Capitulo 25
Se levanto sin ánimos ese día, desayuno sin ganas de hacerlo, la mirada de Nathan sobre ella mientras lo hacía le indico que el pelinegro sabia que algo no andaba bien con ella, deseo que le preguntase que es lo que tenia, pero como ya lo suponía no lo hizo, la única que la escuchaba era su amiga Nina, así que en esa limosina esperaba llegar rápido a tomar clases solo para verla y poder charlar, desahogarse, si bien Plagg había sido de ayuda necesitaba contárselo a alguien más que no sea su kwami.
Mario se encontraba muy confundido después de lo ocurrido la tarde anterior, llego sumamente ofuscado a su habitación después de aquella confesión y beso que le dedico su compañera, no podía creer que la gatita se hubiera atrevido a besarle, no es que le desagradara eso, lo que le desagradaba realmente era que en parte si lo disfruto, eso lo asustaba un poco, el no podía permitirse tener a alguien más que a Adrianne Agreste en su corazón.
Para maravillas y asombro de muchos el muchacho azabache llego temprano aquel día, incluso antes que su amigo Aly, el cual no espero a molestarle por el repentino suceso, comenzaron a conversar de temas triviales hasta llegar a tocar el tema de la exposición de Artes del domingo que había pasado, Aly noto la incomodidad y nerviosismo de su amigo, cosa extraña ya que él le había propuesto que asistieran juntos pero el ojiazul le dijo que tenía algo importante que hacer ese día.
La rubia ingreso al salón de clases después de haber llamado a su amiga morena al no encontrarla en la entrada como tenía por costumbre, Nina le dijo que estaba muy agripada y con fiebre, no vendría a clases, Genial, pensó sarcástica y triste la ojiverde.
El Dupain vio ingresar a su amada modelo al salón, se dio cuenta de inmediato que algo no andaba bien con ella, primero no venia acompañada de la morena de los audífonos, segundo, su ropa antes juvenil y un poco veranera pero discreta había sido cambiada por un atuendo mas formal de color negro y el típico verde, como si estuviera en invierno, Se asemeja a Chat con esos colores, comparo el azabache lo que negó inmediatamente trataría de no pensar en la gata, y tercero, eran sus ojos tristes y un levemente hinchados, sus miradas se encontraron, el sonrió nervioso a la vez que agitaba la mano y ella respondió con un sonrisa triste, esto preocupo aun mas al hijo de panaderos, se armo de valor para ir a hablarle pero en ese instante llego la señorita Mendeleiev.
Nathaly llego en el momento justo en el que la maestra se disponía cerrar la puerta, para mala suerte de la pelirroja la mujer la cerró en sus narices, avergonzada comenzó a tocar.
-No se preocupe en tocar señorita Kurtzberg que no le abriré- hablo del otro lado de la puerta, la muchacha suspiro derrotada y comenzó a caminar en dirección a la biblioteca, en ese lugar no molestaría a nadie ya que debería estar vacía ahora mismo, abrió la puerta haciendo el menor ruido posible, uno nunca sabia y tal vez haya algún alumno evadido hay.
Camino entre los estantes hacia el fondo donde converso por primera vez con su compañero italiano, grande fue su sorpresa ver a una cabellera rubia recostada sobre la mesa, se acerco sigilosa y tomo asiento a una silla de distancia del sujeto, reconocería ese olor en cualquier lugar al parecer el Bourgeois había decido saltarse la clase de química, le entendía. Se levanto al ver que se trataba del ojiazul para salir de aquel lugar, pero al dar la vuelta se enrredo torpemente con la silla, ¡Benditas piernas!, exclamo interiormente, puso sus manos antes de chocar contra el suelo, una vez equilibrada se sentó sobre el suelo para poder levantarse, sus libros se encontraban regados por el suelo, comenzó a recogerlos.
-¿Amas el piso verdad?-la voz del rubio le hizo levantar la mirada encontrándose con sus penetrantes ojos azules, un sonrojo se instauro en sus pálidas mejillas y siguió con lo suyo ignorando al rubio, grande fue su sorpresa al verlo agachado frente a ella recogiendo sus libros y hojas con dibujos, no dijo nada pero su rostro quemo aun mas, lo vio colocar lo recogido sobre la mesa y ponerse de pie.
-Vamos párate- hablo sin emoción en su voz a la vez que extendía la mano a la pelirroja, esta lo miro dubitativa pero acepto, una corriente eléctrica se expandió por su espalda al sentir su mano siendo apretada por la mano masculina del rubio para levantarla, evitaba mirarlo a la cara, se dispuso a soltarlo cuando el muchacho levanto su mano examinándola con las cejas arqueadas.
-¿pintura?- pregunto mas para el que para la abochornada muchacha, separo los dedos femeninos y los observo curioso, finalmente comparo su mano con la de la pelirroja, esta lo miraba atónita ante sus actos, soltó su mano y tomo asiento recargándose sobre la mesa como si no hubiera pasado nada, Nathaly no sabía si irse de aquel lugar o tomar asiento nuevamente, parecía que para el rubio el hecho que estuvieron a punto de besarse días atrás no era de importancia por como actuaba, esto decepciono un poco a la pelirroja pero pensó que era lo mejor, ella no debería darle tantas vueltas al asunto tampoco, no es como si el Bourgeois fuera a fijarse en ella, pensó.
-¿No piensas sentarte?- hablo casi en una orden, la pelirroja por inercia obedeció, acomodo la silla y tomo asiento a una distancia prudente, observo de reojo el rostro del rubio, se veía cansado y un poco ojeroso, aparte su cabello siempre ordenado ahora estaba un poco despeinado, No se ve nada mal, pensó al observar la hebras rubia, se sonrojo por sus pensamientos.
-¿También te evadiste la clase de la bruja?- hablo, ¿La bruja?, se pregunto, ¿La maestra Mendeleiev?, rio ante el apodo, este la miro curioso por su sutil risa y sonrió de lado al verla.
-No, ella no me dejo pasar- el rubio asintió a la vez que tomaba uno de los libros de la pelirroja, era El Banquete, no habían avanzado casi nada y solo quedaban dos semanas para la exposición.
-Ya que estamos sin hacer nada avancemos con esto- ordeno el rubio con su típico tono mandón, la pelirroja asintió, la tarea de filosofía le preocupaba también, observo como el ojiazul abrió el libro comenzó a subrayar algunas cosas.
-¿No piensas ayudarme?- le pregunto un poco irritado, la muchacha supo a que se refería y acerco la silla hacia el rubio, ¡Concéntrate Nathaly!, se animaba al sentir tan cerca al Bourgeois, ¿¡Que rayos te sucede!? por más que quisiera no podía concentrarse ni un poquito, ¡Ya se!, cerró los ojos y pensó en su gato.
-¿Qué haces?- pregunto al ojiazul al verla- Ni pienses que puedes dormir mientras leo- le advirtio, la pelirroja abrió los ojos y negó, el muchacho comenzó leer en voz alta, ella iba haciendo anotaciones, al fin podía concentrarse, Su voz al leer es relajante, sonrió ante esto.
El timbre sonó anunciando el término del primer bloque, la rubia de ojos verdes se puso de pie dispuesta a salir del aula, el azabache al ver su acción la imito, el estado de la modelo lo tenía preocupado.
-¡Adrianne!- llamo al ver que se alejaba por el pasillo, la muchacha se detuvo y lo espero recargada sobre la pared.
-¿Qué sucede Mario?- pregunto un poco cortante, el chino-francés se sorprendió por el tono usado, puso cara de vergüenza, la modelo se dio cuenta del tono que había utilizado con el chico, suspiro, el hijo de panaderos le hacía recordar al héroe que le rompió el corazón y las ilusiones el día anterior, ¡¿Por qué tiene que ser tan parecidos?!, pensó molesta, sus ojos azules eran tan similares junto con su cabello azabache, ¡Incluso la forma de la cara!, eran como hermanos, ¿Hermanos?, lo negó inmediatamente.
-Lo siento, no debí hablarte así- se disculpo sonriendo tristemente, el muchacho asintió sonrojado, ¿Ahora qué hago?, había salido por inercia detrás de la rubia, ahora no sabía que decir, ¿Preguntarle como esta?, comenzó a hacer muecas raras sin darse cuenta, la ojiverde enarco las cejas confundida ante los graciosos gestos, el azabache parecía hablar como demente con el mismo, la risa de la rubio lo saco de su crisis mental, Se ve mas hermosa cuando ríe, le acompaño riendo el también, ambos suspiraron cuando dejaron de reír, un rubio de ojos azules se venía acercando cuando vio la escena anterior, frunció el ceño molesto, paso por un costado de ellos.
-¡Oh Colín espera!- exclamo la rubia al momento que lo tomaba por la manga de su casaca de cuero color mostaza, el azabache bufo ante la presencia del rubio.
-¿Por casualidad no has visto a Nathaly?- pregunto, el rubio arqueo la ceja ante tal pregunta, ¿Soy su niñera?, pensó, el azabache se preguntaba que tenía que ver el Bourgeois con su amiga pelirroja para saber donde estaba.
-No- respondió a secas soltándose del agarre de la rubia, esto la desconcertó un poco, Colín nunca antes le había respondido con ese tono y acción, Algo le sucede, concluyo.
-Oh ya veo- respondió avergonzada a la vez que tomaba un poco de distancia del muchacho, Mario sintió lo celos consumirle al ver el rostro sonrojado de la modelo a causa del Bourgeois, le extraño la actitud indiferente del rubio, ¿Me está ignorando a propósito?, se cruzo de brazos incomodo.
-Eh, quería saber si podíamos terminar de hacer el trabajo de filosofía hoy- el rubio pareció meditar por algunos segundos para luego asentir.
-En el hotel a las tres de la tarde- propuso, Adrianne ahora si estaba completamente segura que algo le sucedía, primero las leves ojeras que traía y segundo el cabello un poco despeinado.
- Esta bien- le dedico una sonrisa, el muchacho asintió – Nos vemos- se despidió secamente, no abrazos, no coqueteos, Nada, pensó un poco triste, observo como el muchacho desaparecía alejándose, suspiro y volvió la mirada al azabache.
-¿Vamos a comer algo?- le propuso, el ojiazul se sonrojo y asintió tratando de disimular su emoción, comenzaron a caminar hacia la salida del la escuela, no muy lejos se encontraba un puesto de comida y aun quedaba mucho tiempo, la rubio saco su móvil y marco un número desconocido para el muchacho.
-¡Hola soy Adrianne!- contemplaba embelesado sus gestos al hablar - ¿Puedes reunirte para hacer el trabajo de filosofía hoy por la tarde?- la pelirroja se encontraba saliendo de la biblioteca en esos momentos - ¡Si! Genial- exclamo la modelo- Entonces nos vemos en el hotel Le Grant Paris- Nathaly se alarmo un poco por el lugar donde haría en trabajo pero no dijo nada- Te veo en el siguiente bloque- colgó y guardo el móvil, comenzó a conversar con el azabache sobre el trabajo y temas triviales, se sentía muy cómoda a su lado.
Se encontraba de pie frente a la entrada del lujoso hotel, el guardia la miraba receloso esta le sonrió nerviosa, antes que pudiera decir una palabra apareció la ojiverde y las dejaron pasar rápidamente, Vaya que poder, pensó sobre la modelo, esta le sonrió y subieron al elevador, Nathaly nunca había estado en aquel piso, solo vino una vez al hotel cuando les toco experimentar lo que era el trabajo, siguió a la rubia por el largo pasillo como si se tratara de su fallecida madre, pedía internamente que el alcalde no se encontrara en ese lugar, no después de la vergüenza que había tenido que pasar al dibujar a aquella mujer de la foto y salir huyendo ante la mirada atónita del mayor.
Se detuvieron frente a una elegante puerta, la rubia toco, la pelirroja se puso a un costado de esta, a los segundos se abrió mostrando al rubio con una toalla sobre su cabello húmedo, este traía puesto un bivirí negro que se ceñía a su torso y dejaba mostrar sus tonificados brazos, las muchachas se sonrojaron ante la imagen, Nathaly decidió mirar hacia los pies descalzos del rubio que pisaban los que sobraba del jean azul que traía puesto.
-Pasen- hablo dándoles las espalda, Adrianne paso siendo seguida por Nathaly quien cerró la puerta, observo con atónita el cuarto del rubio, Si que es grande, hizo un recorrido rápido, ¡El cuarto de un chico rico!, recordó la habitación de la modelo, se asemejaba mucho.
-Tomen asiento aquí- llamo la atención de las muchachas – Por favor- termino, Adrianne lo imito y se sentó en la alfombra frente al muchacho, la pelirroja se posiciono entre los dos, dejo su libro sobre el rectángulo perfecto de la mesita de noche, el ojiazul abrió su portátil para comenzar a redactar, Nathaly saco las hojas con los apuntes y resumen que había hecho en la mañana junto al rubio, Adrianne saco su libro observándolos.
-¿Tienes todas las hojas?- pregunto de pronto el muchacho a la de ojos aguamarina, esta asintió, la modelo arqueo la ceja confundida, ¿Se han reunido antes?, sin dejarlos de mirar vio como la artista extendió unas hojas al rubio mientras este las examinaba, se sintió olvidada por unos momentos.
-Avanzamos la mitad esta mañana- hablo la pelirroja a la rubia, ¿En la mañana?, miro a su amigo de la infancia, este había comenzado a escribir en el aparato.
-Ya veo- respondió sin dejar de observarlo- Genial, entonces terminemos de una vez- hablo a la pelirroja, la modelo se preguntaba porque él le había mentido al decirle que no había visto a la pelirroja, no le dio tanta vuelta al asunto y comenzaron a trabajar.
Hacia anotaciones en el diario que tenía desde hace tres años, tenía que estar añadiendo hojas para que no se le acabara, la sonrisa de su rostro parecía no querer borrarse.
-Has hecho un gran avance con Adrianne- la voz de su kwami lo saco de sus pensamiento, la miro con una gran sonrisa plasmado en su rostro, el ser rojo se acerco a su mejillas abrazándolo, este le correspondió con la mano.
-Lo sé, ¡Aun no me lo puedo creer!- exclamo haciendo girar su silla ante la risa del pequeño ser, se levanto y subió a su balcón, observo la hermosa tarde parisina.
-¿Qué crees que esté haciendo ahora?- pregunto a su portado posándose sobre su cabeza, este se recargo sobre la madera.
-Esta con el molesto del Colín y Nathaly haciendo su trabajo de filosofía- le respondió a la vez que fruncía el ceño al imaginarse al rubio coqueteando descaradamente con la modelo, aunque en la mañana el mencionado actuó sumamente extraño.
-¿Nathaly es la chica pelirroja?- pregunto curiosa Tikki, Mario asintió recordando la vez en que la muchacha pelirroja fue akumatizada.
-Recuerdo que le pediste que te contara sobre la cicatriz de su frente- el ojiazul volteo a mirar a su kwami, lo había olvidado por completo, supuso que la pelirroja también.
-Si, pero se me olvido- respondió con una sonrisa avergonzada, el pequeño ser le rio divertido, era mejor ya no insistir.
Adrianne escuchaba atenta lo que le contaban el rubio junto a la pelirroja, hacia anotaciones rápidas sobre su libreta, no podía creer que los dos habían avanzado tanto en tan solo una mañana, sonrió divertida al ver como los dos completaban oraciones a la perfección.
-Zeus decidió cortar en la mitad a los humanos con la ayuda de un fino hilo, de esa manera se harían más débiles y numerosos, si no hacían caso pues los cortaría nuevamente- relataba el rubio mirando como la modelo sonreía mientras hacía anotaciones, se detuvo para tomar del vaso con agua que tenia frente a él, Nathaly continuo con el relato.
-Pero ellos obedecieron, así que Zeus ordeno a Apolo que girase la cabeza de los humanos para que vean el vacio de su cuerpo al no tener su otra mitad, Apolo los cosió cerrando su abertura y dejo como nudo lo que conocemos ahora como ombligo- hablaba con confianza, el rubio sonrió al ver como se expresaba la pelirroja, Adrianne entrecerró los ojos maquinando algo en su mente.
-Aliso la piel sobrante dándole nudos en el pecho, lo que vendría a ser los pezones, sin embargo las mitades se buscaban entre ellos, no querían hacer nada sin su otra parte por lo que comenzaron a morir de inanición- Adrianne observo como la pelirroja esperaba paciente observando al rubio, este la miraba cuando tocaba el momento que ella continuase, Las mitades se buscaban entre ellos, anoto Adrianne con una sonrisa traviesa comparando al rubio con la pelirroja con la historia.
-Zeus al ver que los humanos se extinguían decidió cambiar de posición sus órganos genitales ya que antes los tenían atrás- dijo con un poco de calor en las mejillas femeninas, la rubia alzo el brazo para preguntar, Colín rio por el acto.
-¿Cómo así atrás?- pregunto confundida, la pelirroja no sabía que responder, su timidez salía a relucir en ese momento, el rubio rodo los ojos y decidió hablar el.
-En la parte baja de la espalda, donde ahora tenemos nuestro trasero- dijo divertido al ver como la cara de la artista se volvía mas colorada, Adrianne rio por la respuesta y le dijo a la avergonzada muchacha que continuara.
-Eh bien, como decía, de esa forma si se unían hombre y mujer podrían concebir y así la raza humana no se extinguiría- tomo su vaso de agua y lo bebió tratando de que el liquido aminorara calor que sentía en el rostro.
-Así fue como nació el deseo de todo ser humano por otro, este deseo por volver a la forma inicial de encontrar a su otra mitad- término de relatar el rubio pasando su mirada de la rubia hacia la pelirroja y en reversa, la modelo comenzó a aplaudir contenta, Colín sonrió de lado con autosuficiencia.
-Vaya ustedes dos trabajan muy bien juntos, son como las mitades de la historia- comento picaronamente la rubia causando que la pelirroja se atragante con el agua que estaba tomando en ese momento y que el rubio desencajara el rostro a la vez que la sangre se le subía coloreando sus mejillas.
-¿Estás bien?- pregunto fingiendo inocencia en su voz acercándose a dar palmaditas sobre la espalda de la pelirroja, después retocaron los últimos detalles, repartieron el tema a exponer y comieron un poco de bocaditos que el rubio había ordeno traer a uno de los tantos trabajadores del hotel.
-Haha entonces el tubo de ensayo le exploto en la cara del pobre Alex haha- relataba la rubia divertida al recordar el incidente ocurrido en la mañana durante la clase que se habían perdido el ojiazul y la pelirroja, Colín también reía junto a la rubia al imaginarse la escena, la Kurtzberg los observaba sonriente a la vez que degustaba una galleta de chocolate, la Nathaly de hace dos meses se encontraría súper incomoda en esa posición, pero ahora con todos los hecho ocurridos habían logrado conocer un poco más a los rubios, ya no se sentía incomoda junto a ellos, bueno al menos no tanto, el rubio la confundía en sobremanera, observo su rostro, tenía una expresión sincera al reírse, Así se ve mucho mejor, pensó.
-Hijo lamento no interrumpir- la voz del alcalde Paris irrumpió en aquella habitación, los tres muchachos voltearon a ver al mayor, Adrianne se levanto de su sitio y fue a saludar cálidamente al hombre de canos cabellos, ¡No puede ser!, gritaba el interior de la pelirroja se encogió en su sitio tratando inútilmente que no la vieran, el rubio también se levanto.
-No papá, para nada ¿Qué sucede?- pregunto a la vez que le sonreía a su padre, la relación de ellos dos nunca había sido mala, su padre se encargaba de conseguirle todo lo que quería, aunque eso no era del todo bueno.
-Quería saber que opinabas sobre conseguir una nueva limosina- comenzó a hablar el mayor, Adrianne miro el reloj que adornaba la habitación del rubio, ya casi eran las seis de la tarde, el trabajo ya estaba terminado, supo que era hora de regresar a casa.
-Eh, si me disculpan, es hora de que vaya retirándome- hablo llamando la atención de los hombres, la pelirroja se apresuro a guardar sus cosas sigilosamente, Hasta ahora me ignora, pensó aliviada, levanto la mirada encontrándose con los ojos azul claro de André Bourgeois, el hombre abrió los parpados atónito al verla, Nathaly desvió la mirada hacia el rubio, lo vio conversando con la modelo, quería tirarse por la ventana en ese momento.
-Papá, voy a dejarlas a sus casa, ya regreso- nuncio el rubio a la vez que iba a buscar las llaves de su habitación y una casaca, ya hacia frio a esa hora.
-¿No piensas venir?- se dirigió a la pelirroja, esta pasaba la miraba del alcalde a su hijo y así sucesivamente, se había quedado inmóvil en el suelo de la vergüenza que caía sobre ella, el rubio se le acerco un poco irritado al verla como un conejo asustado, abrió la boca para hablarle nuevamente pero las palabras de su padre le adelantaron.
-Ve a dejar a Adrianne a su casa- dijo mirando a su unigénito- La señorita y yo tenemos algo muy importante de que hablar- le sonrió, los rubios se extrañaron, Colín abrió la boca para preguntar de donde conocía a la pelirroja pero el agarre de la ojiverde lo hizo callar, Adrianne se despidió nuevamente y salió junto al rubio, André cerró la puerta de la habitación y dirigió su mirada a la pelirroja.
-Disculpe mi acción pero usted y yo tenemos que hablar muy seriamente- André no sabía que aquella muchachita del llamativo cabello rojo que dibujo a su esposa era compañera de su hijo, el destino sí que es caprichoso, pensó con una sonrisa, Nathaly solo quería desaparecer en ese momento.
Subieron a la limosina para ir en dirección a la mansión Agreste pero la rubia le pido que se detuvieran en un parque, bajaron del auto que los esperaría hasta cuando regresaran, los dos rubio comenzaron a pasear en silencio por el lugar, había madres jugando con sus hijos, parejas abrazados en las bancas, personas con sus mascotas, en fin nada fuera de lo común, ambos se miraban de reojo de vez en cuando, después de tantos años que compartían ese tipo de momentos, la rubia se detuvo al ver como dos niños jugaban en el pasto, sonrió nostálgica.
-Se parecen a nosotros ¿No lo crees?- pregunto al rubio quien también miraba a los niños jugar, muchos recuerdos llegaron de golpe a su memoria.
-Si, solíamos jugar de la misma forma- le respondió sonriéndole tristemente, Adrianne recordó los buenos momentos, vio como un muchacho se acerco a los niños, el joven tenía el cabello azabache, el pecho de la rubia apretó al recordar como la rechazaron terriblemente, no quería llorar mas pero sus ojos le comenzaban a picar, miro a los ojos azules del rubio, este se preocupo al verla.
-¿Adrianne?- menciono su nombre al verla como las lágrimas salieron de sus cuencas esmeralda, la rubia bajo la mirada avergonzada.
-Me rechazaron- menciono, Colín no entendía, la muchacha trago hondo – La persona a quien amo me rechazo- el rubio abrió los parpados sorprendido ante tal confesión, La persona a quien amo, repetía su mente, aun no podía asimilarlo del todo, tenía sus sospechas que rubia estaba enamorada pero nunca supo de quien, ahora venia ella y se lo decía de repente, los brazos de la modelo rodeándolo le sacaron de sus pensamientos desconcertándolo, la sintió sollozar contra su pecho, ¿Qué hacer?, se pregunto, ella necesita un amigo, respondió su subconsciente, te necesita a ti, siguió, no lo dudo y le correspondió apretándola más a él, la rubia lloro mas fuerte aferrándose más a él, desahógate todo lo que quieras, susurro el muchacho contra su oído, esta asintió entre gimoteos.
No daba crédito a lo que sus ojos veían, parpadeo varia veces desconcertado, dolido, confundido, ¿Qué?, era lo se repetía su mente. El kwami de la creación saco su cabecita al ver que su portador se detuvo de repente, miro en la dirección que sus perturbados ojos azules miraban, dos rubios estaban unidos en un intenso abrazo, el azabache vio como la rubia derramaba sus lagrimas sobre el hombro masculino, vio como sus manos se aferraban desesperadamente a su espalda y como el Bourgeois acariciaba sus cabellos, nunca imagino que al regresar de entregar un pedido se encontraría con semejante escena, algo de oprimió fuertemente dentro de él.
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¡Actualización salvaje aparece! haha esta vez creo que me pase un poco al hacer un capitulo tan largo, espero que no sea tedioso para ustedes, es hora que Mario pruebe un poco del karma! ¿Que le ira a decir su suegrito a nuestra pelirroja?, ¿Cuál sera la accion que tomara nuestro rubio tsundere ante la confesión de la gatita?, ¿Que es lo que empieza a sentir la tomate cherry?, leanlo en el proximo capitulo, se despide YCYR :D
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