estaría esperándola ahí? No lo creía, pero haría lo que le pedía.

Cambió su pijama por un short de mezclilla y una blusa desajustada de las que usaba Jennie, la cual justamente tomó del cajón que la mayor ocupaba para guardar su ropa. Esta llegaba a cubrir parte de sus muslos por lo corto del short, pero no le tomó tanta importancia, ya que, supuestamente solo saldría de la habitación.

Salió sin cerrar la puerta y se encontró con otro papelito igual al anterior, que estaba pegado en la pared frontal de su puerta.

"Gracias por obedecer y esperar a ver de qué va todo esto. ¿Pero qué crees? Aún no te diré. Es más, lo descubrirás sola. Ve hacia el elevador".

Rosé, viendo extrañada el papel, corrió de nuevo hacia adentro rápidamente a traer su celular y la tarjeta de la habitación, para luego cerrar la puerta. Caminó por el pasillo mientras buscaba con la mirada alguna otra cosa extraña o fuera de lugar por todos lados, pero pronto llegó al elevador y entró en el. Desafortunadamente, este se encontraba ocupado por dos mujeres mayores, quienes hablaban mientras miraban el papel.

Sin embargo, hasta que leyó por sí misma lo que decía, comprendió la razón de sus expresiones.

—Dios, Jennie... ¿Era necesario escribir las notas en inglés? —murmuró en coreano para que las señoras no pudieran comprender sus palabras.

"Cómo me gustaría hacerlo contigo alguna vez en un elevador. Estuve a punto de hacerlo en cuanto llegamos aquí la otra noche. Como sea, sube hasta el último piso, el de la terraza, pero aún no entres ahí".

Chaeyoung leyó el papel con disimulo y presionó el botón con el número quince. Por lo que Chaeyoung
pudo entender, las señoras reanudaron la conversación que habían cortado segundos antes, decidiendo ignorar lo que sucedía.

Ellas iban hacia abajo y Rosé hacia arriba. Lo que significaba que el elevador iría primero hacia arriba, ya que estaba más cerca del último piso. Tenía demasiada esperanza en que ellas bajaran primero para evitar más vergüenza, pero claramente no fue así.

El ascensor llegó al último piso y Chaeyoung hizo una reverencia acompañada de una media sonrisa antes de salir, y con su cabeza gacha despegó vergonzosamente el pequeño papel, doblándolo por la mitad y guardándolo en su bolsillo.

Mataría a Jennie por eso.

Al salir, caminó un poco por ahí, buscando alguna pista o algo que le indicara acerca de poder entrar a la terraza. Una nueva notita la esperaba pegada a la puerta del invernadero, en donde antes ambas habían ido a disfrutar de lo hermosas que eran las plantas, principalmente las flores. Incluso, al encontrar unos grandes girasoles, se tomaron varias fotografías la una a la otra, totalmente encantadas con ellos y con el lugar en sí.

A Chaeyoung le encantaba una flor en específico, y Jennie realmente batalló por recordar el nombre de dicha planta, pues no era tan común, pero sabía que se encontraba ahí porque Park había corrido emocionada a mostrársela.

Ahora, esa misma flor se encontraba en una de las mesas junto con varias otras, además de otra pequeña notita que se encontraba reposando sobre su tallo. Rosé la tomó y se dispuso a leer con una sonrisa en sus labios.

"Liliacea; un nombre tan hermoso para una flor, así como lo eres tú. Eres ese algo que quiero cuidar como a una flor. Tan delicada, hermosa... pero sobre todo, mía. Ya falta poco para que descubras lo que está sucediendo, toma la flor y ve hacia la salida".

Chaeyoung sintió las lágrimas picar en sus ojos, su sonrisa se expandió más y tomó entre sus manos la flor, la cual estaba plantada sobre una pequeña maceta. La llevó con mucho cuidado hacia la salida del invernadero, en donde volvió a sonreír al encontrar el que sería el último papelito misterioso.

"Juro que es el último, bebé. Abre la puerta y ve hacia la derecha. Gracias, te amo".

Justo como se lo pidió, abrió la puerta, yendo hacia la derecha, y caminó hasta toparse con una serie de globos rosa y blanco, adheridos secuencialmente sobre el suelo con un largo lazo que los sostenía para mantenerlos alzados. Estos formaban un camino, indicando la entrada hacia un salón rodeado de paredes de cristal, totalmente transparentes y con varias plantas decorando a los costados.

Chaeyoung empezó a andar sonriente por el pequeño camino de globos. No se resistió y tomó uno, el cual ató a su muñeca para que no se fuese a soltar por el viento. Luego se adentró al salón y cerró tras ella, pero se extrañó al no ver a Jennie, ni a nadie en absoluto siquiera.

—¿Hola? —habló mientras miraba hacia todos lados y se adentraba más al lugar—. ¿Jennie?

Se alejó un poco de la entrada y puso la pequeña maceta que traía en sus manos en una mesa redonda de madera pulida, cuando unas manos cubrieron sus ojos desde detrás, haciendo que Chaeyoung se sorprendiera e inmediatamente tocara las manos por encima de las otras. Luego, unos labios se presionaron sobre su oreja y sintió cómo llenaba sus oídos la voz que podría escuchar el resto de su vida sin cansarse de ella jamás.

—Llegaste, bebé —antes de separarse y quitar sus manos del rostro de Rosé, dejó un cariñoso beso en su mejilla—. ¿Te gustó la flor?

—¡Me encanta! —inmediatamente se volteó y se tiró a los brazos de la castaña, llenando su rostro de pequeños besitos—. Pero ya dime, ¿qué hacemos aquí?

—Ven —Jennie entrelazó sus manos, tomó la pequeña velita de la mesa, y la guió hasta debajo de lo que parecía ser un arco plateado, con decoraciones blancas y diferentes tipos de plantas entrelazadas a sus lados.

La mayor se inclinó para recoger dos coronas de flores, las cuales habían sido hechas por ella misma, sonriendo al levantarse y ver la expresión confusa de la otra chica.

—Bien... —aún con la inevitable sonrisa en su rostro, tomó una de las coronas y fue a ponerla delicadamente sobre la cabeza de la menor.

—¿Qué?

Jennie interrumpió con sus palabras a Rosé, quien estaba realmente confundida por las acciones de la más baja.

—Eres demasiado hermosa, no me cansaré de decírtelo —esbozó una pequeña sonrisa—. No puedo creer la suerte que tengo de que estés en mi vida. Chaeyoung, eres mi mayor adoración, desde que éramos pequeñas siempre sentí ese "algo" por ti... aquí —tomó la mano de la menor y la posicionó sobre su pecho, justo donde se ubica su corazón.

—Oh, Jennie...

—Deseo tanto estar contigo por mucho tiempo más. Gracias por permitirme ser parte de tu vida —con su mano apartó un pequeño cabello de su rostro y Chaeyoung sonrió—. Gracias por regresar y alegrarme únicamente con tu presencia. Agradezco cada cosa que haces por mí. Por perdonarme y confiar en mí principalmente.

Chaeyoung no tenía palabras, apretó sus labios y reprimió sus lágrimas. Veía el entusiasmo en los ojos de la mayor, notaba cómo realmente estaba sintiendo cada palabra que decía y lo mucho que la adoraba.

Lo entendía, y el sentimiento era exactamente el mismo por la otra.

—Te amo demasiado. Tanto que estoy dispuesta a repetírtelo cada día. Dormir y despertar contigo es de las cosas más simples, pero a su vez una de las más maravillosas que existen y yo... Solo deseo seguir haciéndolo cada día.

Chaeyoung simplemente podía asentir con la misma emoción con la que la azabache hablaba, lágrimas brotando ya de sus ojos. A este punto, sabía perfectamente hacia dónde estaba yendo la situación, y no podía sentirse más nerviosa y emocionada a la vez.

Jennie bajó su rostro y jugueteó nerviosamente con la otra corona de flores en su mano. Estaba segura de lo que quería hacer, pero temía que su voz fallara, por lo que aclaró su garganta, levantó su rostro de nuevo y conectó su mirada con la menor.

Su corazón latió aún más apresurado y tomó la mano de Chaeyoung, entrelazándolas y poniéndolas frente suyo.

—Chaeyoung, ¿te gustaría ser mi novia? —finalmente se atrevió a preguntar.

Sin embargo, instantáneamente sintió su cuerpo tensarse al darse cuenta que hacía falta lo más importante, que era la respuesta de la menor.

Rosé cubrió su rostro con sus manos y simplemente asintió, para luego ir hacia la menor y de nuevo tirarse a sus brazos.

—Sí, Jennie. Claro que quiero, me encantaría —decía emocionada bajo su cuello, en el cual dejó un beso y luego se levantó para poder verla a los ojos de nuevo.

Con una sonrisa en sus labios y sus lágrimas dejando de caer por sus mejillas, tomó la corona de flores que tenía Jennie en sus manos y la colocó dulcemente sobre la cabeza contraria, dejando un beso sobre sus labios luego.

Chaeyoung estaba por separarse del corto beso, hasta que las manos de la mayor tomaron su rostro impidiéndole detenerse y así poder continuar con el, aumentando la intensidad del beso.

Kim la tomó por la parte de atrás de sus muslos e hizo que la menor enrollara sus piernas alrededor de ella, con sus brazos alrededor de su cuello. Sus labios moviéndose contra los otros, delicada, pero afanadamente.

No podían dejar de gritar y celebrar internamente, y ambas decidían expresarlo con ese beso sellador.

Uno que podría ser algo que acostumbraban a hacer cada día, pero realmente estaba marcando el inicio de una relación aún más hermosa de la que ya tenían. Ahora se trataba de algo oficial y real.

Jennie la guió hacia la mesa en la cual la había encontrado minutos atrás. Dejando a la menor sentada sobre la superficie de madera y posicionándose entre ella, mientras aún no interrumpían el beso.

Pero al cabo de unos segundos se separaron y Chaeyoung tomó el rostro de la mayor entre sus manos, haciendo notar un leve sonrojo en sus mejillas.

—Jenn...

—Chaeyoung...

Ambas rieron suavemente y entrelazaron sus manos, permitiendo que la menor hablara de nuevo.

—Te amo.

Jennie cerró sus ojos y sonrió en grande, sintiéndose tan emocionada al escucharla decir al fin esas palabras con su hermosa voz. Definitivamente recordaría ese viaje el resto de su vida.

—Yo también lo hago. Te amo.

Volvieron a besarse, a decirse lo mucho que se apreciaban y lo felices que se hacían la una a la otra.

Justo como siempre había sido.

***

—¡Jisoo, Jisoo!

—¡Hasta que apareces! —exclamó la chica del otro lado—. ¿Cómo va todo?

La voz de su amiga se escuchaba un poco cansada y había un constante siseo al fondo.

—¡Más que bien! Adivina qué —Chaeyoung no le tomó importancia a lo anterior, y se dispuso a contarle a su amiga la razón de su llamada.

D-Dime...

—¡Jennie y yo ya somos novias! No tienes idea de lo feliz que me siento —se tiró sonriente a la cama mientras decía la última frase, ganándose una sonrisa de parte de su novia desde el otro lado de la cama, quien había dejado de prestar atención a su celular al escucharla.

—¿En serio? ¡Te lo dije! Te... Te dije que algún día lo haría.

Y volvió a escucharse otro siseo, esta vez un poco más claro.

Chaeyoung rió un poco extrañada y decidió que hablaría con ella en otro momento.

—Uhm, sí... Oye, Jis, ¿hablamos luego? Te cuento todo cuando podamos vernos. Pero... ¿estás bien? Te escucho cansada.

—Ah, sí~, sí, te llamaré para que salgamos. Nos vemos. Te quiero y-y... Felicidades. Estoy m-muy feliz por ti. ¡Adiós!

Y cortó la llamada, dejando aún más confundida a Rosé, quien dejó su celular a un lado de la mesita de noche para abrazarse con Jennie en la cama.

—¿Por qué esa llamada tan corta?

—Hmm, no lo sé. Se escuchaba un poco de ruido al fondo, y apenas podía hablar. ¿Estará enferma?

Jennie no pudo evitar soltar una audible risa y abrazar más a Chaeyoung contra sí.

—No, nena. No creo que Jisoo esté enferma.

El rostro de Rosé volvió a expresar confusión, como si tratara de entender lo que quiso decir Jennie también.

—Debe haber estado jugando a la consola con Lisa, dijo que iría hoy a su casa. ¿Sabías que se hicieron amigas? Jisoo me lo contó hace unos días —se entretuvo un poco con la pulsera que tenía en común con Jennie, y siguió hablando—. También mencionó que desde que terminó con su anterior novia, Lisa la visita constantemente... Les gusta divertirse, o algo así.

Jennie alzó sus cejas y sonrió con complicidad hacia Chaeyoung, quien se estaba dando la respuesta a sí misma, pero aún no relacionaba la información.

De igual manera, decidió dejarlo así y se apretó más contra la mayor, sintiendo la calidez de su cuerpo.

Luego de un tiempo, Jennie se apartó de Rosé, posicionándose arriba de ella y con sus brazos a cada lado de su cuerpo. La menor sonrió al notar la mirada de Jennie sobre sus labios.

—¿Te gustaría un masaje, nena?

Y Rosé simplemente sonrió y cubrió su rostro antes de asentir. Conociendo muy bien la finalidad de esos masajes.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro