siete
Soyeon alejó sus labios de la oreja de Chaeyoung, provocando que soltara un sonoro exhalo. Luego de lo que le había dicho, le fue imposible no sentir ganas de llorar, pensando en qué debería hacer para que la castaña le devolviera el proyecto.
—Tú... ¿podrías dármelo? —dijo, aun sabiendo que la chica querría salirse con la suya.
Soyeon soltó una carcajada tan audible que hizo temblar a la rubia.
—Dios, eres tan linda... ¿en serio crees que lo tomé para luego dártelo como si nada? —su mano pasó por un costado de su frente, tomando un mechón de su cabello, enredándolo entre sus dedos índice y medio. Chaeyoung negó y observó los movimientos de la castaña.
Continuaba apresada en la pared, con las manos de Soyeon tomando sus muñecas, las cuales ahora viajaron por la extensión de su brazo izquierdo hasta llegar a su hombro y detenerse ahí.
—Chaeyoung... déjame probarte, por favor —pidió, mirando fijamente sus labios.
—Soyeon, no —pasó saliva nerviosa—. Ya hemos hablado de esto muchas veces.
—Pero dime por qué. ¿Cuál es el problema?
—Tú... tú has sido muy mala... conmigo
—Bonita, solo quería llamar tu atención —soltó despacio su muñeca, mientras que la otra mano seguía en su hombro.
Chaeyoung sabía que era eso, se lo había dicho tantas veces. Sin embargo, no era la manera correcta, no era de su gusto ese tipo de "querer llamar su atención".
—S-si te lo doy, ¿me lo devolverás? —preguntó refiriéndose al proyecto.
Soyeon asintió y remojó sus labios en un delicado movimiento. Rosé se lo planteó, realmente lo hizo. No era tan difícil, era solo eso.
—Chaeyoung, es muy simple. No te estoy pidiendo nada más —dijo paseando su pulgar por su mejilla—. Además, hasta donde yo sé, tú no tienes pareja. ¿O me equivoco?
—No... no, tienes razón.
—¿Entonces?
Chaeyoung estaba siendo tentada por lo fácil que sería. Solo era un beso, no le costaba nada. Además, Soyeon se veía tan calmada de repente, ya no la miraba amenazante, había dejado de tenerla contra la pared y había tomado un poco, solo un poco de distancia.
—Está bien —aceptó luego de pensarlo por algunos segundos más—. Lo haré.
—¿Acabo de escuchar bien? —dijo con un poco de burla.
—Voy a arrepentirme —amenazó.
—Cierra tus ojos, nena —pidió con una sonrisa maliciosa formándose en sus bien delineados labios.
Así la llamaba Jennie la mayoría de veces, ese era su apodo. Mierda, ahora se sentía mal. Pero Jennie y ella no tenían ningún tipo de relación, no amorosa al menos, ¿verdad? Suponía que no. De cualquier forma, Jennie nunca se lo había dicho, nunca lo habían hablado.
Cerró sus ojos despacio, dejando que pasara lo que tuviese que pasar. Solo era un beso.
—¿Chaeyoung? ¿Estás aquí? —escuchó la puerta de los baños abrirse de golpe.
Una morena entraba buscando un poco desesperada a Chaeyoung, encontrándose con la chica que buscaba con su espalda pegada a la pared, mientras que frente a ella estaba una castaña con unos altos tacones muy, muy cerca para su gusto de la otra.
Rosé abrió sus ojos tan rápido ante el susto y su corazón empezó a palpitar de manera acelerada dentro de su pecho. Sintió como si le hubiesen lanzado una cubeta de agua fría desde la cabeza para esparcírsele hasta la punta de los pies, lo cual le hizo separarse de la pared y dirigir su mirada hacia la morena, quien la veía casi pidiendo una explicación.
—¿Y tú eres? —habló Soyeon cruzándose de brazos con evidente hastío.
—Soy Jennie, ¿quién eres tú y qué haces con Chaeyoung? —preguntó de vuelta, arqueando su ceja.
—¿Te importa acaso?
—Sí, de hecho, me importa mucho. Y te pregunté algo —dijo con evidente enojo también.
La castaña rió y se acercó hasta Jennie—. Me llamo Soyeon, y si nos disculpas, estábamos en algo muy importante aquí.
—Qué lástima, justo venía por ella. Así que, si me disculpas... —tomó a Chaeyoung por una de sus manos y tiró un poco de ella—, ya nos vamos.
Jennie estaba a punto de salir con Chaeyoung, pero Soyeon fue más rápida al tomar a la rubia por su otra mano libre, impidiendo totalmente que ambas avanzaran.
—¿Tu novia? —preguntó arqueando una ceja y volviendo a su mirada amenazante.
—Eso no te importa, suéltala —respondió Jennie.
—Le pregunté a ella —observó a Rosé, quien estaba en una evidente incomodidad y nerviosismo—. Dime, o me daré cuenta que me estabas mintiendo hace unos minutos.
Chaeyoung, ansiosa a más no poder, desvió su mirada hacia Jennie, la observó con mucha vergüenza. Soyeon apretó un poco su agarre y la rubia reaccionó.
—No, no lo es —respondió bajando su rostro.
La castaña sonrió y a la vez soltó una amarga risa.
—Eso creí —soltó su mano e iba a dirigirse a los lavabos de nuevo cuando se dio la vuelta y volvió a hablar—. Oh, y recuerda que aún estamos pendientes —pasó su índice por su mentón en un delicado roce y sonrió.
Jennie ardía en enojo, que en realidad se acercaba a un sentimiento más allá de ello, tenía ganas de estrangular a esa enana con tacones.
Su cuerpo le pedía a gritos que corriera hacia ella y tirara de su cabello hasta que se quedara calva, y de paso arrancarle todo ese maquillaje que llevaba.
¿Quién carajo se creía que era para tocar a su Chaeyoung?
Sus manos picaban en desesperación por hacerlo todo, sin darse cuenta que estaba lastimando a la chica que tenía tomada por la mano.
—Jenn... ya puedes soltarme —dijo casi en un susurro.
Jennie pareció volver a la realidad y dejó de apretar su mano, soltando una poco audible disculpa.
Caminaron con distancia hasta el auto de la morena, quien estaba a punto de estallar. Lo mejor para todos los que pasaban cerca era que ni siquiera la voltearan a ver.
Manejó hasta la residencia de Chaeyoung, sin siquiera preguntarle a la mencionada. Se estacionó y esperó a que bajara. No quería hablar y desquitarse con ella. No eran nada y no tenía razones para reclamarle nada, simple.
—Jenn, escúchame... ¿puedes? —su voz seguía saliendo temblorosa al igual que su cuerpo. Todavía podía sentir frías hasta la punta de sus dedos.
—Rosé, no. No quiero hablar. Luego —hablaba con pequeñas y cortantes palabras para no soltar todo lo que estaba reteniendo.
—Pero, Jennie-
—¡Joder, no! ¡Dije no, Chaeyoung! —exclamó con desespero hacia la menor.
Chaeyoung sintió doler su pecho y las lágrimas amenazaron con salir de sus orbes. Con un suspiro, abrió la puerta del auto para segundos después bajar de él y empezar a caminar hasta su habitación en la residencia.
Todo se estaba volviendo una mierda.
>>Mensaje de Soyeon
-Mañana al salir de clase,
en la biblioteca.
Chaeyoung>>
-Está bien.
voten🙏
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