CAPÍTULO 26
Me desperté en mi cama y Cesar no estaba a mi lado, lo que hizo que mi corazón se sintiera un poco triste, era estúpido, sé que solo cumplía con lo que me había dicho, espero que me durmiera y se fue, me sentía más que estúpida por esperar que no me hiciera caso, y que cuando despertara el me estuviese envolviendo es sus brazos.
Me sentía mejor, a pesar de que seguía cansada, me levanté y fui hacia la cocina, para hacer un desayuno.
El timbre sonó y yo fui abrir.
¡Eran mis amigas!
—Hola Isa... ¿Como te encuentras? — dijo Andrea, con cara de angustia.
— Ya estoy mejor, no tenías por qué preocuparla— dije mirando a María, porque era obvio que ella le contó que ayer me vine antes de la universidad porque me sentía mal.
– No me mires así. — se defiende— se lo dijo Cesar.
Claro si ellos eran amigos, por lo que supe, cuando Cesar estaba en España, seguía hablando con Andrea, le pedí que jamás me comentara si el preguntaba por mí, prefería pensar que no me lo podía decir, a que no me lo dijese porque realmente no le importo dejarme aquí.
Les di una seña, para que pasaran a la casa, y me puse hacer tostadas, para que desayunen conmigo.
Comimos en gran desayuno que prepare, huevos con tocino y tostadas.
Fui a mi habitación con la intención de vestirme para ir a la Universidad.
Me vestí normalmente, pero unos minutos después volvieron las malditas nauseas.
Me dirigí corriendo hacia el baño.
Al momento llegaron mis amigas.
Me levante del baño sintiéndome mejor y me acomode al lado de la ducha, ya no podía soportar esto, de verdad me sentía mal, estaba a punto de llorar, no sabía que me pasaba, sabía que no estaba comiendo bien, pero en temporada de estrés tampoco comía bien y aun así no me enfermaba. me sentía impotente al no saber que le pasaba a mi cuerpo.
—Amiga. —habla Andrea, dando una mirada a María. — ¿crees que puedas estar embaraza?
¿embarazada?
No lo creo yo me cuido con pastillas....
—Amiga. — ambas hablan sacándome de mis pensamientos.
— Que.
—Crees que puedas estar embarazada. —repitió María.
—No lo sé— respondo confusa—yo tomo pastillas anticonceptivas...
—pero no te has saltado ninguna... ¿cierto?
¡MALDITA SEA!, sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, puse mis rodillas a la altura de mi pecho y dije.
— puede que cuando Cesar se marchó. Y estuve en la casa de Guille, no me llevara las pastillas. —
Dije sin creer lo estúpida que había sido, como podía ser que me olvidara tomar la estúpida píldora.
llevo tomándola hace años, y justo ahora, que más encima ni siquiera estaba con Cesar de una manera formal.
lo que quiero decir que sé que Simón me hubiese apoyado.
Que voy a hacer si estoy embarazada.
Que hago si aún no termino mi carrera
Ni siquiera estoy con Cesar en una relación.
Estoy empezando algo con Guille
Sentía como todos mis pensamientos se daban vuelta en mi cabeza.
— Debes hablar con Cesar. — dijo Andrea
— yo creo que primero debes salir de dudas y después le dices cuando sea seguro. Quizás es una falsa alarma— dijo María, tratando de tranquilizarme.
—si se lo dices, te puede acompañar en el proceso de que te hagas la prueba, será más fácil si él está a tu lado. — contraataco Andrea.
Vi que María le diría algo y hable, no estoy como para verlas discutir, y menos por mi culpa.
—Necesito pensar... — dije entre lágrimas. — no creo que asita a la Universidad.
—espera... pensemos con calma... te has desmayado y estas con nauseas... ¿pero el periodo no se te ha atrasado cierto?
Yo solo asentí, la verdad es que nunca he sido regular en mis periodos, pero casi siempre me indispongo cada tres meses, aún estaba en las fechas, por lo tanto, aun no tenía retraso.
—o sea soy irregular, pero debería llegarme dentro de estos días. — digo secándome las lágrimas que corrieron por mis mejillas inevitablemente.
Después de hablar un rato y dejarme un poco más tranquila, mis amigas se marcharon a la universidad, y yo me quedé con ganas de hacer nada, me dirigí a una farmacia, para comprar la dichosa prueba de embarazo, no tenía ganas ni de vestirme por lo que me puse el primer pantalón que encontré y una blusa
Andrea tenía razón, no puedo hacer esto sola, debería hablar con Cesar, para que por lo menos me acompañe.
Tengo miedo de que se enfade, de cierto modo yo le dije que no se preocupara por cuidarse.
Y yo la muy estúpida olvide seguir con la píldora una vez que se marchó.
Soy una estúpida, quizás cuando lo sepa me odie, quizás no quiere ser padre, quizás no quiere seguir conmigo.
Decido pasar por su casa, al momento de estar fuera de su puerta, sentía que mi corazón latía a mil por hora.
Toda mi valentía se quedó en la farmacia comprando la prueba.
Sé que no soy una niña, pero el hecho de estar comprando la prueba lo hacía mucho más real.
Estuve pensando si tocar el timbre o solo salir corriendo por 5 minutos.
Hasta que me arme de valor y toque el timbre.
En el momento en que sonó el timbre, me arrepentí, sentía como todas mis alamas se activaban, para poder correr lo más rápido posible, pero al parecer me tardé mucho porque sin darme cuenta él ya había abierto su puerta y me miraba.
Estaba vestido con un traje elegante, una camisa de color azul y una corbata ploma y unos lentes puestos, se veía realmente guapo, a pesar del morado que tenía en el pómulo, por la pelea que tuvo con Guille, ahora puedo recordar porque no podía resistirme a él, por qué debía mantenerme alejada.
En ese preciso momento me di cuenta de que esto era una mala decisión.
Este hombre me había hecho daño, pero no puedo evitar derretirme cada vez que lo veo, no puedo evitar querer meterme en una cama, y recordar todo lo que me hacía, el placer que sentía cada vez que me tocaba y cuando me miraba con deseo, antes de hacerme el amor toda la noche.
Salí de mi trance y él estaba con una sonrisa de ganador al verme embobada mirándolo.
— Necesito que hablemos. — dije adentrándome a su casa.
—Se que te prometí que hablaríamos sobre porque me fui, pero ahora estoy lleno de trabajo y ...
—Creo que estoy embarazada. —Dije antes de que mi valor desapareciera, pude ver como su rostro cambiada, de uno amable a uno mucho más serio.
Se tomo la cabeza con ambas manos, y caminaba de un lado a otro en el salón de su casa.
Yo solo estaba esperando a que hablara, estaba parada sin hacer y sin decir nada.
Dejo de dar vueltas y dijo:
—¿¡Porque me lo cuentas!?...—dijo enojado—... deberías hablarle al padre ¿no crees?
¡¿Que?!
Era una jodida broma.
Al momento que pronuncio esas palabras sentí como si mi corazón lo pisaran.
Siento como mi mente trataba de protegerme del dolor y mi dolor se convierte inmediatamente en rabia.
Como podía ser tan imbécil, si no estuviera segura de que si espero un hijo es de él, no estaría aquí parada viendo cómo me rompe el corazón de nuevo.
rompiendo mi corazón de nuevo, saqué fuerzas de donde no tenía para poder alzar mi voz y dije:
— ¿¡Que crees que estoy intentando imbécil!? —dije sin evitar que una lagrima corriera por mis mejillas.
No podía estar llorando de nuevo por él, por alguien que me engaño hace tres meses, y fue lo suficientemente cobarde para huir, y no tratar de arreglar las cosas, el mismo que me había dicho que venía a por mí, me estaba diciendo en la cara que era tan estúpida como para venir a contarle que me embarace de otro.
—Quieres que piense que, si estas embarazada es mío, por favor me dijiste que te cuidabas, ¿o me mentiste? — dijo en forma de reproche. — Piensas que me voy a creer que ese hijo es mío, cuando pasaste una semana encerrada en el departamento de tu novio.
Claro ya entiendo. —dijo haciendo una pausa. —¿qué pasa Guille no quiere ser padre?, Y ahora quieres encajarme un hijo a mi...— antes de que siguiera hablando sin darme cuenta mi mano atravesó su cara de una cachetada.
no se dé donde saque fuerza, el tomo su mejilla con la mano, antes de que dijera cualquier cosa dije:
—Sa.... sabes, ol... olvida todo lo que... dije. — logre decir entre sollozos. — y si quería recuperarme olvídate de la posibilidad, esto se derrumbó cuando metiste a tu cama a tu ex, ¡porque yo soy igual que tu Cesa!, ¡No me acuesto con quien toca mi puerta y me besa!
Limpié mis lágrimas y fui a casa, dando un portazo al momento de salir de esa casa, me siento herida, estúpida por volver a creer en sus malditas palabras vacías.
Con el corazón destrozado no supe que más hacer aparte de llorar, siento como mi mundo se derrumba.
Que voy a hacer si estoy embarazada, Cesar piensa que el padre puede ser Guille, si supiera que jamás he tenido sexo con él, que jamás he sacado sus caricias de mi mente, que lo bese por primera vez aquella vez que el volvió a revolver y desarmar mi vida por segunda vez.
Pero el jamás sabrá eso, no dejare que tenga ese poder sobre mí, aunque ya lo tiene él no lo sabe.
Pase más de diez minutos sentada al lado de mi cama, abrazando mis piernas.
Siento que tocan el timbre y no quiero abrir, sé que puede ser Cesar, y no quiero volver a verlo en mi vida.
Suena mi teléfono y veo que es un mensaje de Guille.
Guille: Princesa estoy tocando tu puerta. ¿Estas?
No quiero que me vea así, sé que, si sabe que estoy así por Cesar, ira a enfrentarlo, y no quiero que le hagan daño.
Por otra parte, no quiero estar sola en este momento, necesito un abrazo, y Guille es mi mejor amigo, sé que él no dudara en acompañarme.
Decido responder su mensaje
Yo: Voy.
Llego a la puerta tratando de limpiar mis lágrimas.
Al abrir la puerta veo como su rostro se apaga, creo que mi cara esta horrible porque entra a la casa y cierra la puerta.
—princesa. ¿Qué pasa? — dijo limpiando mis lagrimas que salen sin permiso de mis ojos.
Solo me hundo en el hueco de su cuello y lo abrazo
—Dime que ese idiota no te ha hecho nada, porque voy directo a su casa a partirle la cara.
— Solo necesito que me des un abrazo.
El me abraza, y nos quedamos en el pasillo al lado de la puerta por un momento.
Nos acomodamos en el sillón del comedor de mi casa y le cuento lo ocurrido, que es posible que este embazada de Cesar, lo que me dijo, que piensa que mi hijo no es de él, si no que piensa que es suyo, él solo me abraza, y se despega de mi para decirme algo.
— Si es que estas embarazada, sabes que yo siempre estaré para ti, quizás no como el padre, pero puedo ser el tío regalón. — dijo dándome una linda sonrisa.
Sin pensarlo demasiado me acerco a su boca y le doy un beso, necesito sentir que alguien como él me quiere y me desea, quizás en el momento que le entregue mi corazón a alguien más deje de sufrir, necesito sacar a cesar de mi cabeza.
—Isa...— le mire directamente a sus lindos ojos.
—Por favor, no digas nada. —
El responde mi beso, me encanta como besa, pero intento intensificar el beso, buscando sentir lo que siento cuando Cesar solo se me acerca.
Se que es una estupidez.
No siento lo mismo que siento con Cesar, pero no puedo negar que siento sensaciones agradables, él sabe muy dulce, el chupa mi labio inferior, lo que me hace soltar un leve gemido.
Me subo a horcajadas sobre él, y puedo sentir su erección, el intensifica el beso, y me toma por la cintura y me acerca más a él, se levanta conmigo sobre su regazo y me guía hacia las escaleras en dirección a mi habitación.
Me dejo llevar por las sensaciones y cuando llegamos a mi cuarto, me acomoda sobre la cama con delicadeza.
Se posiciona sobre mí y yo comienzo a meter mi mano por su polera, tocando su gran abdomen, Dios santo como puede estar tan bien, no es que este siempre en un gimnasio, pasamos una semana juntos, y lo único que hizo a parte de comer, fue salir a trotar.
Le subo su polera con la intención de quitársela y el con un solo movimiento se la quita.
Puedo ver en sus ojos el deseo, pero se detiene, y yo lo miro confusa.
—Quiero que sepas que esto no es algo de una noche para mí, de verdad me importa y quiero que lo intentemos. Necesito saber que estas seguras de hacer esto conmigo. —toma un respiro. —porque yo me muero de ganas, pero si no estas seguras, te juro que me detengo. — dijo con todo su auto control.
— Estoy segura, quiero que me hagas tuya— dije bajando mi mano a su erección, dando unos pequeños masajes sobre sus pantalones.
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