Capitulo 24
Ya habían pasado cuatro días desde que las actividades de clase comunes habían sido interrumpidas por el sorpresivo evento deportivo; el día de hoy se veía muy prometedor para nuestra pelirroja protagonista, el sol brillaba en lo alto, el aire soplaba fresco sobre las copas de los árboles y lo mejor de todo era que ese domingo se había levantado con muy buenos ánimos gracias a la exposición de arte que se llevaría a cavo esa misma mañana.
Una vez terminado de desayunar se dio el lujo de arreglarse de una forma diferente, no habían sido días muy gratos para su frágil mente, pero no quería pensar en nada y por nada se refería a un par de rubios y un azabache.
Se dirigió a la cocina para lavar los trastes, aun tenía dos horas de sobra para alistar sus "herramientas" e ir en busca de sus cuadros favoritos, agradecía que el alcalde lleve a cabo este tipo de cosas.
Un hombre alto, de porte elegante y autoritario se arreglaba la corbata frente al espejo de su estudio, el día de hoy se sentía extrañamente ansioso, André Bourgeois, el alcalde de Paris y padre de nuestro rubio tenía razones para actuar de aquella forma; cuatro días atrás noto a su unigénito estresado y mas fastidiado que de costumbre, le pregunto al mejor amigo de su hijo el por qué de su malestar, el pelinaranja lo intento evadir con temas de clases y esas cosas, pero André era un hombre muy insistente y sabia jugar muy bien con las palabras, no por las puras era reelegido, al final el pelinaranja le respondió que tenía que ver con una de sus compañeras de clase, esto le pareció muy extraño al mayor, las únicas mujeres que lograron "incomodar" a su hijo de su típica actitud habían sido su madre en el pasado y Adrianne ahora, ¿Una acosadora?, llego a pensar, pero lo descarto inmediatamente.
Suspiro cansado frente al espejo, se dedico a observar su figura, paso sus manos suavemente por los canos cabellos.
-Ya estas viejo André- dijo sonriendo tristemente, en sus mejores épocas era conocido por ser uno de los muchachos más atractivos de Paris, siendo solo superado por su amigo de antaño Gabriel Agreste; sonrió nostálgico al pensar en los Agrestes, el, su esposa e hijo frecuentaban bastante a la familia de diseñadores, bueno al menos antes de lo ocurrido con la muerte de su esposa y la posterior desaparición de la señora Agreste, ahora André ya no reunía con su viejo "amigo", solo sabía que Colín iba a visitar a Adrianne de vez en cuando.
Camino sereno saliendo del despacho, sabia también el otro motivo del porque del comportamiento de su hijo, estaba próximo el aniversario de la muerte de la madre del rubio, eso lo tenía preocupado y un poco tensionado.
Subió a la limosina blanca, el chofer ya sabía a dónde dirigirse, André saco su agenda y comenzó a hacer algunos apuntes en ella, hoy domingo tenía que dar la bienvenida a múltiples pintores y artistas plásticos de diferentes lugares del mundo, dentro de media hora se encontraría sumamente ocupado.
Detuvo su escribir y metió su mano en el pequeño bolsillo que tenía en el pecho de la camisa dentro del saco, extrajo una pequeña foto en perfecto estado, sonrió con amor al ver la imagen de la persona plasmada en ella, acaricio con la yema de sus dedos el rostro femenino de la hermosa mujer rubia de intensos y penetrantes ojos azules que sonreía en la imagen.
-Me haces tanta falta- confeso a la nada, sabiendo que ella ya no escucharía sus palabras, contemplo unos momentos más a la mujer de grácil sonrisa y después guardo la fotografía.
El propósito del alcalde Paris para ese día era encontrar a la persona capaz de captar la esencia de su difunta esposa y plasmarla en una bella pintura, es por eso que realizo ese evento, quería encontrar a alguien que realizara en honor a su amada para el día exacto de su aniversario, tal vez a si su hijo al ver el retrato de su madre se olvide de ese resentimiento que no le hace bien a nadie.
Un azabache se movía ágilmente sobre los tejados de parís, ese día el su compañera tenían encargado por el mismísimo alcalde que vigilaran que absolutamente nada salga mal y por nada se refería a gente perdida y hurtos menores; la verdad era que el azabache prefería pasar el domingo en compañía con su amigo Aly o haciendo nuevos diseños para su amada Adrianne, todo en ella se veía fantástico por más simple que fuera.
Entre salto y salto llego al lugar indicado, Woh! Si que hay gente, pensó admirando las personas que concurrían en la entrada del gigantesco museo de artes de parís.
-Buenos días mi lord- tuvo de saltar unos cuantos pasos hacia atrás al sentir el cálido aliento de su gatuna compañera, volteo a mirarla con regaño, esta le sonrió coqueta mientras jugaba con uno de sus dorados mechones.
-Hola Chat- hablo rodando los ojos, su compañera no aprendía, ya no tenía remedio.
-¡Oh mi lord! ¡Tan lindo como siempre!- canturreo acercándose nuevamente, Mario sonrió ante su infantil comportamiento y comenzó a hablar.
-Hoy día tenemos mucho trabajo, mejor comencemos- la gatita hizo un puchero infantil y asintió cruzándose de brazos, ella solo quería jugar un poco.
-Entonces, ¿Cómo nos dividiremos?- pregunto la rubia, el héroe se cruzo de brazos y pareció meditar un poco, después de pensarlo volteo hacia la minina.
-Bien, yo vigilare por el norte y este, tu por el sur y oeste ¿Te pareces?- pregunto soltando su yoyo mágico para engancharlo en lo alto del techo del museo.
-¡Es puuurrrfecto mi lord!- Acepto ronroneando Adrianne, cuando el azabache se disponía a impulsarse para salir volando la fémina lo sostuvo por la muñeca impidiéndoselo, el muchacho volteo a mirarla confuso.
-¿Qué sucede gatita?- pregunto, la ojiverde parecía avergonzada por lo que quería decirle, bajo la mirada y aclaro la voz.
-Yo quería saber si podríamos almorzar juntos- propuso levantando la mirada y sonriendo dulcemente, Mario se avergonzó un poco ante su gesto, por un momento le pareció ver en Chat la sonrisa de su amada, negó rápidamente y le sonrió de vuelta.
-¡Claro!- la rubia abrió los ojos emocionada- Nos vemos en lo alto de la torre Eiffel- sin más salió disparado por los cielos, Adrianne no podía estar más contenta, ¡Comeré junto a mi Lord!, pensó emocionada, ¡Casi como una cita!, agradecía grandemente a André Bourgeois por contactarlos a ellos, hoy día le diría a su ojiazul sobre sus sentimientos formalmente, después de tres largos años, sonrió enamorada y comenzó con su trabajo.
Ya al medio día el sol resplandecía en todo su esplendor, se movía ágilmente entre las personas que circulaban en ese amplio pasillo, paro frente a un cuadro de aspecto vanguardista y comenzó a hacer algunas anotaciones en su pequeña libreta, el sonido de su celular la distrajo.
-¿Alo?- pregunto sin despegar los ojos agua marina del cuadro.
-¡Hola Nath! ¿Donde estas?- sonrió al escuchar la voz de su pequeño amigo rubio, Rod era como una madre preocupada a veces.
-Me encuentro en el museo, ya sabes, por lo de la exposición de arte- comenzó a caminar hacia uno de los pasillos casi vacios que estaban a la derecha, podría escuchar mejor hay.
-¡Oh! Debí imaginármelo- Nathaly rio por el comentario- Sabes te llamaba para saber si tenias los apuntes de lógica de Julek- la pelirroja tenia la mala costumbre de quedarse dormida en las clases de lógica, ya se había llevado buenas llamadas de atención por ello.
-Si, yo los tengo- escucho como el rubio suspiro aliviado.
-Menos mal, me lo podrías traer ¿Por favor?- la muchacha se apoyo en uno de las paredes del casi abandonado pasillo, era extraño que haya gente, debe ser por las esculturas en miniatura, pensó al observarlas.
-¡Claro! Pero, puede ser por la tarde- pregunto casi rogando, su idea era quedarse el mayor tiempo posible en la exposición.
-¡No hay problema Nathy! ¡Disfruta tu día!- la muchacha sonrió y asintió como el rubio fuera a verla.
-Gracias Rod, nos vemos por la tarde- después de algunos intercambios de palabras se despidieron, la pelirroja guardo su móvil y se dispuso a salir de aquel lugar pero un extraño brillo en el suelo le llamo la atención, se agacho a recoger el pequeño objeto.
-¿Un papel?- el color blanco era lo que daba el efecto de brillo, no, esta volteado, examino la imagen de la fotografía, una extraña sensación se instauro en su pecho al ver los ojos azules de la mujer que sonreía en a imagen, su corazón golpeo fuerte al compararlos con los ojos del Bourgeois, era inevitable no pensar en el viendo a la fémina de esa fotografía, movió su cabeza hacia ambos lados tratando de alejar la imagen del rubio de su mente.
Miro a ambos lado para asegurarse de que alguien viniera a buscar la pequeña fotografía, no vio a nadie, comenzó a alejarse de ese ambiente, guardo la imagen en el bolsillo de su vestido.
-Ya me dio hambre, mejor voy a comer- hablo solo como tenia de costumbre, camino hacia el restaurante más cercano, ya después regresaría a la exposición, ahora se estomago era la prioridad.
Terminaron de tomar el refresco de menta, dejaron las latas vacías a un costado junto con los platos también vacios, el ojiazul y la rubia se acostaron uno al lado del otro, contemplaron el cielo ahora de color naranja, dentro de veinte minutos terminaría por completo el evento de ese día, el alcalde les dijo que podrían irse media hora antes, esto sorprendió a ambos, el mayor se veía preocupado y un poco ofuscado pero lo dejaron y salieron a almorzar.
Adrianne no podía sentirse más dichosa, estaba acostada al lado de su amado lord, habían comido juntos casi como en una cita, sus mejillas se coloreaban al verlo de esa forma, volteo a mirar al héroe, este tenía los ojos cerrados, contemplo su perfil embelesada, suspiro cansada y carraspeo un poco para lo que diría.
-¿Sabe que es lo mejor de hoy para mi, Lordbug?- pregunto mirando nuevamente el cielo color naranja.
-¿Qué no hayamos tenido que enfrentar ningún akuma hoy?- respondió con otra pregunta divertido el azabache, la rubia rio y lo golpeo levemente en el estomago
-No mom soleil, no- se incorporo sentándose nuevamente, miro al muchacho, Es ahora o nunca, pensó decidida.
-Es estar a tu lado- hablo sin bromas Adrianne, el azabache arqueo un ceja aun con los ojos cerrados y acostado, abrió la boca para reclamar por las "bromas" de su amiga, pero los cálidos labios de la rubia lo callaron.
¿Qué?, fue lo articulo su mente a sentir los labios y el peso de su compañera sobre él, ¿Este olor?, su mente le estaba jugando una mala pasada al captar el aroma de su amada modelo, ¡Adrianne!, se aparto bruscamente de la ojiverde, la miro enojado, confuso, hasta agredido.
-¿¡Que te pasa!?- cuestiono alzando la voz, se puso de pie, la heroína lo imito, tenía una mirada dolida.
-¿Es que no te quieres dar cuenta?- respondió con otra pregunta la rubia empezando a frustrarse- ¡Yo te amo!- grito a todo pulmón, el ojiazul la miro incrédulo ante sus palabras, la muchacha bajo la mirada abrazándose a sí misma.
-Yo te amo Lordbug- repitió alzando a mirada, verde contra azul, el azabache estaba hecho una maraña de emociones, ¡Que! no, no no ¡NO!, se repetía en su mente a sentir sus mejillas colorearse y su corazón acelerarse.
-No, tu no- hablo enredándose en sus propias palabras, la minina lo miro confundida, intento acercarse a el pero este retrocedió al ver su acción.
-¡Déjate de bromas Chat, que esto ya dejo de ser gracioso!- exigió alzando la voz, Adrianne lo miro decepcionada, herida, Piensa que estoy bromeando, la tristeza se instauro en su pecho apretándola, respiro hondo.
-No estoy bromeando, mis sentimientos son reales- hablo seria, el héroe empezó a negar desesperado mirándola, los antes ojos coquetos, divertidos e ilusionados de Adrianne Agreste ahora estaban cubiertos de dolor y tristeza, ¿Por qué?, se preguntaba mirando al héroe, ¿Por qué?, se supone que ellos representaban la creación y la destrucción, tenían que estar juntos, entonces ¿Por qué?
-Chat, estas confundida- hablo cansado el azabache, la ojiverde apretó los puños de impotencia, ¿confundida?, repito desesperada, ¡él es el que no se quiere dar cuenta!, quería gritarselo en su cara pero el bolo en su garganta se lo impedía, sus ojos comenzaron a picar, su respiración comenzó a entrecortarse.
-¿Confundida?- repito casi en un susurro con la mirada en el metal de la alta torre.
-Chat, ni siquiera nos conocemos realmente- hablo inseguro el azabache desviando la mirada, no nos conocemos realmente, se repetía la ojiverde torturándose, porque aunque lo quisiera negar era verdad.
-Pero digo la verdad- la voz femenina se quebraba cada vez más, alzo la mirada ahora llena de lagrimas hacia los ojos azules, la culpa se instaura al ver el rostro de su compañera, no quería hacerle daño pero tenía que terminar con todo esto de una vez.
-Chat, tu no me amas- aseguro sin despegar la mirada, Adrianne pego sus mano a su pecho como si le hubieran dado un estocada – Tu amas a Lordbug- siguió recalcando cada palabra, las lagrimas que antes se contenían en sus ojos ahora se deslizaban por sus mejías y antifaz.
-No a la persona detrás del antifaz- termino suspirando cansado, la rubia apretó sus puños contra su pecho ante sus palabras, aunque lo quisiera negar sabia que el héroe tenía razón, ninguno de los sabia quien se escondía detrás de la máscara del otro, Mascara, se repitió tristemente, ¿es que acaso el no se mostraba como realmente era?, se pregunto en medio de su dolor, respiro hondo y trago el bolo de su garganta.
-Te amaría aun sabiendo quien se encuentra detrás del antifaz- el azabache sonrió triste a escuchar las serias palabras de su compañera, volteo a mirarla, esta no parecía querer rendirse, Adrianne estaba totalmente segura de sus palabras, ella lo amaba de verdad y le dolía el hecho de saber que él no le creyera, que no sintiera lo mismo por ella, ¿Por qué?, seguía la pregunta en su mente, ¿Por qué no podía amarla si se mostraba tal como era?, Que irónico, pensó con tristeza, todo el mundo parecía amar la máscara de la perfecta Adrianne Agreste, incluso su Lord se ponía nervioso delante de ella cuando no era Chat Noir, recordó el sonrojo de este cuando en su forma de civil le toco la mejilla al salvarla, ¿Por qué?, repito otra vez, ¿Por qué no podía lograr que el la amara si siendo Chat Noir era realmente Adrianne?.
-¿Por qué?- pregunto mirando al ojiazul, este desvió la mirada incomodo, suspiro nuevamente, si seguía así se le escaparía todo el aire, callo unos segundos, era hora de terminar con esto.
-Porque amo a alguien más- hablo firme, si bien el pecho de la rubia antes apretaba ahora dolía, todo tenía sentido, no era tonta, durante mucho tiempo sospecho aquello pero se lo negaba fervientemente.
-Entiendo- respondió la mínima arrastrando las palabras, había perdido, levanto la mirada mostrando sus ojos vacios llenos de lagrimas, sonrió triste, derrotada, Mario no podía sentirse más culpable al ver a su compañera en tal estado.
-Entiendo- repitió, suspiro pesadamente- Lo siento- el azabache la miro incrédulo, intento acercase pero la heroína extendió su vara de metal delante de ella, se seco las lagrimas.
-Gracias por escucharme- dicho esto salió despedida por los aires ante la mirada absorta del héroe parisino, quiso seguirla, no sabía si ellos podían ser akumatizados pero dudo que su compañera cayera en eso, soltó su yoyo mágico y salió por la dirección contraria.
No sabía porque sus pies la llevaron a ese ahora desolado pasillo donde encontró la fotografía de la mujer de los ojos azules, apretó las hojas que llevaba contra su pecho, no había podido resistirse a dibujara en aquel restaurante mientras almorzaba, observo el dibujo hecho a lápiz de la rubia en el papel, le había quedado muy bien.
Paro en medio de pasillo, algunas esculturas en miniatura eran iluminadas por los rayos naranjas de la tarde, las observo por un momento, miro a la derecha e izquierda, nadie, saco la pequeña fotografía de la misteriosa mujer, la examinaba con esmero.
-¿Se encuentra bien señorita?- el susto hizo que la pelirroja soltara de golpe todas sus hojas y la fotografía, estas salieron volando por el pasillo ante la mirada asustada y avergonzada de la muchacha, frente a ella el alcalde de Paris se agacho a recoger los que había votado la torpe muchacha.
-Lo siento- se disculpo Nathaly agachándose a recoger sus hojas, ¡Qué vergüenza!, gritaba internamente, André Bourgeois le sonrió amable, la pelirroja se sorprendió, Es diferente a su hijo, pensó al ver que el hombre le estaba ayudando, se pregunto si el rubio haría lo mismo, iba a tomar el dibujo de la mujer cuando el mayor le gano, el rostro de hombre cambio en cuestión de segundos.
-¿De dónde conoce a esta mujer?- pregunto poniéndose de pie, la pelirroja trago hondo, el mayor volvió su vista al suelo encontrándose con la fotografía de su esposa, la levanto y miro receloso a la nerviosa pelirroja.
-¿Qué hacía con esto?- pregunto seriamente, el porte imponente del alcalde la hacía sentir como un ratón asustado nuevamente, ahora sabia de donde Colín heredo eso.
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Lo siento! lo siento! por el retraso, lo que sucede es que estaba en examenes y cuando eso pasa me privo de todo haha, pero eso no es lo unico, yo ya tenia el capitulo para el martes en la mañana pero mientras daba los toques finales mi laptop se apaga :s y se borro todo lo que habia avanzado :v y pues casi la tiro contra la pared XD!!
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