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CAPÍTULO 7

Estaba listo para irme a trabajar, llevaba aquel traje formal que siempre usaba para mis reuniones empresarias, en un comienzo odiaba estos trajes, me recordaban a mi padre, las pocas veces que lo vi estaba con aquel traje, la verdad es que tengo recuerdos casi nulos de aquel hombre que había aportado para que yo fuese procreado, pero había investigado sobre él, en cada foto, cada periódico que hablaba de él, salía sonriendo, siempre con un traje elegante, simplemente no quería volverme un tío como mi padre, y por eso odiaba que los reportajes que me tildaban igual que lo hacían con él, "El empresario soltero más codiciado", odiaba aquel titular, siempre me molesto que tildaran a mi madre de un hombre codiciado, más cuando veía ver a mi madre aquellos periódicos que le recordaban que él seguía su vida como si nosotros jamás hubiésemos existido. Observo mi reflejo en el espejo y saco los recuerdos y borro esa sensación, elimino aquellos recuerdos que me hacen pensar que soy igual que él, a pesar de que yo no tengo ni mujer, ni mucho menos un hijo abandonados en mi país.

Vi por mi ventana cuando las amigas de Isa se marchaban, sonreí al pensarla sola y sin darme cuenta estaba caminando hacia su puerta. —llegue y toque el timbre. — ni siquiera tuve tiempo de procesar lo que hacía.

—Joder. — dije entre dientes, porque no puedo controlar mis impulsos cuando se trata de esta tía.

Ella se asoma por la ventana. — y tarda unos segundos en abrirme la puerta—, cuando finalmente abre, la veo, esta hermosa, lleva solo con pijama, lleva un pantalón muy corto de color negro y una camiseta de pijama, que no le tapa ni el ombligo.

Joder, no puedo evitar que mis ojos se desvíen a su hermoso cuerpo, recorriendo cada centímetro de su bella piel, no pude evitar imaginarnos juntos, envueltos en sudor, me moría por rodear de besos ese cuello, bajar por sus pechos, perderme en su ombligo y seguir hacia el sur de su cuerpo, sus lindos ojos grises me hicieron volver a la realidad, aunque era demasiado tarde como ocultar la erección que había crecido bajo mis pantalones.

—Pasa — dijo apartándose de la puerta dejando acceso.

Seguí avanzando, adentrándome en su casa, sin saber si era una buena idea. Ella llevaba muy poca ropa y yo le tenía demasiadas ganas, lo que mi conciencia me recordaba.

Cuando te ha importado si es una buena idea follarte a una tía, ¡aprovecha Joder!

Comencé a observar el comedor de su casa, tenía un sofá blanco, y frente había un televisor, una chimenea, al lado de la escalera que supongo que da hacia los dormitorios y una mesa de vidrio entre la tele y el sofá, sentí como sus ojos me miraban, esperando que articulara una palabra, o al menos que explicara que hacía aquí.

— Hola, ¿cómo te encuentras? — logre decir.

—Mucho mejor, gracias por venir a preguntar, ¿quieres sentarte? — dijo con una leve sonrisa, al ver que yo no me movía, volvió a hablar— En serio lamento lo de hace unas noches. — sentía su nerviosismo cuando hablaba, estaba igual o más nerviosa que yo.

—Me vas a pedir perdón cada vez que nos veamos. — sonreí de manera amable, intentando eliminar la tensión entre ambos-

—Es solo que, ni siquiera nos conocíamos, y yo me puse a llorar en tus hombros como una magdalena, de verdad lamento que nuestro primer acercamiento sea yo destruida por el idiota de mi ex.

—lo de conocernos lo podemos solucionar. — dije esbozando una gran sonrisa, era hermosa y no podía dejar de mirarla ni tampoco evitar aquella sonrisa que se apoderaba de mi rostro.

—Eso me gustaría. — dijo sonrojada, la mire y me acerque un poco más a ella, por primera vez en demasiado tiempo sentía cosquillas en mi estómago. — ¡en serio! —decía mi interior— ¡mariposas! No puede ser Cesar Grayson ¿sintiendo mariposas?, por una tía, ¡esto de no tenerla en tu cama te está haciendo mal!

— ¿Qué te gustaría saber de mí? — pregunto de repente.

— Todo. — dije antes de poder contener mis palabras, y ella solo se sonrió, y yo solo quería acortar la poca distancia que nos separaba.

—Bueno— mordió su labio inferior de forma inconsciente, lo que aumenta mis ganas de besarla. —No hay mucho que saber...— comenzó. —mi nombre es Isabel Morgan, pero mis amigos me llaman Isa, tengo 21 años, vivo sola en esta casa desde los 17, cuando entre a la universidad mi Madre tubo que mudarse a Santiago por temas de trabajo, y voy en mi tercer año de carrera en Derecho, y obviamente chilena, te toca. — dijo con una gran sonrisa.

—Me llamo Cesar Grayson, soy español de nacimiento y llegue a Chile, por motivos de trabajo, mi padre tenía invenciones en el casino Dreams de esta ciudad, y el falleció hace poco, por lo que me toco venir asumir su parte de las acciones y tengo 26 años.

—Siento lo de tu padre. — fue lo primero que dijo, yo sonreí pensando en un dato importante, su edad.

—No te preocupes, — respondí ante su disculpa —nos abandonó a mí y a mi madre cuando yo era pequeño, pero al parecer mi padre no encontró nada mejor que dejar todo su capital y empresas a mi nombre, por eso me toco venir a Chile, mi padre tenía diversas empresas en distintos países.

—¿y que te ha parecido Chile? —preguntó mientras se mordía el labio.

—Me encanta. — dije pensando en sus labios y no precisamente en el país, cosa que creo que ella noto, porque se puso muy nerviosa, y sus ojos me observaron fijamente.

— ¿A pesar de la vecina loca que te toco? — Dijo entre risas. ¿me estaba coqueteando?

— Solo estabas pasando un mal momento. — me encogí de hombros restándole importancia, y devolviéndole la sonrisa, si quería coquetear, yo era muy bueno en eso.

— Si. — acepto ella con un gran suspiro— fue un duro momento en mi vida.

—Me gustaría invitarte a cenar o a tomar algo, si te parece, un desayuno quizás—dije viendo la hora en mi reloj — maldita sea, porque no podía pensar antes de hablar, siempre terminaba añadiendo algo para intentar ser gracioso, sin saber si funcionaba; su expresión fue de sorpresa, haciendo que me arrepintiera de la pregunta.

—Me encantaría. — dijo finalmente después de unos segundos.

De pronto sonó su móvil y corrió en la dirección donde se encontraba, lo cual me dejo perplejo, dado que ese pantalón corto que tenía por pijama no dejaba casi nada a la imaginación, tenía que salir de aquí, o no respondería por mis actos.

Volvió con su móvil en la mano, y yo me pare del sofá apresurado, necesita salir de aquí.

—Son mis amigas Andrea y María, vienen hacia acá, para ponerme al día con las cosas de la universidad, dado que esta semana no fui a clases, por todo lo pasado con mi ex.

—¿Debería irme para dejarlas estudiar? —pregunte acercándome hacia ella, note como se tensa al sentirme más cerca de su cuerpo, y me encanta, sé que quería huir, pero mis impulsos me llevan a acercarme, sonreír, y mirar sus labios con una clara intensión.

— E.... e....eso ... creo. —

Le di un beso en la comisura de los labios con todo el control que logré ejercer en mi cuerpo y en mis impulsos. —nos ponemos de acuerdo para la cena. —le guiñé un ojo y salí de su casa, cuando veo a sus amigas estacionándose en la zona de aparcar de la casa de Isa, sonreí a modo de saludo, ellas al verme salir de la casa de su amiga se sorprendieron y ambas se miraron de forma cómplice, vienen llenas de libros, ellas sonrieron devolviendo mi sonrisa y yo seguí mi camino, había olvidado completamente que debía trabajar, mire el reloj de mi muñeca de forma apresurado y sonreí sabiendo que el tiempo que llegaré tarde había valido completamente la pena.

"Hubiese valido más si la hubieses besado, quizás la tendrías en su cama"

Mi conciencia claramente no jugaba limpio, no le importaba lo que tuviese que hacer para llevarla a mi cama.

"No te equivoques ese no yo, es el de allá abajo"

Fuera quien fuera, no quería correr con ella, esperaría lo que tuviese que esperar, la tendré, la disfrutare y estaré con ella hasta saciarme, luego poder volver a Madrid sabiendo que gane una linda tía en mi estadía por Chile, y a ella le dejare toda la experiencia que puedo aportar a su vida sexual, porque quería hacer muchas cosas con ella, cosas que estoy seguro de que jamás pensó probar con el gilipollas de su ex.

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