Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

~7

Silvia guió a Noemi hasta la que debía ser su habitación. Era idéntica a la de Noemi.

Noemi se quedó en la puerta mientras que Silvia rebuscaba bajo el colchón de la cama. Al final sacó un cuaderno y le hizo un gesto a Noemi para que entrara.

-¿Qué es eso?-le preguntó Noemi.

-Mi bloc de dibujo-dijo Silvia pasando las páginas.-Me lo trajo mi padre de estrangis... Ah, aquí está.

Le pasó el cuaderno abierto por un dibujo del caballero con la espada en la mano. A primera vista parecía un boceto rápido, pero al fijarse mejor Noemi vio que las líneas se habían repetido varias veces perfeccionando el dibujo a lápiz.

-Es muy bueno-le dijo a Silvia.

-No te fijes en el dibujo, fíjate en lo que representa-dijo Silvia. Un rato después, cuando pensó que Noemi ya había mirado suficiente como para reconocerlo, añadió:- ¿qué, es ese?

-Sí-dijo Noemi pasándole el cuaderno-o se parece muchísimo. ¿Por qué te has asustado tanto antes?

Silvia guardó el cuaderno y se pasó una mano por el pelo, nerviosa.

-A ver, ¿recuerdas que he dicho que un guerrero echaba a mis alucinaciones...si es que podemos llamarlas así?

-No-admitió Noemi.

-Pues te lo he dicho, Dori.

-¡Eh!

-El caso es, yo casi nunca veía la niña. Cuando empezó a aparecer, también lo hizo el guerrero. Cada vez que intentaba acercarse, salía de la nada y la echaba. Ahora creo que me protegía... Pero no sé de qué.

-Y por eso te has asustado al creer que estaba muerto.

Silvia se enroscó un mechón de pelo en el dedo.

-Sí, básicamente.

***

Pasaban los días y las dos chicas no hacían más que preguntarse, ¿por qué nadie más veía lo que ellas? La lógica les decía que no podía ser posible, pero algo más fuerte les decía que claro que lo era, que estaba pasando y era real. Que tenía que haber algo ahí, más allá de lo que ellas sabían.

Pero, ¿por qué ellas?

No podían contestar aquellas preguntas que tanto se hacían.

Noemi se había pasado una noche en vela pensando en ello, y al día siguiente, con sus ojeras de panda, fue a contarle lo que se le había ocurrido a Silvia.

-¿Qué te ha pasado? Pareces un zombi-le dijo Silvia a modo de saludo.

-Ja, ja, muy divertido-dijo Noemi con sarcasmo-no he dormido nada hoy.

-No, si se te nota.

-Anda, calla. Se me ha ocurrido algo.

-¿Algo sobre qué?

Noemi bajó el volumen. Estaban en la sala en la que todos solían pasar el rato.

-Sobre lo de la niña. Y todo eso.

-Me pregunto si tendrá nombre.

-¿Qué?-aquello había pillado por sorpresa a Noemi.

-Nombre. Si es real tendrá nombre, pero siempre nos referimos a ella como "la niña".

-Claro que tiene nombre.

-Lo dices como si fuera la mayor obviedad del mundo.

-Creo que lo es. Además, la chica del vestido rojo estuvo a punto de decirlo, pero ella la paró. Le dijo algo así como que solo una persona puede pronunciarlo y que no quería que apareciera.

-Como si fuera Voldemort.

Noemi se rió.

-¿Te gusta Harry Potter?

-¡Claro! Me he visto las pelis y quería empezar los libros. Ya tenía el primero, pero... Ya ves.

-¡Tienes que leerlos!-exclamó Noemi-¿a que no sabes quién es Peeves?

-¿Quién, Peeves? ¿Ese fantasma tan pesado?

-Ala, ¿cómo lo sabías? No sale en la peli.

Silvia se rió.

-En el juego sí.

-Anda, no me acordaba. Claro, creo que en el del prisionero de Azkaban no sale y es el que jugaba siempre... ¡Bueno! ¡Que nos desviamos del tema!

-¡Eso! ¿Cuál era tu idea?

-Creo-dijo Noemi. Hizo una pequeña pausa. Una parte de ella no quería seguir hablando por miedo de quedar como una idiota-creo que quieren hacernos creer que estamos locas.

-¿Quién? Espera, ¿no creerás que los médicos y nuestros padres están compinchados, verdad?

-¡No! ¡Que idea más loca! Estoy segura de que la niña sabe muy bien que solo la vemos nosotras. Ella, o alguien más, quería hacernos creer que se nos había ido la olla. Y, al parecer, no debieron de pensar en que podríamos conocernos y descubrirlo todo.

-Eso...-dijo Silvia analizando sus palabras. Por un momento Noemi temió que le dijese que no fuese estúpida, que aquello no tenía lógica-eso tiene sentido.

-¿En serio?

-¡Sí! Espera, ¿no lo creías?

-Bueno, yo...

Noemi se miró los pies.

-Ahora-dijo Silvia-hay que averiguar quién y por qué.

-Creo que sé quién puede saberlo.

***


Habían pasado mucho tiempo planeando aquello. No querían que nada se fastidiase. Cada vez que creían tenerlo todo a punto, a alguna se le ocurría algún problema o un "¿y si...?"

-¿Y cómo encontramos a la niña?-preguntó al fin Silvia.

-No lo sé-dijo Noemi-habrá que confiar en la suerte.

-Confiar en la suerte. Que cosas dices.

Pero no tenían ningún otro plan. Tan solo había que esperar el momento adecuado...y una distracción.

-Hola, Silvia.

-Hola, Sergio, ¿qué hay?

-¿Silvia amable?-el chico se pellizcó-¿estoy soñando?

Silvia se rió.

-Puedo ser antipática si quieres... idiota.

-Hum, no, prefiero a la simpática- Silvia volvió a reírse de la réplica del chico.

-Vaya, ¿qué querías?

-Bueno, no tenía por qué querer...-Sergio se cayó al ver la sonrisa burlona de Silva- vale, quería contarte algo que he descubierto.

"Ay, Dios, que no se ponga en plan listillo... Como esto salga mal mataré a alguien"

-...un nido de avispas que...-Silvia se sobresaltó al darse cuenta de que Sergio seguía hablando. Puso una mueca.

-Ay, no, soy alérgica a las avispas.

-¿En serio? Oh, vaya...

-¿Pero sabes lo que me impresionaría?

Los ojos castaños del chico brillaron.

-¿El qué?

-Que alguien se atreviera a ir allí y pegar a uno de los enfermeros.

-Ah, no...-dijo Sergio negando con las manos- ya lo intenté el primer día... Acabé en...

Silvia rió.

-¿Qué pasa, no hay huevos?

-¿Qué has dicho?

-Que no hay huevos.

Sergio se sonrojó ligeramente.

-¿Que no hay huevos? Ahora verás.

El chico se acercó con grandes zanjadas.

"Ay, el orgullo" pensó Silvia con una sonrisa y negando con la cabeza. Se alejó corriendo hasta donde esperaba Noemi.

-¿Ya está?-preguntó Noemi.

-Sí, ¿y ahora?

Una lucecita morada apareció entre ellas.

-¡Un hada!-exclamó Noemi.

-¡La luz!-dijo a la vez Silvia.

La luz/hada se alejó.

-¡Síguela!-gritó Noemi y echó a correr tras ella.

Silvia la siguió, pero Noemi era más rápida. Y el hada más que Noemi.

La perdieron un par de veces y la volvieron a encontrar, y la siguieron hasta llegar a un lugar al que nunca habían ido. Al fin llegaron a una sala con grandes ventanas. En una de ellas estaba sentada la niña.

-¿Me buscabais?-preguntó sin girarse.

-Sí-contestó Noemi con voz firme. Silvia apretó los puños cuando la niña se giró y bajó de su ventana.

-¿Por algún motivo en especial?-volvió a preguntar.

-Sí-contestó esta vez Silvia-queremos hacerte un par de preguntas.

Noemi no sabía que era peor, su cara inexpresiva o aquella media sonrisa que en cualquier otra niña habría sido adorable o traviesa pero que en ella resultaba escalofriante.

-¿Y por qué debería contestar?

-Porque si lo haces-dijo Noemi adelantándose a Silvia-iremos contigo.

Era difícil saber quién estaba más asombrada, la niña o Silvia.

-¿En serio?-preguntaron a la vez. Noemi estaba increíblemente tranquila.

-Sí. ¿No es lo que has querido todo este tiempo?

La niña se agarró las manos tras la espalda y se puso de puntillas un momento, como planteánsdoselo.

-Está bien. Primero venís, y luego ya preguntáis lo que queráis antes de que él aparezca.

-¿Él, quién?-dijo Silvia.

-Hemos dicho que las preguntas luego-contestó la niña. Silvia y Noemi se miraron. Ambas parecían pensar que estaban a punto de hacer una estupidez, pero Noemi fue la primera en dar un paso adelante. Y se oyó un grito. "¡Deteneos!"

Silvia y Noemi se giraron y vieron a una mujer que se acercaba. Era la mujer de rojo que había aparecido en casa de Noemi, con sus rizos botando tras ella. Con el puño cerrado y el pulgar hacia arriba, hizo una cruz como midiendo algo antes de hacer un dibujo. Unas líneas de luz granate aparecieron donde ella había hecho el gesto.

Los ojos de la niña parecían expresar una mezcla de odio y alivio. Las dos chicas se apartaron cuando la cruz roja se acercó a ellas, y la niña desapareció un segundo antes de que le diera. La cruz se esfumó en el aire.

-Vaya, creí haberte dejado muy claro que no te fiaras de ella-le dijo la mujer a Noemi mientras se alisaba la falda al llegar junto a ellas.

-¿Quién eres?-preguntó Noemi.

-Me llamo Miriam. Y si me permitís-Miriam le puso una mano en el hombro a cada una. Noemi sintió un cosquilleo en el hombro en el que se apoyaba-quiero enseñaros algo.

Las tres chicas se esfumaron.








Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro