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Capítulo 29.

Capítulo 29. Casi me matan... oh, no, tú si me mataste.

Andrómeda deseaba ir a casa de una buena vez, pero por alguna razón todos se separaron y cada quien recorrió la zona por su lado.

Ella estaba bordeando el río, pensando en todo lo que le diría a Mar cuando vuelva a verla, o en la manera en la que les explicaría a sus amigos que la señorita volvió a irse con los loquitos cuando pudo haber escapado con ellos.

Aunque eso sólo ocupó sus pensamientos durante un corto momento, hasta que otro tema abarcó todo.

Apolo casi se casó con Isabel tiempo atrás.

Maldita sea, no es que sólo hayan tenido un romance pasajero, ¡Casi se casaron!

Y luego él venía a decir que la amaba de la forma más grande que había hecho en todo ese tiempo. Qué gran mentiroso. Quería golpearlo, pero en ese momento no sabía dónde estaba.

No podría estar más enfadada y ofendida. Ofendida por que le miente a cada minuto... ¡Y enfadada porque ese torpe comenzaba a gustarle!

¡Sí! Se lo admitía a sí misma, Apolo comenzaba a gustarle. Pero era tan orgullosa que no iba a admitirlo así como así en voz alta y menos en ese tiempo.

Escuchó un crujido a sus espaldas.

Miró a los lados como un animal atento, mientras sus ojos observaban cada detalle del lugar.

Un chico saltó de la nada.

Andy no tenía armas, y él la había derribado. Con un cuchillo en sus manos lo posicionó en el cuello de la chica. Él estaba confiado, muy confiado para su bien.

-Despídete -Dijo y ella sólo pudo pensar que era un reverendo idiota al creer que podría matarla.

Primero le dio una patada en la barriga, luego un codazo en su mandíbula. Él aulló de dolor y cayó de lado. Andrómeda le arrebató el cuchillo y subió sobre él.

-Ahora tú despídete, por ser tan tonto.

Bueno, tampoco ella planeaba que él siguiera intentándolo. Le dio un golpe en la mejilla, muy doloroso. Y tras varios forcejeos, Andy pudo lanzarlo contra un árbol y hacerle un corte en el brazo.

- ¿Quién te envió?... oh no, espera, eso ya lo sé. ¿Por qué te enviaron?

Él lloraba de dolor, Andy volvió a sacudirlo.

-Lo mejor es decirlo, amigo.

-Porque la señorita no hizo lo que se le ordenó -Tartamudea-. Ahora envían a equipos para acabar con sus amigos.

- ¿Qué?

-Que van a matarlos a todos porque ella intentó escapar -Respira con dificultad-. Por favor no me mates.

-Voy a pensarlo... primero explícate con mayor claridad.

Luego de que el muchacho llorara pidiendo piedad y de que le explicara todo lo que sabía. Andrómeda lo registró, hasta que encontró varios dracmas en sus bolsillos.

-Oh gran diosa Iris -Dijo posicionándose ante el río-. Muéstrame a Annabeth Chase, Campamento Mestizo.

Lo que hizo era algo que tiempo atrás había jurado no hacer, pero utilizó sus dotes como hija de Poseidón y levantó las aguas para luego lanzar el dracma. Un momento después, Annie y los demás aparecieron ante ella.

-Cuidado -Comenzó y ella misma sabía lo rabiosa que sonaba-. Se la llevaron otra vez y han amenazado con atacarlos.

- ¿Cómo sabes que van a atacarnos? -Pregunta el chico Di Angelo.

Andy miró al chico acurrucado en el suelo y fue por él. Lo llevó a rastras para que ellos lo vean.

-Ésta rata intentó matarme -Explica-. Y lo han enviado ellos para hacerlo. Además, muy cordialmente -Posó el cuchillo en la espalda del muchacho, él lloriqueo de vuelta-, me dijo que otro grupo iba por ustedes.

Lanzó al chico lejos, ya le daba asco tenerlo cerca. Luego notó la cara de James, estaba más que obvio lo que le interesaba.

-Ella estuvo aquí -Comenta-. Pero volvió a irse... -Si, debería decir lo otro- con la daga.

- ¿Por qué volvió a irse? -Inquiere Lily.

-Porque la están amenazando, Lily -A su derecha pudo ver a Apolo e Isabel charlando muy cerca, se le encendió el enfado nuevamente-. Ella se fue otra vez porque no quiere que ustedes sean dañados... ahora agradezcan ese noble gesto, evitando salir del maldito campamento.

Ahora iba a matar a Apolo y a esa maldita perra. Pero ella no estaba celosa, en lo absoluto.

***

Apolo no comprendía cómo terminó caminando con Isabel, con un silencio, que para él, era incómodo.

Ella seguía derrochando esa elegancia que te hacía sentir un vagabundo. Aún recordaba esos vestidos que en otras se veían ridículos pero ella era la forma literal de la etiqueta. Recordó que era eso lo que le gustaba de ella.

Y Andy volvió a su mente, como si estuviese regañándolo por pensar en Isabel. Recordó que esa Greengrass odia arreglarse, pero que cuando lo hace es aún más hermosa.

Entonces Isabel habló.

-Así que esa chica es tu nueva victima, ¿No?

Sacudió la cabeza y le miró confundido.

-¿A qué te refieres?

Isabel sonrió pero sin una pizca de gracia.

-No me digas que ahora si es amor real -Él iba a decir que por supuesto, pero ella siguió-. Cada siglo es igual, Apolo.

-Explícate.

La chica bufó y caminó a su alrededor.

-Siempre el mismo proceso. Chica linda, le coqueteas, ella te ignora, no soportas el rechazo, sigues insistiendo al otro día, nuevamente rechazo, y así hasta que poco a poco ella cae -Pudo notar sus ojos lagrimosos-. Una vez la tienes como una tonta tras de ti... la abandonas.

-Isabel, yo no...

- ¿No lo hiciste a nadie más que a mí? -Respiró hondo, espantando las lágrimas-. Yo recuerdo que estábamos igual, tú insistiéndome y yo diciendo siempre no, hasta que una vez dije sí, todo bonito al inicio, y termino sola en el altar... ¿Por qué? -Lo mira a los ojos-. Ha pasado tiempo y siempre me pregunto por qué, ¿Es acaso divertido?

-No Isabel.

- ¿Entonces por qué siempre repites la misma historia?

Se quedó pensando, mientras la veía estar al borde del llanto ante él. Pensó en que antes de Isabel, otra chica le había rechazado y él insistió hasta tenerla, una vez la tuvo conoció a Isabel y dejó a esa chica. Cuando tuvo a Isabel conoció a otra e inmediatamente olvidó que él le había jurado una eternidad junta a ella.

Y ahora estaba tras Andy. Y ciertamente era el mismo proceso. Coqueteo, rechazo, insistencia, rechazo, insistencia... tan sólo faltaba que ella termine cediendo y luego él le rompería el corazón.

No quería ver a Andrómeda llorando como Isabel. Ella no podía verse tan débil.

-Lo siento, Isabel -Murmura y toma sus manos-. Soy un idiota.

-Lo he notado -Sorbe su nariz y dice-. He visto la desesperación de esa chica al creer que morías... ella ya cayó -Ladea la cabeza-. Como yo, estuvo tan desesperada como yo.

-Pero ibas a dejarme morir...

-Yo noté que ya habías vuelto a ser inmortal -Se inclina hacia él-. Por eso no hice nada... pero eso no signifique no te quiera.

-Pensé que ahora me odiabas.

-Lo único tan eterno como mi vida es lo que siento por ti, Apolo -Eso fue como si le lanzaran un balde de agua fría-. Pero no por eso dejaré que juegues con otra chica como conmigo. Si la quieres, muy bien, yo no haré nada porque comprendo que mi tiempo ha pasado, pero más te vale quererla enserio, o yo misma te torturare.

Ella se separa y cruza los brazos tras su espalda.

-Quiero que pienses bien, ¿Es un juego como los otros o no? pero piensa rápido, antes de que ella intente matarte.

Se fue.

***

Cuando llegó ante Apolo, se cruzó de brazos e intentó no parecer tan enfadada.

-Intentaron matarme -Comenzó-. ¿Dónde estabas?

-Aquí... -Responde un tanto ido.

-Pues yo no estaba tan lejos, mira, ¡Me hirieron! ¿Acaso eres tan distraído o te distrajeron? -Ya, lo dijo, eso seguro sonó a celos.

Apolo levantó la vista y la miró por un buen rato. Hasta que finalmente habló.

-Lo siento.

- ¿Qué sientes? ¿Haberme dejado casi morir o...?

-Siento haber jugado contigo -Ella quedó en silencio, perdida en lo que decía-. Lamento haberte insistido que me quieras, cuando tú no quieres y es obvio...

Abrió la boca para hablar pero él no se lo permitió.

-Lo siento, ahora noto que siempre es un capricho y... que tú deberías ser más que un capricho para un chico.

-Apolo -Dijo abriendo muchos los ojos, sorprendida por lo doloroso que era lo que él decía.

-Espero puedas perdonarme, Andy -Sonrió levemente y sacó unas llaves de su bolsillo-. Cierra los ojos por favor, no quiero derretirte o algo así.

Tragó saliva y cerró los ojos. Tras sus parpados una luz brillante se notaba. Y a Andy se le caían las lágrimas. Y al final lloraba por ese idiota.

Isabel, tan curiosa como sólo ella podía ser, estaba mirándola y mascullo.

-Idiota, nunca entiende lo que se le dice -Negó con la cabeza y caminó hacia Andy-. Señorita, creo que deberíamos irnos ya.

La castaña respiró hondo y miró a Isabel-. ¿Así lo sentiste?

Pasó una mano por su brazo y le sonrió alentándola-. Vas a estar bien, te lo aseguro.

-Creo que lo odio aún más -Se limpio la cara enfadada.

-Yo dije lo mismo luego de que me dejara.

-No -Sus ojos se habían oscurecido-. En verdad lo odio.

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