07: Viaje en familia
07: Viaje en familia
—⛏︎—
Estamos a dos días de que nuestro juegue termine y odio eso, pero odio más la distancia que Cara tomó cuando le dije que ella es mía.
Después de que llegue del viaje cenamos en la casa de mis padres y allí mi madre le insinuó que nosotros hacemos una hermosa pareja y que debíamos darnos la oportunidad de que tal vez podamos ser marido y mujer.
Después de esa cena Cara tomó distancia y me aseguro que no se casaría conmigo jamás, que esto solo un juego placentero que se acabaría en menos de lo que pensaríamos y eso está sucediendo.
Mañana viajaremos a una isla donde pasaremos el fin de semana con mis padres y los de ella incluyendo a su padrastro, Aunque yo quisiera llevarla a un lugar donde estemos solos y pueda confesarle que esto no es solo un juego para mí, que ella realmente me gusta.
Mientras miles de pensamientos invaden mi cabeza no puedo dejar de admirarla. Hoy logré que ella viniera conmigo al apartamento y que se quedara a dormir, cosa que no ha hecho los últimos días así que me asegure de apreciar lo más que pueda.
Cuando mis padres la eligieron a ella para entrar a la familia como mi esposa nunca cuestione esa decisión, pues aunque es mi vida, no puedo elegir a la mujer con la que estaría.
No me atreví a acercarme a ella durante mucho tiempo porque sabía la condición de mis padres y estaba seguro de que no me iba a resistir y eso lo demostré en la fiesta de Halloween; mi deseo fue más grande y terminé haciendo algo que no debía.
—¿Puedes dejar de mirarme? Eso es aterrador.
—No puedo, ricitos.
No sé en qué momento se despertó, pero me alegra que lo haya hecho, así podemos hablar de lo que haremos cuando esto termine.
—Tu mirada dice lo que tu mente calla —susurra.
—¿Qué dice?
Arruga su frente e intenta bajarse de la cama, pero la detengo. En este momento ella puede estar leyendo mis pensamientos a través de mi mirada y eso la está asustando.
—Déjame ir.
—No puedo dejarte ir, Cara.
—¿Estás obsesionado conmigo? —pregunta en voz baja—. Sé que cometimos una locura hace siete años, también sé que no debimos empezar esto, pero no hay vuelta atrás, solo terminemos bien y sigamos como éramos antes.
—No haré eso —declaro, mi voz se escucha ronca—. No puedo volver a hacerme el loco.
—Lo hiciste una vez, lo puedes hacer ahora.
—¿Tú estarás tranquila mientras le pongo mi anillo a otra?
Mi pregunta no obtiene una respuesta, así que continuo.
—¿Podrás resistir cuando lleve a mis citas a la empresa? ¿Estarás de acuerdo cuando sepas que es otra chica la que hay en mi cama? Peor aún, ¿serás feliz con otro hombre?
—Eso es algo que nos toca soportar, no podemos estar juntos.
—Ya lo estamos —le recuerdo.
—No, esto es solo un maldito juego.
En un par de segundos se levanta de la cama y corre hacia el baño donde le pone pasador a la puerta impidiendo mi entrada.
Mierda. Qué maldito desastre hice. Ahora sé que debí decirle que fui yo quien la follo, tal vez nuestra relación hubiera sido diferente y muy probable hoy estuviéramos finalizando los preparativos de nuestro matrimonio.
—Me voy para mi casa.
Sale del baño completamente vestida y camina hacia la salida de la habitación donde alcanza sus tacones y se los pone de inmediato.
—No te vas a ir.
—Pues mira como lo hago, idiota.
Me interpongo entre la puerta y ella, logro sostener su mejilla y cuando nuestras miradas se conectan veo sus ojos llenos de lágrimas.
—Solo déjame ir, quiero mi espacio, estar sola.
—Tienes tu maleta aquí, se supone que llegaríamos juntos.
—Ya no quiero ir —menciona.
—Sabes que ya esto está planeado, además solo nos quedan dos días y conociéndote, estoy seguro de que no los vas a reponer.
Su mirada se aparta hacia un lado y me dan ganas de envolverla en mis brazos y llevarla nuevamente a la habitación, pero eso no es una buena idea en este momento.
—Puedes pasar por mí —dice.
—Puedes quedarte aquí —doy unos pasos hacia la sala y la traigo junto a mí—quédate en mi habitación, yo puedo ocupar la otra, así tendrás el espacio que necesitas.
—No me estás entendiendo. Me estoy ahogando aquí, necesito respirar y aclarar mis pensamientos.
—¿Qué viste en mis ojos?
Quiero saber que la puso en este estado.
—Tengo mucho miedo —su voz tiembla y veo como las lágrimas empiezan a humedecer sus mejillas.
No debería tenerlo. Lo único que quiero es hacerla una mujer mucho más feliz de lo que ya es.
—Mis pensamientos no han estado claros desde que saliste de mi oficina hace catorce días y no me siento bien con eso.
—¿Quieres que hablemos sobre eso?
—Hoy no, necesito mi espacio y estar sola —repite.
—Entonces hablaremos cuando regresemos del viaje.
Ella no menciona ninguna palabra y para mi sorpresa la veo regresar a mi habitación.
—⛏︎—
Me siento como una idiota. Lo que vi en los ojos de Aiden debió hacerme feliz porque era lo que pedía para poder aceptar su propuesta, pero lo que me causó fue terror, no puedo creer que él me vea de esa manera.
El brillo y el amor que expresaban sus ojos me hicieron querer huir, alejarme de él e irme a un lugar donde no me pudiera encontrar y volverme a mirar de esa manera porque entonces enloquecería y mi decisión se vería como la de una mujer sumamente necesitada que se lanzó al primer hombre que le demostró amor.
Acepte quedarme en su apartamento, pero en cuanto me acosté y vi que el cerro la puerta para darme el espacio que le pedí sentí un vacío como si algo me estuviera haciendo falta y supe que era él, ya que es lo mismo que he venido sintiendo todos estos días que me he quedado en mi apartamento.
Cuando me levante me duche y arregle de inmediato, no regrese a la habitación porque sabía que él necesitaba organizarse. Desde que dejamos su apartamento lo he estado evitando y mucho más cuando llegamos a la Isla y vi a mi mejor amiga allí.
—Estás muy pensativa, supongo que algo te está molestando.
Miro hacia donde está de pie la señora Orla, no me di cuenta en qué momento llegó, pero supongo que ya lleva mucho ahí.
—Estoy cansada —miento—. Creo que voy a subir a la habitación y recostarme un rato.
Me pongo de pie y regreso a la habitación aunque sé que no voy a dormir, mis pensamientos seguirán girando en torno a las palabras de Aiden y la mirada de esta madrugada.
Observo a las personas que hay alrededor de la piscina, todos están bebiendo y riendo. Disfrutan de este corto viaje, se supone que yo también lo haría, pero es realmente imposible.
¿Cómo puedo disfrutar mientras mis pensamientos y sentimientos son diferentes?
Veo a Aiden quien tiene puesto un bañador y su pecho al descubierto. Sintió que lo estaba mirando, es lo mismo que sentí yo esta madrugada, nuestras miradas se conectan y rápidamente me aparto de la ventana.
¿Por qué es tan difícil quedarme con él? Siempre me ha gustado, aunque lo odio en lo laboral.
—Dios, esto realmente me va a volver loca.
Me tiro a la cama y me quedo en ella no sé por cuánto tiempo. Permito que mis pensamientos sigan yendo y viniendo dejándome el doble de confundida, pero antes de que pueda tomar una decisión final, Amber entra a la habitación.
—Debes bajar.
—Estoy cansada, solo quiero dormir un rato.
—Ambas sabemos que estás mintiendo. Tus padres quieren que bajes.
—Bajaré en un rato.
Apenas son las tres de la tarde, así que bajaré en un par de horas cuando sea la hora de la cena, así puedo evitar mucho más a Aiden.
—Te lo pedí yo, pero él vendrá por ti.
—No haría eso.
Mis ojos se abren como plato cuando veo a Aiden entrar por la puerta. Me levanta de la cama y me sube a su hombro como si yo fuera un costal de piedras, baja las escaleras de dos en dos y siento como todo gira a mi alrededor.
—¡Bájame maldito imbécil!
Ignorando mis palabras cruza toda la cabaña llevándome hasta donde está toda nuestra familia reunida.
—Idiota.
Me llevo la mano a la barriga cuando me baja de su hombro.
—Hablemos y lo haremos delante de toda nuestra familia.
—No quiero hablar contigo.
—Estos solo vas a escucharme —se lleva la mano a la cabeza y desordena su cabello—. ¿Por qué estás siendo tan irracional?
—La irracional no soy yo, esto se acaba mañana, ¿Por qué no me dejas en paz?
—Nunca lo haré, ricitos, ya te lo había dicho.
Veo como nuestras familias se retiran hasta que solo quedamos nosotros dos.
—Estoy jodido por ti, Cara, y no lo digo en cuestión de chiste. Realmente te amo, demasiado.
—No.
—¿Por qué tienes miedo? Estoy siendo sincero contigo.
—Porque estás mintiendo Aiden, conozco a los tipos como tú, además tu familia no aceptara algo entre nosotros.
Sé perfectamente que si lo aceptaran, ya que Orla ha insinuado que hacemos una buena pareja y le gustaría mucho que yo fuera la esposa de su preciado hijo.
—Eres una mentirosa. Lo viste esta madrugada, mi mirada revelo mis sentimientos y no es simple atracción. Te amo, como un maldito loco.
—Yo no te amo, ni siquiera te quiero.
—¿Eso crees? En el tiempo que hemos pasado juntos he visto otra cosa.
—Solo llevamos un maldito mes donde yo he sido tu puta, así que no inventes.
Así como vi el amor en sus ojos, ahora veo tristeza y desilusión. Se supone que las cosas no acabarían de esta manera.
—Nunca te trate como mi puta, ¿querías ese trato? Lo hubieras pedido desde el principio.
—Aiden, solo terminemos esto aquí, ¿te parece?
—No me parece, pero si ese es tu deseo entonces que así sea.
—Lo siento.
—No lo sientas, me acabas de destruir sin ni siquiera quererlo.
Se aleja y me deja sola sintiéndome como la mierda. No quería herirlo, pero estoy protegiendo mi corazón, en los últimos años no he podido tener una relación estable porque todos se cansan y seguramente pase lo mismo con él.
—Fuiste algo cruel —menciona Amber.
—Fui sincera.
—No lo fuiste, solo mentiste.
Siento mis mejillas húmedas y me maldigo por llorar de nuevo. Se supone que se está haciendo lo que yo estoy pidiendo entonces no debería estar llorando y sintiendo un horrible peso en mi corazón.
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