Capítulo 24.
N/A: Las palabras o frases en cursiva están en español.
Capítulo 24. ¡¿Que tú e Isabel qué?!
Aquel lugar era...
¿Muy ardiente?
Bueno, eso suponían, había mucha gente bailando, meneando el trasero hasta llegar al piso, el calor era sofocante hasta cierto punto, muchos sudaban pero parecían ignorarlo.
Las chicas eran ardientes, eso fue lo primero y más resaltante para Apolo.
¿Cómo no se le había ocurrido venir antes por aquí a repartir semidioses? Oh... Claro.
Mientras que Alex movía la cabeza al ritmo de la canción casi sin pensarlo, Andy fruncia el ceño a más no poder mientras intentaba no ser tocada por alguno.
— ¿Tu sabes cómo es Isabel? —Gritó por sobre su hombro a Apolo.
Él, que de pronto estaba muy pálido, asintió con sus ojos abiertos al máximo. Andy decidió no preguntar el porqué de eso.
Iris los dejó ya varias canciones atrás, primero buscaron un punto entre tal mar de gente, hasta que lo encontraron y ahora intentaban llegar al otro lado.
Estaban, literalmente en una triple frontera, tres países se unían allí, ellos flotaban en una plataforma por sobre un río.
Era un club para magos de aquella zona.
Y vaya que sabían divertirse.
Un chico salto por sobre la barandilla hacia el río, pero cayó y volvió a subir como si una ráfaga de aire lo empujase. Reía sin parar como sus amigos.
—Qué jodida cosa cool —masculla Alex ilusionado con hacer lo mismo.
—No estamos aquí para divertirnos, Alexander.
—Si, estamos buscando las esferas del dragón —rió nervioso Apolo—. Creo que me arrepiento de haber venido.
— ¿Por qué?
Balbuceaba cosas sin sentido cuando la música paró y todos comenzaron a abuchear, pero volvieron a quedar en un silencio tétrico, moviendose a los lados, dejando un camino hacia ellos.
Una mujer se les acercaba, ¿Cuarenta años tal vez? Era muy alta y de piel morena, caminaba contoneando las caderas con sutileza. Su rostro estaba serio y parecía muy importante.
¡Isabel! ¿Isabel? ¿Era ella? Alex se había imaginado a una niña superdotada. Andy se había imaginado a una anciana sabionda.
Esa mujer era todo lo contrario.
Andrómeda avanzó igual, levantando un poco el mentón, ante los ocho centímetros por los que era superada en altura. Se la notaba levemente emocionada.
-Isabel -Dijo levantando la mano-. Al fin...
-Hola.
La voz no venía de la mujer, sino de sus espaldas. Se volteó.
Una chica de 18 años estaba sentaba en la barra del bar, con un vestido beige y el cabello negro con un par de trenzas, sus ojos estaban delineados en negro, se veía genial, incluso comía cereal con yogurt de frutilla.
-¿Qué? Pero... ¿Tú eres Isabel? -La señala confundida, y luego a la otra mujer.
Sonrió y dejó el cereal a un lado-. La misma en carne y hueso, Meredith.
-Yo no soy Meredith.
-¿No? Pero si eres como me la describieron...
-Soy su gemela.
La chica fruncio el ceño a sus pies y se levanta de un salto, pudieron ver que el lazo que se enredaba en su brazo pasaba de negro a rojo.
-¡Coño! Jodidos dioses -Dice enfadada-. Me dicen que vendrá una hija de Poseidón, pero olvidan mencionar que tiene una gemela.
-Algunos nos acostumbramos a ser medio engañados -Alex se encoge de hombros -. Me inventaron toda una vida.
Los ojos de Isabel llegaron a Apolo, sus facciones se endurecieron y se levantó de golpe. Su lazo fue cayendo poco a poco, deslizándose de sus dedos.
De un momento a otro había atacado, Apolo estaba enredado en aquel lazo.
- ¿Qué diablos? -Andrómeda tenía la boca abierta, Alex quería chillar emocionado por semejante rapidez y precisión.
-¡Tú! Rata de alcantarilla, ¿Cómo te atreves a volver a mi? -Siseo con manchas rojas en las mejillas-. Luego de todo lo que me hiciste.
-Isa, hablemos de forma pacífica por favor, no hace falta violencia -Gimió Apolo mientras el lazo se apretaba aún más.
-Esto suena sumamente interesante -Murmura Alex y se sienta en un taburete-. Andy... ¿Me pasas esos maníes?
- ¿Cómo puedes pensar en maníes ahora? -Rugió ella-. ¡Ya! ¿Qué diablos sucede aquí?
La mirada furiosa de Isabel se fijó en ella. Apolo iba a morir en ese mismo instante.
Ambas chicas estaban enfadadas, si alguna tan sólo gritaba en ese momento, iba a haber alguna explosión.
-Él... Me plantó en el altar -Tiró de Apolo y él chilló.
No sabía qué sería peor, que Andrómeda se ponga a gritar y escupir fuego por la boca, o que se quede en silencio con un tic en el ojo... Oh, definitivamente eso último sería lo peor y ahora lo está haciendo.
-¿Te plantó? ¿En el altar? -Su voz era aguda y contenia miles de palabrotas -. ¿Cómo así? Te ves muy joven...
-Me veo joven, exacto... ¡Ahora vengaré mi vergüenza! Semejante engaño debe ser pagado.
-¡Esto está que arde! -Gritó Alex lanzando maníes a la cabeza de Apolo-. ¡Quiero más! Degollalo, quitale los intestinos, sacale los ojos...
Variasideassangrientasdespués.
-Creí que éramos amigos, Parker -Lloriquea el rubio.
-Yo soy un semidiós disciplinado, tú eres un mortal abandona chicas y casanova... No estamos al mismo nivel -Levanta el mentón como diva.
-¿Mortal? -Isabel alzó las cejas y lo miró.
Putamadre, se dijo Apolo. Ahora si le mataban, tal vez si se arrepentía de haber dicho tantas cosas y luego abandonarla.
-¡Venga ya! No seas tan poco profesional, vinimos por una cosa más importante... -La chica Greengrass se mordió la lengua antes de seguir -. Sueltalo por favor y hablemos.
Ambas chicas se miraron fijamente y con suma intensidad, casi discutiendo sin siquiera abrir la boca.
—¡Empanadas! Empanadas calientitas, de pollo, de carne, jamón y queso, napolitaaana, ni el aceite se nota cabros, súper light —La chica que pasaba con su carrito de empanadas cayó cuando el lazo de Isabel volvió a toda velocidad a ésta.
-Diablos, ¿Estás bien?
La chica movió los brazos hacia arriba mientras se levantaba negando toda ayuda.
—La Cata está perfecta, no se preocupen cabros, ¡Mis empanadas! ¿Ahora cómo mantengo a mi esposa y mis cinco amantes? —Comenzó a lloriquear dramáticamente.
Aquella situación había tocado el corazón de todos, casi ni notaron que un grupo de personas venía del otro lado. Hasta que Andy se volteo y casi se cayó de espaldas.
La chica alta del medio no podía ser otra persona. Isabel al notar el parecido sacó sus propias conclusiones. Conocería a la chica que debía conocer desde un principio.
Seguro diría algo sumamente sabio e inspirador al llegar.
El rostro de esa chica era tan serio y majestuoso que no cabía duda en sus suposiciones.
-¡Meredith! -Gritó Andy una vez estuvo ante ellos.
Estaba rodeada de personas con túnicas negras, abrió la boca para hablar y...
-Si tenía cara de idiota metros atrás es porque no veía un carajo... Digo, hola, éstos son gente mata perritos y ahoga condenados gatitos -Presentó como si nada señalando a los encapuchados.
¿Era enserio? ¿Es lo primero que dice al volver luego de meses secuestrada?
Pero si hablamos de Meredith Greengrass.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro