Taehyung y Jhope se dirigen hacia el sótano del establecimiento. Bajan por las escaleras con una escasa iluminación que ha provocado que terminen agarrados de la mano. Rápidamente los ojos destellantes del castaño se encuentran por accidente con los del pelirojo, ambos se sonríen por inercia.

–Jhope, no estoy seguro de que hagamos esto, no conozco el lugar del todo ¿Y si nos echan? –comenta Taehyung después de unos minutos en silencio.

–Yo soy tan inocente como tú, aunque no lo creas –responde el pelirrojo mirándolo de reojo.

El castaño suspira. ¿Por qué se siente agusto y no como dice estar?

–No te preocupes, solo tengo curiosidad, luego de que lo averigüemos podremos subir. Quizás y hasta nos dejen jugar con ellos –continua diciendo Jhope con una sonrisa tranquilizante.

–Bien, te acompañaré –concluyó–, aunque piense que lo que dices sea absurdo –bromeó.

Taehyung logró escuchar con claridad una leve risa del pelirrojo para luego escucharlo decir–. Por eso estamos yendo a averiguar si es cierto, los rumores han tomado forma de un laberinto con verdades angostas. ¿Tú no tienes curiosidad?

–Creo que sí –se sentía plagado a darle la razón al joven a quien acompañaba–. Por cierto, quería proponerte algo.

–¿Qué cosa?

–Me preguntaba si... –dejó la oración al aire. Tenía nervios y no sabía por qué hacía eso justo ahí.

–¿Si?

–¿Puedo llamarte "Hope"?

–¿Qué? –el pelirrojo rio dulcemente ante la propuesta–. Claro, como gustes –aceptó al segundo.

Los dos chicos se aferraron con fuerza de la mano cuando supieron que estaban llegando a los últimos escalones.

No había nadie.

–Todo parece normal aquí –comentó el castaño al mirar con atención su alrededor.

El lugar era amplio, era más una recepción sin un recepcionista. Sillones de distintas formas y tamaños por doquier.

Era como un cuarto de las cabañas en los lugares más fríos del mundo con colores completamente tenues.

–¿Hueles eso? –preguntó Vante oliendo con intensidad un olor embellecedor de arcilla con toques a fresa y chocolate.

–Sí, son velas aromáticas. Huele bien ¿no?

–Supongo que sí, solo falta una chimenea para vivir aquí –bromeó.

–¿Qué tendría de bueno esto? –pensó en voz alta Taehyung–. Esto no se asemeja a nada con lo que dicen.

–Lo sé –puchereó dulcemente el más bajito de los dos–. Enserio pensé que había una especie de gente adinerada apostando sus riquezas con indigentes.

Dieron cortos pasos entre la pequeña sala aún cogidos de la mano. Luego pararon en una cortina rasgada de color rojo, el cual pareciese que obstruia un pasadizo.

–Al parecer esta sala solo es un punto de desenfoque ¿Seguimos? –cuestionó Jhope con entusiasmo.

–Vamos.

Taehyung reforzó el agarre y ambos atravesaron la cortina. En el otro lado la iluminación se opacó el doble que el de las escaleras.

Se mantuvieron cara a cara entre la oscuridad, procurando obtener confianza del otro ya que no podían verse con claridad, por lo que los otros sentidos de Taehyung se agudizaron con incertidumbre.

Cuando pudo escuchar y sentir la pausada respiración de Jhope suspiró profundamente.

–¿Estás bien? –escuchó que el pelirrojo le preguntó en un susurro.

–Si tú lo estás, sí –contestó–. ¿Quieres seguir?

–Aún no tenemos ninguna afirmación o denegación del rumor, sí quiero... –Jhope hizo una pausa breve–. ¿Y tú?

–Claro que quiero acompañarte. Además, tu aliento huele bien, ¿Sabes?

Ambos rieron en silencio.

Caminaron con cuidado, sin hacer ruido al pisar o moverse, aunque aún se podía persuadir la música de la fiesta a rastras.

Al dar un par de pasos más Jhope llamó su atención.

–Vante –removió su brazo para asegurarse de que lo escuche–. Mira.

Taehyung pensó que le estaría señalando un punto en específico ya que el pelirrojo no dijo nada más, entonces se dispuso a tratar de seguir el camino del brazo extendido. Al cual en efecto, señalaba un lugar.

–¿Qué es? ¿Una puerta? –interpeló extrañado, como si habría obtenido una pista para resolver un complicado enigma; ahora solo tiene que unir las piezas y obtendrá una respuesta.

–Y no solo hay una –voceó al compás de la ausencia del ruido en el pasadizo–. Mira, hay puertas apiladas en cada lado.

–Es verdad –murmuró Tahyung cuando sus ojos se acoplaron a la oscuridad.

–Hay que terminar lo que empezamos –habló confiado Jhope.

Al instante los sentidos del azabache se alertaron. Algo no iba bien.

–Espera –aló su mano en el aire a causa de que dejó de sentir el tacto de otra piel–. Espera, no sueltes mi mano.

–No es nada, estoy aquí. ¿Habrá alguien adentro? –examinó junto a la puerta, tratando de escuchar algún ruido que provenga detrás.

–Hope, escucha, puede ser peligroso –alegó junto al pelirrojo–. ¿Qué haces? Nos pueden encontrar.

–Tranquilo, no estamos haciendo nada malo.

–Aún así – suplicó.

Jhope rodó los ojos para sí mismo–. Entraré. ¿Vienes? –movió su mano atiendas hacia el pomo de la primera puerta a la izquierda, este estaba caliente.

–¡No! –gritó pasmado Taehyung.

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