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CAPÍTULO 8

Sentía como mi cuerpo temblaba de emoción, por el pequeño contacto físico, este hombre me tiene loca, ese asentó, esa boca... lo cerca que estuvimos de besarnos, lo cerca que estuve de ceder en mi impulso y lanzar mis brazos para que rodearan su cuello.

Siento sonar el timbre, lo que me saca de mis pensamientos. — ¿será él? Cuestiona mi mente. — abro la puerta rápidamente y veo a mis amigas, que apenas cerrar la puerta se ponen a gritar como locas, supongo que es porque vieron salir a Cesar de mi casa, y yo aun sigo con pijama, y me pongo a gritar con ellas, aunque ella no sepan lo que había ocurrido aquí adentro, y puede que mis gritos le dieran una idea errónea, pero en ese momento la ansiedad se me iba gritando, así que no me importaba que dieran rienda suelta a su imaginación.

—Necesitamos detalles. — comenzó Andrea

—Me invito a cenar. — anuncie eufórica entre sus gritos.

— ¿Ya se besaron? — María pregunta

— ¡No! Como se te ocurre. — o sea me dio un beso de despedida en la comisura de los labios. — aclaro con una sonrisa.

Y ahí estábamos de nuevo como unas adolescentes celebrando lo acontecido.

Después de mucha conversa, y planteándonos mis posibilidades de ligar con él sin que mis sentimientos me traicionen y termine nuevamente con mi corazón roto, nos pusimos en plan estudio dado que con todo lo ocurrido, ni siquiera había leído los derechos de negociación y mediación, y la solemne estaba a la vuelta de la esquina.

Pasamos toda la tarde estudiando, y me ataco la angustia al saber que mañana debería ver a Simón en la universidad, dado que él está un año más adelante que yo en la misma carrera. Que por cierto no dejaba de llamar y dejar mensajes, por lo que decidí bloquear su contacto. Mis amigas notaron algo en mi rostro.

— ¿Que pasa Isa? — cuestiono María preocupada.

— Solo no quiero ver a Simón mañana.

— Nosotros estaremos ahí para ti. — dijo Andrea. —no dejaremos que se te acerque.

—Gracias. — susurre muy bajito con angustia, sinceramente en los únicos momentos en que no estaba sumergida en lo acontecido con mi ex, era cuando pensaba en Cesar, o estaban mis amigas en casa, no quería que el me viese vulnerable en la universidad e interpretase mi dolor como una oportunidad de encontrarme con ms defensas bajas.

Eran las 10 de la noche, y mis amigas se fueron a sus casas, me hubiese gustado que se quedaran, pero no habían traído ropa, me despedí de forma nostálgica, últimamente odiaba estar sola en casa, siendo que antes me encantaba tener mi independencia y vivir sola desde que mamá se mudó a Santiago.

Pasé una noche, en la que apenas dormí, entre mi dificultad para dormir estaban mis pensamientos con Cesar Grayson y por otro lado aún estaba Simón. Ya no me dolía tanto el corazón al recordarlo, pero sé que, si lo veo mañana en la universidad, estallare en llantos y no quiero eso, quería que me viera sonriendo, fuerte y feliz, que supiera que estaba mejor sin él y lo fácil que había sido sacarlo de mi mente, aunque en realidad no fuera así, pero quería, y necesitaba que me viera bonita y lejana, que supiera que me perdió para siempre y que todo tiene consecuencias, por otro lado estaba Regina, no quería verla, ella me conocía o suficiente como para notar cuando mentía y cuando me ponía aquella mascara para no demostrar lo que en realidad pasaba, al final entre tantos pensamientos mis ojos se cerraron lentamente.

Escuche mi alarma, y me levante con más ánimo del que esperaba, me vestí con unos jeans negros ajustados, y una blusa negra que me encantaba, me maquille lo justo y necesario, agarre mis libros y tome rumbo a la universidad.

A la primera persona que veo es Regina, aun me quedaban unas cuantas cuadras que recorrer para llegar al edificio principal de la universidad, se me había olvidado de que ella conocía perfectamente mi ruta de camino a la universidad. Pase a su lado sin mirarla, ella me observo y camino a mi lado, yo me detuve y la mire fijamente.

—Que quieres — espeté furiosa, porque recordé la amistad que había tirado a la basura, quizás era lo que más de dolía, por lo que me cubrí en la ira que ello me enfundaba — ¿quieres mi ropa?, ¿mi mochila?, ah, no, ya se, ¿quieres mi carrera?, aunque pensé que no te gustaba mi área, pero al parecer ni siquiera estaba cerca de conocerte.

—Se que me merezco tu actitud hacia mí, pero me gustaría que lo hablemos, ¿quizás podamos arreglar las cosas Isa?

—Sabes, ni siquiera te mereces esta actitud, te mereces que te ignore, y no, las cosas entre nosotras no se arreglasen nada, porque amigas perras y traicioneras no necesito.

—Sabes que él tiene tanta culpa como yo, si le diste una oportunidad por lo menos merezco que me escuches.

—Yo no le he dado una oportunidad a nadie— dije y ella se quedó confusa.

—Pues él va diciendo que volvió contigo, ahora me ignora, y obviamente yo fui la única perjudicada.

—No me importa lo que vaya Regina, y no es mi problema si no te habla, supongo que es un riesgo al ser la otra, y lo único que lamento es que solo tu andes en la boca de todos, porque sabes que siempre lo he considerado injusto, ambos hicieron lo que hicieron, ambos me perdieron, y no, no volveré con él, así que si quieres seguir con aquello puedes seguir insistiendo y quizás algún día necesite a alguien en su cama te llame— estaba lastimándola, pero estaba por llorar, y no quería verme así, prefería verme y que piense que era una perra con mi actitud, a verme débil y que vea el daño que me causo su traición.

—Se que te lastime, pero te salve de que siguieras con alguien que te pone los cuernos del día uno Isa. —

—Isabel para ti, y no, no me salvaste de nada, te metiste en su cama porque querías, y deberías ser lo suficientemente mujer como para reconocerlo, no seas tan hipócrita como para culparme de esto—

Me gire para seguir mi camino y bote una lagrima, ella se plantó frente a mí, y dijo algo que borro definitivamente la imagen que yo tenía de mi mejor amiga.

—Si, lo reconozco, me metí en su cama porque quería, porque él me buscaba desde hace mucho, y caí, y le di lo que me rogaba cada vez que te dabas la vuelta, porque querida, siempre me dijo que su vida sexual era algo miserable, que me necesitaba para sobrellevar su relación. —

—Se te cayo la máscara mejor amiga— dije sonriendo mientras me derrumbaba por dentro—

—Piensa lo que quieras Isa, pero si me busco a mí, era obvio que no estaba conforme contigo, y si me vas a odiar, y no estas dispuesta a perdonarme, ódiame con ganas, sabiendo que me lo cogí porque quise y porque él me busco, porque al parecer no eres suficiente ni siquiera para satisfacer a tu propio novio. — le di una cachetada y me miro furiosa pero luego sonrió con malicia al ver que caía una lagrima por mi mejilla, no quería que esta discusión terminara conmigo llorando me seque aquella lagrima traicionera y dije empoderada.

—Felicidades, si esto consideras como una ganancia, ganaste a un tipo que solo te buco por sexo, ah...no, perdón, es que ni siquiera lo ganaste, porque él sigue buscándome y rechazando tus llamadas, lo único que conseguiste fue tener la reputación que te mereces, y creo que si tenías razón en algo, yo si me libre de un tipo que me era infiel, y no solo eso, me di cuenta la zorra que tenía por amiga, es muy liberador sacarse la venda de los ojos, ¿quitarse la máscara es igual de liberador? — dije sin dejarle tiempo a responder, seguí mi camino y no preste atención hacia donde se dirigió. Definitivamente aquella mujer no era mi mejor amiga, no sabía en qué momento le había hecho algo tan cruel, como para que ella quisiera arruinarme la vida, pero no dejaría que eso pasara, yo seguiría mi día normal, y si tenía que aguantar este dolor en mi pecho y sonreír como una muñeca todo el día lo haría, no dejaría que me viesen en el suelo, si me iba a derrumbar en algún momento, ese sería en la soledad de mi cuarto o con mis verdaderas amigas.

Al llegar a la universidad, apareció mi mejor amigo Guillermo, el cual al verme salta y me da un gran abrazo, sonreí mostrándome entera, ya habían desaparecido aquellas lagrimas que me acompañaron por un par de cuadras camino aquí.

— Hola Isa, ¿cómo estás? — hace una pausa. —¿cómo llevas lo ocurrido?

¿Qué? ¿todo el mundo sabía lo ocurrido? ¡Quería morirme! sentía como se humedecían de nuevo mis ojos.

— Hola Guille. — dije devolviendo su abrazo. — la verdad prefiero no hablar de aquello. — volví a sonreír ignorando el golpeteo de mi pecho.

—Quiero que sepas que deje de hablar con la zorra de Regina. —Dijo, lo que provocó una leve sonrisa en mi rostro. —

—No tenías porque... — dije tratando de no llenarme de ira, no quería explotar en llanto y a ira guardada bajo mi piel era como una pequeña bomba inminente.

— Claro que tenía Isa, tú eres mi amiga.

—Ella igual lo era. — dije bajando la cabeza

— Pero tú eres más importante para mí. —

— Gracias, eres un gran amigo. — intente cerrar el tema.

Terminamos nuestra conversación y nos dirigimos a la sala de clases, la mañana trascurrió lenta y aquella sensación en mi pecho no menguaba, quería salir e ir corriendo a encerrarme en un baño decidí salir de mi segunda clase para poder tomar aire, y en el pasillo de la universidad, paso lo que tanto me temía.

Apareció Simón, intente esquivarlo, pero se paró delante de mí cortándome el paso.

—¿Podemos hablar? —

Levanté la mirada y le vi los ojos hinchados. ¿había llorado?

Que te importa si llora, te engaño con tu mejor amiga.

Me recodo mi conciencia.

—No tenemos de que hablar. —seguí mi camino ignorando su presencia

Me arrepiento de haber salid, y decirles a mis amigos que podía venir sola, conocía los horarios de Simón, y él debía estar en clases de Derecho Financiero, pero al parecer al igual conoce mis gustos y siempre a esta hora bajo por un café.

—Por favor, no puedes evitarme para siempre Isa, Además sé que me extrañas. — dijo y algo se revolvió en mi corazón. — al menos yo lo hago.

—Te equivocas. — dije, sintiendo como la rabia me invadía nuevamente— te extrañé por tres días y comprendí que no tenía que extrañarte, me hiciste mucho daño.

— Puedo compensarlo, lo juro

—¡No necesito que compenses nada!, esto no es cualquier pelea, como cuando no coincidíamos en algo, y luego nos reconciliamos, ¡me engañaste, con mi mejor amiga! — dije gritando sin darme cuenta. — ¡lo nuestro se acabó¡, ¿¡que no lo entiendes!?

Seguí mi camino dejándolo atrás y sin mi café y llegué a la sala, pero no pude tomar atención a la clase, el día paso muy lento, pero por fin podía ir a casa, y con suerte ver a mi vecino.

Al llegar a casa, me siento en el sillón, y no puedo evitar pensar en Simón, el verlo me hizo mal, todo volvió a mi mente la discusión con Regina, aquella discusión con Simón, llore por todo lo ocurrido, llore para sacar aquella sensación de mi pecho, llore porque a pesar de todo ver a simón mal me hizo sentir lastima, y no quería sentir nada por él, pero era inevitable ¿se arrepentirá del daño que me hizo? ¿lo que dijo Regina será cierto?

Suspire recriminándome a mí misma, no podía importarme si es cierto lo que Regina decía, me habían lastimado, y no quería pensar en perdonarles, no se lo merecían, quizás por cuanto tiempo me mintieron, estaba aburrida de ser aquella chica que le perdonaba todo a Simón, y dejaba que me lo compensara, aunque reconocía que me dolía saber que lo algo de lo Regina decía tenía razón, si él la había buscado era porque no estaba conforme con lo que le entregaba, ¿tan malo era lo que teníamos que tuvo que meterse en la cama con mi mejor amiga?

Alguien toca al timbre, y abro sin asomarme a ver quién es.

—Hola Isa. —dijo Cesar me encanta que ahora me diga Isa y no Isabel, como siempre que el aparecía en mi campo de visión olvide todo aquello que estaba vinculado con Simón y mi ex mejor amiga.

— Hola. — dije haciendo una señal para que pase.

—¿Pasa algo? — dice limpiando una lagrima que sin darme cuenta baja por mi mejilla. — ¿te fue mal en la Universidad?

— No....Es que vi a Simón, eso es lo que no quería. Y finalmente tuve aquella conversación que había evitado con mi ex mejor amiga— dije mientras nos sentamos en el sillón.

—No deberías seguir llorando por él. —dijo un poco molesto. — eres una mujer muy bonita para llorar por un gilipollas como ese, en cuanto a tu mejor amiga dudo que valga la pena si se follo a tu novio sin importarle el daño que te haría. — se expresó de forma dura.

— Es que solo ha pasado una semana, jamás pensé que dos personas tan importantes para mi me harían tanto daño — dije bajando la mirada.

—Pero te engaño. Y con una rubia muy desaliñada...— dijo y yo levante la mirada para verlo a los ojos

—¿cómo sabes que Regina es rubia? — interrumpí incrédula, él no la conocía, o eso creía yo.

— Cuando recién me mudé, los vi un par de veces enrollándose, además ha rondado tu casa, y a riesgo de parecer un psicópata he estado viendo por mi ventana por si me necesitabas en algún momento.

—¡Que!, porque no me lo dijiste Cesar. —dije con un poco de angustia refiriéndome a aquella vez que los había visto juntos, en ese momento pase por alto el que estuviese pendiente de mí.

—No nos conocíamos Isa...que querías que hiciera, que viniera y te dijera. "oye tía me pareces muy guapa, y creo que no deberías estar con el gilipollas que tienes como novio, porque lo vi enrollándose con otra tía"

Suspire asintiendo y recordando una parte importante de aquellas palabras que había dicho.

— ¿Te parezco guapa? —dije un poco colorada

—¡Claro! —dijo él. — eres muy guapa, ¿acaso no lo sabes? — decía mientras me acariciaba el labio.

— Es que nunca pensé que un hombre como tú me encontraría linda, mucho menos después de que mi novio prefirió a mi mejor amiga en vez de a mí.

—No deberías angustiarte por eso, que él te engañase no cambia lo guapa que eres, solo demuestra lo gilipollas que es — dijo mientras se acercaba a mis labios.

Lo miré fijamente, ¡me iba a besar!, temblé ante aquella sensación, comencé a cerrar los ojos, y también me acerqué, aquel momento perfecto se rompió con el sonido de su móvil, logrando que el diera un gruñido de frustración antes de separarse de mis labios.

Se moja los labios y dice:

— Debo atender lo siento. — se despidió y se marchó, yo quede flotando en una maldita nube, aun temblaba por la proximidad de su cuerpo con el mío, por la sensación que género en mí. No podía creer lo que estuvo a punto de pasar ¿iba a dejar que me besara?

Claro que lo dejarías dice mi conciencia, te mueres por él.

Claro que me dejaría reconozco, si lo que más deseaba en este momento es que aquel teléfono no hubiese estado entre nosotros, y que este momento mi boca hubiese estado junto a la suya, lo mire por la ventana y sonreí al ver lo imponente que se veía, no pude evitar pensar en Simón, me había dañado tanto, que ahora no podía evitar que aquella inseguridad me persiguiese, si no fui suficiente para él, obviamente no seré suficiente para Cesar, baje la mirada con el corazón apretado.

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