10. Negar no es malo
Nuevamente los estudiantes se reunían en las gradas para apoyar a los respectivos equipos que estarían enfrentándose: Ravenclaw y Hufflepuff. Algunos estudiantes tales como los gemelos Scamander hacían apuestas sobre cuál equipo ganaría y hacían del partido más emocionante con sus jocosos comentarios.
— Explícame esto —exigió Carissa, levantando entre sus dedos la bufanda azul que colgaba del cuello de Theresa.
La chica de Slytherin rodó los ojos y resopló. Habían pasado unos cuantos días desde que Louis la había acompañado a San Mungo y de una forma u otra se estaban llevando un poco mejor. Al menos ella ponía de su parte en llevar la fiesta en paz. Después de todo, él la había ayudado en su peor momento y le debía una enorme.
— Es una bufanda —murmuró.
Carissa y Pandora intercambiaron miradas de complicidad. Pandora trataba de evitar una sonrisa que estaba por asomarse en su rostro, mientras que Carissa parecía la hija perdida de Chesire. Ellas sabían que Theresa siempre apoyaba a Hufflepuff en este tipo de partidos por el hecho de fastidiar a Louis Weasley y de mantener esa exhaustiva competencia entre ellos.
— ¿Esto tiene que ver con el chico de Ravenclaw que es, no sé, tu compañero de torre?
Theresa abrió los ojos por la sorpresa que le causó la pregunta de Carissa. Ni siquiera sabía porqué se sorprendía si Carissa generalmente soltaba las preguntas sin ningún tipo de filtro. No tenía la capacidad de retener sus pensamientos.
— No, claro que no. De hecho, tengo el ojo en un Ravenclaw, sí, pero no él.
— ¿En serio? —cuestionó Pandora sin creerlo—. Dime cuál, digo, todos están aquí así que no tiene que ser un problema señalarlo para que yo lo vea, ¿no?
Sí, Pandora no se equivocaba con lo de que todos estaban presentes. Los Ravenclaw estaban bastante enfocados en ganar el partido porque entonces no tendrían que enfrentarse a los leones en el próximo, aunque este equipo no tuviera los mismos ánimos para ganar desde que Lily les dejó claro que no tenía ningún interés en atrapar la snitch después de lo que le hicieron a su hermano.
— Es... ¡Oh, Albus! —exclamó al ver al chico de cabellos azabache y ojos verde esmeralda. Nunca en su vida se había emocionado tanto de verlo—. ¿Vienes por tu chica?
Albus rodó los ojos ante la pregunta de Theresa. Ya no era ningún secreto que él estaba colado por la amiga de Rose, puesto que lo vieron robándole un inocente beso a la chica. De hecho, ese fue el cotilleo de la semana en las mazmorras de Slytherin.
— ¿Tú también?
Theresa soltó una ligera carcajada.
— Vamos, las noticias vuelan rápido. Así que la cazadora pelirroja de Ravenclaw. Dime, ¿cuál es su nombre, Alby? —preguntó con una sonrisa divertida mientras le apretaba una mejilla.
Albus soltó un gruñido.
— Ya, deja, Tess. Oye, ¿qué haces con una bufanda de apoyo a Ravenclaw? —cuestionó con curiosidad.
Las mejillas de Theresa se encendieron. ¿Es que acaso todos se iban a dar cuenta de la bufanda que traía puesta? Estaba a punto de arrancársela del cuello
— Ella dice que es por un chico de Ravenclaw que tiene en la mira...—comenzó a decir Carissa con un deje de inocencia.
— Nosotras decimos que es por tu primo —habló Pandora.
— ¿Louis? Vaya, me lo hubieras dicho, Tess, te hubiera ayudado a conseguir una cita con él y...—Theresa lo interrumpió.
— ¡Ugh, son insoportables! —exclamó alejándose de sus amigos—. ¡Que quede claro que no es por él!
Los tres rieron con ganas al ver como Theresa se marchó refunfuñando mientras se quitaba la bufanda. Ellos tenían algunas sospechas desde el día en el que ella desapareció y, por casualidad, Louis también lo hizo. Claro está, ellos no sabían la verdadera razón, pero eso les bastaba para molestarla lo suficiente.
Se entretuvieron mirando el partido mientras hablaban y celebraban cada vez que Ravenclaw anotaba.
— Oye, Pandora —la llamó Blaine—. ¿Puedo hablarte un segundo?
La chica asintió y se disculpó con Albus y Carissa antes de seguir a Blaine lejos de las gradas. Al parecer, los planes de Blaine de hablar un segundo era hacerlo lejos de todo el mundo porque la estaba guiando lejos del campo de quidditch en general. Una vez estuvieron lo suficientemente alejados, Blaine dejó de caminar y miró a Pandora con una sonrisa.
— Entonces...
— Entonces...—repitió Pandora metiendo las manos en los bolsillos traseros de su pantalón.
Blaine soltó el aire de sus pulmones con lentitud, ahorrando tiempo.
— Sabes que el próximo fin de semana será una salida a Hogsmeade y, bueno, me estaba preguntando si a ti te gustaría ir conmigo —manifestó.
Pandora se quedó un poco pasmada al escuchar lo que Blaine acababa de decirle y en su mente pasó el recuerdo de cuando estuvo en la biblioteca con James la primera vez. Él había inferido que Blaine estaba colado por ella y que pensaba que ellos se traían algo por la forma en la que la defendía.
— Yo...no sé qué decir —confesó.
Era cierto. No sabía qué decirle a Blaine en ese preciso momento. Ella se había criado con él. Se conocían desde antes de nacer por decirlo así. Su madre consideraba a su padre el hermano que nunca tuvo. Eran como primos y esa era la palabra clave en esa situación.
— Bueno, responder mi solicitud no estaría nada mal.
Pandora mordió su labio inferior y bajó la mirada para pensar en cómo lidiar con la incómoda situación. Ella no quería rechazarlo de una manera horrible, pero tampoco pensaba aceptar su solicitud solo por pena. Eso sería mucho peor. Ni siquiera entendía cómo era que las chicas aceptaban salir con sus amigos por lástima. ¿Acaso no les daba cargo de conciencia?
— Eh...
— ¡Parkinson! —Pandora se giró para encontrarse con el hijo del profesor Longbottom, Frank—. Mi padre me ha enviado a buscarte urgentemente, dice que es algo importante respecto a la clase.
Pandora frunció su ceño y se preocupó en seguida. De hecho, repasó mentalmente que no tuviera algo olvidado, pero no se le ocurrió nada. Estaba saliendo bien en la clase así que no encontraba otra razón.
— ¿Ahora? —preguntó.
— Ahora.
La chica suspiró y Blaine apretó sus labios en una fina línea porque sabía que no iba a obtener una respuesta si se trataba de la clase de herbología.
— Lo siento —susurró forzando una sonrisa de disculpa antes de seguir a Frank lejos de Blaine—. ¿Para qué me llamaba el profesor?
Frank rió.
— A decir verdad, él no te llamó. Solo te vi en una situación demasiado incómoda y quise librarte de ello —confesó encogiendo los hombros.
Pandora se detuvo en seco.
— ¿Tan obvio era? —preguntó.
Frank asintió.
— Bastante, pero no te preocupes por ello, él no se dio cuenta. Ahora, vamos al aula de herbología solo en caso de que se le ocurra seguirnos.
Ella arrugó la nariz y negó.
— Lo dudo —murmuró.
— Es mi cabeza la que está en juego. No quiero tomar riesgos.
***
— Pociones, pociones, pociones —masculló James observando cómo los demás compañeros podían hacer su tarea con facilidad y él no. Era un fastidio el daño muscular porque se tardaba en sanar.
— Al menos podrías servir de ayuda, Potter —habló Blaine con molestia.
James rodó los ojos y lo fulminó con la mirada. ¿Acaso él no veía que no le era posible hacerlo? Si estuviera en condiciones, probablemente sería el primero en terminarla, pero la situación era difícil.
— Potter, Zabini, esa poción no debe de tener ese color verdoso —acotó Slughorn cuando pasó por la de ellos—. Parkinson, ¿podrías echarle una mano? Estoy seguro de que Martin se las arreglará para terminar la poción sin usted.
Los ojos de ambos chicos se dirigieron hacia la chica castaña que tenía el cabello amarrado en una coleta para evitar accidentes. Se veía igual de radiante que siempre, pero James conocía cuándo era que estaba mejor. En ese momento se veía seria y no tenía esa sonrisa de cuando bailaba.
— Creo que tendré que echarles ambas manos para poder arreglar esta poción —murmuró Pandora al ver el caldero—. Blaine, ¿qué rayos le echaste para que quedara así?
Zabini rodó los ojos con molestia.
— ¿Yo? ¿Quién dice que no es culpa de Potter que la poción esté así? —protestó.
Pandora le dedicó una mirada a James y este tuvo que reprimir una sonrisa de saludo. Ellos actuaban como si no se hablaran o pasaran tiempo juntos. Claro, él se reservaba los malos tratos de antes y ella trataba de no hablar demasiado.
— Aunque no me guste admitirlo, él es el mejor de la clase y tú no eres muy...diestro en pociones.
Blaine se quedó en silencio y dejó que Pandora comenzara a ver qué rayos él había hecho con la poción. James sabía el remedio exacto, pero no hizo ningún comentario al respecto porque verla rabiar era mucho más divertido.
— Oye, Pandora, estaba pensando en que nunca me diste una respuesta para mi propuesta —comentó Blaine.
Pandora dejó de mover la poción e hizo una mueca que no fue captada por el Slytherin, pero sí por James, quien frunció el ceño.
— Oh, eso...
— Sí, eso.
James no entendía mucho, pero ya podía intuir en lo que seguramente Blaine le había propuesto a Pandora. Solo era necesario ver la esperanza e insistencia en los ojos de Blaine y la incomodidad de Pandora para saberlo. Ella no se veía muy entusiasmada con el tema. De hecho, parecía querer evitarlo a toda costa. Así que James tomó disimuladamente un ingrediente y lo echó al caldero solo para ver cómo comenzaba a desbordarse.
— ¡Potter! —exclamó Pandora inmediatamente, regañándolo con la mirada. Había visto su movimiento y supo que fue él.
— Lo siento, solo trataba de ayudar.
La disculpa tenía doble significado. Podía significar que trataba de ayudar a arreglar la poción, cosa que Blaine creyó, pero también podía significar que trataba de sacarla de un momento incómodo. Pandora supo que fue lo segundo porque James sabría exactamente el efecto que tendría ese ingrediente.
— Ugh, no toques nada mejor —sugirió Pandora y se dispuso a arreglar la poción.
No le costó mucho y pudo terminarla justo para cuando la clase acabó. Los estudiantes recogieron sus cosas y se marcharon inmediatamente. Los Slytherin tenían herbología junto a Hufflepuff y los Gryffindor Transformaciones con Ravenclaw.
— Tú no pareces muy entusiasmada con la proposición de Zabini —comentó James mirando a Pandora. Ellos eran los únicos que quedaban en el aula.
— Es...complicado.
James chasqueó su lengua y negó.
— No es complicado. Simplemente no quieres salir con él de ese modo. Negar no es malo, Pandora, y mucho menos si se trata de lo que tú quieres hacer con tu vida —le dijo James.
Ella se quedó estupefacta unos segundos al escucharlo.
— ¿Desde cuándo te has vuelto tan filosófico? —preguntó sonriendo de manera divertida.
Él encogió los hombros.
— No lo sé. Está en mi naturaleza ser así.
Pandora bufó sin creerle y caminó fuera del aula sin dejar de sonreír. Solo había dado unos pasos cuando sintió que la jalaron de un brazo lejos de donde ella debía ir. La estaban adentrando en el territorio de las serpientes.
— ¿Qué rayos haces, Blaine? —preguntó, zafándose de su agarre.
— ¿Desde cuándo confraternizas con el enemigo? —inquirió.
— ¿Qué?
Blaine resopló con molestia. Se podía apreciar en la forma en la que respiraba y se movía que estaba bastante enfadado. Lo que Pandora no comprendía era porqué estaba de esa forma.
— ¿Ahora hablas con Potter a escondidas? No te atrevas a negarlo, Pandora...
— No pensaba hacerlo —replicó—. La verdad es que no sé cuál es tu ira repentina, pero si se trata de celos o de marcar territorio diciendo que él es el enemigo y que no debería hablar con él o cualquiera de ellos, te dejaré algo claro, Blaine —dijo en un tono severo—. Tú y yo somos amigos. La razón por la que no te he respondido tu propuesta es porque no te veo de esa forma y tampoco quería hacerlo de este modo.
— Es un no.
Pandora asintió.
— No voy a hacerlo, Blaine. No puedo y aunque quisiera ahorrarte el rechazo pienso que sería peor para ambos decirte que sí cuando no lo siento en mi corazón —explicó esta vez utilizando un tono más suave que antes. Se iba a acercar a él, pero Blaine dio dos pasos hacia atrás.
— Eso no quita que andes de amistosa con Potter. Dime, sé sincera, ¿es él la razón por la que no quieres salir conmigo? ¿Con él sí saldrías por pena? ¿Eso es lo que le tienes? ¿Pena?
Las preguntas dejaron a Pandora atónita. ¿Qué se creía Blaine que estaba haciendo? ¿En serio pensaba que hablaba con James solo por lástima? ¡Ellos hicieron un trato! Se ayudaban mutuamente y así era como sucedían las cosas. Claro, él no iba a entenderlo porque estaba tan cegado que solo veía lo que sus ojos querían.
— No pienso responder ninguna de tus preguntas porque se ve que a pesar de todos los años que llevamos de amigos, aún no me conoces —soltó dándose la vuelta para marcharse del lugar, pero Blaine la agarró del brazo de nuevo.
— Que no se te olvide lo que ellos nos hicieron, Pandora. Lo que él nos hizo.
Pandora soltó una carcajada amarga y se zafó de su agarre.
— ¿Está todo bien aquí, Pandora?
Ella volteó a ver la persona y le asintió a Scorpius, quien miraba a Blaine con desconfianza. Ellos se conocían y Scorpius sabía que el rubor en el rostro de Pandora no era de vergüenza o por un halago, sino que era de coraje.
— ¿Sabes qué Blaine? La razón por la que este mundo va de mal en peor es porque todos están tan enfocados en el rencor del pasado que no se ponen a pensar en lo que tienen ahora.
Dicho eso, Pandora agarró el brazo de Scorpius y él la escoltó hasta que salieron de las mazmorras. Él tenía pociones en ese momento, pero no le importaba llegar tarde si era por Pandora. Ella era como un miembro más de su familia.
— ¿Estás segura de que estás bien? —preguntó.
— Sí, Scor, estoy bien. Solo Blaine puede sacarme de quicio —masculló.
Scorpius sonrió ladinamente.
— Yo pensaba que solo Potter mayor te podía sacar de quicio —comentó.
Pandora emitió un gruñido por lo bajo.
— Ese también, Scor —aseguró antes de seguir su camino hacia el aula de pociones.
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Un poquitín tarde, pero andaba terminando completamente LMM y necesitaba mi tiempo de penitencia para dejar los personajes atrás xD Además de que andaba escribiendo un relato corto. Pero bueno, ya estoy lista para enfocarme en este fic de lleno.
Mamá Malfoy cambio y fuera
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