✎ Logan ✎

La mañana siguiente a la fiesta me sentía en un manto de nubes. ¿En serio había bailado con la chica más guapa de todo el campus? Me había sentido tan a gusto con su grupo de amigos que  había sido muy fácil ser yo mismo. Adam me había caído muy bien, había reído mucho con Sky y por primera vez había sentido que salir de mi zona de confort era lo que justo necesitaba para crecer.

Porque en el mismísimo instante en el que me senté frente al ordenador las palabras fluyeron tan bien que no me despegué ni siquiera cuando Itzi me interrumpió para traerme la comida. Tenía tanto por contar, las imágenes del día anterior aún frescas en mi mente, que no me detuve hasta que mi cerebro me pidió un break.

Me había quedado a oscuras, con la única luz del portátil aún encendido. Me levanté para encender la luz. Justo en ese momento cogí el teléfono para darme cuenta de que estaba ardiendo de mensajes. Anoche llegué tan cansado que ni me metí en mi cuenta, pero eso era una locura.

Mr. Encantador, tienes más de dos mil notificaciones.

—Pero, ¿qué...? —susurré con una nota de sorpresa en la voz.

Me metí en Wattpad. No solo el capítulo que había subido el viernes de Como estrellas en el firmamento tenía comentarios, Índigo también.

@BellaAsh: ¿Por qué no te conocía ya, autor? ¡Estoy amando Índigo!

@RealMe: OMG, no esperaba que ella se subiera encima de él y menos que lo besara tan pronto.

@AmazingGirl: Ahora mismo estoy llorando. ¡Te odio, te odio, te odio! No los separes. #FunemosAMr.Encantador.

Reí. Al parecer, el último capítulo que había subido de mi nueva novela no les había gustada nada a mis lectores. Qué lástima.

Sin sufrimiento no hay buen final, pensé con una sonrisa. Amaba con todo mi ser escribir los picos de drama, hacer sufrir a mis lectores hasta el punto de que perdieran la estabilidad emocional. Por algo me había hecho famoso en las redes.

El blog también tenía muchos comentarios. El artículo sobre Wattpad les había gustado a muchos de los usuarios, pese a que un número alto también mostraran su desconformidad. Sobre todo, al mencionar a los escritores de la plataforma.

@BigSis: ¿Por qué siempre mencionan a los más famosos? Estoy harta de que sean los mismos. Cambiad ya de una vez.

@AladdinDonDin: Sí, claro, y voy yo y me lo creo. Para ser famoso en Wattpad debes escribir clichés malos y sexo sin sentido. Estoy hasta la polla de que las mismas historias sin calidad salgan en papel con editoriales monstruosamente grandes. Solo lo hacen para vender. No es justo. Mi historia es mucho más original.

Puse los ojos en blanco. Ya estábamos de nuevo. ¿La gente no se cansaba de quejarse día sí y día también? Tenía tantas ganas de decirle cuatro cosas que...

Algo hizo clic en mi interior. ¡Eso es! Iba a escribir una entrada con consejos basados en mi experiencia como autor para los autores que se estaban iniciando o que querían darse a conocer.

Con una sonrisa, hice tronar mis nudillos y empecé a teclear otra vez.

❀   ❀   ❀

Leí por milésima vez el mensaje.

«Hoy quiero que seas el mismo Logan de la fiesta.»

Me temblaban las manos por culpa del mensaje que Felicity me había enviado. ¡A mí! Quería dar una voltereta.

Escribí con el pulso en los oídos:

«No te hagas ilusiones.»

«Aburrido 🙄.»

Me puse los pantalones chinos azules, pero antes de siquiera coger la camiseta vi mi reflejo en el espejo, los músculos del pecho y de los brazos. Y es que hasta el instituto hacía natación de manera profesional, pero después ocurrió lo que ocurrió y lo dejé. Meterme en el agua me traía recuerdos muy dolorosos.

Antes de salir del apartamento, le escribí a Lynn.

«Vas a flipar cuando me veas hoy.»

«Uy, qué misterioso. Ojalá te hayas hecho una mecha rosa, como una amiga.»

Sí, sabía de quién me hablaba. Cuando estábamos en el penúltimo año de instituto, ella repitió porque tuvo problemas en casa. Aunque gracias a eso conoció a un chico de su clase del que muy pronto se enamoraría. Empezaron a salir a mediados de enero y yo la veía muy feliz. Me hablaba de sus citas, de la mejor amiga de su chico, la que era la misma de la que me estaba hablando. Pese al chasco de no seguir juntos en la misma clase, me hizo feliz verla tan contenta.

Hasta que él murió de forma súbita. Ella lo pasó fatal. Al principio ni siquiera hablaba cuando quedábamos, simplemente la dejaba llorar en silencio entre mis brazos. Con el tiempo, el dolor dio paso a la aceptación, aunque había días que volvía a ser la misma joven que lo perdió todo.

Los mellis la ayudaron a seguir adelante. Si bien fueron toda una sorpresa, quisimos apoyarla. Su familia hizo todo lo posible por que ella siguiera estudiando y yo la intentaba ayudar con cualquier cosa. Compartíamos carrera, aunque yo iba un curso por delante. Eso sí, había una asignatura que teníamos en común por una mala gestión —digamos que el año en el que ingresé fue un caos y una asignatura que debí haber dado ese año decidieron suprimirla para, después, volverla a poner como obligatoria para conseguir el título—.

Volví al mundo real cuando el teléfono vibró:

«Eh, ¿sigues ahí?»

Mierda, me había quedado como un tonto mirando las musarañas y no le había contestado.

«Perdona, estaba haciendo unas cosas y me he despistado.»

«Ujum. ¿Nos vemos en la uni?»

Sonreí.

«Claro que sí. Qué ganas tengo de verte y de contarte una cosa.»

«¿Qué cosa?»

«Es sorpresa.»

«¡Qué malo eres! Por estas cosas vas a dejar de ser mi mejor amigo.»

Llegué al campus justo a la hora. Lynn todavía no había llegado, aunque no tardé mucho en divisarla cruzando el puente que separaba el campus de la ciudad. Llevaba, como todos los días, la mochila colgando al hombro. El vestido verde botella le sentaba fenomenal, junto a los tirabuzones que se había hecho y el leve rastro de maquillaje.

Se quedó parada a unos metros de mí. Sus ojos color miel me dieron un largo repaso. Me tiré a sus brazos.

—¡Lynn, Lynn, Lynn! Qué guapa estás hoy —canturreé muy feliz por lo que había pasado el sábado en la fiesta de Halloween.

—¿Logan? ¿Te ha tragado la tierra y te ha escupido en una versión tuya de un universo alternativo donde eres el chico popular que arrasa en las redes y en la vida real? —Hizo un puchero de lo más mono—. ¿Dónde se ha quedado mi niño tímido?

Me crucé de brazos.

—Estoy aquí. Quiero... Necesito ser más abierto. Quiero vivir mi propia historia y ya es la hora de que sea el protagonista.

Le guiñé un ojo.

—Mírate. —Silbó—. Nunca antes habías tomado la iniciativa para darme un abrazo, solo cuando me ves triste, y no es que lo esté. —Se inclinó hacia delante con una sonrisa pícara para susurrarme—: Creo que a ese grupito de chicas no les importará que les des tu número. Vaya miraditas más indiscretas.

Reí.

—Ya sabes que yo solo tengo ojos para una.

—Pues lánzate. Si empiezas a ser así de jovial, eclipsarás a cualquiera.

Hice una mueca.

—Es quien me está ayudando a ser más sociable.

Mi mejor amiga meneó las cejas de manera sugerente.

—Uy, uy, uy. ¿Cuándo ibas a darme esta información?

Levanté las manos al aire, una sonrisa curvada en los labios.

—En mi defensa diré que no me has dado tiempo.

—¿Podemos decir que ha habido un acercamiento, por mínimo que sea?

Sonreí con timidez.

—Confirmamos. —Comenzamos a caminar. Suspiré—. Ella es tan guapa. No sé cómo puedo concentrarme en el club del lectura.

—¡Es verdad! Que ahora estáis juntitos.

Puso morritos. Tosí.

—Con otras dos personas.

—Cierto. Mi amiga Sky está ahí.

Me quedé de piedra.

—¿Dices que la chica rubia con la que trabajé el otro día es la misma de la que tanto me has hablado?  ¿La misma con la que bailé el sábado en la fiesta a la que Felicity me arrastró? Joder, el mundo es un puto pañuelo.

—¡Espera! ¿Habéis salido de fiesta juntos?

—Sí. Jo, estaba tan nervioso que temía que se me notase que me encanta. Yo... no esperaba pasármelo tan bien. Adam es muy divertido y Sky, un amor.

—¿Verdad? —Hizo un gesto afirmativo con la cabeza—. Me ha contado que eres un tío muy majo, pero muy callado. Logan, no muerde. Te juro que es una chica increíble, aunque a veces parezca una borde. Tampoco ha tenido una vida fácil.

—También viene de nuestro barrio, ¿no?

—No exactamente. Vivió en él hasta que a los quince años su padre y ella se mudaron a una de esas urbanizaciones exclusivas de la ciudad y desde entonces no le ha faltado nada. —Apartó la mirada durante unos pocos segundos mientras sus dedos se enredaban en las correas de la mochila roja que llevaba—. Es un sol. Me ha apoyado durante estos años. Fue ella quien vio la vacante en la librería en la que trabajo y quien cuidó a los mellis cuando aún no podía permitirme una canguro. Los ama, Logan, y yo la quiero mucho.

—Es como la hermana que no tuviste.

Se le escapó una risita.

—Puede decirse así. —Se detuvo en la entrada y saludó a alguien con la mano—. Oh, mira, está ahí. Ven, quiero saludarlas.

Y me arrastró consigo. Lo que no me esperaba era que junto a ella estuviera nada más y nada menos que Felicity.

Tragué saliva. Aquello iba a ser muy interesante.