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Capítulo 19

Logan

Encontrarme con Felicity había sido toda una sorpresa y es que había corrido a la librería nada más salir de la reunión que había tenido con mi tutor, Albert Simp. No esperaba chocarme con ella en la entrada, como si fuera una señal divina de que estábamos destinados a estar juntos. Porque sí, parecía que el destino quería que estuviéramos bien cerca el uno del otro.

Tampoco tenía planeado haber confesado que conocía Wattpad y que, además, leía ahí. Poco más y le soltaba mi mayor secreto.

Necesitaba buscar información para la parte teórica de mi propuesta para el concurso Proyectos creativos para un futuro mejor. Para la parte práctica mi profesor me había asegurado que hablaría con sus contactos para ver si conocían a alguien que fuera de Altas Capacidades o tuviera familiares así. Por mi parte, quería mostrar el caso de mi familia, lo que ocurrió con mi hermano mayor.

Por ahora tenía un único libro que podría servirme y me había anotado mentalmente buscar más libros al respectó en internet para encargarlos y comprarlos o leerlos gratis en las bibliotecas públicas.

Así que ahora estaba encerrado en mi habitación, con un humidificador con aroma a lilas, música relajante de fondo y el documento abierto en mi nuevo ordenador. El viejo se me había apagado solo y había tenido que sustituirlo cuanto antes, más que nada porque era mi herramienta más indispensable en mi día a día.

Pasadas las ocho de la tarde, guardé el documento en un word y una copia de seguridad en un puerto USB, lo cerré y abrí mi cuenta de Wattpad. Recordaba a la perfección lo que Felicity me había dicho el día anterior, que Garret también escribía. Troné los dedos. Era hora de ser un stalker.

Leí de nuevo el mensaje que me había enviado esa morenita despampanante en la página web de WhatsApp.

«Aquí tienes el usuario súper secreto de Garret. Si te dice algo, yo no he sido. 😇»

Copié y pegué la dirección URL, y cuando la página web se cargó, sonreí, triunfal.

Vamos a ver qué escribes, amigo, pensé para mis adentros.

Lo primero que apareció en la pantalla fue su perfil. Tenía una fotografía de un chico de espadas con un libro en las manos. No era él, más que nada porque Garret tenía el pelo castaño, no rubio noruego. Como imagen de fondo tenía una en la que aparecía un banner con todas las portadas de sus novelas, un total de cinco. Dos de ellas tenían el mismo estilo, oscuras con la imagen de un tío cañón; la tercera era una ilustración preciosa de dos personas, con un gato en el centro de ambos, una expresión enfadada en la chica y una sonrisa socarrona en el chico; y las dos restantes también parecían estar relacionadas, con un fondo brillante blanco y rojo, respectivamente. Una de ellas tenía una corona en el centro y una daga partiéndola en dos; en la otra se veía la misma corona llena de sangre de color rojos escarlata.

Su nombre de usuario me hizo gracia.

The Great G.

Muy buena, Garret, muy buena.

Seguí investigando. Tenía cuatro novelas terminadas y una en proceso, más de quinientos seguidores y su historia más popular tenía diez mil visualizaciones, la que era la primera parte de una bilogía dark romance. Guardé todas sus novelas en mi biblioteca privada para que no supiera que Mr. Encantador estaba leyéndolo y abrí el primer libro.

El tío era muy bueno en su trabajo. La estructura era muy sólida, los personajes estaban muy bien definidos y la voz de cada protagonista se diferenciaba a la perfección.

—¿Por qué no te había descubierto antes, Garret? —susurré tras leer un capítulo intensito.

Habría podido terminar fácilmente la primera parte de la bilogía si Tammy no hubiese tocado la puerta para avisarme de que ya había llegado de la biblioteca. Apunté en un post-it reseñar el libro para el blog e incluirlo en el artículo 10 novelas de Wattpad que debes leer sí o sí.

Me estiré como un gato, bostecé y salí de la pequeña habitación. Al ser el último en incorporarme al piso, me había tocado el dormitorio menos espacioso. No me importaba que no fuera tan grande como el de Itzi o Tammy; pasaba más tiempo en el salón que ahí. Pero cuando Itzi se ponía uno de sus culebrones argentinos no había quien la aguantara, más cuando se ponía a gritar «¡Maldito metiche!» en un falso acento argentino, seguido de varios «¡Le voy a dar de hostias, coño ya!».

Desde la otra punta de la casa podía oírla.

Justo cuando entraba en la sala, Itziar estaba cerrando la aplicación donde veía su serie actual —¿Erreway? ¿Rebelde Way?, algo así—. Abrí la boca, pero levantó la mano para callarme.

—No me hables, no me mires, no me molestes.

Miré a Tammy, sentada en el sofá.

—¿Qué ha pasado?

La rubia se encogió de hombros.

—¡Yo qué sé! Ya sabes cómo se pone esta boluda con esas vainas que ve.

Itzi nos fulminó con la mirada.

—Para tu información, mis series son lo mejor del mundo. Que no sepas apreciar una obra de arte no es cosa mía.

Suspiré. Ya empezábamos.

—¿Qué más da? Yo también tengo mi mierda y casi nunca me dices nada, y ya sabes lo intenso que puedo llegar a ponerme —intermedié para que no iniciaran una pelea de lo más tonta.

La latina torció el rostro en una mueca.

—No me lo recuerdes, Logy.

—¡Eh! Que a mí tu mierda me encanta. —La pelinegra me pinchó con un dedo en cuanto se dejó caer a mi lado en el sofá—. Por cierto, estoy esperando que nos des el último capítulo de Como estrellas en el firmamento. A este paso me van a salir canas.

Reí.

—Ten paciencia. Lo bueno siempre se hace esperar. Me queda pulir un par de detalles para que esté listo.

—¿Habrá epílogo? —intervino Tamara.

Asentí.

—Lo tengo planeado desde el inicio. No tenéis ni idea de las ganas que tengo de ponerme por fin con él y darle así un buen final a Josh y a Danielle.

En un movimiento que no vi venir, Itzi me agarró de la camiseta. Con la mano libre me clavó un dedo en el pecho.

—Escúchame, como los separes en el último segundo pienso cortarte las pelotas. Con tus lectoras no te metes, mutil.

—Sin drama no hay un buen final —me defendí yo con una sonrisa maliciosa.

—Pero ya los has separado, los has juntado y has matado a su mejor amigo. ¿Qué más quieres de tus lectoras betas? —se quejó Tammy uniéndose a la española.

Resoplé.

—Es solo ficción.

—No, no es solo ficción. Para nosotras Josh y Danielle son reales, porque hemos podido conocer a través de los ojos de ambos toda su historia. No son solo personajes, no cuando nos han marcado tanto —objetó Itzi.

—La forma en que los dos han evolucionado ante cada obstáculo, cómo se han apoyado pese a todo... —argumentó la otra—. Ojalá hicieras una novela protagonizada por dos chicas. Hay muy poca literatura lésbica de calidad en el mercado —lloriqueó.

Sonreí como quien guarda un secreto.

—Pues...

La rubia abrió los ojos marrones de par en par.

—¡No te creo! Ya tienes una idea, ¿cierto?

Me revolví el pelo.

—Sinceramente, ya llevo un par de meses con ganas de escribir una buena romcom de dos chicas. Quiero un enemies to lovers en toda regla, con una badass y una niña buena. Algo picantón.

Tammy se me tiró encima.

—Hazlas compartir habitación y cama. Dios, necesito leerla ya.

Se me escapó una serie de carcajadas al verla tan emocionada. Le puse una mano en los hombros.

—Te prometo que cuando tenga algo, te lo enseñaré. —Itzi tosió—. Os lo enseñaré. Por algo sois mis lectoras betas, ¿no? Sin vosotras la escena de sexo en el lago no habría existido, ni la no cita del capítulo diez.

Itziar apoyó la cabeza en mi hombro.

—Exigimos estar en los agradecimientos y que nos nombres cuando te den el premio a mejor escritor.

Reí.

—Me conformo con que una editorial quiera publicarme, aunque sea pequeñita. Sería un sueño hecho realidad.

—Vas a llegar muy lejos. Esto que estás viviendo es solo el principio de todo lo que está por llegar —me animó Tammy con la melena rubia suela en cascada haciéndome cosquillas en el brazo.

Me separé lo justo para poder mirarlas a los ojos, primero a una y luego a otra, con el corazón derretido.

—¿Cómo estáis tan seguras?

—Porque tienes ese algo en tu escritura que hace que queramos saber qué va a pasar en el siguiente capítulo. Solo te queda un último paso, el más difícil de todos: mostrarte en redes como chico risueño que eres.

Ojalá pudiera hacerlo. Todavía me asustaba dar la cara y enseñar quién estaba tras la sombra, pero había una parte en lo más profundo de mi ser que ya estaba cansada de esconderse. ¿Y si ya había llegado la hora de dar ese gran salto de fe y gritar de una vez por todas que era Mr. Encantador?

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