04: Día de iniciar el juego
04: Día de iniciar el juego
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En un momento de la noche mi visión se nubló y sentí que no estaba en la cama, estaba en el aire siendo sostenida por la nada mientras el hombre más imbécil que conozco me follaba como un maldito animal hasta el punto de hacer que mi coño esté sensible y no tenga ganas de ponerme de pie.
Cuando lo vi presentar la fiesta y lo que se haría supe que era él. Mi lobo de ojos verdes que esa noche hizo todo lo que yo quería, pero hubo algo que llamó aún más mi atención es que mi lobo es Aiden.
Siempre tuve una extraña sensación de que estaba cerca de mi lobo, pero no podía descifrar entre los dos hermanos y aunque en algún momento intenté preguntarle, ambos me evadieron así que decidí que no era ninguno de ellos.
Cuando corrí por la oscuridad tenía muchas ganas de que Aiden viniera detrás de mí, por eso elegí esconderme en esa pequeña casucha, ya que sería el primer lugar donde me encontraría.
—Necesito que tomes esto —giro hacia donde escucho su voz.
—¿Me vas a drogar? —pregunto—. No hay necesidad de hacerlo.
—No soy un violador, Cara, solo quiero que el dolor en tu cuerpo disminuya para lo que vamos a hacer esta noche.
Mis expectativas crecen. Anoche amarro mi cuerpo tal como lo dijo antes de venir a su apartamento.
Abrió mis piernas para él y después de causarme dos orgasmos con su boca se hundió en mi coño y me follo hasta que estuve llena de su semen y con el cuerpo adolorido. Eso no fue suficiente para él porque después de quitar todas las cuerdas de mi cuerpo me giro, elevo mi trasero y me follo nuevamente hasta que mi mente se nubló y no pude ser consciente de todo lo que me estaba haciendo.
—¿Estás pensando en lo de anoche? —niego—. Tus ojos te delatan al igual que tu respiración irregular.
Pongo los ojos en blanco y me cubro con la cobija, ya que todo mi cuerpo estaba al descubierto mientras que él está vestido completamente.
—¿Nos vamos?
—No, yo voy a salir y tú vas a descansar para que esta noche puedas estar consciente mientras te follo. Hoy es el día de iniciar el juego.
—Debo entregar unos documentos en la empresa —recuerdo.
—Mi madre va a encargarse de todo eso.
Se inclina y deja un casto beso en mis labios haciéndome sentir extraña. Es raro estar en el apartamento de Aiden y en su cama desnuda como si tuviéramos una relación.
—Duerme todo lo necesario, voy a enviar a alguien para que te dé el almuerzo, nos vemos para cenar.
—Aiden —lo llamo cuando se da la vuelta.
—¿Todos saben lo que estamos haciendo?
—No puedo mentirte, cada persona que ha participado en nuestra fiesta de Halloween sabe lo que sucede el mes siguiente. Tus padres participaron e hicieron lo mismo al igual que los míos.
—¡Oh, Dios! Qué vergüenza.
No puedo imaginar a nuestros padres haciendo esto y menos que ellos sepan que estoy siendo follada como un maldito animal y que es lo que más he disfrutado en toda mi vida.
—¿Qué vamos a hacer?
—Lo descubrirás esta noche, ricitos.
Me cambio de posición en la cama y siento como mi cuerpo se tensa del dolor. Levanto la cobija y noto los moretones que se empiezan a formar en mi cuerpo —realmente todo fue rudo, pero delicioso— si hubiera sabido antes que Aiden era mi loco me hubiera humillado mucho más poniéndome de rodillas ante él para que me hiciera sentir tan bien como anoche.
A lo largo de estos años he intentado complacerme con algunos consoladores, pero ninguno me hacía llegar al orgasmo como lo quería, siempre que me masturbaba quedaba con ganas de más, quería ser atada y vendada mientras me follaban como una bestia y eso apenas se cumplió anoche.
Mis ojos empiezan a cerrarse solos y en un momento estoy profundamente dormida.
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Cuando me desperté lo hice porque mi estómago estaba rugiendo como si no hubiese comido en mucho tiempo y la verdad no lo había hecho, los nervios que tuve ayer todo el día me impidieron comer algo que verdaderamente me alimentara y ya son pasadas las cuatro de la tarde.
—Eso es algo que a ti no te importa —digo a través del teléfono.
Recibí la llamada de Amber hace quince minutos e insiste en saber cuál es el hombre con el que estoy, aunque siento que ella ya sabe con quién estoy.
—Bueno, al parecer Aiden encontró a alguien muy especial porque la trajo hoy a la empresa.
—Estás mintiendo, el idiota hace muchas cosas, pero no se atrevería.
Después de que mis palabras salen de mi boca me doy cuenta de que Amber simplemente me estaba provocando para confirmar lo que ya sabía.
—Ok, vino solo y ha estado trabajando como loco porque tiene planes para esta noche.
—Se supone que estarías con Gael —menciono ignorando sus palabras.
—También creí que Aiden no iba a apartarse de ti.
Aunque se hubiese quedado aquí no hubiéramos hecho nada porque yo estaba jodidamente cansada y mi coño no resistía una follada más —creo que aún sigo sin resistirlo— toda la noche pasamos despiertos complaciendo nuestros deseos y conociendo nuestros cuerpos.
—¿Aiden te hablo del club?
—¿Qué club? —pregunto.
Mientras hablo con ella recorro el apartamento de Aiden. Tiene un espacio demasiado amplio, la sala de estar es abierta y desde esta se puede mirar la cocina que tiene una barra en la mitad, logro entrar a tres habitaciones y noto que una de ellas la utiliza como oficina, ya que hay una mesa que está llena de papeles.
—A dónde iremos el viernes.
—No me ha dicho nada, tal vez lo mencione esta noche.
—¿Estás en su apartamento?
—Haces preguntas demasiado tontas, pregunta algo que no sabes.
—¿Aiden era tu lobo?
Hago silencio por un momento, aún no hablamos sobre esa noche y por qué decidió ocultar que fue el hombre con el que estuve esa noche.
—No hemos hablado de eso —miento.
—Si él no es tu lobo, ¿lo seguirás buscando?
—No es necesario, el imbécil sabe follar muy bien y lo que hicimos hizo que olvidara lo que hice hace siete años.
Quiero hacerle una pregunta, pero sé cómo es ella y seguramente pensará que estoy celosa, pero me muero por saber y confirmar si lo que Aiden dijo es cierto.
—Necesito preguntarte algo, pero no vayas a suponer cosas que no son.
—Me da miedo, pero pregunta.
—¿Sabes quienes fueron las parejas de Aiden en las anteriores fiestas?
Su silencio demora más de lo que me gustaría y no quiero pensar que está recordando cada nombre de las mujeres de estos siete años.
—Es raro, pero sé que Aiden rechazo a todas las mujeres de los últimos siete años, además Gael me dijo que no había participado directamente en las últimas fiestas.
Un suspiro largo se me escapa, es como si estuviera esperando que ella dijera algo que lo hiciera quedar mal, pero fue todo lo contrario. Amber se ríe sonoramente y yo pongo los ojos en blanco, sabía que esto pasaría.
—Voy a colgarte, necesito darme una ducha.
—Nos vemos mañana, si resiste esta noche.
—Idiota.
Cuando cuelgo la llamada regreso a la habitación de Aiden donde me tomo el atrevimiento de entrar a su vestidor y robar una de sus camisas para poder tener algo con que cubrirme, no puedo estar todo el tiempo con una cobija encima, además necesito saber si todo el mes lo pasaremos aquí porque si es así debo ir a mi apartamento por algunas cosas que necesito.
Mientras la bañera se llena veo mi reflejo en el espejo. Mi cabello que ha sido rebelde está indomable en este momento, tengo ojeras y hay marcas por todo mi cuerpo, muchas más de las que tenía hace siete años cuando me desperté.
Realmente el hombre es una bestia, entiendo por qué todas quieren estar con él, es difícil estar con otra persona después de ser follada de esa manera.
Me meto en la bañera y me quedo allí hasta que el agua se enfría y siento mi cuerpo menos tenso. Cuando estoy lista regreso a la cocina donde hay un paquete de comida para llevar y no demoro en abrirlo —seguramente lo trajo alguien mientras me duchaba— aparto las aceitunas y luego me como todo el arroz que había en la caja.
Cara: ¿Cómo te fue en casa de tus suegros, por cierto, los niños estaban hermosos?
Envió un mensaje a Emilia después de ver la foto que me envió de sus pequeños. Los disfrazó de príncipe y princesa haciendo que se vieran más hermosos de lo que son.
Emilia: Como la mierda, la madre de Mac quiso llevar a los niños a otro lugar del planeado y todo terminó en un alegato.
Cara: Esa vieja te odia.
Emilia: Tienes la boca llena de razón.
Emilia: ¿conseguiste a tu lobo? Quiero que me cuentes todo.
Cara: Una larga historia que debo contarla en persona.
Emilia: Odio eso, ¿es Aiden? Siempre he creído que puede ser él, aunque mi ilusión de emparejarte con ese galán está muy fuera de lugar.
Cara: No sé cómo crees que es un galán, es un maldito imbécil.
—Sé que me odias, pero puedes ser más discreta.
Dejo caer mi teléfono y veo como se echa a perder de inmediato. Me giro y veo a Aiden con el mismo aspecto de esta mañana, parece como si no hubiese tenido una noche larga y un día lleno de trabajo.
—Que bueno que lo sabes.
—Aunque eso no decías anoche.
—Tu polla y tú son cosas diferentes.
—Ni tanto, ya que la polla por la que rogabas la tengo yo.
Pongo los ojos en blanco. Me acerco a él y le arreglo el cuello de su camisa antes de preguntarle cómo le fue aunque me arrepiento rápidamente, pues eso se escuchó muy personal como si yo fuera su mujer esperando a que llegara.
—Todo el día pensé en ti y tu delicioso coño.
—¿Qué vamos a hacer esta noche?
—Muchas cosas.
Lo veo inclinarse y cuando pienso que va a besarme desvía su rostro y deja un casto beso en la comisura de mis labios.
—Voy a darme una ducha, cuando salga quiero que esté en la cama sin nada puesto.
—¿Desnuda? —pregunto sabiendo lo obvio.
—Y con las piernas abiertas para que pueda cenar.
Lo veo caminar hacia su habitación como si nada. Admiro todo su cuerpo, tiene una espalda ancha y espero dejar las marcas de mis uñas en ella para que su conquista sepa que su hombre follo a otra mujer, su jodido trasero me deja boca abierta. Los días en el gimnasio le sienta muy bien.
Dejando mi admiración de lado camino hacia la habitación me quito la camisa que tengo puesta y me acuesto en la cama con las piernas separadas. Siento como mi coño gotea y aunque esté demasiado sensible no me importa que vuelva a follarme como lo hizo anoche.
Escucho como el agua en el baño corre y tengo ganas de levantarme y repetir una ducha, pero esta vez junto a él.
Cuando vi a Cara con mi camisa quise inclinarla sobre el sofá y follarla. Se veía jodidamente grandiosa, su culo resaltaba como lo hace siempre y sus pezones se marcaban perfectos.
Pese a mi deseo tuve que darme una ducha, fue un día ajetreado y aún no he descansado como quiero —¿quién puede descansar sabiendo que tiene a una mujer como ella en su cama?— hoy voy a disfrutar de su coño y su boca, aunque no voy a follarla porque sé lo sensible que debe estar y necesito que esté bien mañana para que podamos ir al club y enseñarle algunas cosas que aún no sabe.
Cuando salgo del baño la veo sobre la cama tal como se lo pedí. Tiene sus piernas abiertas y puedo observar su coño el cual se ve jodidamente rojo, hinchado y húmedo.
—¿Estás excitada, ricitos?
—Mucho —murmura con la voz entrecortada.
—Pero si no vamos a hacer nada, solo quiero verte así mientras me masturbo —juego con ella.
—Yo también puedo masturbarme —asegura.
—¿Cómo? No tienes ninguno de tus consoladores.
Se sienta rápidamente y me mira de una manera acusadora, levanto mis manos en señal de paz.
—Solo vi tu historial de compras, por cierto, el último era casi igual de grande que mi polla.
—Eres un maldito imbécil.
Sí, eso soy para ella, desde que llegó a la empresa y se dio cuenta de que tenía el mismo poder que cualquier integrante de la familia Barrett no deja de llamarme imbécil.
Me quito la toalla que llevaba puesta y camino hacia ella completamente desnudo. Me arrodillo entre sus piernas y llevo mis dedos a su coño arrastrando su humedad hasta su clítoris donde hago presión haciendo que jadee.
—Pero este imbécil es el único que te ha dado múltiples orgasmos, ¿no es así?
—¡Ohhh, Aiden!
Su respiración se escucha entrecortada.
—Estás muy sensible Cara y espero que mañana esté mejor porque no voy a ser delicado, si creíste que lo de anoche fue intenso no sabes nada.
Me inclino y paso mi lengua por sus pezones y luego bajo a su coño donde me embriago con su sabor y disfruto hasta que mi mentón está lleno de su humedad.
—Delicioso.
Escucho su chillido cuando mis dientes muerden suavemente su clítoris y su primer orgasmo de la noche hace presencia.
—Ahora vas a chupar mi polla, ricitos.
Pongo mis rodillas a cada lado de su cabeza y llevo mi polla a su boca donde me introduzco hasta la mitad y luego me retiro para que ella pueda respirar, repito varias veces la acción hasta que su garganta se acostumbra a la intromisión y puedo follarla como quiero. Mis bolas se hinchan y siento como empiezo a gotear en su boca.
—¿Dónde lo quieres?
Sus ojos están cristalizados y sus mejillas húmedas por sus lágrimas.
—Como no puedes hablar, yo decido.
Parte de mi semen queda en su boca y la otra va a su hermosa cara. Verla de esa manera me intensifica las ganas de follarla, pero eso no sucederá hasta mañana.
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