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Capítulo 15

Agradecí a André cuando me dejó en la escuela para seguidamente bajarme del auto, caminé hacia la entrada del edificio con calma, sin esperarme por nada del mundo que de repente unos pasos veloces fueran directamente hacia mí

—¡Ma-de-li-ne! —con la última sílaba sentí un golpe en la parte trasera de mi cabeza— ¡Maldita perra!

—¡Oye! —fruncí el ceño mientras me sobaba la cabeza por el reciente golpe que lo encontré muy injusto.

—¡¿Cómo no me has dicho sobre los grupos para el proyecto?! ¡Me toco con la rarita de Katie!

—Ow, lo siento, no me he fijado y también me he olvidado —sonreí nerviosa, intentando evadir sus reclamos y culpas.

—¡Y a ti te tocó con Aspen y Carsson! ¡¿Qué clase de soborno le has hecho al profesor?!

—¿Crees que yo quería que me toque con Donnovan? ¡Yo quería contigo! —ella se cruza de brazos y yo tuve que colgarme de ella en un abrazo para que no se enojara.

—¡Jenny! ¡No te enfades! ¡No hice nada malo! —la jalé y zarandeé para llamar su atención— ¡Jenny!

—Bien, pero tendrás que ayudarme con mis tareas.

—¡Igual lo iba a hacer! ¡Siempre lo hago! —la acusé.

Ella rueda los ojos antes de sonreír y abrazarme, su enojo no dura nada. Ambas fuimos hasta adentro de la escuela para llegar a nuestra clase, en donde vimos a Aspen ya en su lugar. Jen no pierde el tiempo y de inmediato fue a coquetear con él, y por supuesto, él la aceptó enseguida. Mi vista pasó al fondo, en donde Carsson estaba y... me estaba mirando y sonrió cuando yo lo vi a él. Se levantó de su asiento y se acercó hasta mi lugar sorpresivamente.

—Hey, Maddie... ¿Cómo estás, linda? —preguntó agarrando la silla de en frente a mi mesa y sentándose en ella.

—B..Bien... ¿y tú, Carsson?

—Ahora que te veo, perfecto... —su sonrisa se vuelve más ancha mientras que mis mejillas se sonrojan.

—Ihiri qui ti vii... —escuché atrás de mí la voz burlona de Aspen y luego a Jen callándolo mientras reía por su burla, o intentaba no reír.

Rodé los ojos y negué con la cabeza hacia Carsson para que no le diera importancia, él volvió a mirarme y a sonreír.

—Oye... quería confirmar que hoy me darás clases, necesito de tu ayuda.

—Claro, hoy puedo hacerlo. Te veré en la biblioteca después de clases —respondí.

—Genial.

Carsson me guiña el ojo justo cuando la profesora entró al aula. Él se fue a su lugar al igual que Jen quien me dedica una mirada pícara mientras la profesora habla sobre la nueva unidad que empezaríamos a dar. Nada tan complicado para mí en realidad, papá hizo que profesores de la mejor universidad me enseñaran algunas cosas avanzadas para ser la mejor, así que esto se me hace realmente fácil.

Pero pasados unos minutos empecé a sentir leves toques en mi brazo con lo que parecía ser un bolígrafo, suspiré profundo y miré a Aspen exasperada.

—Oye, ¿tú entiendes algo? —preguntó.

—Sí, ¿qué pasa? —respondí resoplando.

—Hey, tranquila princesa... Solo lo digo porque no comprendo, ¿podrías enseñarme después de clases?

—¿Ah? —lo miré sorprendida, pero entonces Jen se inclina hacia nosotros.

—Hey, que gran idea. Sí, Ellie, por favor. Yo tampoco comprendo. Tú enseñas mejor —murmura Jen mucho más bajo para que la profesora no la escuche.

Suspiré profundo y miré de reojo hacia Carsson pensando en que... esto no era lo que había planeado, ¿pero ya qué? Es mi mejor amiga.

—Está bien.

Jen festeja y se dispone a dormir, pues sabe que con mi explicación ya no hará falta prestarle atención a la profesora en este momento. Me reí ligeramente y volví a concentrarme en la profesora, que aunque ya sepa todo, los ejercicios que nos da ahora me sirven para repasar y usarlos en las clases que yo les daría a los tres.

Solo espero que a Carsson no le moleste... Aunque no tendría porqué molestarse, supongo.

***

***

—Maddie —Carsson se me acerca en el pasillo de camino a la biblioteca— ¿Lista para nuestra clase? Me costó comprenderle a la profesora esta mañana.

—Sí... sobre eso... Tengo que avisarte de una cosa —suspiré.

—¿Sobre qué?

Antes de poder decirle yo, sentí un brazo sobre mis hombros que me sobresaltó ligeramente.

—Hey, espero que no te moleste pero nos uniremos a ustedes —Aspen sonríe de una forma... competitiva hacia Carsson, al cual le desaparece la sonrisa casi de inmediato.

—Gracias otra vez, Ellie —Jen me sonríe y me abraza con fuerza. Le dediqué una sonrisa antes de dirigirme nuevamente hacia Carsson.

—No te molesta, ¿verdad? —cuestioné apenada y nerviosa por su respuesta. No quería que se incomodara.

—Por supuesto que no, linda. Entiendo que seas muy requerida —Carsson sonríe pero mira a Aspen con una sonrisa diferente, más antipática—. Espero que no nos atrases mucho.

—Oh, no te preocupes, Capitán... —Aspen ríe con burla entre dientes—. Aprendo más rápido de lo que crees.

Noté cierta tensión entre ambos hombres que me hizo incomodar y a la vez dudar sobre si esto sería una buena idea. Aunque deberían de acostumbrarse a esto pues después de todo somos compañeros de grupo para el proyecto, pero no logro entender a qué se debe esta tensión, ¿por qué no pueden llevarse bien? Ambos tienen el básquet en común y son populares.

Como sea, debo dejar de pensar en esas trivialidades. Todos fuimos hasta la biblioteca y nos reunimos en una mesa. Al momento de sentarme Carsson de inmediato tomó lugar junto a mí sorpresivamente, Aspen se sentó al otro lado. Miré a Jen pidiendo ayuda con la mirada pero ella solo parecía divertirse con esto, suspiré y me levanté. Agarré a Jen de la mano y la senté en medio de ambos para luego yo tomar asiento en frente de los tres.

—Muy bien... supongo que podemos empezar —mencioné sacando mis cosas al igual que ellos.

Empecé a explicarles desde cero todo lo que no pudieron entender en clase, ellos me prestaban atención y yo me sentía como una verdadera profesora. Era algo divertido a decir verdad, como los tres me miraban atentos a cada palabra que saliese de mi boca, Jen no dejaba de anotarlo todo aunque en cinco minutos se le olvidara en noventa y nueve por ciento de lo que anotó, quizás una palabra la recordaría, con suerte. Luego les di unos cuantos ejercicios para ver cuánto me han entendido.
Cuando todos terminaron dichos ejercicios, me puse a corregirlos, empezando desde Carsson.

—Intenta hacer este de nuevo, te falló el signo —mencioné.

Carsson mira el ejercicio señalado con fastidio, yo sé cuánto odio le tiene a los signos. Escuché una leve risa de burla que al mirar a Aspen empezó a aclararse la garganta para disimular, como si jamás se hubiera reído. Rodé los ojos y pasé a Jen.

—Corazón... vas mejorando —le sonreí—. Dos de seis.

—¡¿Eh?! ¿Cómo es posible? —ella me mira incrédula y luego con molestia hacia sus ejercicios.

—Es que no te centras en esto, mira —le expliqué sus errores y ella recobró los ánimos.

—Oh... comprendo.

Le sonreí, y por último... me centré en Aspen. Él me entrega su hoja con una sonrisa ladina de confianza en sí mismo, lo miré de reojo antes de revisar su hoja, pero no importaba cuantas veces lo leyera... era lo mismo, fruncí el ceño y volví a mirar a Aspen.

—Todo... está mal.

Escuché a Carsson casi estallando en una carcajada contenida mientras Jen se cubría la boca para evitar reír igual que él.

—Hazlo de nuevo, pero será mejor que lo hagas así, observa...

Me incliné hacia él con un lápiz y su hoja. Le expliqué todo de nuevo, todo desde el principio. Notaba de reojo que asentía muy de vez en cuando mientras yo hablaba hasta acabar, sin embargo, notaba que no miraba casi nada de lo que le mostraba en la hoja... solo me miraba a mí, volví a colocarme mejor en mi lugar luego de explicarle.

—¿Lo comprendes ahora?

—Sí, gracias, princesa —me sonríe.

Asentí apartando la mirada y esperando a que de nuevo los chicos terminaran. Carsson, por supuesto, fue el primero en terminar, me dio su trabajo y yo sonreí.

—Correcto. Lo haces mucho mejor cada vez.

—Todo es gracias a ti, linda.

Sentí mis mejillas sonrojadas y para calmar mi emoción volví la mirada a Jen, que me veía de nuevo con picardía.

—Jenny, ¿has terminado? —pregunté enarcando una ceja.

—¡Ah! Sí, sí —ella me entrega su hoja de nuevo.

—Casi, casi, nena. En uno también te falló el signo, pero está bien, lo hiciste mucho mejor. Si quieres irte puedes hacerlo.

Ella levanta los brazos agradecida con Dios, junta sus cosas como si su vida dependiera de ello y se va despidiéndose de mí casi al vuelo.

—Carsson tú también puedes irte si así quieres. Hiciste todo bien y ya no tengo nada más que enseñarte.

Él asiente y a diferencia de Jen, él se toma su tiempo para juntar sus cosas.

—Listo —Aspen vuelve a entregarme su hoja y yo volví a revisarlo.

—Madre mía, Aspen. ¿Cómo haz hecho para pasar de curso? Todo está mal, otra vez —llevé mi mano hasta mi sien preocupada. Carsson ríe entre dientes y mira a Aspen mientras se cuelga la mochila en el hombro.

—¿No decías que aprendías rápido? —se burla él.

Aspen solo lo mira con molestia y rueda los ojos mientras yo estaba sorprendida aún por los resultados erróneos.

—¿Será que no soy tan buena explicando? —murmuré pensando en voz alta sin darme cuenta.

—Eso no es verdad —miré a Carsson que se me acercó repentinamente hasta inclinarse sobre mí, apoyado en la mesa—. No es tu culpa que los tontos sean muy tontos, tú explicas de maravilla, linda.

Carsson se acerca hasta que creí que me daría un beso, lo cual no fue tan errado, aunque haya sido un beso en la frente con ternura haciéndome sorprender y sonrojar completamente. Escuché el bufido de Aspen, pero en este momento no me importaba.

—Mejor ve a casa y no pierdas tu tiempo con quienes ni siquiera hacen el esfuerzo por aprender. Ve a descansar —dijo Carsson, yo suspiré profundo, reteniendo el aire en mis pulmones por pocos segundos.

—Lo haré cuando logre que Aspen haga por lo menos un ejercicio bien —mencioné.

—Como quieras, pero no te desanimes por los de mente corta.

—¿No te vas aún? —Aspen se cruza de brazos y mira a Carsson con cansancio, quien lo mira de reojo antes de volver a sonreírme.

—Nos vemos mañana, linda.

Besó ahora mi mejilla y se alejó de nosotros hasta salir de la biblioteca. Suspiré volviendo a mirar la hoja de Aspen sin saber qué más hacer para explicarle.

—¿No consideras la idea de pedirle a tus padres un profesor particular más avanzado? —pregunté.

—No lo necesito... debo de admitir que tú lo haces muy bien, princesa. Vamos, intenta de nuevo, te aseguro que esta vez todos los ejercicios estarán correctos.

Lo miré un segundo antes de cerrar los ojos para calmarme y dejar la hoja de nuevo frente a él. Una vez más le expliqué las cosas de una forma diferente, traté de ir despacio para que me entendiera en cada paso hasta que finalicé y él se puso a hacer todos los ejercicios de nuevo. Pensé que iba a tardarse más tiempo pero me sorprendió cuando en menos de cinco minutos me entregó la hoja.

—¿Ya? —pregunté sorprendida.

Él solo asiente con una sonrisa ladina y me puse a revisar su trabajo una y otra y otra vez.

—Está... correcto. ¿Pero cómo? Ni siquiera sabías qué es una integral —miré sorprendida como había respondido bien todos y cada uno de los ejercicios, lo miré un segundo y entrecerré los ojos—. No tienes algún escrito con las respuestas, ¿verdad?

—Si quieres revisarme, adelante, princesa.

Negué con la cabeza rápidamente y suspiré devolviéndole la hoja con sus ejercicios.

—Está bien así, ya terminamos con esto.

Me puse a recoger mis cosas al igual que Aspen. Ambos salimos de la biblioteca y nos fuimos en silencio hasta afuera del edificio, vi a André ya esperando allí al igual que el chófer de Aspen. Iba a ir hacia André sin más pero la voz de Aspen me detiene.

—¿No te despides, princesa? ¿Dónde quedan tus modales? —comentó.

—¿Vas a empezar? —lo miré antes de resoplar—. Adiós, Aspen.

—Nos vemos, Madeline.

Me lo quedé viendo mientras él se alejaba hasta su auto y se subía a este. Negué con la cabeza para reaccionar y fui hasta André, y me subí a mi auto para ir a casa finalmente, joder... que día más largo.

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