Capítulo 37
Ayer viernes ha sido el día más corto del año, no lo sentí pasar y de pronto ya era sábado y estábamos esperando a que Aspen llegara al parque, pues era el único que faltaba. No podía dejar de mirar hacia la entrada de la cancha, a la que la rodeaba una pared de alambre.
—Ya, tranquila, amiga. Vendrá, te dijo que lo haría —Jenny me sonríe con picardía.
—¿Q..Qué dices? No me preocupa que no venga —aparté la mirada y me crucé de brazos.
—Oh... ¡Mira ahí está!
De la nada sentí una fuerte sensación de alegría al escucharla, pero esa alegría se transforma en fuertes deseos de ahorcar a Jennifer porque era mentira. Volví a darme la vuelta hacia ella y la fulminé con la mirada mientras se retorcía de la risa.
—¡Sí, claro! No te importa.
—Cállate, porque puedo irme y dejarte morir de la vergüenza tú sola.
—No lo harías.
—Sí lo haré.
Ella entrecierra los ojos pero algo atrás de mí llama su atención por lo que sonríe y vuelve a mirarme mientras se cruza de brazos.
—No lo harás, ¿sabes por qué? Porque tu chico ha llegado.
—N..No es "mi chico" y ya no pienso caer de nuevo.
—Lo que digas, pero te gustaría que lo fuera.
—¡Jennifer!
Ella sonríe ampliamente y de repente me empuja por los hombros hasta que tropecé con alguien que consiguió sujetarme a tiempo.
—Esto me trajo recuerdos —comentó él con una sonrisa.
—Aspen... —murmuré, él me ayudó a enderezarme y yo aparté la mirada avergonzada—. Lo siento.
—No te preocupes. Sé que fue Jennifer la que te empuja siempre —ríe con diversión y ambos miramos a la nombrada que me lanza un beso.
—De nada —ella se aleja hasta Theo quien tenía la pelota y le pide que le enseñe.
—Entonces... ¿alguna vez has jugado? —pregunta Aspen.
—¿Devolver una pelota que fue directo a mi cabeza cuenta?
Aspen intenta aguantarse la risa pero no pudo hacerlo y termina estallando en carcajadas fuertes y... profundas. Joder, es tan sexy hasta cuando ríe... ¡Madeline, ahora no!
—¡Oigan! ¡Vengan de una vez! —nos llama Jenny.
Aspen y yo nos acercamos a ellos y Theo le hace un pase a Aspen quien lo agarra con una mano tan fácilmente.
—Intenta lanzar —me tira la pelota por sorpresa pero justo a tiempo pude atraparla con ambas manos.
—¿Quieres humillarme, Donnovan? No sé hacerlo.
—Inténtalo aunque sea.
Bufé y miré a los tres con advertencia.
—Prohibido reírse. Jennifer, ¿qué acabo de decir?
—Que no me ría, está bien, no lo haré.
Entrecerré los ojos pero suspiré y me posicioné frente al aro para lanzar. La pelota era más grande que mi cabeza, no sabía cómo sujetarla o lanzarla, terminé por hacerlo como mi instinto me dijo, pero ni siquiera llegó al aro. Mi rostro estaba ardiendo por la vergüenza, ni siquiera quería mirar a mi lado porque sabía que alguno iba a reírse, Jenny estaba por hacerlo.
—No estuvo tan mal —Aspen se acerca a mí.
—¿En serio? —dije sarcástica—. Solo admite que fue el peor lanzamiento que viste en tu vida.
—Cerca, pero no. Al ser capitán he visto a muchos novatos, peores que tú inclusive —comentó.
Noté que Theo agarró la pelota y empezó a lanzar, acertando todos esos tiros mientras Jenny le felicitaba y lo animaba.
—Oye, nunca me hablas sobre tu antigua escuela —mencioné.
—No sabía que te interesara, pero es mejor que dejamos esa plática para más tarde, ahora vinimos a jugar ¿o no?
—Yo no quería, fui obligada —me crucé de brazos.
—Aunque sea así... ya estamos aquí, mejor divertirnos, ¿te parece?
Lo miré al rostro notando la emoción que el básquet le causaba a Aspen, dejé escapar un suspiro de resignación y asentí derrotada. Él le pide la pelota a Theo quien se la da sin problemas y entonces la pega con suavidad contra mi pecho a la par que se coloca tras de mí.
—Intenta hacerlo así...
Sus manos me rodean apoyándose sobre las mías para guiarlas y posicionarlas correctamente en la pelota. Miré a Jenny buscando ayuda pero ella estaba sonriendo ampliamente, Theo estaba a su lado sujetando su mano e igualmente sonriendo.
—Si te concentras se te hará más fácil, princesa —me estremecí por la caricia de su aliento en mi piel.
—B..Bueno.
Aspen me hablaba sobre técnicas y cómo posicionarme para lanzar, ¡¿pero cómo esperaba que me concentre si podía sentir su pecho en mi espalda?! Y qué duro pecho... también puedo sentir sus abdominales... Joder, siento una molestia entre mis piernas, ¿qué significa eso?
—Vuelve a intentar lanzar.
Se apartó de mí haciéndome reaccionar, bufé y lancé de nuevo notando con asombro que esta vez fue más direccionado y fuerte, no entró en el aro, sin embargo, estuvo cerca.
—Fue un buen tiro para una principiante —mencionó.
—Eres bueno enseñando —comenté dándome la vuelta hacia él aún sorprendida.
—Y tú aprendes rápido, princesa.
Ambos sonreímos ampliamente. Vimos como Theo y Jen se acercaban hasta nuestra posición queriendo hacer igual a petición de Jen.
—A mí también enséñame, Theo. No sé nada —Jen hace ojitos de cachorro a los que Theo no pudo resistir.
Miré a mi lado pero Aspen había desaparecido. Sorprendida, miré a todos lados hasta que lo vi regresar haciendo rebotar otra pelota, sonríe y me indica con la cabeza para usar el otro aro al otro lado de la cancha.
—Sabía que una pelota no serviría para nuestro grupo, así que traje la mía —comentó al alejarnos de los otros dos.
—Eso fue una buena decisión. Muy inteligente.
—Por supuesto, ¿con quién crees que hablas, Lennor?
Aspen sonríe de lado antes de trotar hacia el aro y dar un salto para encestar fácilmente la pelota en el aro. Verlo en lo que más le gusta me hizo darme cuenta de la pasión que tiene por el básquet, se veía tan entusiasmado que me hacía sentir feliz por haberlo invitado.
—Tu turno —él hizo rebotar la pelota hacia mí.
—Am... ¿cómo debía posicionarme?
Lo pregunté a pesar de que ambos sabíamos que no necesitaba que volviera a enseñarme. Él sonríe y aun así se colocó a mis espaldas, apoyó sus manos de nuevo sobre las mías, me guio y esta vez no me soltó ni cuando lancé la pelota, que entró al aro.
—Bien hecho, princesa. Cada vez lo haces mejor.
—Todo gracias a ti, Aspen.
Esta vez fui yo la que fue a buscar la pelota y se la pasé para que lanzara él, Aspen la hace rebotar un poco antes de posicionarse y lanzarla, encestando de nuevo. Fue a buscarla esta vez y volvió hasta mí pero no me dio la pelota y tampoco la lanzo, solo se quedó haciéndola rebotar con una sonrisa.
—Trata de quitármela.
—¿Hablas en serio otra vez?
—Anda princesa, te prometo no burlarme de ti.
Lo fulminé antes de intentar actuar de golpe para sorprenderlo, pero ni así conseguí hacerlo, estaba muy alerta. Pasó la pelota tras su espalda para esquivarme y siguió haciéndola rebotar contra el suelo. Me sonríe esperando que volviera a intentarlo pero todas las veces que lo hice él me esquivó, la última fue haciendo un amago de pasar por mi lado izquierdo pero gira sobre un pie para cambiar de lado y sin la necesidad de saltar lanza la pelota hasta encestarla.
—¡Te estás burlando! —le reclamé.
—Tal vez un poco... —ríe por ser descubierto—. Así es el básquet, Maddie. Tienes que seguir intentando.
Bufé y fui por la pelota, me acerqué a él mientras la hacía rebotar pero Aspen no me dio tiempo a reaccionar cuando le da un golpe a la pelota para quitármela y corre junto a mí hasta encestar en el aro de nuevo. Dejé escapar un quejido pero reí divertida, corrí hasta él e intenté quitarle la pelota de nuevo. Aspen no me lo iba a dejar fácil y yo prefería que así fuera porque significa que me tomaba en serio.
—¡Hm! —nos sorprendí a ambos cuando de repente conseguí confundirlo y quitarle la pelota de las manos.
Sonreí ampliamente y lancé desde mi lugar, esta golpeó el tablero y el borde, creí que no entraría ¡pero lo hizo! Se sintió tan satisfactorio cuando la pelota entró en el aro que me dio nuevos ánimos para seguir jugando. Aspen parecía emocionarse más junto a mí, de repente estaba haciendo el mismo movimiento que él hizo conmigo, amagué por un lado, me di vuelta sobre un pie y fui por el otro, aunque casi hice rebotar la pelota por mi pie por no tener tanto control sobre esta.
—Estoy impresionado —admitió Aspen— ¿Qué te parece un descanso?
—Genial, moría por sentarme.
Caminé agotada hasta donde dejamos todos nuestras cosas y busqué entre mi bolso mi botella de agua y una toalla para secarme el sudor. Aspen hace lo mismo y se sienta a mi lado.
—Hace tiempo no jugaba, se siente bien volver a hacerlo... —mencionó al cabo de unos segundos.
—¿Por qué no lo hacías?
—Con todo lo que estaba pasando... no me apetecía jugar tanto —respondió volviendo a beber.
—Bueno... sí, lo entiendo. Con todo lo que pasó yo también dejé de hacer algunas cosas. Pero me alegra que pudiéramos hacer esto, no sabía que el básquet podía ser tan divertido.
—Sí que lo es —sonrió—. Yo no sabía que podía gustarme más...
—¿Huh?
Aspen se esconde al beber de su agua y finalmente levantarse, me tiende la mano apenas estuvo en pie.
—Vamos, hagamos unos lanzamientos más.
Sonreí y dejé a un lado mis cosas, agarré la pelota y acepté su ayuda para levantarme, le di la pelota y él la colocó bajo su brazo. Miré hacia Jenny y Theo, viendo que ambos estaban intentando robarle la pelota al otro. Sonreí y de repente golpeé la pelota desde atrás para quitársela a Aspen y colocarme en frente de él.
—¿Solo lanzamientos? No es tan divertido. Vamos, Donnovan, intenta quitármela, ¿o estás muy cansado?
Me mira con clara sorpresa pero su sonrisa arrogante y desafiante aparece. Corre hasta mí para quitarme la pelota pero empecé a huir.
—Fue un error retarme, princesa. Ahora estoy más encendido que nunca —de repente me tomó por la cintura haciéndome sobresaltar y soltar la pelota.
Aprovechó para pasar junto a mí y atraparla para lanzar y encestar. Bufé y corrí a por ella pero él también. Ambos intentamos quitarle la pelota al otro y cuando la obtuve quise huir pero él estaba frente a mí, bloqueándome el paso hasta el aro. Trató de arrebatarme la pelota pero en un mal retroceso mi pie choca con algo que me hizo caer hacia atrás y llevarme a Aspen conmigo.
—Auch... —murmuré.
—¿Estás bien? —preguntó él apoyándose en una mano junto a mi cabeza pues la otra había sujetado esta para evitar el golpe.
—Sí... ¿y tú?
—Igual.
Lo miré a los ojos mientras permanecíamos inmóviles, me di cuenta de en la situación en la que nos encontrábamos y eso me hizo sonrojarme además de ponerme nerviosa. De repente hubo tanto silencio entre ambos que podíamos escuchar nuestras propias respiraciones aceleradas por tanto correr.
Aspen deja escapar un suspiro profundo al calmar la suya y noté cuando su mirada bajaba a mis labios, e inconscientemente repetí su acción. Mi corazón se volvió loco, muy acelerado hasta que podía escucharlo yo misma desde mi interior, pero no sabía si estaba así por haber corrido tanto o porque... tenía ganas de besarlo...
Podía sentir como si nos estuviéramos moviendo, como si alguna fuerza convergente nos intentara unir en ese momento... Sentí mis dedos acariciar sus brazos suavemente mientras sentía a través de ellos como sus músculos se tensaban al inclinarse hacia abajo para acercarse a mí. Entrecerré los ojos esperando a que ocurriera... quería que lo hiciera.
—¡Cuidado!
—¡¿Hm?!
Abrí los ojos de par en par y vi el momento exacto en que la pelota de Theo rebotaba contra la cabeza de Aspen, quien cayó a mi lado soltando maldiciones.
—¡Joder, lo siento! —Jen apareció junto a nosotros— ¡No quería arruinar su casi beso, pero lancé muy fuerte y la pelota rebotó...!
Mi carcajada la interrumpió. Me acosté de nuevo en el suelo sujetando mi estómago por el dolor que me está ocasionando el reírme tanto. ¡No podía quitarme esa escena de la cabeza! ¡Fue lo mejor que vi en toda mi vida!
—¡Ellie no es gracioso! ¡Casi dejo inconsciente a tu chico!
—¡Pero fue genial! —me reí más— Como la pelota le golpeó y él hizo... el hizo ¡boing!
Volví a reír a carcajadas mientras Aspen bufaba y seguía quejándose por el dolor en su cabeza.
—Eres mala, mujer. Me han golpeado y tú te ríes.
—¡Es que... Es que... No puedo! ¡Fue tan gracioso!
—Ay ya le agarró la esquizofrenia —Jenny me zarandea— ¡Deja de reír!
—¡No se puede!
Y duré riéndome media hora más, y de nuevo cuando me acordaba cada vez. ¡Es que Dios... fue graciosísimo!
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