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Capítulo 3

Cerré la puerta de mi casillero mientras escuchaba y a la vez no a Jen hablándome sobre su nueva conquista a finales de las vacaciones. Pero he de admitir que mi mente estaba dispersa, pensando en otra cosa totalmente diferente, o a la vez no... pues aún trataba de recordar a aquel chico de mi fiesta de cumpleaños, aún no estaba segura de que fuera Carsson, y no lo confirmé aun preguntándole directamente a él, porque siempre está con sus amigos y... con su novia.

—Deja de mirarlos así, pensarán que estás conspirando en su contra —Jen me trae de vuelta a la realidad.

—Pero... no puedo dejar de pensar en...

—En tu queridísimo príncipe azul —Jen ríe levemente—. Amiga, piénsalo como en algo de una noche, un polvo pasajero y ya. No te estreses tanto y no te cuelgues demasiado por un solo hombre.

—Pero...

—Anímate, este año es el último, pronto irás a la universidad y encontrarás a más bombones de los que enamorarte, incluso mejores que Carsson.

—Permíteme dudar.

Hice una mueca mientras ella reía y seguíamos nuestro camino hasta la siguiente clase cuando sonó el timbre. Nos sentamos en nuestros lugares y esperamos al profesor mientras hablábamos entre nosotros, bueno, los demás entre todos y yo únicamente con Jen, que sí hablaba con otras personas. Hasta este punto, ya se habrán dado cuenta de quien es la sociable de la relación. Me gustaría ser más como ella en ese sentido y no sentirme tan avergonzada siempre.

Miré hacia la puerta justo cuando Carsson y sus amigos entraban lanzando su balón de básquetbol entre ellos pero él se acerca donde su novia, que también estaba en nuestra clase, y le planta un gran beso en los labios. Volví a hacer una mueca y apartar la mirada, pero justo en ese instante, el profesor entró al salón.

—Jóvenes, la clase no es lugar para besos. Siéntense por favor.

Carsson y su novia se separan riendo cómplices y él se va a sentar, pasando a mi lado pero ni siquiera me miró de reojo. Realmente... estoy empezando a creer que no era él el de la fiesta. Si tan solo recordara mejor esa noche podría confirmarlo, pero como ha sucedido hace casi dos meses y Jen no me ha dado mucho tiempo para recordarlo a profundidad... ahora solo imagino a Carsson con máscara y creo que es él. Joder, realmente soy muy distraída.

—Eh, Ellie —Jen llama mi atención en susurros— ¿Te gustaría hacer una pijamada hoy en mi casa? Podemos ver Given de nuevo.

—¿No que no te gustaban los monos chinos? —entrecerré los ojos y ella rodó los suyos.

—Vamos... Será divertido.

—Bien, iré.

Ella chilla de la emoción por ver a sus queridos de nuevo, el profesor la regañó y tuvo que disculparse para que todo estuviera bien otra vez.
Miré hacia atrás, por encima de mi hombro y vi a Carsson jugando con un lápiz sobre su nariz, cuando se le cayó me causó gracia así que solo reí levemente y volví la atención al frente para no llamar la atención de nadie, mucho menos del profesor. No quería que me regañaran como a Jen.

Las clases pasaron como normalmente son en la primera semana de clases, casi no hubo actividades de verdad. Para cuando ya fue hora de irnos, me despedí de Jen teniendo que decirle que sí iría a su casa después una y otra vez hasta que finalmente me dejó ir. Subí a mi auto y nos alejamos de la escuela para ir a casa, a la cual no hemos tardado para llegar y de inmediato fui a buscar a mis padres.

—¿Mamá? ¿Papá? —pregunté por ellos y me indicaron que estaban en la oficina de mi padre.

Fui hasta ellos, llamé a la puerta y entré después de que mamá respondiera. Vi a papá tras su escritorio y a mamá en el sofá con un par de archivos.

—Hola cariño, ¿cómo estuvo la escuela? —pregunta mi madre mientras me acercaba a abrazarla.

—Bien, estuvo bien... —sonreí—. Jen me invitó a una pijamada en su casa hoy... así que, quería saber si...

—Lo siento, Madeline, pero no —suelta mi padre de golpe.

—¿Eh?

—Cariño... Hay una familia nueva en esta parte de la ciudad, casi tan importante como nuestra familia y no es por vanidosa, es que así son las cosas —comenta mamá—. Por la noche iremos a su nueva casa a una cena, es posible que a tu padre le salga un negocio con ellos.

—¿Puedo no ir? Por favor —pedí un poco suplicante—. Le prometí a Jena que iría a su casa.

—Tendrás que disculparte con ella, porque nosotros les hemos dicho a esta familia sobre ti y esperan que te lleves bien con su hija.

—Saben que hacer amigo es difícil para mí... ni siquiera sé si hablaré con ella —me crucé de brazos y suspiré profundo.

—Intenta —pide mamá abrazándome para calmar mi molestia.

—Está bien...

Suspiré esta vez derrotada y me despedí de ellos para ir a mi habitación y llamar a Jen, que a los tres tonos agarró la llamada.

—Adivinaré, no podrás venir.

—Sí... ¿cómo lo supiste? —cuestioné.

—Siempre que me llamas antes de venir es porque vas a cancelar. ¿Qué es esta vez?

—Una cena con una familia "casi tan rica como la nuestra" para los negocios de mi padre... insistí pero ellos quieren que me haga amiga de la hija de esta nueva familia.

—Ow, pero eso no se va a poder. Ya eres mi amiga, así que no. Diles lo siento, pero no.

Jen me hizo reír con sus bromas de celos, cosa que solo ella consigue cuando es un momento así que creería que nadie podría quitarme la amargura. Suspiré de nuevo con pesar  y volví a disculparme por cancelar la pijamada.

—No te preocupes, Ellie. Lo podremos hacer en otra ocasión.

—Sí, quizás. Para disculparme te llevaré de compras.

—Hecho. Ya dijiste y no hay cambio.

Volví a reír antes de tener que colgar. Me despedí de ella y dejé mi celular a un lado mientras me mantenía mirando el techo de mi habitación, pensando en qué hacer. Supongo que debería empezar a prepararme o lo haré todo a último momento. ¡Pero no quiero levantarme!

—Agh...

Me deslicé por la cama hasta el suelo en protesta conmigo misma. Bufé y me levanté para ir a mi armario y mirar en todos lados lo que me pondría, optando por un vestido casual. Llamé a Louren para que me ayudara con el cabello, ella es la que siempre me ha peinado hasta el día de hoy.

—¿Le gusta así, señorita? —preguntó dejándome observar mi cabello por el espejo.

—Me encanta, gracias. Ya puedes irte, yo me haré cargo del resto.

Louren asiente sonriendo satisfecha y sale de la habitación. Me encargué de mi propio maquillaje y cuando ya estuve lista, mamá entró igualmente arreglada.

—Cariño, ya es hora de irnos —comentó.

—Ya voy —me acerqué a ella, la abracé y salimos hasta el frente de la casa en donde esperaban por nosotras.

Papá nos esperaba junto con André, el chófer. Todos nos subimos y nos marchamos a la casa de la nueva familia, agarré mi celular y le mandé una foto al azar a Jen, escribiendo abajo: "Yendo a donde ni quería pero me obligaron".

A los pocos segundos ella me responde riendo y empatizando conmigo, pero a la vez regañándome por no estar con ella viendo Given.

—Madeline, cuando estemos allí, me gustaría que apagaras tu celular —pide mi padre aún pendiente del suyo.

—Sí, padre.

Suspiré bajando la mirada, pero volví a sonreír cuando Jen volvió a escribirme. Le respondí de nuevo y nos mantuvimos hablando hasta darme cuenta de que habíamos llegado. Me disculpé con ella y así como mi padre quería, apagué mi celular.

—Bien, vámonos.

Salimos del auto, miré la gran casa frente a mí y de inmediato pensé en que ellos tenían un gran gusto. Fuimos recibidos por el mayordomo que nos guio hasta el interior de la casa y nos llevó hasta donde nos esperaban los integrantes de la familia. El señor y la señora, su hija, que no aparentaba una edad superior a la mía, y un perro.

—Pero si es la familia Lennor —el señor se acerca a mi padre con una sonrisa y lo saluda estrechando su mano—. Es un gusto volver a verte, Magnus.

¿"Volver"? ¿Entonces ya se conocen?

—Igualmente, Owen. Déjenme presentarles a mi familia, ella es Selena, mi esposa. No los he podido presentar antes.

Mamá pasa al frente y saluda a los integrantes de esa familia, enseguida la esposa de Owen se le acerca a mamá para presentarse o eso fue lo que yo creí que haría.

—Pero yo sí que me he presentado. Selena, es bueno verte.

—Digo lo mismo, Holly.

Mamá y la señora Holly se abrazan por unos segundos antes de separarse un poco y voltear a ver a mi padre, quien me tiende la mano para acercarme a los demás.

—Y ella es mi única hija, Madeline.

—Madeline, es un gusto. Te presento a mi hija menor, Victoria.

Aquella chica se acerca a mí con un poco de timidez pero me sonríe amistosamente.

—Hola Madeline, me alegra conocerte.

—Igualmente, Victoria.

Escuchamos un leve ladrido justo cuando el perro de la familia se acerca a Victoria y se coloca a su lado mientras me mira moviendo la cola de manera animada.

—Ella es Nina, es una akita —la presenta Victoria.

—Oh, como Hachiko —recordé.

—¡Sí! —ella parece darse cuenta de que debía mantener la compostura y al instante calma su emoción—. Sí. Me encanta esa película, me hace llorar.

Asentí dándole la razón y concordando con ella. Nina se me acerca y huele mi mano antes de empezar a lamerla. Sonreí y acaricié su cabeza con cariño y sintiendo un arrebato de ternura por ella.

—Creo que le agradas —comente Victoria.

—¿Eso crees? A mí sí me agrada —mencioné—. Me gustan mucho los animales.

—A mí igual —ambas nos miramos con una sonrisa emocionada por nuestras cosas en común.

—Lástima que nunca he tenido una mascota, soy un poco alérgica —admití.

—¿En serio? ¿Estás bien? ¿Quieres que la saque? —parecía preocuparse al segundo de enterarse de mis alergias.

—No, está bien, tranquila. Me gustaría que se quede, solo debo ir a lavarme y tomar un medicamento que por suerte, siempre tengo conmigo.

Ella parecía aliviada y feliz de no tener que sacar a su mascota. Me erguí y miré a mis padres pidiendo permiso para ir a lavarme, ellos accedieron y los sirvientes me guiaron por la gran casa hasta el baño de invitados. Lavé mis manos muy bien con un gel especial que mantengo guardado en mi bolso. Sucede que soy alérgica a la saliva de los perros, cuando lamen mi piel en no mucho se me enrojece y aparecen ampollas si no tomo mi medicina.

Salí del baño y volví a donde ya todos estaban sentándose en el comedor. Me di cuenta de que me sentaría junto a Victoria y que sobraría un asiento igualmente preparado frente a mí. Papá solo me habló de Victoria... ¿para quién era esa silla?

—Ah, lo siento... le dije a mi hijo mayor que estuviera aquí presente a tiempo —se disculpa el señor Donnovan suspirando molesto.

—No te preocupes, Owen, lo entendemos. A veces, los adolescentes son difíciles —dice papá llamando mi atención.

Una vez. ¡Una vez hice una rabieta! ¡Tenía trece!

Aparté la mirada avergonzada mientras los adultos reían. Decidí sacar mi medicamento y tomarlo para no olvidarme de hacerlo. Estaba bebiendo el agua cuando escuchamos pasos acercándose.

—Lamento la demora... Se me ha pasado el tiempo.

Esa voz... ¿dónde la he oído antes? Joder, soy muy mala recordando y hasta ahora me doy cuenta.

—Finalmente llegas, Aspen.

Volteé a ver hacia un lado y casi termino atragantándome con el agua que bebía por el magnífico Dios Griego que acababa de entrar.
Esa expresión jamás pasará de moda.

—Te presento al señor Magnus Lennor, su esposa Selena y su hija, Madeline.

—Es un placer —saluda él.

Acababa de tomar agua con hielo pero mi boca estaba terriblemente seca. Este hombre, porque se ve como uno, era la definición perfecta de "belleza". Joder... incluso creo que es mucho más guapo que Carsson. Alto, perfecta musculatura, cabello negro, bien arreglado y ojo celestes como el mismo cielo, brillantes y muy claros.

¿Qué es esta sensación? ¿Por qué siento que lo había visto antes?

¿Quién es ese hombre?

Que me mira y me desnuda...

Okey, basta, esto es en serio.

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