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Capítulo 18

Los policías toman mi testimonio y me permiten esperar en la recepción a que mis padres llegaran, pues sí, ellos los habían llamado para que vinieran a buscarme y que supieran de lo que pasó.

—¡Maddie! —me di vuelta al escuchar la voz de mamá que entró a la estación junto a papá.

—Mamá —ella me abraza de inmediato mientras papá habla con los oficiales—. No sabía qué hacer, me sentía tan inútil.

—No, cariño, hiciste bien en no meterte. Pudiste haber salido herida. Es mejor alejarse de una pelea entre hombres si no sabes cómo detenerla —mamá besa mi cabeza y me hace levantarme para llevarme con ellos mientras papá se quedaba a solucionar esto.

Mamá se encargó de calmarme mientras papá se quedaba en silencio todo el camino de vuelta a casa. Lo miré un momento pero sabía que me culpaba por lo que pasó...

—Pa...

Mamá apoya su mano sobre mi hombro y niega con la cabeza, supe enseguida que si le dirigía la palabra ahora, él me gritaría. Suspiré y bajé la mirada por el resto del camino. Para cuando el auto se detuvo y nosotros bajamos de este, papá finalmente habló.

—Ven conmigo —dijo con una voz que me hizo sentir tanto miedo... miré a mamá en busca de ayuda— ¡Ahora, Madeline!

—Magnus, eso no fue su culpa...

—¡Silencio, mujer! ¡Nada de esto hubiera pasado si me dejaras educarla como se debe!

—¡¿A golpes, dices?! ¡Estás loco si piensas que te dejaré tocarle aunque sea un mísero cabello, Magnus!

—¡Es lo que se merece después de todo lo que ha hecho!

—¡Nada de lo que pasó fue su culpa! ¡Entiéndelo!

Me agarré la cabeza por el dolor que sentía por querer llorar de nuevo. Salí corriendo en dirección a mi habitación para dejar de escuchar la pelea de mis padres.

—¡Madeline, ven aquí ahora!

—¡Deja de gritarle de una vez!

Dejé de escuchar al entrar a casa, subir las escaleras y encerrarme en mi habitación con llave. Caí hasta el suelo y me abracé a mí misma mientras sollozaba sin encontrar una forma de detenerme. Ya ni el aire transitaba bien a mis pulmones, mantuve la mirada perdida mientras pensaba en todo lo que pasó.

—¡Madeline! —me asusté en cuanto papá empezó a tratar de entrar a mi habitación— ¡Abre la puerta!

Mamá seguía tras él intentando sacarlo de aquí pero él no dejaba de patear y golpear, incluso creí que podría llegar a romper la puerta con tal de "educarme" a los golpes. Escondí mi rostro entre mis rodillas y aferré mis uñas a mis brazos hasta encajarlas en mi piel sin darme cuenta de lo que hacía, hice muecas de dolor inconsciente pero no podía parar.
De repente papá se detuvo, le gritó un par de cosas a mamá y se fue dando pasos fuertes y enfadados. Mamá suspira y se va a su habitación, apreté los dientes y seguí llorando hasta quedarme sin lágrimas.

Finalmente, luego de tanto tiempo, pude reaccionar. Miré mis manos, notando la sangre en mis uñas, volteé a ver mis brazos y me espanté esta vez, pues me había hecho heridas desde el hombro hasta el codo.

—Mierda... Mierda —solté desesperada porque esto no podría cubrirlo para la escuela.

Fui a curarme pero apenas mis heridas tuvieron contacto con el agua hice una mueca y solté quejidos. Traté de lavarme aun así, aguantando el dolor, y luego cubrirme con banditas pero esto no era suficiente... Tendría que usar vendajes.
Volví a dejarme caer en el suelo y abracé mis rodillas, no lloré... solo estaba agotada. Escuché mi celular sonar por una llamada entrante, sabía que era Jen... seguramente ya habrá escuchado sobre lo que pasó... por primera vez, la ignoré siendo consciente de que lo estaba haciendo.

***

***

Decir que estaba ignorando a todo el mundo es decir poco, porque realmente estaba ignorando a todos... ni siquiera vi mi celular o mi computadora. No salí de mi habitación en todo el viernes o fin de semana y no dejé que nadie entrara. Apenas dejaba que Ritha me trajera comida pero otras veces no tenía ni ganas de comer. Recordaba lo que Aspen había dicho y se me iba el apetito.

《—Como si quisiera verla semidesnuda. Ni siquiera quiero verla desnuda, por favor, no me hagas ni imaginarlo porque me dan ganas de vomitar —

Volví a aferrarme a mis rodillas pero solté un quejido por el dolor en mis brazos. Los miré un segundo y vi que ya era hora de cambiarme el vendaje. Fui al baño y me quité el vendaje con cuidado y dolor porque la tela y los algodones se habían pegado a las heridas. Estaba lavándola cuando mi vista se dirige hasta mi depiladora, todo en lo que podía pensar ahora era en desaparecer, quería que por cada mínima cosa que pasara mi padre dejara de gritarme o culparme de todo. Ya no quería seguir así... Me hacía sentir peor.

Aparté la mirada con esfuerzo y en su lugar sujeté la depiladora para lanzarla dentro de un cajón.

—No caigas, Madeline... No lo hagas otra vez —me dije a mí misma.

Volví a enrollar en vendajes mis heridas y regresé a mi cama para acostarme en ella.

En realidad muchas personas vinieron a ver cómo estaba, Jenny más que nadie, mamá también... pero me sorprendió escuchar que Vic también había venido. No quería que viera todo esto así que tampoco la dejé pasar, pero ella me dijo algo que aún no consigo olvidar.

《 —Mi hermano es un idiota y no lo niego, pero es así porque mis padres permitieron que mis abuelos se metieran en su crianza, no sabe cómo demostrar sus emociones y tiene miedo de lo que puede llegar a sentir. Te pido que lo perdones si es que puedes, pero no te obligaré a hacerlo —

A pesar de lo que dijo no puedo aceptar a Aspen después de todo, he aguantado sus insultos por mi padre y por Jen... después creí que en verdad era alguien bueno, pero me equivoqué. Solo es un maldito idiota que hasta ahora no ha hecho nada para pedir disculpas. Seguro sabe que no lo perdonaré, pero aun así hubiera sido más fácil para mí hacerlo en algún momento si lo intentaba. Después de todo... debo hacerlo por mi padre.

Abrí los ojos con pereza cuando escuché la alarma de mi celular, miré por la ventana luego de apagarla y me di cuenta de que ya era lunes y debía ir a clase. No podía faltar, mi padre se enojará más si lo hago.
Me levanté de mi cama y fui a prepararme, cambié mis vendajes, ya no se manchaban pero eran mejor tenerlas y que mi ropa no rozara las costras que se estaban generando. Pues ahora llevaría un abrigo ligero para no tener tanto calor e igualmente poder cubrirlas.

Salí de mi habitación y bajé hasta el comedor. Allí estaban mis padres, mamá se levantó sorprendida de verme y se me acercó enseguida.

—Maddie cariño, ¿cómo te encuentras? —preguntó acunando mi rostro en sus manos.

—Estoy bien, madre... —suspiré y miré a papá para saludarlo—. Padre.

Él ni siquiera me miró y eso me hizo doler en el pecho.

—Magnus... —mamá lo regaña pero yo intervine.

—Debo ir a la escuela.

—¿No vas a desayunar? —preguntó mamá y yo negué.

—No tengo hambre. Comeré en la escuela.

Mamá dudaba preocupada por mí, pero antes de que pudiera insistir o hacer algo yo la abracé un segundo y me fui hasta el auto, donde André esperaba por mí. Él me llevó a la escuela, me despedí y caminé hasta mi casillero para agarrar mis cosas.

—¡Ellie!

De repente, Jennifer aparece y me abraza tan fuerte que solté un grito ahogado por el dolor en mis brazos. Ella se separa enseguida y me mira preocupada.

—Madeline... ¿A caso tú...? —aparté la mirada pero de la nada ella jala de mi abrigo para ver mis brazos.

—¡O..Oye...!

Jen suelta mi abrigo y ve las vendas, asustándose pues jamás el daño había sido tan grande. Volví a apartar la mirada apretando los dientes con molestia porque lo ha visto, pero al girar el rostro noté a Aspen mirándome y mirando mi brazo, noté los golpes que tenía en el rostro y sus nudillos heridos. Me puse el abrigo enseguida y cerré mi casillero con fuerza.

—El profesor ya está adentro.

Me alejé de Jen y pasé junto a Aspen tratando de ignorarlo pero él intentó tomarme por la muñeca.

—Madeline...

—No me toques —advertí apartando mi mano enseguida y mirándolo con verdadero odio—. No vuelvas a acercarte a mí.

—Made...

—¿Eres sordo acaso? Te ha dicho que te vayas —Carsson aparece junto a mí, aún más golpeado que Aspen.

No otra vez...

—Esto no es contigo. No me hagas volver a partirte el rostro —amenaza Aspen.

—Inténtalo, Donnovan.

Apreté los dientes con molestia pues estos dos me estaban hartando. No sabían hacer otra cosa más que pelear entre ellos.

—Basta... —mi voz salió quebrada aunque no quise que así fuera, pero de todos modos ya no importaba—. Paren ya, por favor.

Ambos me miran, Aspen suspira profundo y se hace para atrás cerrando los ojos con derrota. Carsson, por el contrario se acerca a mí y acaricia mi mejilla.

—Lo siento, linda. No volverá a pasar —comentó antes de sorpresivamente volver a besarme.

No sabía cuál era la idea de Carsson con hacer esto, ¿por qué besarme justo ahora? Ni siquiera le he dicho que podía hacerlo... Antes soñaba con este momento, pero ahora... ya no estoy segura de nada.
Apoyé mis manos en su pecho y disimuladamente me separé de él, miré a Aspen de reojo pero él estaba apretando los puños y apartando la mirada. Carsson me hizo caminar hasta dentro del salón de clase. Los demás nos vieron entrar juntos y casi se cayeron de sus asientos, Lena más que nadie estaba furiosa. Carsson me hizo cruzar por la clase hasta el fondo y sin dejarme decidir, hizo que Theo se sentara en mi lugar y yo tomara el suyo a lado de Carsson, que acercó las mesas.

Jennifer entró a la clase con Aspen detrás, ambos vieron los cambios y no supieron cómo reaccionar. Ella me mira con dudas y confusión, yo solo bajé la cabeza, Carsson apoya su brazo sobre mis hombros y me atrajo hasta él. Lo miré y noté que veía a Aspen con una sonrisa casi imperceptible, que enfureció más a Donnovan y salió de la clase.

—Bueno... dejando de lado todo el drama juvenil... —el profesor enciende el proyector—. Seguiremos con la clase.

Él empezó a hablar y yo intenté prestar atención, pero no podía dejar de pensar en Aspen y su reacción. Me sobresalté cuando Carsson se acerca hasta mi oreja para hablarme.

—Oye, he mejorado mis notas gracias a ti... Mañana tendremos un partido y me gustaría que fueras.

—¿Yo? —lo miré sorprendida.

—Claro, me sentiría mal si la chica que me gusta no va a verme jugar mi mejor partido.

¿"La chica que me gusta"? Realmente lo dijo ¿Entonces por qué no estoy saltando de la emoción y felicidad? Por fin tengo lo que siempre he querido, la atención de Carsson, gustarle... ¿Por qué no me basta con eso?

—Claro... iré —sonreí, o eso intenté.

—Perfecto.

—Pero ¿en serio te dejarán jugar luego de lo que pasó? —cuestioné.

—Sí, claro. Mi padre hizo que lo que ocurrió no creciera en las redes y le pagó a la escuela para quitar esa mancha en mi expediente.

—¿Soborno? —abrí los ojos de par en par.

—Puedes verlo así, supongo... Pero digan lo que digan, así funciona el mundo. Todos corriendo tras el dinero como un perro que persigue su cola.

Hice una mueca pero debía admitir de que tenía razón. El dinero mueve el mundo, siempre ha sido y siempre será así... no importa cuánto la gente intente negarlo.

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