3. "Eterno"
LUCÍA LÓPEZ.
Año 2020.
Iba de camino al bachillerato en compañía de mis amigas de siempre; Melanie y Camila mientras hablabamos de nuestro fin de semana.
Hasta que llegamos al aula y nos sentamos en nuestros lugares de siempre.
-Pero madre mía, qué sueño tengo -dije yo estirando mis brazos.
-Same -dijo Melanie.
-Siempre tienes sueño -dijo Camila.
-Pues si, ayer me desvele por ir a una fiesta. Pero madre mía, dejaros que os cuente que paso.
-¿Qué pasó? -preguntó Camila con interés.
-Conocí a un tío majo -empecé a hablar-. Se llama Andrew Hastings. Y es guapísimo. Me mola bastante.
-Que suerte por vos... -dijo Camila.
-Me alegra que hayas conocido a alguien nuevo -dice Melanie. -Espero que sea diferente a Anton.
Anton fue un ex que tuve hace mucho tiempo.
Era un tío malo y de pintas de badboy.
Era mi típica historia cliché.
Aún la recuerdo...
Año 2018.
-Venga, fumate uno de estos -me dijo Anton.
Era metanfetamina.
-Vale -dije yo.
Cogí la droga que me había dado Anton y la probé. Sabía guay.
-Está buenísima -dije yo.
-¿Verdad? Ahora besemonos.
Y eso hicimos.
Nos besamos con locura, pero siempre sentí que algo me faltaba. Así que recurría a los tíos malos para quitarme esta sensación.
***
ACTUALIDAD.
-Y con eso concluye la clase de hoy... -dice el profesor de matemáticas con flojera. -Quién olvide hacer la teoría de Pitágoras no entra mañana a clases. Qué tengan un buen día.
Se va del salón y yo me recuesto sobre mi pupitre bostezando.
-¿Tenés sueño? -me pregunta Camila.
-Algo -respondí.
-Duermete un rato, yo te despertaré cuando llegue el profesor -me dijo.
-Eres la mejor -dije yo sintiendo muchos sentimientos.
Así que me dormí sin preocupaciones y me desperté cuando Camila me despertó.
-Good morning class -entró la profesora de Inglés al salón.
-¿Por qué te tiene manía? -le pregunté a Melanie.
-Porque es una vil trampa que alguien sepa inglés de nacimiento -me respondió.
-Hostia -dije yo.
La profesora puso un trabajo por equipos y sin pensarlo acabamos todas las primeras clases. Y llegó el recreo.
***
-¡Y entonces ese pringado me siguió hasta el baño! -empecé a contar-. ¡Pero Andrew estaba ahí y lo sacó! Es un verdadero caballero.
-Menos mal que estaba ahí -dijo Melanie. -¿Entonces tú y Andrew salieron como una cita?
-No, no. Como cita no -respondí-. Salimos solamente como colegas.
-¿Salieron solo como amigos? -preguntó Camila.
-Así es -contesté-. Solamente somos amigos.
-Pues está bien que salgas con alguien totalmente diferente -dijo Melanie-. Andrew se ve diferente.
-Yo no opino lo mismo -refutó Camila.
-¿Por qué? -pregunté interesada en saber su respuesta.
Antes de que Camila pudiera terminar sus palabras, ví a la pringada de Hoffman mojar el cabello de Melly.
-Ups. No te ví -dijo la pringada.
Esa pringada...
No me quiere conocer.
-¿Qué es lo que quieres Samantha? -espeto Melanie.
-Qué te importa Dashton -respondió Hoffman.
-¿Estás bien Melanie? -le preguntamos Camila y yo mientras la ayudabamos a limpiarse el cabello.
-Sí, solo necesito secarme el cabello -respondío.
-Ya vete de aquí pringada -dije yo. Esta cabrona se va a enterar-. ¡Ninguna de las tres queremos verte por aquí! Así que pirate ya.
-Si, ya tomenselas -habló Camila-. Váyanse de aquí.
-No nos vamos a ir -apareció la otra pringada-. Podemos estar donde nosotras queramos. No dónde ustedes quieran. ¿Entienden?
-No, no entendemos y ustedes tampoco entienden -replicó Melanie-. Samantha si no tienes algo que decir, entonces ya puedes irte.
-¿Ya la oyeron? -respondió Samantha señalando a Melanie-. ¡Creen que nos vamos a ir solo porque así lo quieren! ¡Escúchanos bien Dashton! ¡Y tú también pelirrucha López seguiremos estando aquí! ¡Y no nos vamos a ir! ¡¿Cómo la ven?!
-Entonces nosotras nos vamos -dijo Melly tomando su bandeja con comida y Camila y yo hicimos lo mismo.
-Así es parguelita. -dije.
-Ash. -la parguelita maldijo a nuestras espaldas pero la ignoramos y nos sentamos en otra mesa a comer.
-Eh, no te sientas mal, ella esta zafada de la cabeza -le dije intentando animarla-. De cualquier forma, si se les ocurre volver a venir, se las verán con nosotras. Tú no te apures. ¿Vale?
-Sí, tienes razón -me contesto con una sonrisa.
-No dejaremos que eso vuelva a suceder -habló Camila. -Es la última vez que sucede. Te lo aseguro, che.
-Gracias chicas.
Proseguí comiendo mi comida, la comida es lo mejor del mundo entero.
Seguía comiendo sin problemas, hasta que miré a Melanie perdida en otro mundo.
-¡Melanie! ¡Melly! -la llamé-. ¡MELANIE!
-¿Eh? ¿Qué pasó? -preguntó saliendo de su anonado estado.
-Pues que ya timbraron y tenemos que regresar al salón -dije.
-¿QUEEEEEE?
-Sí, ya timbraron -comentó Camila.
-No sabía -dijo conmocionada-. Perdón. Estaba pensando en algo sobr...-
-¡¿En una chica?! -corte sus palabras.
-¡No! -respondío nerviosa. Hostia-. Bueno... más o menos...
-¡Ostia! ¡Cuéntamelo todo ya!
-Es complicado... -dijo ella.
-¿Quién es? ¿Va en nuestro salón? -la bombardee de preguntas. Realmente es una gran noticia saber que Melly se había enamorado.
-No sé... Creo que sí, aunque sería genial si así fuera, pero no lo sé, pero sigue siendo genial, así que...
-¡MELANIE SE HA ENAMORADO! -expresé.
-¡No lo digas tan fuerte Lucía! -me dijo apenada volteando a ver a todos los estudiantes que pasaban y ni se fijaban en nosotras-. Enamorarme, enamorarme, no. Pero algo así me gusta... Quiero decir, ¿te puedes enamorar de alguien que no conoces? ¿Y que solo has escuchado tocar un instrumento? Pero de todas formas yo...
-¡Ostiaaaaaaaa! -dije entusiasmada.
-¿Y quién es? -preguntó Camila.
-Ese es el problema -dijo Melanie. -No la conozco. Solo sé que toca el piano. ¿Eso cuenta?
-¡¿Te has pillado de alguien que no conoces y toca el piano?! -cuestioné sorprendida. Ya sé a dónde iba esto.
-Sí... eso creo.
-¡No puedo creerlo! ¡¿Entonces te has pillado de la pianista?!
-¡No lo digas tan fuerte! -exclamó-. Pero no podría decir tan rápido "enamorarme" solamente me gusta un poquito nada más.
-Ajá si -dije.
-De verdad -debatío.
***
De regreso a clases, nos toca Historia. La materia más aburrida y pesada de todo el día.
Pero todo emepora cuando nos pone a hacer una tesis demasiado complicada.
La cual no hice por dormirme un rato.
Después de eso, llegó el profesor Marcos al salón. Y ya sé que será un dolor en el culo este profesor.
-Buenos días, saquen su libreta -dijo nada más entrar-. ¿Teníamos tarea, cierto? Entonces saquenla. Vamos a revisarla.
Joder, no hice la tarea -dije.
-Yo tampoco -dijo Melanie.
-¿Y tú Camila? -cuestioné.
-Si la hice, pero por ustedes no entraré a esta clase.
-¡Quiero llorar! ¡Eres la mejor Camila! -dijo Melly casi pareciendo ahí mismo en el salón un mar de lágrimas.
-Eres hermosa, ¿lo sabes, no? -le dije.
-¿Vos... Lo crees? -contestó Camila ciertamente nerviosa.
-Qué va. Si lo eres y bastante, pero no te pilles, que hay más así como tú -respondí nerviosa.
¿Pero qué carajos me pasa? Era mi oportunidad de halagar a Camila y lo he arruinado... Siempre digo mierdas. Siempre.
-Oh.... -expreso Camila.
-Lo que quiso decir Lucía es que eres única -dijo Melanie.
-Ah.... Es que pareció otra cosa...
-No, no. Melly tiene razón y tú -despeine los cabellos de Melanie mientras ella intentaba quitarme de encima, entre carcajadas de ambas-. Ya dime desde cuándo te gusta esa tía. Que guardadito te lo tenías, eh.
-No me gusta -habló. Qué va. Yo sé que si-. Solo...
Estoy esperando que lo diga.
-Solo me gusta su forma de tocar el piano... -dijo.
-Que va tía. Lo tuyo es enamoramiento.
-¡Nah! ¡No lo es! Es solo interés por su hobby.
-Tía, te gusta. Tienes que admitirlo.
-Es que...
-Venga, dilo Megara.
-¡Lucía López! ¡Melanie Dashton! -de pronto el profesor Marcos nos llamó con voz severa-. ¡Llevan toda mi clase hablando y riéndose! ¡Salgan de mi clase ya!
-Qué amargado -susurré.
-Ya sé -dijo Melanie.
-Ya las alcanzo -nos dijo Camila antes de que nos fuéramos del salón.
Una vez que nos fuimos del salón, Melanie y yo nos plantamos a dónde ir a pasar el rato. Yo por un lado quería ir a la cafetería a comer algo. Porque me muero de hambre. Pero al final hemos optado por ir a las gradas.
-Mira, ya he visto esto antes y ya te digo yo que te has pillado -comenté.
-No me digas que en serio piensas que me gusta, Lucía...
-Es que no lo pienso, es la realidad -dije yo miando la cancha deportiva.
-Qué va. No es amor.
-Tú sigue negando lo que quieres, lo que sientes -empecé a cantar tal cual estatua de Disney-. No estamoooos tragando es amoooor es evideeeente. Tienes que admitirlo. ¡Te ha pillado fuerte! ¡Dilo ya! ¡Ya está!
-Qué no es amor...
-Seguro Megara -repuse.
Unos instantes después llegó Camila y se sentó con nosotras en las gradas a contemplar el partido que estaban teniendo unos tíos.
-¿Y bien? -habló Camila-. ¿Es amor o no?
-Nah -dijo Melly.
-Seh -dije.
-Si fuera amor, entonces... -se detiene por unos segundos: -Sería más que admiración. Pero la admiración es solo un sentimiento de gratitud y yo solo quiero escucharla tocar el piano y... y ya. De verdad. Es solo eso. Algo tan simple como eso.
-No te creo -refute.
-Yo tengo mis dudas... -comentó Camila-. ¿Desde hace cuanto que la conoces?
-Desde la semana pasada -contestó.
-¿Y estás segura de que no te gusta? Porque se re nota que sentís algo por ella.
-No... De verdad que no me gusta... Es solo que ya no quiero saber más del amor.
-Bueno si tanto insistís... -respondió Camila.
***
Finalmente llegó la salida.
Por fin.
Melanie se fue a ver a la pianista mientras que Camila y yo nos fuimos juntas de regreso a casa.
Al llegar a casa, me desvestí y me aliste para salir con Andrew.
Llevaba puesta una blusa estampada de una calavera y unos jeans rasgados con mis botas negras.
Le mandé un mensaje a Andrew por Whatsapp.
¿Dónde nos vemos?
Un instante después me respondió:
Voy a tu casa. Espérame.
Escribí y presione las teclas de mi celular para responder.
Vale.
Y así fue.
Llegó a mi casa a las ocho.
Y se presentó ante mis padres.
Era la primera vez que me molaba tanto un tío como él.
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