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CAPÍTULO 16

Habían pasado varios días desde que Cesar se había marchado, decidí dármelas de una adolescente borracha, salía todas las noches y faltaba algunas clases al no poder levantarme al día siguiente, seguía extrañándolo, y mi estúpida mente creía que emborrachándome se desaparecería de mi mente o de mi corazón.

Anoche llegue demasiado borracha, mis amigas me dejaron en la cama, amanecí sin recordar mucho de lo que paso, y con una jaqueca horrible, me levante, me duche y me decidí a cambiar los muebles de lugar, me encanta reordenar los muebles para no pensar, coloco música y escucho una canción de Aitana que siento que me identifica mucho, esta cantante me encanta, la escucho muchas veces, y recuerdo a pausas todo lo que sucedió ayer, puedo recordar que Simón intento besarme.

Mi mente aún está confusa, terminó de arreglar los muebles de mi cuarto y decido salir nuevamente con mis amigas y reviso WhatsApp, y veo que le mande un mensaje de audio a Cesar.

A mí me ten llegan más recuerdos

—Te extraño, ¿cuándo vuelves? Tu pequeña.

Qué horror se notaba lo difícil se me hacía juntar las palabras con lo borracha que estaba, que pensara de mi ahora, no podía ser más penosa.

Pase todo mi día cambiando muebles, del comedor y cocina, mientas cantaba como loca, en la noche llegan mis amigas a recogerme y vamos a un bar, después de unos tragos, cojo mi celular y le mando una canción a Simón.

"No entiendo como pudiste borrarme
Tantos recuerdos y los olvidaste
Cada promesa que nos hicimos se fue contigo

Yo creo que no me va a curar el tiempo

No va a poder borrar cada momento

Tiene que haber otra salida Y no será contigo, no

No sé si te extraño

Ya pagué con años Y encontré el antídoto

Alguien mejor que tú
Que besa mejor que tú
Que tiene más actitud
Que no me hace daño
Con sus engaños
Como lo hiciste tú"

Creo que el alcohol me arma de valor, le envió un audio a Cesar, diciendo que extraño sus caricias y su acento diciéndome cosas sucias en la cama.

La noche pasa rápida y llego a mi casa, tal cual las noches anteriores, con varios tragos de más y con mi equilibrio derrumbándose.

Me estiró en mi cama y observó aquella foto de nosotros juntos, mis ojos se llenan de lágrimas sabiendo que, aunque me emborracha mil noches el no desaparecerá de mi piel.

Al otro día Simón me llama por teléfono miles de veces, pero no contesto, sé que le ha dolido mi mensaje, el hecho de que le dijera con una canción que Cesar es mejor que él en todos los aspectos, tiene que haber dañado su ego masculino, lo cual sinceramente me alegra, él me hizo daño y se lo merecía.

No puedo creer que piense así, antes no hubiera sentido rencor, pero ahora sí, creo que el alcohol aún está en mi sistema y por eso pienso de este modo.

Me dirijo a mis clases con un dolor de cabeza horrible, llega la tarde y me arreglo para salir con mis compañeros de fiesta, decido dejar mi teléfono en casa para no llamar a Cesar, dado que cuando estoy borracha lo primero que hago es enviarle mensajes, que sé que recibe, pero que nunca contesta, supongo que eso debería lograr que me detenga, pero mi estúpidamente mente borracha no logra entenderlo.

Estuve en la fiesta hasta las 3 de la mañana, mis amigas aún estaban adentro disfrutando de la fiesta, y yo decidí tomar un taxi para volver a casa, pero un chico de más o menos mi edad que estaba borracho se me acerco para forzarme, me asuste demasiado, pero un hombre se interpuso entre nosotros y me defendió, me dejo en un taxi y llegue a mi casa a salvo.

Al llegar vi mi celular y el trago hizo lo suyo, le mandé una canción por mensaje de voz.

"Hoy he dejado mi teléfono para no llamarte

Para no llamarte, para no llamarte

Hoy he dejado mi teléfono para no llamarte

Para no llamarte, para así olvidarte"

Así pasaron mis semanas iba a la universidad, llegaba a casa pensaba en Cesar y en la noche me arreglaba para salir a emborracharme, empecé a fumar cigarrillos, Cesar nunca fumo cuando estaba conmigo pero sé que fumaba porque a veces llegaba con olor a cigarrillos y en él era tan excitante y excesivamente lindo, que el fumar me hace recordarlo... es una estupidez, lo sé, pero lo extraño tanto, que ya no sé qué hacer para sentirlo cerca, por las mañanas con jaqueca miraba la única foto que teníamos juntos cuando tuvimos nuestra primera cita.

Hoy era un día de lluvia, decidí faltar a la universidad, estaba sentada en el sofá fumando un cigarrillo, y sonó el timbre, la cabeza me retumbo por la resaca, y apague aquel cigarro que ya solo le quedaba el filtro. Apenas me levante, no quería abrir, tienen que ser mis amigas para que asista a la Universidad, abro la puerta y me encuentro a Cesar, todo mojado por la lluvia, mi mundo se detuvo, estaba de vuelta, sus ojos estaban rojos, no pude evitar pensar que estuvo llorando, fue tanto el impacto de volver a verlo que lo único que logre hacer fue lanzarme a sus brazos.

Siento como se aferra a mí y me abraza con gran pasión, me besa los labios de improvisto y por fin siento esas mariposas que tanto anhelaba desde que se había ido, las cuales intente encontrar en aquellas fiestas, pero al besar a un desconocido, lo único que sentía era asco, no solo de aquellos besos, si no de mí, daba pena aquella penosa actitud, pero no sabía que más hacer.

Me perdí en aquel sabor salado y levanto mi rostro para observarlo y veo que sus lindos ojos grises están llenos de lágrimas, se las limpio suavemente con mis dedos.

–Te extrañe mucho pequeña. — dijo y mi corazón volvió a latir como hace un mes no lo hacía, sonreí como una idiota enamorada.

—Yo igual... — le abrace — ¿Paso algo? ¿porque lloras? — limpie esas lágrimas que caían por sus ojos.

—Solo no ha sido un mes fácil, y necesitaba besarte de nuevo, y sentir tu cuerpo junto al mío.

—Si, fue un mes horrible— dije acariciando su rostro aun sin creer que estuviese aquí— Si me extrañabas... porque no respondías mis mensajes.

— ¿Cuales? ¿los que me mandabas borracha? — dijo con un gesto de reproche. — mira, no quiero hablar de ello solo quiero estar contigo y poder abrazarte, ¿puedo? — dijo con una leve sonrisa.

—Claro que puedes. — le dije dando un dulce beso en esos labios que tanto extrañaba.

Se lo que piensan.

Soy una débil, no lo veo en un mes y en vez de reprocharle que se marchó y me dejo sufriendo, me lanzo en sus brazos.

Y sí, lo soy.

Pero no gastare mi tiempo en una discusión, si yo sé que lo extrañaba y lo único que deseo es estar en sus brazos, con su calor envolviéndome, no iba a poner en riesgo esta sensación por algo que no valía la pena.

Lo invite a que se sentara en el sofá y nos abrazamos junto al televisor con una manta y tomamos un café.

—Deberías quitarte esa ropa mojada, podría coger una gripe, por lo que se en España no suele llover mucho.

—Pequeña... ¿quieres que me desnude en tu sala? — dijo con una sonrisa.

Oh dios mío como extrañaba su sonrisa, sus abrazos, la sensación que tengo cuando estoy con él.

—Solo lo decía para que no te enfermes. — dije un poco ruborizada.

—Yo me desnudo feliz, pero tú tienes que acompañarme. — dijo y yo le sonreí.

Se levanto del sillón y comenzó a sacarse su polerón y luego su polera, oh dios mío como extrañaba esos grandiosos abdominales, comencé a tocarlos, sin vergüenza, solo siguiendo aquel calor que él generaba en mi cuerpo. Mientras sentía como se tensaba por mis caricias, el comenzó a desnudarme, me quito la parte de arriba de mi pijama y me observo fijamente al darse cuenta de que andaba sin brasier, me beso apasionadamente y comenzó a descender desde mi boca hacia mi cuello con dulces besos hasta llegar a mis pechos, beso cada pezón como solo él sabe hacerlo y yo comencé a temblar ante su contacto.

Sentí mil mariposas que bajaban en dirección a mi sexo, como extrañaba esta sensación, lo deseaba y extrañaba tanto, que solo me dedique a disfrutar, su boca vuelve a mía, y es mi turno, comienzo a besar desde su cuello y fui descendiendo por sus abdominales, bese cada centímetro de su abdomen, pase mi lengua por su tatuaje y dio un gemido, comencé a desabrochar su pantalón y baje sus bóxer, acto seguido, él me ayuda a quitárselos, quedando a la vista su gran erección, me alegra saber que no me detiene, me arrodillo y lamo la punta de su erección, y el da un gemido que me anima.

—Oh dios Isa, no sabes lo bien que me haces sentir. — dijo entre jadeos.

Seguí pasando mi lengua y sentí ese sabor salado y sabía perfectamente lo que era, se sentía tan bien que decidí meterlo todo en mi boca, era tan grande que no cabía por completo, intensifiqué los movimientos y con mis manos tocaba sus testículos, y podía sentir como temblaban sus piernas ante el gran placer que le entregaba. Me detiene y me dice:

— Es mi turno princesa.

Comienza a besarme el ombligo, me quita el short y luego mi tanga, las cuales terminan en el suelo, coloca su boca en mi parte más sensible y grite su nombre de puro placer, ambos estamos desnudos sobre la alfombra de mi sala. Por fin se acomoda entre mis piernas y me penetra tan lento que no puedo aguantar las ansias y le digo:

— Mas... Por favor. — digo entre gemidos. — necesito más de ti. — espero por esto un mes completo y necesito sentirme llena de él.

El en respuesta a mis suplicas intensifica sus movimientos, los cuales me llevan al éxtasis y ambos llegamos al orgasmo desgarrador, no puedo creer todo lo que logra hacerme sentir este hombre.

Nos estiramos en la alfombra de mi sala, frente a la chimenea y nos tapamos con la manta de hace un momento, le toco su tatuaje y le pregunto:

—¿Que significa el tatuaje?

—Es el nombre de mi hermana pequeña, Violeta. — dice y noto que su voz en un poco triste, por lo que decido cambiar el tema.

— ¿Cuánto tiempo te quedaras en Chile?

— Hasta que termine los tramites de la empresa. — dijo sonriente

—¿Y eso será pronto? — no puedo evitar preguntar

—Tranquila aún me faltan muchos tramites... ven acomódate en mi pecho.

Me acuesto sobre su pecho como él me dice, como extrañaba esta sensación, su calor, su respiración acelerada después de tener sexo, me encanta la sensación que él genera en mí, me encantaba todo de él, en especial sus caricias y la forma que tenia de tomarme y hacerme suya, acaricio su pecho y el acaricia mi espalda llevándome directamente al cielo, pienso en todo el tiempo que estuvo lejos e intento apartar aquellas sensaciones de mí, sabía lo que sentía, pero no estaba dispuesta a decírselo, no quería arruinar esto, fuese lo que fuese, me entregase lo que me entregase, era feliz a su lado, y sabía que cuando se tuviese que marchar sufriría nuevamente, quizás mucho más de lo sufrí ahora, porque sabía que l también me había extrañado, sabía que me quería, pero no me quería lo suficiente como para quedarse a mi lado, o como para pedirme que me fuese con él.

—💜—


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