Capítulo 18
⭑ Felicity ⭑
Me pasé por la librería de la pequeña ciudad en la que estaba situado el campus de la NCU. Una autora que me encantaba había sacado una novela nueva y quería comprarla a modo de autorregalo por el trabajo duro que había hecho durante las últimas semanas.
Lynn estaba tras el mostrador, haciendo vete-a-saber-qué-cosas. Llevaba unos moms jeans de tiro alto, un jersey a rayas, deportivas neutras y un chaleco de color azul cielo con el nombre de la librería a la altura del pecho y la palabra Staff en la espalda. De su cuello colgaba una tarjeta en la que podía leer su nombre con letras grandes y brillantes.
Se acercó con paso enérgico, una sonrisa gigantesca pintada en los labios color nude en cuanto me vio.
—Bienvenida de nuevo, Felicity. Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírmela a mí o a mi compañera —dijo al mismo tiempo que señalaba al fondo donde una mujer madura dejaba unas cajas en el suelo.
Vale, estaba claro que había visitado la librería muchas más veces de las que pensaba en ese último mes.
—Gracias, Lynn.
Ella era una de las chicas más encantadoras que había conocido. Era la clase de persona que siempre andaba sonriendo, que invitaba a todos a unirse a su plan. Observé cómo se rehacía la coleta mientras iba a la sección juvenil, los pequeños rizos color chocolate colgando de la cola.
Me acerqué a la sección de las novedades y me deleité con las publicaciones de mis libros favoritos de Wattpad. Desde hacía ya unos años las editoriales se habían fijado en el potencial de los escritores de mi plataforma literaria favorita y, por ello, poco a poco publicaban más novelas de autores que se habían dado a conocer allí. Aunque en ocasiones se pasaban de listos y sacaban novelas de romance muy tóxico con tremendos fallos argumentales solo por querer hacerse ricos con el fandom enorme de dichos escritores.
Torcí el gesto cuando vi una de ellas y más aún al ver a dos chavalitas hablando emocionadas sobre la misma en voz en grito. Vamos, que hasta mi abuelo que vive en México se habría enterado.
—Tía, está muy guay. Él es tan perfecto.
Y es un puto tóxico de mierda, pensé para mis adentros. Había leído la novela en Wattpad y gracias a ella estuve con un bloqueo lector durante tres meses.
La amiga suspiró mientras se abanicaba con las manos.
—Ya quisiera yo tener un hombre así.
No, por favor. Nos merecemos a alguien mil veces mejor.
Pasé frente a ellas y agarré el libro que me interesaba. Al instante, sentí cómo las dos me observaron muy atentamente. Se me calentaron las mejillas.
—Sabes que ese libro es una copia barata de otro, ¿verdad? —me preguntó una de ellas con muy malos tonos.
—Si te refieres al que yo tengo en mente... siento decirte que no son iguales. Que él se llame Malcom y que juegue al fútbol americano no quiere decir que sea un plagio. El nombre es súper común y el deporte, bien básico. A cualquiera se le habría podido ocurrir.
—La autora tiene cero imaginación. No sé cómo las editoriales se atreven a sacar un libro así. Si te gustan sus libros, no tienes gusto.
Las miré de hito en hito. ¿Perdona? ¿En serio habían dicho una tontería así de grande?
Troné los dedos, lista para pelear si hacía falta. Nadie se metía con mis autores favoritos.
—¿Quién eres tú para juzgar mis gustos literarios? ¿Quién te crees para infravalorar un libro, para juzgarlo? Seguro que sois las típicas fans intensas que tiráis mierda a otro autor solo por defender a las diosas a las que les rezáis.
Una de ellas, la chica rubia, meneó la cabeza de un lado a otro. Tenía un lunar encima del labio y unas gafas de pasta negras sobre los ojos marrones. La diadema de color azul marino le daba un aspecto angelical, todo lo contrario a su carácter demoniaco.
—Es una lástima que haya niñas ratas como tú. No serías capaz de leer buena literatura ni aun teniéndola delante de tus narices —contraatacó la otra defendiendo a su amiga.
Apreté los puños tan fuerte que se me clavaron las uñas en la carne. Contuve cada pensamiento en la que las asesinaba muy lenta y dolorosamente. No, no podía rebajarme a su nivel.
—Mira, ¿sabéis una cosa?, paso de peleas infantiles. Hasta luego.
Y con esas, cogí el libro y me fui con aires de grandeza hacia la caja para pagarlo.
❀ ❀ ❀
Ni siquiera había salido del todo cuando me choqué con él. Llevaba el pelo alborotado por el viento, una chaqueta de cuero negro y unos pantalones vaqueros claros. Me dedicó una sonrisa avergonzada en cuanto nos separamos. Una suave risita involuntaria me brotó de los labios.
—Lo siento —dijimos al unísono y, de nuevo, solté un jadeo ahogado.
Me puso las manos en el mentón para obligarme a mirarlo. Los ojos verdes de Logan me estudiaron, su rostro convertido en una máscara de preocupación.
—Eh, ¿estás bien?
Tragué el gran nudo que tenía en la garganta. Hablar con esas chicas me había sacado de quicio. Odiaba que criticaran a mis autores favoritos, que dijeran cosas malas. Cada quien tiene sus gustos, y ninguno es mejor que otro.
—Perdona —dije en apenas un susurro—, hoy no es mi día.
Él colocó sus dedos largos en mis hombros con una delicadeza estremecedora. ¿Cómo sería estar entre sus brazos, escondida en el hueco de su cuello?
—¿Qué ha pasado para que esos ojitos preciosos estén tan apagados?
Incluso cuanto peor me sentía, logró sacarme una pequeña sonrisa. Me limpié una lágrima con demasiada brusquedad.
—Me he encontrado a unas idiotas ahí dentro. —Señalé la tienda con un dedo para, después, pasarme el pelo tras las orejas con brusquedad—. No es importante.
—Todo lo que te moleste y te haga estar mal sí es importante. Venga, dime, te escucharé.
Apreté los labios. ¿Podía ser más dulce?
—Había dos chicas que me han atacado solo porque el libro que he comprado no es el de su adorada diosa escritora —hablé por fin y una vez que abrí la boca ya no pude callarme—. Me parece fatal que la acusen de plagio cuando su libro es cien por cien original.
Inflé los mofletes.
—¿Hablamos de Evil Morgana?
—Sí, ella es... —Pero callé al momento. Lo señalé con el dedo—. ¡No me puedo creer que seas un chico Wattpad también!
Lo miré y, al momento, él hizo lo mismo con los ojos abiertos como los de un cervatillo asustado. Esbocé una sonrisa sabelotodo. Logan masculló una maldición por lo bajo. Al parecer, no le había gustado que hubiese descubierto su pequeño placer culposo.
—¿Cómo que también? —Se cruzó de brazos y arqueó una ceja—. ¿Quién más usa Wattpad? Si cuentas el chisme, hazlo bien.
Se me escapó una carcajada. Me encantaba su personalidad. Tenía un no-sé-qué que me hacia confiar plenamente en él. Por eso, ni siquiera fui consciente de lo que dije a continuación hasta que ya fue demasiado tarde:
—Garret escribe en Wattpad y...
Mierda, seré una lengua larga. Se suponía que no debía decírselo a nadie.
—Ahora quiero su usuario para stalkearlo —me exigió—. ¡Ya estás tardando!
Enarqué una ceja.
—Lo mismo digo.
Se metió las manos en los bolsillos. Apartó la mirada, pero no lo suficientemente rápido para que no viera el ligero rubor en sus mejillas.
—Yo... es que... leo desde una cuenta fantasma.
Di un par de botecitos en el suelo, sin percatarme de lo nervioso que parecía.
—No veas las ganas que tengo de recomendarte mis libros preferidos.
—¿Quién no dice que no los haya leído ya? —Me guiñó un ojo.
Reí.
Sin quererlo, Logan había sumado muchos puntos en lo que yo consideraba mis estándares de chico ideal.
Nos quedamos unos minutos sumergidos en un silencio tranquilo, cada uno sumido en sus pensamientos, hasta que Logan hizo un ademán con las manos.
—¿Te importa si...?
—Oh, por supuesto. Perdona. —Me hice a un lado sintiéndome como una tonta por haber estado en el pinche medio—. ¿Puedo acompañarte? He huido de ahí cuan perro callejero y no he podido siquiera echarle un ojo a los demás libros.
Se le dibujó una sonrisa que le formó un hoyuelo en el pómulo izquierdo.
—Me encantaría. ¿Y si después nos vamos a tomar algo? Invito yo para compensar a esas dos tontas de antes.
Si es que era todo un bomboncito. ¿Cómo podía ser cierto que un chico como él existiera? Hasta ahora solo me había encontrado con verdaderos patanes.
Admítelo de una vez, te gusta.
¿Me gustaba o solo me atraía el hecho de que compartiéramos el amor por los libros? ¿Cómo podía gustarme alguien que conocía tan poco?
Un ligero cosquilleo me recorrió por dentro cuando abrió la puerta y me permitió entrar a mí primero. El ambiente cálido de la librería contrastaba con el frío del exterior. Aspiré y sentí una tremenda paz interior. Me encanta el olor a libro que desprendían esas cuatro paredes.
Logan visualizó a Lynn junto al mostrador de la entrada y se acercó a ella sin pensárselo dos veces. Lo seguí, pero me quedé en un segundo plano, no queriendo incordiar. Esperó a que terminara de atender a una clienta antes de saludarla fervientemente:
—¿Y esta librera profesional tan guapa?
Sus labios se curvaron en una gran sonrisa y sus ojos refulgieron, brillantes. Logan y ella compartían un vínculo muy especial y las pocas veces que los había visto juntos me había parecido más una relación entre hermanos que la de dos amigos. Estaban muy unidos y eso me recordó a mi mejor amigo.
Los vi interactuar con una sonrisita.
—¡Lo! Me encanta que estés aquí.
Lynn salió del mostrador para darle un abrazo fuerte y un beso en la mejilla. Cuando le soltó, clavó las pupilas marrones en mí. ¿Por qué no me gustó nada la miradita que nos lanzó?
Aún con una mano apoyada en su pecho, dijo:
—Vaya, te veo muy bien acompañado.
—Solo nos hemos encontrado en la entrada, ¿verdad, Lizzie?
—Más bien estampado —puntualicé yo con una carcajada.
Logan clavó lo ojos en su mejor amiga. Le tomó de las manos y la observó con una miradita de niño bueno.
—Necesito encontrar lo que sea que esté relacionado con Altas Capacidades. Tienes ante ti a uno de los finalistas del concurso Proyectos creativos para un futuro mejor —se jactó, orgulloso—. Mi tutor me ha dado una gran idea por la que empezar, aunque hemos pensado en hacer más un trabajo de campo. Ya sabes, contactar con personas superdotadas, ver cómo es su día a día... Ese tipo de cosas.
Lynn hizo una mueca.
—Suena a mucho trabajo.
El chico se frotó la cara con las manos.
—Va a serlo. Mientras consigo esos contactos para el proyecto, quiero empezar la parte teórica. Si me disculpáis, encantos, voy a ver qué tienes al respecto.
Su mejor amiga se rió.
—Cuando te pones en modo nerd, no hay quien te aguante.
Le guiñó un ojo.
—Admite que te encantan todas mis facetas. ¿Qué se le va a hacer cuando soy tan sexy?
Solté una risita. Me encantaba ese Logan, el que reía y bromeaba. Era él mismo.
—Yo voy a cotillear las novedades —señalé mientras me fijaba en la sección. Esas dos chicas ya no estaban. Tenía vía libre—. No veo a las pesadas de antes.
—Hablamos luego —se despidió él.
Cada uno se fue por su lado. La sección juvenil estaba en el lado opuesto de la que fue Logan. Me puse a ojear libros más contenta que una niña pequeña en una tienda de dulces. No recuerdo cuándo empecé a amar la lectura, solo que descubrí que gracias a los libros podía viajar sin tener que salir de casa. Cada libro era una aventura nueva, un viaje a un universo diferente.
Ni siquiera me di cuenta de que Logan se había unido a mí hasta que lo vi coger el mismo libro que había comprado yo, el de mi amada Evil Morgana.
—Ese me ha gustado mucho —me aseguró al ver que leía la sinopsis de una novela de fantasía juvenil—. Si quieres, cuando lo acabes, podemos comentarlo.
—Tiene muy buena pinta. Lo tengo fichado desde hace unos meses. —Me mordisqueé el labio inferior con inquietud—. ¿En serio es tan bueno?
Asintió enérgicamente.
—Créeme, no lo recomendaría si no me hubiese gustado.
Señalé el libro que tenía en las manos.
—A mí ese que tienes me ha parecido súper chévere. —Le mostré la bolsa con el logo de la tienda, una sirena con un libro en las manos—. Lo acabo de comprar. Evil Morgana es una de mis autoras favoritas en Wattpad.
—A mí también me encanta.
Pagamos y, como teníamos toda la tarde del lunes por delante, dimos un pequeño paseo hasta el centro comercial que había a las afueras de la ciudad. Allí nos sentamos en una de las mesas de la terraza, con los rayos del sol calentándonos la cara.
Aproveché que Logan fue a pedir las bebidas para revisar el teléfono, pero me llevé un pequeño chasco al comprobar que mi escritor favorito aún no había actualizado su blog; aunque sí que encontré un mensaje en mi bandeja del correo electrónico que decía:
Queridos suscriptores,
Lamento no poder subir la reseña que os había prometido hoy. El finde se me ha estropeado el ordenador y la vida universitaria no me ha permitido comprarme uno nuevo hasta esta misma mañana, pero tranquilos, se vienen cositas muy chulas y reseñas de nuevos libros que he descubierto. Estad atentos al blog, porque mañana se viene una compensación por lo de hoy.
Con cariño,
Mr. Encantador.
Sonreí, más contenta que unas castañuelas. Por primera vez en todos los años en los que lo seguía, Mr. Encantador nos había dado un dato relevante sobre sí mismo: que era estudiante universitario. Es decir, tendría mi edad o un año más —dudaba que fuera más pequeño, más que nada porque la manera que tenía de transmitir no se la asociaba a alguien más joven que yo. Os recuerdo que descubrí el blog cuando estaba terminando el instituto—.
Al instante me llegó un mensaje de Garret.
«Tía, ¿estás suscrita al newsletter de Mr. Encantador? ¡Que es de nuestra edad! ¡Y es famoso! *Grito fangirl*.»
Se me escapó una gran carcajada.
«¿Podemos estar más sincronizados? Iba a escribirte justo ahora mismo para decirte lo mismo. *Modo FBI activado*.»
«Tenemos que descubrir quién es sí o sí. Me encantaría poder conocerle y decirle que gracias a él me armé de valor para decirles a mis padres que soy bi. Cuando tienes una familia tan conservadora, asusta muchísimo.»
«Yo quiero decirle que gracias a sus novelas he vuelto a creer en el amor, aunque solo sea un poquito. Tuve una muy mala experiencia y, bueno, me cuesta confiar en los chicos. Tú eres la excepción.»
«Por lo que veo, no solo yo, ¿eh? 😏»
Y adjunto me envió una foto de muy mala calidad en la que se me veía a mí muy pendiente del móvil y, a unos metros de distancia, a Logan, con dos bebidas frías en la mano.
«¡ERES UN PINCHE ESPÍA!»
«Me acercaría, pero no quiero arruinar tu cita ;).»
Tomé una gran bocanada de aire para armarme de paciencia.
«No es una cita. 🙄»
Dejé el móvil a un lado justo cuando Logan llegaba. Pareció leer con exactitud que había ocurrido algo, porque preguntó:
—¿Va todo bien?
—Sí, ya sabes, cosas de la carrera —mentí.
—Te entiendo. Debes de estar muy estresada. Yo en parte tengo ya ganas de acabarla porque este va a ser el mejor verano de mi vida, pero al mismo tiempo no quiero que se termine. Ya le he echado el ojo a un par de másters que me interesan.
Lo miré, curiosa.
—No sabía que estabas en el último año.
Se encogió de hombros.
—Es lo normal. Apenas nos conocemos. —Me pasó el frapuccino de vainilla para, después, llevarse la pajita a los labios. El té frío de melocotón que había pedido él había sido mi segunda opción—. Tu estás en tercero, ¿no?
Moví la cabeza arriba y abajo.
—A punto de terminar el primer cuatrimestre. Las asignaturas son muy interesantes.
—¿Sigues dolida por el rechazo de las prácticas?
Hice una mueca. Todavía me escocía que no me hubiesen dado el puesto de mis sueños.
—Un poco, pero, ¿sabes?, no se va a caer el mundo. Ya tengo tres opciones marcadas.
Sonrió.
—Eso es fantástico. Ojalá tengas mucha suerte.
La conversación siguió y siguió y yo descubrí que me sentía súper a gusto. Por lo general, estar a solas con un tío me provocaba malestar: se me revolvía el estómago, se me secaba la garganta y me entraban unas ganas tremendas de huir de ahí. Pero no con él y eso hizo que me preguntara el por qué.
¡Es una buena persona!, me gritó mi conciencia.
¡No le conozco!
Pero había una parte en mi interior que sí quería seguir conociéndole porque era la clase de chico que te hacía sentir como en casa.
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