Capítulo 8
Multimedia: In the Shadows- The Rasmus
Narra Evil Liam
Todos mis lobos empiezan a aullar en el preciso momento en el que Violet se recuesta en mi regazo y empiezo a programar la dichosa película que quiere ver. Siento que algo dentro de mí despierta cuando su cabellera cobriza se agita, y el delicado aroma a fresas que despide entra en contacto con mis fosas nasales. Ella me resulta deliciosa de formas que no consigo entender y eso me desconcierta, porque no había experimentado este tipo de sensaciones nunca antes. Es como si una maldita fuerza magnética me impidiera actuar como acostumbraba.
—Entonces, ¿qué tipo de película quieres ver?
Es la primera vez que dejo que una mujer elija lo que quiere hacer estando conmigo. Normalmente yo llevo la batuta y ellas aceptan lo que les digo sin oponer resistencia. Las premio, dándole buenos momentos de placer, antes de matarlas.
—¿Qué propone usted, profesor?
Allí está otra vez esa maldita palabra, que logra ponerme de mal humor en un santiamén. Detesto sentir que estoy a la sombra del estúpido profesor ante alguien.
—Violet, ya no soy tu profesor, ¿podrías dejar de llamarme así? —Hago todo lo humanamente posible para no sonar agresivo.
—¿Por qué, profesor?
—Porque estamos en una posición distinta, y no le veo sentido a seguir en esos modos.
Ella suelta una risita de esas que alteran al demonio que habita dentro de mí. Me provoca azotar su bonito culo antes de ponerla a gemir contra la cama.
—Dejaré de llamarte profesor, si me das una razón más creíble para hacerlo.
Blanqueo los ojos y enredo mis brazos alrededor de su pecho. Mi polla se pone como loca cuando sus senos rozan mis antebrazos. Estoy comportándome como un puberto virgen que no controla sus hormonas.
Patético
—Me resulta fastidioso que me llames profesor. —Ella gira la cabeza y me observa con sorpresa.
Ay, no me quiero imaginar las escenitas cursis que ella y el profesorcete protagonizaron con la dichosa palabrita en medio.
—Creí que te gustaba que te dijera profesor.
—Eso era antes. —Me encojo de hombros—La gente cambia, el calentamiento global empeora, el euro desciende en la bolsa de valores, y el que me sigas llamando profesor aunque ya no lo sea, empieza a parecerme infantil. Llámame de cualquier forma, menos profesor.
—¿Profesor Larsson le parece mejor?
—Violet...
—Profesor...
—Dejaré de follarte durante un mes si sigues así.
Sus bonitos ojos saltones se explayan, su boca tentadora tiembla y su mandíbula afilada se agita por demasiado tiempo. Todas estas variables me dan a entender que algo no marcha como debería.
—¿Qué pasa? —pregunto al ver que se ha sumido en uno de esos silencios inútiles que no aportan nada.
Se siente como uno de esos instantes incómodos, en los que las mujeres empiezan a responder con monosílabos a lo que sea que les digamos. No sé por qué se les ocurre hacerse las interesantes de esa manera, lo único que consiguen es fastidiarnos, sobre todo a mí que le tengo poca paciencia a las criaturas que considero inferiores.
—Entonces, ¿tú y yo lo hicimos?
Hay un rosado precioso incendiando sus mejillas, y mientras la observo silente, esperando que responda a su pregunta, mi corazón se acelera como una locomotora. Su carita de niña buena me parece tan jodidamente perfecta y deseable, que no logro controlar las ganas que tengo de meter mi pene y lengua en su coño latino, mientras disfruto cómo su rostro adopta una expresión de completo placer.
Trago duro y me doy cuenta de que debo mantener mi polla lejos de su vagina; al menos hasta que consiga controlar mis emociones. Esta maldita mocosa ha conseguido que ceda a sus caprichos con un par de miradas y besos, no quiero ni imaginar lo que pasará conmigo si tenemos sexo pronto.
Si la cojo, quedaré tan embobado que capaz me convierta en un enviado de Dios y realice algún proyecto altruista que incluya plantar árboles, tomar té, practicar yoga al aire libre, tomarme fotos con niños llorones y conceder alguna entrevista en la que se diga que soy un hombre ejemplar.
Qué asco.
—Durante los cuatro meses que estuvimos juntos, ¿al fin lo hicimos? Es decir...—Se queda callada, obviamente avergonzada. Su mirada decae y actúa como si quisiera que la tierra se la tragara y la escupiera en un convento de monjas.
—Sí—digo, porque sería lo obvio. —Lo hicimos.
¿Quién mierda pasaría cuatro meses con Violet sin follarla cada noche?
Con lo caliente, deliciosa y cautivante que es, sólo resistirías las ganas si no tuvieses pene.
—Entonces, finalmente sucedió, con lo reacio que te mostrabas a que folláramos, creí que jamás sucedería. —Ella se levanta y se acomoda a horcajadas sobre mí. La falda de su vestido celeste se dispersa, las palpitaciones en mi polla se descontrolan mientras me mira con el ceño fruncido. Está molesta y no entiendo qué lo está provocando o qué demonios hice para que esto pasara.
Aunque también está el detalle que acaba de mencionar: ¿El profesorcete no quería cogérsela?
¿Vino de otra dimensión para ver el pastel sin darle una mordida?
No tiene sentido, nada en esta conversación parece tenerlo.
Violet vuelve a removerse y la habitación se torna difusa cuando mi polla palpita, pidiendo enterrarse en ella.
Me concentro en su cara e intento ignorar que sólo la tela de sus bragas me separa de su coño adictivo. Respiro, aprieto el pecho y le acaricio la cara sin saber qué hacer. Ella se aleja cuando siente mi toque, evito que se vaya y la atraigo hacia mí, enredándola en mis brazos. El dulce aroma que despide su cabello relaja cada músculo de mi cuerpo. Es inaudito.
—¿Por qué lo dices así con tanta frialdad?
Necesito detalles, porque toda esta conversación me está llenando de intriga.
Me encojo de hombros sin entender qué diablos hice mal. Es absurdo que estas cosas me llenen de incertidumbre. ¿De cuándo acá me interesa lo que una mujer piense de mí?
—¿Y cómo esperabas que lo dijera? —indago con sarcasmo.
Agita la cara y me fulmina con su expresión.
—No sé, menos frío, menos insensible. —Suena herida, aun no comprendo cómo surgió toda esta tormenta de drama. —Hablaste como si el perder mi virginidad contigo no fuera algo tan importante, como si fuese algo sin gracia y que no vale la pena mencionar.
Ella se agita levemente sobre mí, y el contacto, provoca que su coño pase por encima de mi polla causando un incendio salvaje en todo mi cuerpo. Lo que daría por sentir su humedad mientras arremeto contra ella una y otra vez.
Concéntrate Liam
—¿No vas a decir nada, profesor?
—Todo lo que diga vas a usarlo en mi contra y "por favor" no me digas profesor. —Muevo los hombros hacia arriba. —En estos momentos para ti soy una bestia sin corazón que merece la horca, seguramente estás pensando métodos para envenenar mi comida y hacerme pagar por las ofensas cometidas.
—Yo no soy así. —debate, apretando esa boca que tanto me gusta.
—Pues, estás haciendo drama sin razón, por ende puede que sí seas así.
—¿Y cómo quieres que actúe si mi novio habla de mi virginidad como si fuera cualquier cosa
Joder, en qué momento me convertí en el noviecito mete patas.
—Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua de gente pobre.
Coloca los brazos en jarras a ambos lados de su cadera. Si no digo algo que la apacigüe creo que colocará una almohada sobre mi cara mientras duermo.
—Pues perdón por decir que ya no eras virgen sin música de mariachis de fondo, lluvia de pétalos de flores y una señora de 70 años llorando ante la hermosura de mis palabras desflora coños.
Violet suelta a reír y su expresión se relaja automáticamente. Una hilera de dientes blancos aparece de repente y debo decir que el ligero nudo de tensión que surgió en mi espalda ha desaparecido.
—No recordaba que fueras tan ácido y sarcástico.
—Entonces, ¿ya me salvé de la furia de la dragona?
No alcanzo a comprender qué acaba de pasar, ni por qué se enojó conmigo. Ahora entiendo a esos hombres que se quejan de lo impredecibles que pueden llegar a ser las mujeres. De la nada dejan de ser un cachorrito y se transforman en Godzilla.
—De momento estás a salvo Larsson. Aunque a decir verdad estaba fingiendo molestia para ver cómo reaccionabas.
—Estabas a punto de darme un tiro, no creo que tus miradas asesinas fueran fingidas. Si las cosas seguían así, en 10 minutos me habrías convertido en material de funeraria.
—Eres un exagerado.
No puedo creer que esté restándole importancia a su pataleta caprichosa.
—¿Aún quieres ver la película? —inquiero, al ver que para variar las cosas se están desviando.
Hace un mohín con la boca, y no sé por qué de pronto me siento tan aliviado. Cada gesto, cada movimiento, cada palabra que sale de la boca de Violet me resulta de lo más entretenido. Es como si su maldita luz me sobrecalentara y la maldad que habita en mi interior se fuera temporalmente de vacaciones.
—No te entusiasmaba mucho lo de la película, ¿verdad?
—¿Mi respuesta mantendrá a la dragona tranquila? —bromeo, y tampoco sé por qué estoy haciéndolo. Indirectamente me estoy esforzando para hacer que ella ría, y no sé por qué cada carcajada que le arranco me hace sentir victorioso.
—Tranquilo, la dragona no quemará tu cola por el momento.
Suspiro y también río. Es la primera vez en toda mi vida que disfruto estar en la compañía de alguien que no sea yo mismo.
—¿Qué propones en lugar de ver la película?
Como aún no sé qué consecuencias directas dejó en ella el veneno de la araña bananera, no puedo arriesgar a que algo le siga pasando. Odio la idea de una presa dañada por algo que no sea yo.
¿Estás seguro que es por eso?
Tal vez sólo quieres que la alumna esté bien porque te gusta estar con ella.
—Me gustaría a tomar aire y darte un recorrido por este lugar. —Las palabras escapan de mi boca abruptamente. Nunca me había apetecido llevar de paseo a nadie.
Se siente como si Violet estuviese adueñándose de muchas primeras veces.
—Me parece perfecto, Liam.
—Así me gusta.
Al menos ha dejado de llamarme profesor.
Le doy un beso en la frente y le indico que se quede en cama, mientras me dirijo al armario. Rebusco entre los abrigos y elijo uno para ella. Cuando la tela blanca del anorak roza mis dedos, me doy cuenta de que otra vez estoy intentando cuidar de Violet.
Mierda.
Le paso el abrigo y ella entra en él con mucha facilidad. El cuello abultado se asienta a ambos lados de su mandíbula afilada, por lo que me acerco y lo coloco en la posición que deberían estar. Violet alza el rostro y siento que unas cadenas invisibles se enredan alrededor de mi cuerpo y me atan a ella.
Joder, qué rayos me pasa.
Parpadeo desconcertado y amplío la distancia que nos separa. Con el maldito angelito tan cerca, mis resoluciones de tener la polla quieta penden de un hilo.
—Gracias por ser tan atento. —Noto que me estudia con sus resplandecientes ojos marrones. De vez en cuando detecto desconfianza en su mirada y otras veces, curiosidad.
—¿Por qué siento que estás tratando de leer mi mente?
—Porque lo hago. —admite, tomando mi mano con la suya. Su piel es muy suave y tan sedosa que me gustaría que sus dedos jamás dejaran de tocar los míos.
—¿Y por qué razón quieres leer mi mente? —curioseo, previendo una respuesta directa.
—Los pocos recuerdos que tengo de ti, no coinciden con tu actitud actual.
Arqueo una ceja e inconscientemente llevo su mano a mi boca para besarla. La tesitura de piel es cremosa y delicada.
—Cada vez que me tocas, siento como si la oscuridad me acariciara y me estuviese empujando a una ruta terrible y peligrosa.
Creo que he estado subestimándola demasiado. Muchas de las cosas que ha dicho son completamente acertadas.
—Puede que no estés tan lejos de la realidad.
—Oh, allí está otra vez el misterioso Liam.
—Los misterios te encantan, sino no estuvieras a mi lado.
—Descifrarte es un juego entretenido, pero a veces me das dolor de cabeza.
La guío hacia las escaleras y mientras descendemos cada peldaño, me dedico a pensar en todo lo que ha estado pasando. Ella trastabilla y mientras la veo hacerlo, un inesperado pinchazo de culpa me recorre, ya que yo le dije a Josh en dónde ella se encontraba. Quería jugar con Violet un poco, poniéndole en frente al tipo que tanto la aterrorizaba. Le prohibí a Josh tocarla ya que era mi presa, pero el idiota no me hizo caso y también pagará por ello.
Hace cinco años, una especie de instinto asesino despertó en mí, y fue cuando empecé a matar mujeres. Antes de eso, me maravillaba la idea de crear venenos destructivos, pero no inyectarlos en nadie. No deseaba asesinar a nada que llevara sangre humana en sus venas.
Mis desvaríos y toda la inestabilidad que me carcome, empezaron justo cuando el profesor llegó.
¿Es posible que él sea el responsable de lo que me ha estado pasando?
¿Que su viaje a esta dimensión me dañara?
¿Si él no hubiera llegado, mi situación sería distinta?
Luego está ese otro asunto de la venida de la Violet de otra dimensión.
¿A qué vino?
¿Qué quiere?
¿Qué tipo de anomalías se producirán con su llegada?
Debería ir a hablar con el profesorcete, preguntarle más cosas sobre esto. No puedo seguir yendo al tanteo, necesito planear muy bien cada paso que daré.
Y por si fuera poco, está ese otro asunto de la persona que invadió los archivos que contienen todas las recetas de mis venenos. Cada vez que pienso en ello, me lleno de ira.
¿Quién pudo atreverse a violar mi privacidad?
Tengo demasiado con lo que lidiar y poco tiempo para organizarme.
Rachel no va a quedarse quieta, la Violet de la otra dimensión creo que tampoco y la persona que le inyectó uno de mis venenos a la alumna, menos.
No entiendo en qué momento terminé siendo arrastrado hacia el centro de un laberinto.
Atravesamos la sala, y me aventuro a abrir la puerta. Violet escudriña cada centímetro de la casa con ojos muy abiertos, está impresionada por el aspecto clásico y amaderado de mi casa. Este lugar se siente como una especie de cabaña gigante con una enorme chimenea clásica en la sala, escalones de piedra rústica, sillones de cuero y esculturas de cerámica indígena.
—Nunca había estado en un lugar como este, es fascinante. —Ver su expresión jubilosa me acelera el corazón.
Meneo la cara y aprieto el entrecejo, no sé por qué me siento tan deslumbrado.
Mi actitud es patética.
Salimos al exterior, la brisa fría remece las copas de los pinos, las aves emiten gorjeos leves y algunas ardillas corretean entre las ramas. Lo típico de un bosque privado.
El lago al fondo de todo, me trae recuerdos del último verano feliz que tuve en mi vida, fue antes de que papá se enterara que me gustaba experimentar con venenos y me tildara de loco sin remedio, tiempo después me encerró en un hospital psiquiátrico y me abandonó allí hasta que me dieron de alta años después. Mi única enfermedad fue tener pasatiempos distintos.
Compré este sitio hace mucho, porque quería tener conmigo el trozo de tierra que vio morir mi felicidad. Es un recordatorio de lo que me quitaron al tenerme encerrado tanto tiempo.
La hierba cruje a nuestro paso y algunos dientes de león salen volando por los aires. Violet recoge un par de ellos y me pide que los coloque en su cabello.
—Atraerás a las moscas si te pones eso.
Ella cruza los brazos sobre su pecho.
—Ser condescendiente y atento no va a matarte. —Me recrimina. Obviamente ella siempre tiene algo renegado que decir.
—Seguir mis consejos tampoco.
—Creí que vendría al bosque a jugar con el lobo, no a ser regañada con él.
Le regalo mi mejor sonrisa lobuna y acomodo los dientes de león en la esquina que separa sus orejas del cabello. Luce como un hada, absolutamente hermosa y hechizante.
—Eres preciosa—Mi boca se abre y las palabras salen en un hilo de voz que retumba en las paredes de mi mente. Parpadeo lentamente y contengo el extraño retortijón que su expresión me produce.
—Hay algo en ti que es muy distinto, y voy a averiguar qué es exactamente.
Suerte con eso, espero que no mueras antes de descubrirlo.
Ella toma mi mano, y me arrastra hacia el claro del bosque. Faltarán algunas horas para que oscurezca, así que puedo llevarla a recorrer el lugar. Espero que el aire fresco y el sonido de la naturaleza me permita ordenar mis pensamientos y tomar una decisión sobre lo que haré con Violet, y con las demás cosas que están pasando.
De algo estoy seguro, nada está saliendo como debería.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Cómo han estado?
Trataré de actualizar cada semana, gracias por seguir conmigo.
¿Qué opinas de lo que le está pasando a Liam?
En esta parte de la historia me interesa el conflicto entre estos dos, saber qué hará Evil Liam con lo que siente y cómo Violet enfrentará las amenazas que siguen aumentando.
Este arco de la cabaña en el bosque será uno de mis favoritos.
Amé escribir este capítulo <3
Prepárenese para lo que viene :3
Si te gustó el capítulo por favor, vota y comenta. Ayudas a otros a descubrir la historia y significa un montón para mí. Gracias por leer. Te recomiendo agregar la historia a tu lista de lectura, por si la aplicación falla y la historia se borra de tu biblioteca.
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