Capítulo 28
⭑ Felicity ⭑
Los observé hablar desde la distancia.
Adam le estaba dando un buen sermón de mejor amigo. Podía ser la persona más dulce del mundo, pero cuando quería era todo un bruto; y por la miradita de auxilio de Logan, lo estaba amenazando de muerte.
Resoplé.
Estaba siendo demasiado sobreprotector conmigo. Lo que no quería ver era que podía defenderme sola. Logan era de fiar, ya me lo había demostrado en muchas ocasiones. No era uno de esos tíos tóxicos ni un pusilánime.
No sé cuánto tiempo estuvieron hablando, solo que me estaba cansando. Ya llevaba un buen rato sentada en el banco que había frente a la biblioteca de la NCU, la universidad donde estudiábamos los tres. Me encogí en el abrigo grueso que llevaba cuando un escalofrío me recorrió debido al aire helador. El frío de finales de noviembre ya era muy notorio. Pronto llegaría el invierno y, con él, las nevadas copiosas. Amaba ver nevar; donde vivía no nevaba nunca.
Los vi darse unas palmaditas en la espalda. Adam esbozó una gran sonrisa y mi corazón aleteó. Pese a que quería hacerse el duro, Logan le parecía un chico muy legal. No me extrañaba. El tío era todo lo que una chica como yo pudiera desear: atento, atractivo, cautivador, magnético, divertido y estaba cañón. Y era uno de los escritores más famosos de Wattpad.
¡Es tan lindo!
No me di cuenta de que estaba sonriendo como una boba hasta que se unieron a mí de nuevo. Borré el gesto de inmediato y, en su lugar, les lancé una miradita llena de intriga.
Me puse en pie.
—¿Todo bien?
Adam se metió las manos en los bolsillos de su chaqueta.
—Sí. Logan y yo hemos estado charlando de temas muy serios, ¿verdad, campeón?
Incluso yo noté lo fuerte que le agarró de los hombros. A favor de él debo decir que supo disimular muy bien la mueca de dolor que no llegó a poner.
—S...Sí. Hemos estado... hablando de... hummm... cosas muy importantes —balbuceó.
Mi mejor amigo dio un par de pasos para darme un abrazo. Me recorrió el pelo con los dedos, un gesto cariñoso que había adoptado cuando éramos unos niños y que me recordaba que siempre podría contar con él, pasara lo que pasara.
—No os molesto más. Voy a esperar a que mi luciérnaga salga del taller de los súper empollones y la voy a llevar a cenar fuera. Está tan estresada últimamente que quiero que se divierta un poco.
Cómo me derretía verlo tan enamorado. Sky sacaba su mejor versión.
—Ya sabes que la semana que viene tiene la primera ronda del concurso Multidisciplinar.
Suspiró.
—Se pasa las tardes estudiando como si lo necesitara.
—No seas muy duro con ella —intervino Logan—. Es normal que quiera hacerlo bien. Es la única chica del grupo y ya sabes que el que haya una mujer en el equipo oficial y que los lidere no lo ven muy bien algunas personas.
Adam tensó los hombros.
—No me lo recuerdes. El otro día escuché a un par de tíos de su mismo club, dos de los suplentes, creo, decir que no era justo que Sky tuviera la voz cantante, que como tuviera la menstruación el día de la competición se iba a ir todo a la mierda.
Apreté los puños.
—¡Menudos pendejos de mierda!
—En fin, voy a hacer tiempo en la cafetería de Zoe. Si queréis que no os vea haciendo guarradas, no vayáis por ahí. No quiero ver cosas indecentes.
—¡Adam! —chillé con las mejillas calientes.
Me dio un beso sonoro en la mejilla, le lanzó una última miradita de advertencia a Logan, le susurró algo que no pude escuchar y se fue tan rápido como había aparecido.
Nos quedamos un rato en silencio, la tensión se palpaba a kilómetros de distancia gracias a los últimos acontecimientos que habían pasado. ¡Había estado a punto de besar a Logan! Lo habría hecho si no hubiese aparecido el entrometido de Adam.
Observé al chico que había puesto mi mundo patas arriba. Se balanceada de una pierna a otra y sus ojos buscaban cualquier punto lejano a los míos. Noté el ligero temblor de su labio inferior y la tensión en sus brazos musculosos.
Lo obligué a mirarme y, sin poder soportar más ese silencio asfixiante, pregunté lo que llevaba carcomiéndome por dentro desde que había vuelto a mi lado.
—¿Qué quería Adam? —Hice una mueca—. Dime que no te ha dado la típica charla de hombre Neanderthal.
Logan ya no se veía tan nervioso como unos minutos antes, aunque la pregunta que le hice sí lo había vuelto a alterar. Lo miré de lado, curiosa. Me mordisqueé el labio inferior, ansiosa por descubrir qué había pasado.
Se pasó una mano por el pelo.
—Ya sabes, él solo quiere lo mejor para ti y... ha visto... —Se aclaró la garganta—... el casi beso. Se piensa... que... hummm...
¡Qué mono se veía cuando se ponía nervioso! Me entraban tantas ganas de enredar los dedos en su pelo espeso y fundirme en él.
Di un paso al frente.
—¿Hummm? —lo piqué.
Se le tiñeron las mejillas de rojo. Irresistible. Adictivo. Tentador.
—Jo, no seas tan cruel conmigo —se quejó—. Adam me ha puesto muy nervioso y que estés tan cerca no ayuda en nada. Yo...
Enarqué una ceja.
—¿Tú qué?
Resopló. Miró a nuestro alrededor, como si temiera que lo escucharan, que mi amigo aún estuviera merodeando a nuestro alrededor como un depredador. Se pasó las manos por sus facciones marcadas.
—Mira, no quiero ser un bruto, pero no me estás poniendo las cosas fáciles. Me... Me gustas, ¿vale? Eres una chica muy guapa y me lo paso genial contigo. Adam solo quería asegurarse que tenía los cojones de decírtelo. ¡Hala, ya lo he soltado! Eres increíble, maravillosa, hermosa, dulce y atrevida. Me vuelves loco.
Vale, admito que me había quedado sin habla, pero es que ni en un millón de años me había esperado algo así. Porque, sí, había sido una señora confesión, en mayúsculas y subrayado.
Lo peor de todo es que me moría por decirle que también estaba coladita por él, que me moría por estar entre sus brazos y que no me soltara nunca. Pero había otra parte de mí, la más racional, que me gritaba que lo nuestro no podía ser, que me iba a hacer daño, que huyera.
No quería volver a salir lastimada.
Si no te lanzas a la piscina, jamás podrás vivir de verdad. El miedo te mata lentamente. Vive, siente, sé feliz.
Genial, ahora Sky se me había metido en la cabeza. Porque eso sería algo que me diría ella de haber estado ahí.
Desde que había pasado lo del idiota de Aaron, vivía la vida en una escala de grises, sin apenas ver el color. Triste, como un zombie. No quería volver a sentir, no quería que me volvieran a romper en mil pedazos. Quedarme destruida otra vez.
Pero cuando conocí a Logan, todo cambió. Empecé a ver el mundo de otro modo. Había colores, olores y sabores nuevos que quería probar, aventuras que quería saborear junto a él, riesgos que quería asumir. Ya no quería vivir con miedo, quería comerme el mundo y que nadie me parara.
Sin embargo, el dolor seguía ahí. Escocía como nunca. La herida todavía no había sanado.
Me separé de él de un golpe. El pulso me latía en los oídos, atronador. Un nudo ácido se me instaló en la boca del estómago.
—Yo... no puedo. No... No estoy lista. —Se me llenaron los ojos de lágrimas—. No puedo darte lo que quieres.
Y con esas palabras, me di la vuelta y salí corriendo sin mirar atrás, con un único pensamiento en la cabeza: Logan necesita a alguien que lo ame como se merece.
❀ ❀ ❀
Me había pasado toda la tarde encerrada en el apartamento, llorando. Los recuerdos del chico que me rompió en mil pedazos se arremolinaban en mi interior y me estrujaban el corazón con pequeñas punzadas de dolor. Recordaba los buenos momentos, las citas, los besos y lo feliz que fui, pero también la traición.
Él me apuñaló por la espalda dos veces. La primera vez intentó que Sky y yo nos peleáramos hasta tal punto de no dirigirnos la palabra. A la Felicity de antaño le pareció una pelea muy tonta y, por eso, lo perdonó.
La segunda puñalada me dejó totalmente destrozada, sin fuerzas y sin ganas de vivir. No hay nada peor que ver a una de tus amigas besando a tu novio.
Sollocé.
Logan no es Aaron. Él te quiere de verdad.
¡Deja de mentirme!
Él es bueno. No te va a hacer daño.
¿Y si lo hace?
Me aterraba dejarme llevar y que terminara otra vez con el corazón roto.
Adam me llamó esa misma noche. Me había dado una ducha bien larga mientras lloraba en silencio y cuando descolgué, aún sentía los ánimos por los suelos.
—Dime que Logan por fin te ha dicho lo que siente y que tú has hecho lo mismo —me suplicó nada más descolgar.
Me limpié las lágrimas de los ojos. Hacía un cuarto de hora que había salido de la ducha y aún seguía llorando como una desconsolada.
Tragué el nudo que se me había formado en la garganta.
—Yo... —balbucí, avergonzada—... No he sido capaz. Él ha sido muy bueno conmigo y es un lindo, pero hay una pequeña parte de mí que no ha superado el daño que Aaron me hizo.
—¡Joder! —Sí, esa de ahí era Sky. Por la hora, acabarían de llegar de cenar. Se lo contaban todo y se querrían asegurar de que habría tenido las agallas de decirle que estaba muerta por él—. Si yo fuera tú, me habría tirado ya a sus brazos. Logan es un partidazo. Hacéis muy buena pareja y a ti se te ve muy bien cuando estáis juntos.
Sorbí por nariz.
—¿Ah, sí?
Incluso en la distancia, supe que estaba sonriendo.
—Saca tu mejor yo.
—¡Pero no puedo! —estallé con los puños apretados.
—Claro que sí —me rebatió Adam. Podía imaginarlos perfectamente sentados el uno junto al otro en el sofá. Quizás él la rodeara a ella con el brazo. No lo sé. Solo sabía que vivían prácticamente pegados como sanguijuelas y que cuando estaban juntos podían llegar a ser unos pinches ñoños—. Eres mucho más fuerte de lo que piensas.
¿Lo era? No estaba tan segura.
—¡No sé qué hacer! —exclamé tirándome del pelo, frustrada—. Le he dejado plantado cuando me ha dicho lo que siente por mí.
—¡No tienes remedio! Mira, vas a hacer lo siguiente: te vas a plantar en su casa y vas a darle un buen beso con lengua, que tú y yo sabemos que le tienes muchas ganas. No es malo sentir. Es hora de que saltes al precipicio, porque él va a estar esperándote al otro lado.
—¿Creéis que querrá verme después de lo que ha pasado? —pregunté más calmada mordisqueándome el labio inferior, insegura.
Adam soltó un suspiro.
—Eres la chica más guay que conozco y no me sorprende que él esté loquito por ti.
—Estoy aterrada.
—Lo sé, bonita. Pero, ¿no crees que es mejor arriesgarte que quedarte con la duda? ¿Quién no te dice que él sea el hombre indicado? Sky encontró al suyo. A ver, ya sé que no va a ser tan guapo y genial como yo, pero, ¿tú me has mirado? Soy insuperable.
Ese pequeño comentario rompió toda la tensión que sentía en el pecho y me hizo reír.
—¡Dirás egocéntrico! —rebatimos mi hermana y yo al unísono.
—Solo ve ahí y sé tú misma.
Con esas palabras, colgué la llamada, me vestí y fui a buscarlo.
Puede que tuvieran razón después de todo y Logan fuera el chico con el que viviría las mejores aventuras de mi vida.
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