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Capítulo 12

Felicity

Lo peor que llevaba de estar tan lejos de casa era no poder ver a mis padres tanto como quisiera. Mamá me visitaba una vez al mes, pero papá no podía permitírselo por cosas del trabajo. Por eso, hablábamos casi todos los días por Skype.

Estrellita, te extraño muchísimo.

Se me estrujó el corazón al escuchar el seseo marcado. Llevaba el pelo castaño oscuro, igualito al mío, perfectamente peinado hacia atrás. Su piel oscura destacaba en aquel traje de colores claros. Podría haber heredado el buen bronceado de mi padre, pero no, la genética quiso que tuviera la piel de porcelana de mamá y los ojos claros.

Sonreí a la pantalla.

¿Cuánto, papá? —le pregunté en un perfecto español. Siempre que estaba con él le hablaba así.

Demasiado. Mi bebita ya se ha hecho mayor.

Ya no soy una nena —le recordé.

Se limpió una lágrima invisible, con un puchero exagerado.

No me lo recuerdes, mi reina. ¿Qué tal estás?

Me masajeé el cuello.

Bien, un poco estresada. Mañana tengo un examen parcial y no quiero que nada salga mal. He estado estudiando semanas.

Conociéndote, sacarás la nota más alta de la clase. Te encanta Medicina.

Cierto. Amaba la carrera. Desde que tuve que acompañar a mi padre a urgencias cuando se cortó con un cuchillo el dedo gordo de la mano derecha supe que quería ser médica. Me encantaba todo el tema de las cirugías y en el futuro aspiraba a ser una buena cirujana.

Se le aguaron los ojos.

Qué bonita estás.

Hice una mueca. Con el pelo recogido en un moño descuidado, una sudadera un par de tallas más grande de la que usaba y el acné que siempre me salía pos regla... Sí, estaba guapísima.

Solo lo dices porque soy tu hija y me quieres.

Para nada. Cada día te veo más hermosa. No sabes las ganas que tengo de abrazarte, estrellita.

Sentí una opresión en el pecho. Yo también me moría por que me estrechara entre sus brazos.

¿Podrás venir de visita antes de que lleguen las vacaciones? —le supliqué.

Meneó la cabeza de un lado a otro.

Imposible. Desde que el perro viejo se ha jubilado y me han ascendido, no puedo. Lo siento. Estoy deseando que pases unos días conmigo, como antes, ¿te acuerdas? Podemos acampar en el salón, cantar canciones de fogata y ver una peli. Puedes decirle a Adam y a Sky que vengan. Sería padrísimo.

Mi hermana y él se llevaban genial. Papá la había adoptado como una hija más, así que no era raro que los días que dormía en su casa mi hermana también viniera conmigo.

Se lo diré. A ellos les encantará.

Miró la hora en el reloj.

Lo siento, debo colgar. Tengo una reunión muy importante. Cuídate, pero ante todo pásatelo muy bien. Te amo, hermosa.

Yo también te amo.

Colgué, pero lejos de apagar el ordenador, me metí en mi cuenta de Wattpad dispuesta a pasarme lo que quedaba de mañana holgazaneando. Necesitaba una buena dosis de lectura empalagosa.

Sin embargo, antes de siquiera meterme en el libro que estaba leyendo, vi que el globito de las notificaciones estaba rojo.

@SophiArtKn ha respondido a un comentario:"Cómo me gusta que él la escuche. Necesito más chicos así".

@SophiArtKn: ¿En serio? Si el tío es un puto tóxico. No me está gustando esta mierda. No entiendo que le ven a este chaval.

Apreté los labios.

Mr. Encantador no solo era un buen escritor; me daba la sensación que tras la pantalla se escondía un chico de buen corazón, alguien por quien podría llegar a enamorarme si lo conociera en la vida real. Era un tío atento a sus fans, majísimo y no era para nada un escritor engreído. Pese a las millones de visualizaciones que tenían sus novelas en Wattpad, seguía respondiendo a cada comentario con la misma ilusión que antaño, cuando no era nadie.

Por eso, me sacaba tanto de quicio los comentarios haters que recibía, porque venían de personas a los que les escocía que fuera tan exitoso. Hubo uno en concreto que pudo conmigo.

@BamBamParty: Cómo se nota que es solo un niño puberto. Menudo asco de trama y de personajes. No hay quien supere a mi Travis Maddox. Me perdiste. Bye.

Resoplé. Deslicé los dedos de manera automática por el teclado para escribir con todo el cabreo del mundo:

@AmazingGirl: Si no te gusta, ¿para qué lo lees? Haznos un favor y cómprate una vida, que Mr. Encantador no debería tener que aguantarte. De verdad, qué pereza que me dais los niños ratas que se creen unos literatos.

Me daba igual parecer una mocosa, nadie se metía con Mr. Encantador. ¿Personajes tóxicos? ¿En serio? Puf.

❀   ❀   ❀

—Mira quién tenía mi chaqueta.

Guardé el teléfono justo cuando vi a Sky salir de su facultad. Llevaba una mochila enorme de color negro a la espalda que no le pegaba con la ropa bonita y brillante que usaba. El aire suave le revolvía las ondas rubias platinas que le llegaban por encima de la cintura.

Esbozó una sonrisa malvada.

—No habértela dejado en mi casa, zorda.

Le saqué el dedo medio.

—Payasa.

Le hice una mueca. Ella hizo lo mismo. Acto seguido, nos empezamos a reír. Mi hermana me dio un empujón juguetón.

—¿Qué tal está mi hermanita favorita?

Ya no usaba el tono despectivo de antaño ni recalcaba el término «hermanastra» para enfatizar que no estábamos emparentadas.

—Primero, soy mayor que tú.

Chasqueó la lengua.

—Por unos meses de mierda.

—Segundo, soy tu única hermana.

Me guiñó un ojo.

—Mejor para ti, Liz. Así es mucho más fácil que te elija.

Le di una toba en la cabeza.

—Serás cabrona.

Se rió, la carcajada le brotó desde lo más profundo de la garganta.

—Pero me quieres igual.

Fingí que me exasperaba.

—Tendré que hacerlo —suspiré.

Llegamos al aula —si es que podía llamarse así a las cuatro paredes de la pequeña estancia que se nos había asignado—. Allí ya nos estaban esperando Garret y Logan. Ambos estaban manteniendo una charla sobre a saber qué cosas, pero en cuanto nos vieron entrar se quedaron callados. Garret nos saludó con una amplia sonrisa mientras que el gesto de Logan fue más bien una mueca. No llevaba las gafas de siempre —aunque en vista de cómo quedaron en la fiesta, no me pareció nada raro— y, bueno, debía admitir que así estaba mucho más guapo.

Con el pelo castaño claro cortado en un tupé moderno, tenía los ojos más bonitos que había visto en mi vida, de un verde esmeralda brillante. Tenía la mandíbula bien marcada y unos labios perfectos. Los pantalones oscuros y el jersey verde le sentaban como un guante.

Un minuto después, Drew llegó. Nos indicó que nos sentáramos y él se situó en el centro de la tarima. La camisa de flores extra larga y los pantalones marrones sueltos eran un claro grito de auxilio.

—Bien, equipo, hoy quiero que trabajemos en parejas sobre el libro que, espero, estéis a punto de terminar. El jueves tendremos una tertulia dialógica y, por ello, quiero que hoy os preparéis lo máximo posible con la pareja que os voy a asignar para que así lo deis todo.

El hombre chascó los dedos.

—Vale, quiero a la señorita Sky, nuestra belleza rubia, sentarse junto a nuestro guaperas sin gafas Logan. Felicity, la lectora exigente del grupo, vas a ir con el señor musculitos Garret.

»Es importantísimo que destaquéis los puntos fuertes, los más débiles, qué frases os han llamado más la atención... Quiero que el jueves sea un día intensito, amigos.

Cuando Drew terminó de darnos el sermón, me levanté y me senté junto a Garret. El tío me dedicó una sonrisa muy propia de todo un rompecorazones.

—Nos toca trabajar juntos —comentó.

—Eso parece.

—Dime por dónde vas con el libro para no hacerte spoiler. Yo lo terminé ayer.

Esbocé una sonrisita de niña buena.

—Pues... yo también lo he terminado. En mi defensa diré que me he picado con los últimos capítulos.

Rió.

—Es que Stephen King es el rey del thriller. Ojalá tuviera una cuarta parte de su talento.

Lo miré, curiosa.

—¿Tú también escribes?

Apartó la vista unos segundos. ¿Eso que veía en sus mejillas era rubor?

—Esto... Yo...

—¿Puedo leer algo tuyo? Prometo no ser muy crítica.

—Me da mucha vergüenza. Es... personal —masculló con el cuerpo en tensión sin mirarme todavía. Jugueteaba de manera inconsciente con el bolígrafo, colocándole el tapón y quitándoselo de nuevo.

Le hice ojitos.

—Por fi, seguro que eres buen escritor.

Hizo una mueca. Meneó una mano.

—Así así. La gente dice que...

Lo miré de hito en hito.

—¿Cómo que la gente? ¿Dónde puedo leerte?

Masculló unas palabras ininteligibles por lo bajo para, después, dar su brazo a torcer. Sonreí, triunfal.

—Si te lo cuento, no te rías, ¿vale?

—Te lo prometo.

Se pasó las manos por el pelo. Vale, Garret había perdido todo el aura de chico sensual y seguro de sí mismo. Suspiró.

—Escribo en Wattpad. ¡Ya está, ya lo he dicho!

No pude evitar soltar una tremenda carcajada. Drew nos interceptó:

—Espero que eso que os haga tanta gracia esté relacionado con la lectura y no con cochinadas, que ya sé de qué va la juventud hoy en día.

Garret tomó las riendas del asunto mientras me limitaba a esbozar una sonrisita inocente.

—Felicity me estaba diciendo lo atrapante que le ha parecido el libro. Estábamos comentándolo porque ambos, ups, ya lo hemos terminado. —Garret señaló a Logan y a Sky con un dedo, sentados muy cerca en las sillas de en frente—. Si no queréis spoilers, gente, mejor que seáis nuestros siervos hasta el jueves.

Sky, Logan y Drew se rieron. Instantes después, pude continuar con mi interrogatorio de tercer grado. Porque chismosa se nace, no se hace.

—¡Eres un chico Wattpad!

Chist, ¿quieres que toda la universidad lo sepa? Como mis amigos se enteren, van a reírse de mí. Wattpad no es que tenga buena fama precisamente. Dos de ellos tienen hermanas que leen ahí y se piensan que solo hay novelas escritas por adolescentes hormonadas.

—Tu secreto estará a salvo conmigo... con una condición. —Esbocé una mueca maliciosa, como una niña pequeña a punto de hacer una travesura.

Garret se inclinó hacia delante y me dedicó una mirada de diversión.

—¿Cuál? Mira que me pareces una chica preciosa, pero no eres mi tipo, Fel.

Formé un corazón roto con mis manos.

Auch, eso duele. Pero no voy por ahí. —Me incliné hacia él—. Yo no diré nada si me pasas tu perfil en Wattpad. Soy muy fan de esa plataforma y, es más, conozco a un autor increíble allí dentro.

—Vaya, visto así parece una secta.

—¿No lo es en realidad? —me jacté.

Ambos nos reímos. Lo siguiente que pasó es que me pasó su perfil. Le prometí que me pasaría por sus novelas —porque sí, Garret había escrito y publicado casi cinco novelas—. Era padrísimo.

—Si ves algún comentario de una tal Amazing Girl, esa soy yo —le dije en cuanto hubimos terminado la tarea. Logan y Sky seguían aún muy enfrascados, él escuchándola embobado. Suspiré. Ese era el efecto que mi hermana tenía en todos. Era capaz de dejarte con la boca abierta con tan solo una palabra y, por lo que veía, el pobre Logan ya había caído.

Aunque en realidad el río de mis pensamientos no estaba bien encauzado.

Garret me dio un toquecito en el brazo.

—¿Sabes lo nervioso que estoy ahora mismo? Me da mucha vergüenza que la gente que conozco me lea. Vas a pensar que soy un bicho raro.

Le quité importancia con un gesto de la mano.

—Deberías sentirte muy orgulloso de lo que escribes.

—Y lo estoy, pero me aterra defraudar a mis amigos. No soy el típico deportista sin cerebro.

Porque Garret también estaba en el equipo de baloncesto de la NCU. No era el capitán, pero jugaba muy bien. Adam y yo lo habíamos visto en el último partido y he de decir que el triple que había marcado me había impresionado.

La mirada que le lancé era de pura determinación.

—No lo eres. Eres un buen tío. —Callé durante unos segundos antes de volver a hablar—. Oye, ¿te suena Mr. Encantador? Tiene un blog y también escribe en Wattpad. Es sumamente increíble.

La sonrisa que me regaló fue épica.

—¡No te creo! ¿También le conoces? Dime cuál es tu libro y escena favoritos y yo te diré los míos.

—¿Has leído la última actualización de Como estrellas en el firmamento? Me ha dejado con el corazón blandito.

—Pues anda que a mí... Josh es un cabeza dura, pero está loco por Danielle. Solo espero que no la cague.

—Amén, hermano. Me da un miedo el capítulo siguiente.

—Vamos a sufrir.

Chocamos puños.

—Joder que si vamos a sufrir. Mr. Encantador tiene un don innato para destrozarnos de un capítulo a otro.

Suspiró.

—Me encantaría ser tan bueno como él. Me siento un bebé en comparación.

Lo miré de arriba abajo. Volvía a tener ese tic nervioso de antes: movía un boli entre los dedos.

—Esta noche sin falta me meto en una de tus novelas.

Se tapó los ojos con las manos.

Hastagh vergüenza. No me mires de forma diferente.

—Mientras que no escribas incesto y ese tipo de cosas...

—En mis novelas no hay nada de eso. Yo... me gusta el romance con el misterio y con la fantasía.

Así, nos enfrascamos en una interesante conversación acerca de nuestros gustos literarios favoritos sin saber que nuestro escritor favorito se encontraba a tan solo unos metros de nosotros.

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