Isabel:

Estábamos cenando en casa a modo familiar, celebrando que la orden de alejamiento había salido aprobada, y como siempre Simón había tomado malas decisiones, había llegado a mi, a reclamarme por la demanda, con Cesar jamás nos escondidos detrás del abogado de la empresa, él sabia que estábamos de respaldo, al momento de romper la orden de alejamiento dimos aviso, estaba nuevamente con cargos y con posibilidades de ir a prisión.

Había hablado con Diego del tema de su padre, sabía que era difícil de llevar, de cierto modo vi a mi hija muy mal por demasiado tiempo, aunque no lo demostraba, me contó como se sentía con todo, y la unión que generó en ambos la situación, me lleno saber que eso los unió, de cierto modo Lu creció creyendo que sus padres lo habían abandonado, ella se plantó delante de él en un mal momento y le dijo en claro que su abuela había decidído ser su madre, le hizo entender que todo pasaba por algo, él agradecía la manera en que lo habíamos aceptado, incluso el estaba feliz con Lu, me sorprendió saber que tenían llamadas hacia Chile por un computador que Lu había he llegar al hogar. Ahí había una pequeña niña, los había oído hablar de sus planes, querían avanzar con su relación, casarse, y uno de sus más grandes planes era adoptar a esa pequeña, ambos entendían el significado de adopción, sabía que Cesar se iba a poner de los nervios cuando se entera se que su pequeña tenía planes de casarse. Pero Lu siempre había confiado en mi, la veía tan enamorada como estaba yo cuando me case con su padre, yo también me case joven, y he tenido una gran vida gracias a esa decisión, porque a pesar de que muchos matrimonios jóvenes fallan, algunos surgen y brillan, y de cierto modo, si conoces al amor de tu vida en una etapa joven, ¿por qué esperar más?, si ya se aman, y si ellos creen estar listos para dar un gran paso, yo estaría ahí para apoyarlos.

Diego estaba trabajando a medio tiempo en la empresa de Cesar, bueno un cuarto de tiempo. Solo el que le generaba la universidad y su vida con Lu, eso le había facilitado quedarse en el país.

Sabía que Cesar estaba feliz de que el juicio saliera a nuestro favor, siempre supe que Cesar aún tenía muchas cosas guardadas a Simón, y sabía que quería proteger a Diego del padre que le había tocado.

Mi embarazo seguia avanzando normal, aún no puedo creer que tendré otro hijo, con Cesar lo teníamos hablado, a pesar de que él siempre quiso más hijos, a medida que los pequeños crecían yo lo veía más difícil, mi desempeño laboral me exigía demasiado como para volver a embarazarme y dar a luz y criar a un nuevo bebé. Pero con todo lo que ha pasado he aprendido a priorizar las situaciones, mi familia era lo primordial, Cesar no se había despegado de mi, a pesar de que mi vida ya siguiese con normalidad, el vivía atormentado de que algo malo podría pasar, él estará seguro cuando esta niña esté en nuestros brazos.

Estaba en una cómoda silla colgante que daba vista a la piscina de la casa, como siempre con un libro, estaba leyendo Lo imposible de Fer Roses, les juro que Ale me tenía los pelos de punta, que manera de tomar malas decisiones, no la juzgaba, pero ya quería que las cosas avanzarán con él doctorcito Dann, por otro lado Nora y Cris me parecían muy tiernos, aún estaba esperando que la autora sacara su libro, estaba segura de que su historia en este libro estaba contada de forma muy superficial, y necesitaba saber más de ellos.

No se si es una cosa mía, o todos los lectores quedamos con ganas de más de los libros que leemos. Como cuando queda un vacío existencial después de terminar un gran libro.

Bueno eso me pasa a mi, deje de leer cuando Dash y Diego llegan a mi lado y yo le sonrió.

— Mamá, ¿crees que puedas ir hoy a  cenar a un lugar de Madrid?

— de poder se puede — dije mirando a Diego sabiendo lo que pretendía hacer en esa cena — debes convencer a papá, sabes que esta un poco ansioso con lo del embarazo y los riesgos.

— de todos modos podríamos hacerlo aquí — dice Diego sonriendo, Dash le mira como si ocultara algo — ya lo sabe — dice Diego y yo sonrió.

— podríamos hacerlo aquí, sería más íntimo y yo me encargaré de que Lu no esté en la organización, me acabo de acordar que debo ir a comprar mas ropa para la pequeña Trini — ellos sonrieron.

— Gracias — dijo Diego con una sonrisa que llegó a iluminar su mirada.

— eres parte de esta familia, has que mi hija siempre recuerde este momento. — el asintió e hicieron un saludo extraño con Dash mientras yo iba a por mi hija a que me acompañará de compras.

***

Me encargue de que mi hija me acompañará todo el día para que cuando lleguemos la sorpresa de la cena estuviese lista, me encantaba ver la emoción que tenía al comprar la ropa para esta bebe que estaba en camino, me confesó que todos los meses venía junto a Diego a comprar ropa para los niños de aquel centro de menores que había en Chile, lo mandaban con encomiendas pagadas y los niños en la video llamada que hacia le mostrababna y modelaban su ropa nueva, eso me hacia sentir más segura de que Diego era el hombre que ella había esperado siempre, aquel hombre que cuando hablas de él te brillan los ojos, que siempre que lo ves tus palpitaciones se aceleran, aquel con el que haces planes a futuro.

Cesar estaba marcando a mi teléfono y yo sabía que se había enterado de todo al llegar a casa, por lo que no conteste sus llamadas, pero para que no se preocupara le mande un mensaje diciendo que estábamos de compras.

Cuando llegamos deje a Lu en el carro diciendo que espere a su papá que le hiria a ayudar con las compras, me sorprendió abrir la puerta y ver el lugar, estaba todo hermoso, lleno de globos y flores, pero lo que se llevo mi sorpresa realmente fue ver a mi marido abrazando a Diego y dándole ánimos para poder hacer esta propuesta inolvidable, sonrei y le avise que tenía que ir por su hija a la parte donde dejábamos los coches.

El llego con todas las bolsas y escuchamos sus voces y esperamos que ella nos viera y observará el lugar y se diera cuenta de todo, Diego estaba vestido de manera semi formal, llevaba jeans y una camisa y un chaquetón, al momento en que Lu supo de que iba todo tapó su rostro y limpio sus lagrimas. Él se acercó y se arrodilló delante de ella, ella seguía llorando de felicidadad y cuando se calmo él habló casi sin voz.

— Lucía Grayson, hoy delante de tu familia, quiero hacerte esta pregunta oficialmente— ella seguía sollozando y el tomó su mano — ¿te casarías conmigo? — ella asintió y él puso aquel lindo anillo en su dedo, yo no podía parar de llorar y suponía que eran las hormonas. A quien engañaba hasta sin hormonas estaría llorando, ese día entendí la sensación que tuvo mi madre al ver que su hija se casaba.

Pero estaba feliz por ella, sabía que ambos tenían sus planes, y que serían muy felices, con tropiezos y malos momentos, pero felices, porque todos tenemos malos momentos, porque esto es la vida, se encarga de poner piedras en el camino, de que nos tropecémos, de que caigamos, nos levantemos y aprendamos de ello.

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