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Capítulo 41

Cuatro meses después

Logan

Todo había cambiado.

Desde que se hizo la WattCon en diciembre no había vuelto a ser el mismo. Era otro Logan, más seguro y mucho más famoso.

La vuelta al mundo real supuso un cambio radical. Descubrí que tenía varias lectoras en mi misma carrera y centenares en la universidad. Las chicas se me acercaban constantemente y me pedían autógrafos y fotografías, me decían que amaban mi escritura, que era su autor favorito y que mis novelas les habían cambiado la vida.

De la noche a la mañana había salido del anonimato para convertirme en uno de los autores más aclamados. Ya no era Logan, el chico tímido, el introvertido, el hermano menos listo. Era yo mismo, el chico que tenía millones de visitas en Wattpad, el escritor, el que amaba cada día vivir nuevas experiencias.

Y eso no les gustó nada a James y a los idiotas de sus amigos. Los pillé mirándome con disimulo, cuchicheando a mis espaldas, cuando unas chicas de primero se acercaron a mí para pedirme un autógrafo, pero no me hicieron nada y su silencio me estaba matando. Sabía que estaban tramando algo, lo veía en el halo macabro de sus ojos, en las miraditas cómplices que compartían.

—No le des más vueltas —me había aconsejado Felicity en más de una ocasión—. Cuanto más caso les hagas, va a ser peor.

Tenía razón, pero me aterraba lo que pudieran estar planeando. No les caía bien, ni ellos a mí tampoco.

Así que seguí su consejo y lo dejé correr porque pensaba que solo eran imaginaciones mías.

Salir del anonimato también implicó que mis redes sociales explotaran. Si ya de por sí tenía miles de seguidores, mi popularidad aumentó aún más, si es que eso era posible. Muchos empezaron a seguirme por puro morbo, otros movidos por la curiosidad y unos pocos porque el eco de la noticia había sido tan grande que gracias a eso me habían descubierto.

@PiliYMili: ¡Me muero! Eres mucho más encantador en persona.

@LaChicaChups: Eres mi ídolo. Me encantan tus novelas. Ojalá salgan en papel.

@GiGiPotter: ¡Te amo, Logan!

Una de las cosas que más habían cambiado era que mis lectoras ya no me llamaban Mr. Encantador; utilizaban mi nombre real. Una de mis miedos más grandes era que una vez que mostrara a Logan, rompiera la magia de Mr. Encantador, pero yo les cautivaba mucho más.

También recibí mucho hate en redes, porque todo lo que causa revuelo siempre tiene un efecto rebote. Aquellas personas que por alguna razón odiaban mi contenido habían aprovechado la ocasión para atacarme muy gratuitamente.

@QueenOfBooks: ¿Tanto revuelo por un chico? ¡Es decepcionante!

@LizKiss: No me gustabas antes, ahora mucho menos.

@AliceInFantasyworld: ¿Cuántos años tiene? ¿Quince? Es solo un puberto con sobredosis de hormonas.

En fin, la experiencia me había enseñado a no hacerles ni caso, a quedarme con lo bueno: el fandom estaba muy contento y los lectores veteranos estaban acogiendo a los nuevos, esos que me habían conocido gracias al mega anuncio que hice en la WattCon, bajo su ala protectora.

Aunque a Felicity no le gustaron nada los comentarios negativos.

—Estoy harta de esos mamones —me dijo una tarde de primavera. Estábamos en mi apartamento, en mi habitación. Me había dedicado a pasarle las manos por ese pelo tan lustroso que tenía cuando me llegó una serie de notificaciones, muchas de las cuales eran comentarios de odio cargados de una envidia insana.

Le pasé los dedos por la mejilla para subirlos a las arruguitas que se le habían formado en la frente. Le froté el ceño fruncido.

—Déjalo. Solo quieren llamar la atención. Cuanto menos caso les hagamos, mejor.

Infló los mofletes.

—¿Cómo puedes aguantarlo?

Suspiré.

—No te voy a mentir. Es difícil lidiar con tantos seguidores. Que sí, el ochenta por ciento son del buen rollo; pero el otro veinte son haters o unos ardidos.

Felicity enarcó una ceja.

—¿Ardidos?

—Ya sabes, gente que arde por dentro con el éxito ajeno. —Me encogí de hombros.

Se carcajeó. Trepó sobre mí para quedarse a horcajadas, su boca tentadora muy cerca de mi cuerpo.

Te pones tan bonito cuando hablas de lo que te gusta —habló.

Su acento me sacó una gran sonrisa.

—¿Te he dicho ya que me encanta que hables en español? Podría pasarme años escuchándote que no me cansaría nunca de oírte. Es una mala suerte que apenas lo entienda. —Hice un puchero.

A Felicity se le iluminó la mirada, sus mejillas rojas como tomates.

—¿En serio te gusta? —preguntó con timidez. Empezó a jugar con el borde de mi camiseta, esa que siempre usaba cuando se quedaba a dormir conmigo—. Aaron decía que le ponía nervioso que cambiara de inglés a español.

La atrapé entre mis brazos y, antes de responder, le di un beso suave en los labios.

—Me encanta escucharte hablar en tu idioma y nunca deberías avergonzarte de tus orígenes. Me da tanta curiosidad tu cultura que me muero por conocerla. ¿Podrías enseñarme a hablarlo mejor? Solo sé decir pinche güey.

La gran carcajada que rebotó en las paredes fue música para mis oídos.

—¿Hablas en serio?

—Muy en serio. Quiero conocerte mejor, quiero empaparme de ti, porque mereces que te lo den todo.

Felicity enredó los dedos en mi pelo y tiró con suavidad. Se me escapó un gruñido ronco.

—Yo también quiero que nos conozcamos más, que viajemos, que vivamos aventuras.

—Juntos —le prometí.

Esbozó una amplia sonrisa.

—Hasta el fin del mundo, mi escritor sexy.

❀   ❀   ❀

A finales de abril hubo una fiesta en honor al equipo de los Golden Scorpions que había pasado a la final del concurso Multidisciplinar entre universidades. Por ello, ninguno de mis amigos tuvo que insistirme mucho para que me animara a ir con ellos, ya que tenía muchas ganas de celebrar que Sky y los demás tenían muchas oportunidades de llevarse la copa a casa.

La fiesta se había organizado en una de esas casas de campo de uno de los ricachones del equipo de baloncesto de la NCU. Era enorme, de dos plantas, con un jardín inmenso y una piscina kilométrica. En cuanto la vi, una parte de mí cosquilleó ante la idea de volver a meterme en el agua. Anhelaba los entrenamientos de natación, sentir la adrenalina de la competición en la piel.

Hacía una tarde preciosa. Los días de lluvia nos habían dado una pequeña tregua y el sol brillaba con todo su esplendor. Felicity estaba a unos metros de mí, con Sky, Adam y Garret junto a ella.  Tammy estaba junto a la chica de pelo azul e Itzi bailaba con un morenazo que la devoraba con la mirada.

Felicity tiró de mí, su carcajada melodiosa iluminaba todo mi mundo.

—Me lo estoy pasando súper bien —habló con la sonrisa más grande de la historia.

La hice rotar sobre sí misma.

—Pues anda, que yo. ¡Si estoy con la chica más popular de toda la NCU!

—No seas bobo. Yo estoy con el escritor más cañero de Wattpad. —Dio un par de pasos al frente y me acercó la boca a la oreja, como si lo que tuviera que decirme fuera el mayor de los secretos. Su voz me llegó en apenas un susurro estremecedor—. Además, en unas semanas anunciarás en las redes que en unos meses vas a publicar Índigo.

Le di un beso en los nudillos.

—Nada va a cambiar entre nosotros —le prometí.

Enroscó las manos en torno a mi cuello y empezó a balancearse al son de la música. Junto a nosotros Sky miraba ceñuda la piscina, en el exterior, tan tensa que si la tocabas se podría partir en dos. Felicity puso los ojos en blanco.

—Tía, no te va a comer —la recriminó su hermana—. No te acerques a ella y ya está.

La rubia miraba perdida el agua cristalina.

—Yo... —Resopló. Hinchó mucho las mejillas—. Sé que es una tontería, pero me asusta y me trae muy malos recuerdos. No pienso acercarme en un radio de un kilómetro por lo menos.

Adam la acercó a él y le dio un beso en la coronilla.

—Voy a estar contigo pase lo que pase.

Los había visto interactuar en las ocasiones suficientes como para saber que él estaba loco por ella y viceversa. Se notaba lo mucho que se querían y lo que ella confiaba en él, su devoción.

En un momento dado, intercepté a James junto al billar. Se estaba jactando de haber ganado la partida. Cuando sus ojos marrones se clavaron en los míos y esbozó esa sonrisa que me puso los pelos de punta, supe que no trama a nada bueno. Me dedicó un brindis con su copa, un brillo sombrío en sus pupilas negras. Aparté la mirada justo después de que me sacara el dedo del medio.

Decidí que no quería que me amargara la existencia y lo mejor que podía hacer era pasar de él. Así que bebí, bailé con mis amigos, me aferré a Felicity en las canciones más lentas y me lo pasé genial.

Incluso hubo un par de chicas que se acercaron a mí con paso titubeante.

—Perdona, eres Mr. Encantador, ¿verdad? Somos... Somos grandes admiradoras tuyas. ¿Podríamos sacarnos una foto juntos?

Sonreí.

—Faltaría más.

Las personas que estaban a nuestro alrededor observaron la escena medio flipando. Era normal. ¿Quién hubiera pensado que tras una cuenta tan conocida se encontraba alguien como yo? Aunque he de admitir que antes de la WattCon ya me estaba haciendo un poquito popular en la universidad. ¿Quién me diría que ser yo mismo iba a hacer que mi popularidad creciera?

Nunca había estado obsesionado con la escala social. No me importaba si era un marginado o un popular. Siempre había estado a gusto conmigo mismo. Una etiqueta no debe definirnos; lo importante es quién eres y lo que te gusta hacer, y si a los demás no les gusta, que les den.

Ahora que se sabía quién era en las redes sociales, me había vuelto mucho más interesante y había tenido que aprender a sobrellevarlo. Menos mal que tenía a Felicity para que me mantuviera con los pies bien puestos sobre la tierra. No sé qué habría sido de mí sin ella.

Y pensar que de no haberme convencido de ir a la WattCon nada de toda esta locura hubiese sucedido...

—¿Por qué me miras tanto? —me preguntó una vez que las chicas se alejaron. Nos habíamos puesto a bailar de nuevo, su cuerpo en contacto con el mío.

La acerqué aún más a mí para pasarle un mechón suelto por detrás de las orejas.

—¿No puedo ver a la chica más guapa de toda la fiesta?

Me deleité al verla sonrojarse. Entrelazó los brazos alrededor de mí, se puso de puntillas y me dio un beso en los labios.

—Pues anda que yo estoy con el tío más talentoso de todo Wattpad. Me siento muy orgullosa de ti, de todo lo que está por venir.

—Hablando de eso...

Clavó esos ojos tan bonitos en los míos.

—¿Qué? Anda, no me dejes con la intriga —suplicó con un puchero.

La abracé aún más fuerte.

—¡No puedes ser más mona! —Le di un beso en la punta de la nariz—. Esta misma mañana me han dicho el día y el mes exacto en el que quieren lanzar Índigo.

El equipo editorial de Feiwel and Friends estaba trabajando muy duro para sacar la mejor edición posible. En marzo les envié el manuscrito reescrito y editado y la portada ya estaba en proceso. Hasta ya tenía claro que quería que en la maquetación se vieran los mensajes y las notitas que Blake y Wendy se escribían a escondidas. Estaba siendo una montaña rusa de emociones.

Felicity dio saltitos en el sitio.

—¿Qué te han dicho? Cuéntamelo ya, güey.

Curvé los labios en una sonrisa pequeña.

—Quieren publicarme el ocho de septiembre. Haremos el gran anuncio en redes el ocho de junio.

—¡Eso es fantástico! Estoy tan orgullosa de ti, rey.

Juntó sus labios con los míos. Sonreí sobre su boca mientras degustaba ese sabor dulce que tenía. Mis manos estaban sobre sus caderas. Nos mecíamos al ritmo de la música perdidos en el mar de gente que nos rodeaba, el uno hechizado por el otro.

Todo iba tan bien que ni siquiera lo vi venir.

Un grito histérico nos hizo ponernos en guardia. Era Sky.

Seguimos el sonido urgente de su voz y lo que vimos nos dejó helados. James la cargaba como un saco de patatas mientras ella pataleaba por que la dejara en paz. No había ni rastro de Adam, solo de los amigos de ese idiota, que se reían como niños de parvulario.

—¡Oh, no! —chillamos los dos.

Corrimos hacia el exterior, quisimos ayudarla, pero antes de que pudiéramos hacer nada el cabrón la tiró a la piscina y lo siguiente que sé es que sus chillidos se volvieron aún más desgarradores.

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