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Capítulo 46

El tiempo pasaba lento, apenas se escuchaban los lápices escribiendo sobre las hojas del examen. Este había comenzado hace veinte minutos y yo lo he terminado hace cinco, pero aún lo estaba corrigiendo por sí se me había pasado algún detalle. Me di cuenta de que todo estaba bien así que me levanté de mi lugar y fui a entregarlo.

—Señorita Lennor, no me sorprende —el profesor agarra mi examen.

Caminé hacia la salida del salón, pero miré a Aspen compartiendo con él una sonrisa cómplice antes de abrir la puerta. Escuché que se levantó de su lugar y también fue a entregar su examen. Decidí ir al baño, pero al estar lavándome las manos, otras manos se apoyan en mi cintura, haciéndome mirar al espejo.

—Estás en el baño de chicas —sonreí.

—¿Y? —me hizo girar hasta apoyarme contra la mesa de los lavabos—. Tenemos una hora libre, más el almuerzo, ¿qué te parece divertirnos?

No respondí, en su lugar besé sus labios mientras sus manos se metían bajo mi falda... si antes me gustaba usarlas ahora me fascinan... es más práctico para estos casos.

Ambos nos sobresaltamos al escuchar voces acercándose, Aspen me carga y ambos entramos a un cubículo para escondernos allí. Dos chicas entraron al baño justo cuando cerramos la puerta, Aspen me deja en el suelo, tenía pensado en dejar que esas chicas se vayan antes de salir e irnos pero... al parecer Aspen tenía otras ideas en mente.

Aspen se arrodilla frente a mí y hunde su rostro bajo mi falda, lamiendo por encima de mis bragas. Mis piernas fallaron un instante, tuve que sujetarme por sus hombros para no caer.

—¿Qué haces? —murmuré apenas audible.

—Un oral, ¿no es obvio?

Rodé los ojos pero él sonríe y baja mis bragas hasta mis tobillos. Vuelve a hundir su rostro en mi intimidad y yo cubrí mi boca con una mano mientras me apoyaba en la puerta. Las chicas hablaban animadamente incluso cuando se encerraron cada una en los cubículos. Mis piernas temblaban y era más pequeña que él así que prácticamente me estaba sentando sobre su rostro y no parecía molestarle. Realmente se tomó ciertas libertades luego de haber tenido sexo por primera vez conmigo.

—¡Hmg! —me aferré a su cabello con una mano cuando comenzaba a sentir que estaba por terminar.

Por suerte, las chicas no se han dado cuenta de nosotros y se fueron luego de lavarse las manos. Finalmente pude sentirme liberada cuando la puerta se cerró, jadeé del cansancio que me ocasionó aguantarme todo este placer. Aspen se levanta y limpia sus labios con su lengua. Me sonríe mientras yo apartaba la mirada, un poco avergonzada, y me acomodaba la ropa luego de limpiarme aunque sea un poco.

—Vamos, princesa. No te avergüences —él y yo salimos del baño.

—Pudieron habernos descubierto.

—Pero no ha pasado, y admite que fue divertido.

Rodé los ojos como única respuesta. Lo obligué a lavarse la boca al menos con agua, él imitó mi gesto y rodó los ojos, pero lo hizo. Ambos salimos del baño con cuidado de no ser descubiertos por nadie, aún faltaba tiempo para que los demás salieran así que preferimos pasear por la escuela mientras hablábamos.

—¿Cuándo dices que vuelve tu familia de Disney? —pregunté.

—Hm... En una semana, creo —se encogió de hombros.

—Extraño a Vic... Era lindo cuando dejaba que le jugara por el rostro con las mascarillas y otras cosas —reí por los recuerdos.

—Pues si ella no está puedes hacerlo conmigo, tenemos la misma cara, ¿no lo crees? —lo miré sorprendida, llamando su atención— ¿Qué?

—No creí que te dejarías. Digo, a veces te ves como si tuvieras la masculinidad frágil —me burlé.

—Yo no tengo masculinidad frágil —finge ofenderse—. Solo no me pidas que sostenga tu bolso si salimos juntos, porque eso no es para hombres.

Ambos empezamos a reír en burla de su comentario sarcástico. Aspen me abraza por los hombros y besa mi cabeza antes de suspirar profundo.

—¿Y eso por qué ha sido? —cuestioné sonriendo.

—¿Qué? ¿No puedo hacerlo? —negué con la cabeza y me paré en puntillas a la par que lo estiraba hacia abajo para alcanzar su mejilla y dejarle un leve beso.

—Solo fue muy repentino, pero me gusta que lo hagas.

—Entonces lo haré más seguido.

—Cumples muy bien eso de "mimarme" —sonreí recordando aquella noche en la que me dijo que quería hacer eso conmigo.

—Pues claro, lo dije en serio.

Sonreí enternecida, me colgué de su brazo y volvimos a pasear en un silencio cómodo hasta que lo rompimos con otro tema de conversación trivial. La hora se nos pasó rápido y cuando fuimos a la cafetería nos encontramos con Theo y Jen, quienes iban a pedir sus almuerzos igualmente. Los cuatro, con nuestros almuerzos en manos fuimos de nuevo hasta nuestro lugar, entrando inmediatamente en un tema de conversación general. Claramente Theo y Jen querían saber las respuestas del examen para suponer su puntaje.

—Bueno, terminemos aquí —Jen sacude la cabeza para dejar de pensar en el examen y nos mira a todos con seriedad—. El viaje de la promoción.

—¡Es verdad! —Theo se da un leve golpe en la frente—. Lo había olvidado.

—¿Un viaje? —pregunta Aspen volteando a verme.

—Ah, cierto que eres nuevo —él rueda los ojos—. Los de último año siempre hacen un viaje en conjunto a Cancún pues es el lugar perfecto para divertirse, ya sabes, sexo, drogas, cigarros, bailes y alcohol. Aunque existan otras atracciones a ellos solo les importa eso.

—No te hagas, Ellie. Ahora tú también amarás ese viaje —Jen me sonríe con picardía y levanta varias veces las cejas.

—Por las drogas y el cigarrillo no —abrí un poco más grande los ojos y miré a Aspen—. Eso me recuerda, ¿cómo es que aún no has perdido la apuesta y yo estuve a punto? ¡Se supone que lo tuyo es mucho más difícil!

—Pues hice hasta lo imposible, es verdad que dejar el cigarrillo de golpe es algo así como una tortura. No lo notaste pero de verdad temblaba por la abstinencia y quería uno, incluso los dolores de cabeza eran insoportables —resopló—. Pero lo cambié por algo más.

—¿Por qué cosa? —pregunté.

—No querrás saber —sonríe relamiendo sus labios y apartando la mirada. Entrecerré los ojos y le insistí en silencio, él terminó bufando y se acercó a mi oreja—. Masturbarme pensando en ti es un gran distractor, princesa.

—¡Joder, Aspen! —lo aparté sonrojadísima.

Los tres se empezaron a reír a carcajadas por mi reacción. Jen se burlaba de mí y a la vez que me miraba con más picardía que antes.

—Fue lo único que me funcionó. Ni siquiera los dulces para fumadores me ha quitado las ansias —mencionó encogiéndose de hombros—. Y tú me provocabas tanto cuando no podía tocarte...

—Amiga, no te veía provocando a un hombre —Jen sonríe orgullosa—. Me siento mamá orgullosa.

—Ahá, sí, dile que no sea cochino.

—Aspen, no seas cochino.

—Que seas su madre no te hace la mía, sería raro, e incestuoso.

—Hice lo que pude —Jen se encogió de hombros—. Oye si yo soy tu madre eso hace a Theo tu padre, ¿no?

—¿Por qué estamos hablando de esto? ¿Quieren adoptarme? —cuestioné enarcando una ceja.

—Te compraríamos mangas —comenta Theo con una sonrisa divertida.

—¡Papás! —en un segundo los estaba abrazando a ambos antes de reírnos de nuevo a carcajadas—. Ya pero en serio, quiero mangas.

—Cómpralos tú, eres la más rica entre nosotros —dice Jen.

—En eso tienes razón —Aspen me mira como si quisiera volver a llevarme al baño.

Reí con nerviosismo, pero tuve la suerte de que Jen volviera a cambiar de tema para evitar este.

—Volviendo al tema del viaje —Jen llama nuestra atención una vez más—. Es en dos semanas, Ellie, no te salvarás de ir.

—Esta vez te apoyo —Aspen me mira con ganas—. Ya me gustaría que llegue este viaje...

Mi mejillas arden por la sangre que subió hasta ellas, pero no podía dejar de pensar en que la verdad... yo también quería ir a ese viaje ahora.

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