veinte
La lengua de Jennie se paseó lentamente por su cuello, únicamente trazando el camino de la crema color rosa. Dejó un corto beso y volvió a lamer, succionando un poco mientras se apartaba segundos después. Le dedicó una dulce mirada a la menor y sonrió.
Rosé sonrió de vuelta enternecida y tomó la mano que Jennie estaba extendiéndole para incorporarse sobre el colchón. La castaña empezó a caminar hacia el cuarto de baño, mientras que su chica se mantuvo sobre la cama, moviendo sus piernas de un lado a otro.
—¡Chaeyoung! —la mencionada volteó hacia la voz proveniente del frente y emitió un sonido como respuesta. La mayor apareció detrás de la puerta y le sonrió—. ¿Vas a bañarte conmigo?
Rosé asintió, pero se acomodó de nuevo en la cama, cruzando una de sus piernas encima de la otra y sus brazos estirados hacia atrás, mostrando cómo aún tenía restos del dulce en algunas partes de su abdomen. Jennie la miró con una ceja alzada.
Chaeyoung extendió sus brazos y abultó su labio inferior.
—¿Me llevas?
Kim se carcajeó y negó con su cabeza. Se acercó a la menor para luego tomarla y enredar sus piernas en la cintura contraria.
—Vamos, pequeña floja.
Ambas entraron a la tina, totalmente llena de burbujas y jabón con un delicioso aroma. Jennie se encargó de limpiar delicadamente el cuerpo de la chica que tenía entre sus piernas, pasando una suave esponja por su espalda y abdomen, depositando pequeños besos en su hombro y suaves caricias en su rostro. Tratándola como sabía que se merecía su más grande amor.
Minutos después, ambas salieron del cuarto de baño con sus batas puestas y anudadas a la cintura. Jennie secó el cabello de Chaeyoung, y Chaeyoung secó el de Jennie, intentando prevenir un inoportuno resfriado.
Estaban realmente cansadas y con mucho sueño, así que decidieron ir a dormir lo más pronto posible. Mañana seguiría siendo un día muy largo e igual de cansado.
Sus cuerpos se acomodaron en el enorme y realmente cómodo colchón, Jennie abrazándola por detrás y sonriendo mientras dejaba cortos besos en su oreja.
—Te quiero mucho, nena —susurró en su oído, presionando sus labios de nuevo para dejar otro beso—. Jamás lo dudes.
—Yo también, Nini —respondió casi con timidez, pero con una sonrisa en su rostro—. Jamás lo dudes tampoco.
Dicho esto, el sueño las fue venciendo poco a poco, hasta que las dos almas enamoradas se entregaron a los brazos de Morfeo.
***
—¡Ven, Jennie! —exclamó la menor entusiasmada mientras tiraba de la mano a la castaña—. ¡Mira!
—¿Qué sucede?
Antes de que pudiese terminar de formular su pregunta, prestó atención a lo que Chaeyoung estaba mostrándole en la orilla del mar, cosa que tomó y acercó a la mayor, y casi inconscientemente soltó la mano de la rubia y se hizo rápidamente hacia atrás.
Un pequeño, realmente pequeño cangrejo naranja en medio de una de un caracola mediana reposaba en la palma de la mano de Chaeyoung, quien sonreía ante la expresión asustada que tenía Jennie, protegiéndose con sus manos, supuestamente.
—Vamos, no me digas que le tienes miedo a un cangrejito —rió y se volvió a acercar.
—Aleja esa cosa de mí —volvió a retroceder, mientras Rosé siguió avanzando con el pequeño animalito.
—Ven, confía en mí —al escuchar esas palabras, Jennie dejó de alejarse y permitió que la otra chica la alcanzara—. No voy a ponerlo en tus manos, solo quiero que veas esto —señaló al pequeño animal que no podía moverse—. ¿Lo ves? Está atrapado ahí, pero no sé cómo ayudarlo.
La menor se quedó observando la caracola en la que estaba atrapado el cangrejito y trató de moverlo con cuidado con uno de sus dedos, sin resultado alguno.
—Ven, vamos a la orilla —Chaeyoung la miró extrañada y luego la tomó por su antebrazo para llevarla de nuevo al lugar y ambas se apoyaron en sus rodillas al llegar—. Bien, yo abriré la caracola y tú ayudas al cangrejito a salir, ¿sí? —Chaeyoung asintió y procedieron al plan.
Jennie, con sumo cuidado, tomó ambos extremos y los abrió lo más que pudo, cerrando sus ojos y volteando su rostro a un lado. Rosé, por su parte, consiguió sacar exitosamente con cuidado el cuerpo del pequeño cangrejo, poniéndolo de nuevo en la arena.
—¡Listo, salió! —chilló emocionada Rosé y saltó a abrazar a Jennie, haciendo que esta abriera sus ojos, soltando la caracola de inmediato—. Sé que estabas muriéndote de miedo, pero eso fue muy lindo —rió inevitablemente mientras hablaba, además de que su cuerpo había tumbado el contrario y ahora se encontraba encima de Jennie sobre la arena.
—Cada cosa que estoy dispuesta a hacer por ti lo vale, incluso si tengo que cagarme de miedo para que estés feliz —dijo Kim, riendo también, pero hablaba totalmente en serio.
Jennie acariciaba la cintura contraria mientras sus miradas se encontraban conectadas. Con una hermosa sonrisa, Chaeyoung se acercó a la chica que estaba bajo suyo, y juntó sus labios con los otros. Sus manos pasaron alrededor de su cuello y su cabeza se ladeó un poco para dar acceso a la mayor con sus labios. Jennie acarició uno de sus brazos posicionados a su costado y disfrutó del delicado beso de la menor.
—Jennie... —habló la más alta cuando se hubieron separado.
—¿Sí?
—Tengo hambre —dijo mientras empezaba a jugar con el cabello de su Unnie.
—Claro que sí —se rió, sabiendo que diría eso, por lo que rodó sus ojos divertida y se levantó de la arena junto con el cuerpo contrario—. Vamos a buscar algo para comer.
Puso a la menor sobre la arena de nuevo y empezaron a caminar hacia el bar de alimentos del hotel que se encontraba unos metros antes de la playa.
—Quédate aquí —señaló una silla alta frente a una mesa de bar—, iré a pedir algo para ambas —dejó un beso corto en sus labios y entró al lugar.
Chaeyoung apoyó su cabeza sobre uno de sus brazos recostados en la mesa y cerró sus ojos un momento.
No obstante, de pronto una mano acarició su cabeza y apartó el cabello de su rostro.
Al sentir esto, sonrió pensando que era Jennie de quien se trataba, estando totalmente equivocada cuando abrió sus ojos y se encontró con un sonriente Jiung, acercando una de las sillas para sentarse junto a ella
—Veo que sí pudimos volver a encontrarnos —dijo con una sonrisa ladina.
Chaeyoung se reincorporó, intentando sentarse normalmente de nuevo mientras arreglaba su cabello.
—Hola, Jiung —sonrió de vuelta al chico.
—Disculpa por haber aparecido así, es solo que te reconocí desde mi mesa —señaló la mesa, en donde pudo apreciar lo que supuso que eran algunos amigos de Jiung, quienes sacudieron sus manos en un saludo a la rubia—. Ellos son mi amigos. Y, de hecho, uno de ellos es coreano también.
—Oh, ¿en serio? —Chaeyoung saludó sonriente de vuelta.
Jiung asintió, luego aclaró su garganta y se dispuso a hablar.
—Oye, me preguntaba si te gustaría salir mañana, si estás libre, al bar que está aquí cerca. Podrías ir con tu amiga también, para pasar un buen rato, tú sabes. ¿Qué dices?
Rosé pareció pensarlo un poco, pero luego se arrepintió de siquiera considerarlo, ya que ese viaje era para pasarlo exclusivamente con Jennie. Se vio obligada a rechazarlo cuando notó la emocionada mirada de Jiung esperando una respuesta positiva.
—Hm, lo siento, pero me temo que no podré. Yo... Estaré un poco ocupada mañana, con, tú sabes, mi amiga. Tenemos planeadas muchas cosas —la verdad es que ni siquiera ella sabía lo que Jennie tenía planeando, pero necesitaba una excusa para la situación—. De verdad lo siento.
—Oh... —Jiung sonrió un poco decepcionado y relamió sus labios, tratando de apartar su nerviosismo—. Está bien, no te preocupes, entiendo. De todas formas, ha sido lindo conocerte, yo me voy en dos días, así que supongo que tampoco habrá más tiempo luego.
—Sí, lo lamento... Pero ha sido lindo conocerte también, Jiung —sonrió también y a lo lejos observó que ya se acercaba Jennie con una bandeja en sus manos.
Jiung al seguir la mirada de Chaeyoung, sonrió y se levantó lentamente de su silla.
—Bien, entonces me voy. Espero tener la oportunidad de encontrarte de nuevo —acarició levemente la mano de Rosé sobre la mesa.
—Adiós, Jiung —sonrió un poco nerviosa.
Personalmente, no supo cómo más despedirse del chico para que se fuese rápido, pero Jiung tomó su mano e inclinó su cabeza, justo como hizo la primera vez, pero sin dejar un beso esta vez.
—Adiós, Chaeyoung —sonrió por último y empezó a caminar hacia su mesa de nuevo.
A los pocos segundos, Jennie finalmente llegó con la comida.
—Creo que ya entendió que no quiere morir tan joven —comentó burlonamente, observando de reojo a la mesa a la que se había retirado Jiung.
—¡Jenn! —ambas empezaron a reír, y la mayor dejó la bandeja en la mesa.
Tomó la misma silla donde se había sentado el chico antes y la acercó a Chaeyoung para sentarse ahí también. Empezaron a comer lo que la mayor había traído mientras conversaban y reían.
A los pocos minutos, Jennie observó que los chicos de la mesa de Jiung empezaban a levantarse, incluido él. Chaeyoung no lo había notado, estaba más concentrada en su celular cuando sintió unos dedos alzando su mentón, para luego sentir repentinamente unos muy conocidos labios juntarse con los suyos.
Kim incluso se había levantado de la silla para besarla mejor, con sus manos ahora puestas en contorno a su rostro. Y Chaeyoung, sin saber por qué, solo aceptaba gustosa el beso.
Cuando se hubieron separado, Jennie giró su rostro hacia aquella mesa, con una sonrisa que podría dar miedo, notando cómo el grupito de chicos estaban casi todos boquiabiertos. Pero Jiung... Él estaba ruborizado a más no poder, y sus ojos abiertos con demasiada sorpresa.
Rosé se había quedado embobada viendo desde abajo a Jennie, quien rápidamente había girado su rostro de vuelta a la menor, aún con esa sonrisa suspicaz en sus labios.
Probablemente nunca se enteraría de lo que acababa de pasar, pero era mejor así. La mataría si lo hiciera. Pero Jennie Kin no podía quedarse con las ganas de demostrar lo que es suyo.
***
Dos meseros aparecieron en la mesa de las chicas con un pequeño pastel con velitas encima de este, felicitando a la cumpleañera, quien sonrió agradeciéndoles amablemente.
Ellos se retiraron y ambas chicas se dispusieron a comer el pastel entre halagos hacia lo delicioso que era su relleno de chocolate.
Más tarde, cuando el sol empezaba a esconderse en la costa, ambas caminaron tomadas de la mano por la orilla del mar, mojando sus pies con el agua que empezaba a ponerse fría.
—Bebé, hay algo que quiero darte —soltó el agarre en sus manos y empezó a buscar algo en el bolso de viaje que colgaba de su hombro, que es donde guardaban su cámara y los celulares.
Lo encontró fácilmente y sacó una pequeña bolsita de tela transparente. Dentro, se encontraban dos pulseras, una con perlas color nácar y la otra tenía un color parecido, pero se asemejaba más al rosa. Lo que cambiaba era que, al medio de ambas, se encontraba una perla color negro y un dije plateado con las iniciales de sus nombres grabados ahí.
—Oh... Gracias, Jenn —dijo sorprendida ante lo hermosas que eran, y sonrió más cuando Jennie colocó la suya, de color rosa, alrededor de su muñeca—. Son hermosas.
—Al igual que tú —sonrió también y tomó su mano otra vez.
Se giró hacia el lugar en donde el sol se escondía cada vez más rápido, teniendo un momento de silencio en el que solo podía escucharse el sonido de las olas golpeando contra la arena.
—¿Por qué hay una negra, Jenn? —decidió preguntar luego de unos minutos así.
Jennie se tomó unos segundos para contestar a esa pregunta y luego procedió a responder.
—La conexión que tenemos tú y yo... Esa que jamás podrá ser rota. Simboliza también, lo diferentes que podemos ser entre muchas personas que son simplemente iguales —besó rápidamente su mano con la pulsera puesta—. Es la extraordinaria manera en la que te quiero, y lo difícil que ha podido ser llegar a esto entre cada cosa buena que tenemos.
—¿En serio significa eso? —preguntó Chaeyoung con sus ojos a punto de querer soltar las lágrimas.
—Tal vez.
—¡Oye! —soltó una carcajada a la vez que soltaba una lágrima también—. Como sea, gracias. Lo que dijiste fue muy lindo también.
Jennie se acercó a Rosé y apartó el cabello que cubría su rostro por culpa del viento, y con el cariño más profundo que sentía en su corazón, tomó su rostro entre sus manos y la besó, sin prisa y sin ninguna doble intención.
—Chaeyoung.
—¿Sí? —contestó, cerrando sus ojos, disfrutando de la sensación que le producía el viento en su rostro, el delicado beso anterior y las cálidas manos de Jennie bajo su rostro.
—Te amo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro