Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Quiero la verdad

James corrió descalzo por el pasillo hasta llegar al aula indicada en su pequeña visión los retratos se quejaban por el escándalo de sus pasos, pero a él no le interesaba en lo más mínimo. Había estado a punto de irse a dormir cuando tuvo una visión donde escuchaba el grito de Pandora pedirle ayuda y luego el aula donde se encontraba. No había sido capaz de ver más, pero estaba seguro de que era un llamado de ayuda.

Así que cuando se topó con Carissa y Fred en la sala común, le preguntó inmediatamente si sabían donde se encontraba Pandora. Al no recibir una respuesta concreta, supo que algo estaba mal. No lo pensó mucho antes de salir corriendo de la sala común. Incluso Fred quiso detenerlo porque ni zapatos llevaba, solo el mapa de los Merodeadores en su mano y su varita en la otra.

Ver el nombre de Pandora al lado del de Caden Wood le provocó un sentimiento extraño. Algo definitivamente estaba mal.

Así que corrió.

Corrió como si su vida dependiese de ello y ni siquiera fue capaz de sentir el ardor de sus pulmones protestando por aire o lo mucho que sus pantorrillas quemaban por el esfuerzo de bajar desde la torre de Gryffindor hasta los salones en desuso. Muchos de estos no se utilizaban en lo absoluto porque pertenecían a un área del castillo que había estado bastante afectada por la guerra. Otros porque eran demasiado pequeños para la cantidad de estudiantes o porque ya no se adaptaban a las comodidades que necesitaban.

Cuando James se detuvo frente al aula, abrió la puerta sin pensarlo dos veces y la escena con la que se topó casi le produce una sensación de mareo porque efectivamente algo estaba mal.

Pandora estaba sentada en el suelo, abrazando sus rodillas, su rostro cubierto por su cabello. Sus medias y manos estaban manchadas de sangre y Caden yacía inconsciente a su lado. La túnica de la muchacha se encontraba en algún lugar del aula, a esa distancia se podía apreciar su tela rasgada. Eso sin contar la mesa que se encontraba fuera de lugar y algunas sillas hechas pedazos.

—Pandora —la llamó. Un temblor se había apoderado de su voz en cuando pronunció el nombre de su novia.

La chica apenas levantó su mirada. Sus ojos estaban rojos e hinchados por las lágrimas derramadas, podía ver los rastros de estas en sus mejillas. Ya no lloraba, sino que parecía estar en una especie de trance.

James se acercó a ella, acuclillándose a su lado para levantarla del suelo, pero Pandora se apartó. Todo su cuerpo temblaba.

— No me toques —pidió en un susurro apenas audible. El rostro de James se contrajo por la confusión y una pizca de dolor se pudo apreciar en sus ojos cafés—. Todo es evidencia. No quiero arrastrarte a esto.

El chico asintió, no estaba convencido de ello porque solo quería abrazarla y asegurarle que todo iba a estar bien. Todavía no era capaz de ver su rostro, puesto que Pandora evitaba su mirada, ocultando su vista con su cabello.

— ¿Qué sucedió, Pandora? —interrogó, sus vista se desvió hacia Caden que yacía en el suelo boca abajo, su ceja tenía un corte que sangraba un poco.

— Hice lo que debía hacer —murmuró ella, tratando de convencerse a sí misma. Una pizca de pánico se posó en el pecho de James cuando dijo eso—. No está muerto —añadió.

Antes de que James pudiera hacer otra pregunta, McGonagall entró al aula junto a un grupo de profesores. La mujer emitió un jadeo de sorpresa al ver la escena frente a sus ojos. Pandora elevó su vista y fue entonces cuando James pudo ver el moretón que comenzaba a formarse en el mentón de Pandora, el corte en su pómulo y las marcas de los dedos alrededor de su cuello. Todo eso sin mencionar que la camisa de la chica estaba rota también.

James sintió que todo rastro de cordura abandonó su cuerpo y sintió ganas de matar a Caden. Si Pandora no lo había hecho, estaba seguro de que él lo haría, pero fue detenido por Neville Longbottom.

—Llamen a los aurores —ordenó McGonagall.

—Profesora —la llamó James—, siéntase con la libertad de enviar esa lechuza a mi casa.

McGonagall asintió. —Ambos necesitan atención médica. San Mungo será lo adecuado para esto.

* * *

Pansy caminó dando grandes zancadas por el pasillo de San Mungo hasta llegar a la habitación donde mantenían a Pandora. Un par de aurores se encontraban frente a la puerta para brindarle protección en caso de que algo ocurriera. Ella acababa de ser atacada y se notaba a cientos de kilómetros que Harry Potter estaba haciéndose cargo de ello. Después de todo, se trataba de la novia de su hijo.

Abrió la puerta sin tocar, entrando apresuradamente y cerrando la puerta detrás de sí. Pandora estaba sentada al borde de la camilla, su mirada perdida mientras Harry Potter se encontraba interrogándola.

— ¿Qué sucedió? —preguntó, histérica. Caminó hacia su hija y la examinó con cautela.

Los sanadores habían hecho un hechizo para su pómulo y también para su mentón, por lo que apenas quedaba rastro de las heridas. Sin embargo, las marcas de los dedos de Caden en su cuello seguían presentes, más rojas que antes y Pansy reprimió las ganas de echarse a llorar. Habían herido a su hija, a su pequeña niña, a lo más que amaba en la vida.

— Estoy bien —susurró Pandora. Su voz sonaba demasiado frágil, como si en cualquier momento fuera a quebrarse.

— ¿Qué maleficio utilizaste en contra de Caden, Pandora? —interrogó Harry.

La chica suspiró, dejando caer sus hombros un poco. Pansy notó el cambio de su mirada y pudo adivinar cuál había utilizado.

— Fue mi única opción, me iba a asesinar —se defendió. Su mirada seguía perdida en algún lugar de la habitación.

— El hechizo, Pandora. Necesito el hechizo —habló Harry en un tono suave.

Los ojos verdes de Pandora miraron a su madre y se desviaron con rapidez, como si no quisiera mirarla.

— Es un hechizo de mi familia muy antiguo. Induce un especie de coma del cual no se puede despertar. La persona solo será capaz de vivir en los últimos minutos que estuvo consciente durante ese trance —dijo Pansy con un suspiro—. Yo haré el contrahechizo.

—No —intervino Pandora—. Yo lo haré. Yo hablaré con él.

Ambos adultos intercambiaron miradas. Pansy negaba con firmeza esa idea porque no quería que su hija se acercara a la persona que la había herido de tal forma. Harry, por su parte, no tenía derecho de aportar su opinión. Para él, era mejor que Pandora no hablara con Caden por el hecho de que podría resultar contraproducente en la investigación. No obstante, ambos tuvieron que acceder porque Pandora estaba decidida en hacerlo ella.

Juntos la acompañaron, seguidos de dos aurores, hasta la habitación donde se encontraba Caden. Se detuvo frente a la puerta blanca.

— Quiero entrar sola —anunció.

— No, me niego —dijo Pansy—. Potter, no la dejes.

— Pueden esperarme afuera. Si algo sucede, están justo afuera —les recordó Pandora, entrando a la habitación y cerrando la puerta detrás de sí misma.

Sintió una presión en su pecho y tuvo que reprimir las lágrimas que estuvieron por salir de sus ojos al recordar lo que había sucedido tan solo unas horas atrás. Caminó hasta el pie de la cama, manteniendo su distancia y cerró sus ojos para pronunciar las palabras en latín que lo harían despertar. Se quedó esperando unos segundos a que Caden despertara.

Caden se sentó de golpe en la camilla y miró a todas partes, desorientado. Entonces vio a Pandora de pie tan solo a unos metros de él y los recuerdos llegaron a su mente, golpeándolo como una ola fría y sólida. Recordó los sollozos de Pandora y miró sus propias manos como si no pudiera creer que estuvieron a punto de quitar una vida. Estalló en sollozos.

—Y-Yo no quería, Pandora. Lo siento, lo siento tanto —balbuceó en medio de su llanto.

— ¿Qué te hizo hacerlo? —cuestionó ella.

Caden negó, presionando las palmas de sus manos contra sus ojos, tratando de detener el llanto. No podía creer que había intentado de herir a una chica de ese modo. Quizá el hubiera dicho cosas hirientes, pero jamás se atrevería a tocar a una chica sin su consentimiento y mucho menos intentaría tomarla por la fuerza. Por si fuera poco, también había intentado matarla cuando las cosas se pusieron difíciles. ¿Qué clase de chico era ahora?

— No lo sé. Fui obligado, no podía controlarlo. Todo en mí quería evitarlo, pero al mismo tiempo algo me decía que debía herirte, que debía romper por completo a la chica Parkinson.

Las piezas del rompecabezas se unieron para Pandora y salió de la habitación como una bala, huyendo. Chocó con su madre y con Harry en el proceso, mientras trataba de alejarse lo más que podía de ellos. El aire le faltaba y sus manos le temblaban sin cesar.

— Pandora, detente —ordenó su madre, agarrándola de un brazo para que detuviera sus pasos. La obligó a mirarla.

— ¡Tú me hiciste esto! —exclamó, sollozando.

La confusión inundó el rostro de Pansy por completo.

— ¿De qué hablas?

Pandora se zafó de su agarre y más lágrimas brotaron de sus ojos.

— Trataron de herirme porque soy una Parkinson, lo hicieron para llegar a ti. Utilizaron un chico inocente que ahora mismo está entrando en crisis por lo que fue obligado a hacer —soltó. Apretó sus labios en una fina línea y trató de calmarse—. Odio mi apellido, a mi familia y todas las cosas que vienen con ellas.

— Pandora, realmente no quieres decir eso —trató de razonar Pansy—. Estás herida y lo estás diciendo porque es tu forma de desquitarte.

Pandora negó. —No lo intentes, por favor —pidió—. Estoy cansada de esto. Toda mi vida he sido rechazada por mi apellido, por los errores que tú y tus antepasados hicieron. Ya no quiero ser una Parkinson.

Su madre cerró sus ojos con dolor. Cada palabra que su hija decía se clavaba en su pecho como si de una daga se tratase. Sentía que eran verdades que Pandora ya llevaba guardando dentro de su ser por mucho tiempo. Cada dolor acumulado hasta que explotó como una olla de presión que lleva demasiado tiempo soportando calor.

—No sé qué quieres que haga. Ya todo está hecho y no puedo arreglarlo. Es imposible cambiar el pasado —manifestó, su voz cargada de dolor.

— Quiero que me digas la verdad —exigió—. ¿Quién es mi padre?

La expresión de Pansy se descompuso, —No busques más allá de lo que necesitas saber, Pandora.

La chica soltó una carcajada amarga.

— Más secretos —resopló y sorbió de su nariz—. ¿Sabes? Quizá solo debería preguntarle a Viktor la verdad o a Neville. No, le preguntaré a Luna Lovegood o a su marido. Quizá solo deba ir a beberme una cerveza de mantequilla con Hannah. Espera, ¿por qué no le pregunto la verdad al susodicho aquí presente? —señaló a Harry—. Todos ellos están en la foto. ¿Cómo fue que lo pusieron? Ah, sí «cumpleaños número veintitrés de Pansy. Cuando todavía todo era perfecto». Eso fue un año antes de mi nacimiento. Dime, ¿yo arruiné tu hermosa perfección?

Pansy solo mordió su labio, quedándose en silencio. —Jamás lo entenderías.

Pandora asintió.

—Claro. Ya he visto cómo son las cosas. Gracias por todos los secretos, mamá.

* * *

Daphne levantó en su mano izquierda una copa llena de vino tinto y la acercó hasta sus labios pintados de un color carmín. Bebió un sorbo de vino y limpió sus labios con una servilleta, mirando a su acompañante con una sonrisa de satisfacción extrema. Parecía brillar de felicidad.

— Entonces, ¿tan mal salieron las cosas para Pansy? —preguntó, un toque de diversión adornó sus palabras.

La persona sentada al otro lado de la habitación asintió. —Tenías que haber visto cómo su propia hija se rebeló en su contra.

Daphne rió.

— Tengo que admitir que aunque las cosas no funcionaron como yo esperaba, salieron bien. Logré herirla lo suficiente como para que dejara de ver a su madre como una heroína. Pronto la verá por lo que es —habló y caminó hacia un espejo para observar su reflejo. No quedaba ni pizca de la Daphne andrajosa que todos vieron en el hospital. Había vuelto a ser la misma de antes.

— Aunque, hay algo que podemos hacer para quebrarla más —acotó la persona—. Escuché que Pansy se niega a revelarle la identidad del padre a su hija.

Daphne sonrió. —Quizá deberíamos dejarle una pista, ¿no crees?

La persona caminó hacia ella con diversión, chocaron sus copas y brindaron con diversión.

—Por la destrucción de Pansy Parkinson.

—Salud —y un brillo de maldad se pudo apreciar en los ojos verdes de la persona.

________________

¡BAZINGA! Otro capítulo para aumentar el suspenso de la historia. Ya no falta tanto para resolver los conflictos que quedan, todo el misterio de Daphne, la persona misteriosa y el padre de Pandora. 7w7r

Preguntas: ¿Qué opinan de la reacción de Pandora hacia el asunto? ¿Creen que realmente odie a su familia como dijo? ¿Opiniones respecto al final? ¿Quién creen que sea la persona misteriosa?

¡Besos y más misterios sin resolver!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro