Capítulo 41
La expresión de Jennifer no tenía precio, después de contarle con lujo de detalle, y con toda mi vergüenza, lo que pasó con Aspen aquella noche... ella ahora está sin palabras, pero con una sonrisa en medio de su boca bien abierta.
—Y bueno... eso fue lo que pasó, o al menos lo que recuerdo —murmuré agachando la mirada para ver mis manos jugando entre sí sobre mi regazo.
—¡No te lo puedo creer! —ella salta de su asiento y yo cubrí mi rostro avergonzada— ¡Esto es genial! ¡Mejor que cualquier historia que me has hecho leer! ¡Dios, Aspen es un caballero!
—Guarda más silencio, quizás esté por llegar —murmuré mirando hacia la puerta, pues éramos las únicas en la clase.
—Es demasiado temprano como para que venga alguien —rueda los ojos.
—Puede ser, pero nadie lo sabe con certeza.
Jennifer vuelve a sentarse en su lugar aún sin poder creerlo. Me pide más explicaciones o más detalles, que intente recordar algo más aparte de lo que ya le había dicho. Hice mi esfuerzo, tenía curiosidad de qué más había pasado, pero a la vez no quería saber algo más vergonzoso.
—¿Eh? —apenas fue un segundo pero recordé mi rostro lloroso por algo pero en un instante recordé a Aspen acorralándome contra la pared, acariciando mi pierna.
《 —Me gustas... —》
Abrí los ojos de par en par y golpeé mis mejillas tan fuerte que aun así estaba segura de que el sonrojo de mi rostro ocultaría el rojo del golpe.
—¡¿Eh, qué pasa?! —pregunta Jen.
No sabía cómo decirle lo que recordé, ¿será verdad o lo he imaginado? ¡Dios! ¡¿Por qué bebí tanto?!
De repente la gente empezó a llegar, tuvimos dejar de hablar sobre lo que había pasado, pero cinco minutos después llegaron Theo y Aspen juntos, pues se habían hecho más cercanos y de hecho se han vuelto muy amigos luego de aquel partido de básquet. Aspen, al verme, de inmediato se acerca a mí con una sonrisa, me agarra por la barbilla para levantar mi rostro y verlo mejor.
—Hola, princesa.
Une nuestros labios antes de que pudiera responder, dejándome sin aliento muy rápido y con ganas de no querer separarme de él, así que me hizo acercarme cuando él trató de irse a su lugar. Me mira con una sonrisa divertida antes de mirar a un lado, seguí su mirada y encontré a Carsson viéndonos. Rodó los ojos y fue a sentarse en su lugar, pero me di cuenta de que, al llegar Lena, ella corre tan rápido como fuera posible hasta el lado de Carsson para besarlo. ¿Habían vuelto? Bueno, no es algo que me sorprenda o me importe, en realidad... se merecen el uno al otro.
El timbre resuena y Aspen se sienta tras de mí como siempre. Jen me mira con picardía y yo aparté la mirada para ocultarme de la suya, colocando mi mano para cubrir mi rostro de su lado.
—Bien, jóvenes, como sabrán los exámenes se están acercando así que repasaremos los temas que entrarán en este.
Jennifer bufa y maldice por lo que el profesor comentó. Me mira y me suplica con la mirada para ayudarla.
—¿No era obvio que lo haré? —la hice sonreír como yo lo estaba haciendo—. Puedes venir a mi casa esta semana para estudiar.
—Am... Madeline —miré a Theo que se veía un poco apenado—. Me gustaría pedirte si yo pudiera unirme a ustedes para estudiar, es que... no se me da muy bien.
Sin querer dejé escapar una leve risa que cubrí con mi mano y asentí sin tener problema alguno.
—Por supuesto, Theo. No tengo problemas.
—Te lo agradezco mucho.
Asentí, entonces sentí una leve caricia en mi nuca que me hizo erizar.
—¿Qué hay de mí? ¿No me invitas? —Aspen pregunta con diversión.
—No es como que lo necesites, ¿verdad? —lo miré enarcando una ceja.
—¿Puedo fingir de nuevo? —negué—. Entonces te ayudaré, puedo enseñarle a uno si estás con el otro.
—Hm... suena a una gran ayuda. Está bien, puedes venir.
Aspen hace como un niño pequeño que ha conseguido algo y agita el puño con felicidad.
—¡Sí! —murmura.
Aquello me hizo reír un poco más.
Todos volvimos la atención al frente por todas las horas siguientes hasta el almuerzo.
—No te tardes —dice Jen cuando les dije que aún no iría.
—Sí, sí.
Los dos se van, pues Aspen había ido al baño antes de terminar la clase, y yo terminé lo que quería antes de guardar mis cosas y decidirme en salir.
—Madeline.
—¡Hm! —me di vuelta para ver que Carsson se había quedado... se levanta de su lugar y yo miré hacia la puerta queriendo huir.
—Espera solo un segundo —pidió.
—¿Por qué lo haría? —retrocedí y traté de irme pero agarró mi muñeca la cuál aparté con brusquedad— ¡No me toques!
Carsson levanta ambas manos a modo de paz mientras mantiene una sonrisa en el rostro.
—Solo quiero hablar, linda. No te alteres.
—Yo no quiero hablar contigo.
—¿Por qué aún no le has dicho nada a nadie? —soltó a pesar de todo.
Apreté mi muñeca, la que él había agarrado, fruncí los labios y negué con la cabeza. No podía decirle que no puedo hacerlo, porque su padre está en un negocio grande con el mío y arruinar a su hijo sería arruinar el plan de mi padre y eso... lo molestaría mucho más que todo lo que he hecho hasta ahora. Ni siquiera le importará el daño que Carsson me ha hecho o ha intentado hacerme... a él solo le importan sus negocios y el dinero.
—No tienes porqué saber mis razones —espeté—. Quizá solo tuve simpatía por ti, algo que te falta mucho.
—Madeline...
—Maddie —Aspen aparece de repente, inmediatamente, luego de ver la situación, me toma por la cintura y observa de manera amenazante a Carsson— ¿Estás bien?
Su expresión cambia al segundo en que me mira, lo hace con preocupación y cariño, haciéndome sentir reconfortada y protegida.
—Tranquilo, perro guardián. Solo tenía algo qué preguntarle, no le he hecho nada.
—Será mejor para ti que sea cierto, porque mi advertencia de aquella vez sigue en pie.
Carsson frunce el ceño pero rueda los ojos y niega con la cabeza, se va de aquí finalmente y yo pude suspirar tranquila. Miré a Aspen, que se veía tenso, así que lo abracé y alcancé su cuello para depositar un leve beso... pues a su rostro no llegaba ni de puntillas.
—Ya, no te preocupes. No ha pasado nada, en serio. Estoy bien.
Aspen suspira aliviado y me mira con algo que no pude descifrar, algo en su mirada la hacía más profunda e intensa. Él se agacha hasta alcanzar mis labios y me besa con pasión y alivio.
—Por suerte... porque esta vez lo hubiera matado —murmuró contra mis labios.
—Te preocupas mucho por mí, ¿no? Eres un tierno, Aspen Donnovan.
—¿Tierno? —ríe leve a la par que niega con la cabeza—. Como digas, princesa.
Volvió a besarme con intensidad, sentí que golpeaba contra mi mesa, apoyando mis manos en esta. Aspen se acerca mucho más a mí, metiendo una de sus piernas entre las mías, una de sus manos apoyada sobre la mesa y la otra acariciando mi mejilla.
Abrimos la boca al quedarnos sin aire, jadeamos en buscar de este antes de volver a unir nuestros labios. De repente Aspen me sujeta por las piernas y me sube a la mesa, colocándose entre mis rodillas para acercarse más a mí.
Sus manos acariciaban mis piernas por encima de mis jeans, subían cada vez más hasta meterse bajo mi remera, no se movió más que eso. Agarré una de sus manos y la deslicé por mi piel hasta alcanzar uno de mis senos, Aspen se ve sorprendido pero lo aprieta levemente, y con necesidad. Sus besos bajaron a mi cuello dejó besos húmedos en este hasta volver a mirarme al rostro. Sonreí y atrapé su barbilla con mi dedo pulgar e índice.
—Y sin una gota de alcohol.
Me bajé de la mesa y arreglé mi ropa. Aspen ríe entre dientes por mi comentario que lo decía todo... Quizás solo fue el momento y luego tendré nuevamente miedo de hacerlo, pero... creo que aunque tuviera miedo, lo haría igual, pues quiero hacerlo y prefiero hacerlo con miedo a que no hacerlo directamente.
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