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Capítulo 32

Felicity

La primera ronda del concurso Multidisciplinar se celebró en el mismísimo campus de la NCU. Aquel fin de semana mamá vino de visita exclusivamente para apoyar a mi hermana. De Sam no había ni rastro. Mejor. Si no quería estar, que no molestara. Sky no necesitaba más motivos para estar nerviosa.

Esa misma tarde, fuimos a merendar a la cafetería de Zoe. Allí, mi hermana se pidió uno de esos cafés raros que había en la carta mientras que mamá y yo optamos por unos smothies de frutas. Ya con las bebidas en la mesa, las tres nos pusimos al día.

—¿Qué tal está Adam? Hace unos meses que no lo veo.

A mi hermanastra se le iluminó la mirada, como siempre que hablábamos de él.

—Está trabajando muy duro en una canción que quiere presentar en el recital de este año.

—Qué ganas tengo de verlo. Ese niño siempre ha tenido un don muy especial para la música.

—¿Verdad que sí? A mí me relaja tanto escucharlo. Desde pequeña mi mente ha sido un caos y ni siquiera por las noches se detiene; pero cuando él coge la guitarra, me siento en paz.

—Ay, sois tan monos —exclamé—, aunque me da diabetes cuando os ponéis ñoños.

Sky me lanzó una mirada divertida. De pronto, esbozó una sonrisa que no me gustó nada.

—Pues anda que Logan y tú sí que sois empalagosos.

—¡Sky! —la regañé, colorada hasta las orejas.

Los ojos marrones de mamá se posaron en los míos, curiosos.

—Uy, ¿ha pasado algo con ese chico que no me hayas contado, cielo?

La rubia se carcajeó.

—Cuéntale, hermanita, los besitos que os dais. —Puso morritos.

—¡No seas mamona! —casi chillé, muerta de vergüenza.

Mi hermanastra miró a mi madre. Sonreía como una niña buena. Puse los ojos en blancos. Sí, claro, como si no nos conociéramos ni nada.

Mamá me pellizcó la mejilla.

—Ay, ay, ay. Sabía que ese chico te gustaba, pero no pensaba que irías a por todas tan rápido. Te conozco y sé que lo pasaste mal cuando tenías dieciocho años, pero me alegra ver que te has dado cuenta que sentir está muy bien, cariño.

—Sin los sentimientos no viviríamos con intensidad —concordó la rubia, con un pequeño asentimiento.

Era cierto y yo lo estaba descubriendo gracias a Logan.

Noté el ligero temblor en las manos de mi hermana. Pese a que intentaba fingir que todo iba bien, yo la conocía lo suficiente como para saber que eso no era del todo cierto.

—¿Estás nerviosa por lo de mañana? Mamá, Garret, Adam, Logan y yo estaremos ahí para apoyarte.

Como siempre que se ponía vergonzosa, se tapó el rostro con las manos.

—Ay, no. Si fallo, vais a verme caer estrepitosamente.

—Si te caes, te vuelves a levantar. ¿Dónde está mi Sky segura de sí misma que conozco? Vas a hacerlo fenomenal. Yo ya estoy muy orgullosa de ti, cariño. Eres una buena niña.

Sus ojos azules se llenaron de lágrimas.

—¿En serio lo crees?

Mi madre deslizó la mano sobre la mesa y le dio un apretón cariñoso en las suyas.

—Te quiero, pequeña. Vas a hacer grandes cosas.

—¿No me habías contado que acabas de terminar un proyecto muy importante para el taller de robótica? —le pregunté yo, muy orgullosa de mi hermana pequeña—. Algo sobre un robot que ayuda a las personas con ceguera o algo así.

Se limpió las lagrimas silenciosas que descendían por sus mejillas.

—Sí. Bueno, no exactamente. —Soltó una risita dulce—. En realidad, lo he programado para que se adapte a cualquier tipo de persona, sea un niño perdido, un adulto herido o un anciano. Sí que he puesto mucho empeño para que se ayude a las personas que tienen alguna necesidad especial, porque nunca tenemos que olvidarnos de ellas, que, joder, parecen invisibles. —Se toqueteó el collar que que llevaba colgando del cuello, un infinito envolviendo muy dulcemente una K llena de brillos—. Kyle-bot ha pasado la primera etapa de las pruebas, pero sé que aún no está listo.

Wow, es súper chido.

—Es mi proyecto para el concurso Proyectos creativos para un futuro mejor. Lo siento, Lizzie, pero voy a ganarle al bueno de tu novio.

—¿Novio? —Mamá estaba perdidísima. No le había contado nada porque quería hacerlo en persona cuando viniera.

Sentí la cara aún más caliente.

—Yo... Yo...

Mi hermana me señaló con el dedo.

—¡No le has dicho nada!

—¡Porque te me has adelantado, pedazo de zorda! Eso no vale. Quería aprovechar el viaje para contárselo.

—¿Cómo que novio?

Suspiré.

—Sé que no es la mejor manera de decírtelo, pero, bueno, son cosas del directo. —Tomé una profunda bocanada de aire antes de continuar—. Logan y yo estamos saliendo. Él es muy bueno conmigo. La semana pasada por fin me animé a dejarme llevar por lo que sentía por él. Hemos... Hemos tenido dos citas increíbles. Yo... le quiero mucho y eso me asusta. Me aterra que me esté enamorando tan rápido de él.

Mamá me apretó contra ella.

—Ay, hija, eso es porque te has ido enamorando de él poco a poco. Puede que tú no te hayas fijado, pero te ha conquistado con los pequeños momentos que habéis compartido.

Pensé en cada una de las veces que nos habíamos visto, en nuestro tropiezo en la librería, las veces que comentábamos los libros que más nos gustaban, cómo yo fangirleaba mucho con sus novelas y sus entradas en el blog... Puede que mamá tuviera razón después de todo y que me hubiese ido enamorando de él de apoco sin haberme dado cuenta.

❀   ❀   ❀

El auditorio estaba medio vacío la mañana del sábado. Los concursos académicos no eran muy populares que digamos, así que solo había una décima parte de los asientos ocupados. Adam estaba sentado junto a mí, en primera fila, su mano en mi regazo, un apretón suave. Logan estaba a mi derecha y mamá junto a Adam. Garret se había sentado unas filas por detrás, con su familia. Su primo era del equipo rival. Me guiñó un ojo cuando me pilló mirándole.

Estaba muy nerviosa y no porque no confiara en la inteligencia de Sky. Sabía de lo que era capaz esa chica y sabía que para ella sería un paseo. Aun así, me preocupaba que si el equipo fracasaba, los idiotas de sus compañeros le echaran la culpa a ella por el simple hecho de ser la única mujer del grupo.

—¡Vamos, Golden Scorpions! —bramamos mi madre, mis amigos y yo cuando los cuatro salieron al escenario improvisado. Llevaban una camiseta blanca con el nombre del equipo en dorado y un escorpión brillante dibujado.

—¡Machácales, princesa! —la animó su novio.

Estaba tan feliz por verla brillar con luz propia, por que fuera ella misma a pesar de todo lo que le había pasado. Agité con ímpetu la pancarta que tenía en la mano, con el nombre del equipo en grande y, rodeándolo, el nombre de cada integrante.

Los chicos del otro equipo, los Crazy Ravens, estaban en el extremo opuesto. Había dos chicas y dos chicos con una expresión acojonada. Sus camisetas tenían el emblema de su universidad y el nombre del equipo en grande. Mi hermana iba a hacerles papilla, lo supe en cuanto vi cómo le brillaron los ojos.

Una mujer de la edad de mamá se unió a ellos en el escenario. Tenía el pelo oscuro recogido en un moño apretado, unas gafas de pasta que ocultaban el color pardo de sus ojos y un vestido demasiado ceñido para ser un concurso de mega empollones.

—¡Bienvenidos a la primera ronda del concurso Multidisciplinar entre universidades! En esta primera etapa solo el equipo que más respuestas acierte conseguirá pasar a la siguiente. ¿Estáis preparados para una buena guerra de inteligencia?

El público bramó.

—¡Arriba, Golden Scorpions!

Fue una completa fantasía ver cómo Sky ni siquiera se despeinaba cuando le tocaba una pregunta difícil de contestar. Hizo un problema matemático que provocó que me explotaran las neuronas en menos de un minuto, contestó preguntas de historia que ni conocía e incluso supo salir muy airosa con las de astrología. Sus compañeros no se quedaron muy atrás. Trabajaban muy bien en equipo pese a que de puertas para adentro le hicieran la vida imposible; lo que hacía el poder de la ambición.

Ganaron por goleada y yo no podía sentirme más feliz. En cuanto terminó y anunciaron que pasaban a la siguiente ronda, fui a por ella, en el escenario oscuro, para envolverla entre mis brazos.

—¡No sabes lo orgullosa que me siento de ti, pequeño cerebrito!

Logan se había quedado muy impresionado.

—Si llego a saber que habrías reaccionado así, me hubiese apuntado.

Me separé de mi hermana y le saqué la lengua.

—Te aguantas.

Mamá se nos unió.

—Cariño, has estado fantástica. ¡Sabía que lo lograrías! Eres la chica más lista que conozco.

—Gracias, mamá —refuté con todo mi sarcasmo.

Mi madre me dio una palmadita en el hombro.

—Te quiero, cielo, pero ahora mismo Sky les acaba de dar una buena paliza al otro equipo.

—Mi chica es espectacular —dijo Adam dándole un beso.

Hice una mueca.

—¡Ya os habéis puesto ñoños!

Todo el grupo se rió y, así, nos fuimos de ahí, victoriosos.

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